jueves, 9 de diciembre de 2021

 

“REACTIVANDO EL ENCONO”

¿Por qué ISIS está retomando fuerza en Iraq?¿ A quién beneficiaría su reaparición? La unidad iraquí nacional sigue siendo el peligro más preocupante para Washington y Tel Aviv

 

Por Ali Al Najafi y Zeynav Azalanay

Tal vez sea necesario volver a recordar que cuando los EEUU retiro de Iraq a sus tropas en octubre de 2011, no lo hizo sin un plan B. Obama no le iba a devolver a los iraquíes su soberanía política ni mucho menos el control de los activos petroleros que tras la invasión de 2003 ellos se apoderaron. Solo se trató de una retirada estratégica, un cambio cosmético para dar paso a otra forma de ocupación basado en la creación de un caos controlado a distancia mediante nuevas estructuras de agentes agresivos y desestabilizadores que se encargarían de mantener en estado de coma al país.

Nada nuevo en la historia de cómo procede la “democracia” del norte contra quienes considera enemigos. Pero en el caso del mundo árabe islámico en general y en de Iraq en particular, el desprecio por la vida de los musulmanes ha quedado ampliamente documentada y grabado en el inconsciente popular de todos los iraquíes.

El programa de contrainsurgencia implementado desde 2006 por el General David Petraeus y los escuadrones de la muerte ideados por el embajador John Negroponte no bastaron para “democratizar” a los iraquíes pero si sirvió para crear un caos y la desconfianza mutua entre las comunidades chiitas y sunitas de Iraq. La táctica era simple: Grupos de hombres disfrazados (mercenarios) como árabes con sus caras tapadas con “kufiyas” o simplemente con máscaras, armados con fusiles AK-47 y unos lanza cohetes RPG-7 que atacaran sitios públicos de una y otra comunidad era suficiente para crear esa atmosfera. Otra era la de estacionar vehículos cargados con explosivos para causar masacres colectivas que tuvieran trascendencia internacional ¿Cuál era el objetivo de semejante crimen? Construir una aparente guerra civil y con ello la necesidad de justificar la estancia de las tropas de ocupación.  Un dato que cierra estas pérfidas tácticas era que cuando se retiraban de uno de estos ataques, estos falsos muyahidines debían gritar bien alto “Allah Hu Akbar” (Dios es grande) para darle mayor credibilidad a estos hechos.

Pero los iraquíes desde el inicio se dieron cuenta de esto y a pesar que sus voces estaban silenciadas por el terror imperante que implementaban los ocupantes con la cooperación de un gobierno títere, no se olvidan de estos embustes.

Aún lo recuerda Munir Ubeidi H. un hombre sunita de mediana edad de Bagdad que en aquellos momentos tenía una despensa en cercanías de lo que hoy es el barrio de “Ciudad Sadr” y recuerda que hasta la llegada de los invasores no existían rencillas con sus vecinos por cuestiones de religión. Incluso me muestra unas fotografías de sus hermanas que estaban casadas con dos hombres chiitas de Karbala y que tras la llegada de los estadounidenses y los británicos fueron asesinados en circunstancias nunca aclaradas.

“En realidad nadie se creyó eso de Al Qaeda y menos que Saddam los respaldara”, me dijo con una sonrisa que entremezclaba un poco de ironía y amargura por todo lo sucedido. Continuando con su relato me dijo “Incluso cuando comenzaron los atentados contra las mezquitas de ambas comunidades, muchos de nosotros nos reuníamos sin vernos las caras para distinguirnos entre sunitas y chiitas y ninguno de nosotros creía que esto era cosa de iraquíes”. En aquellos días muchos Shiej sunitas fueron arrestados, torturados y asesinados. Pero también muchos otros clérigos chiitas tuvieron la misma suerte y en ambos casos la mayoría se oponían al Status Quo ocupante.

Lo mismo nos decía Ali Akbar J. un vecino chiita de la populosa Ciudad Sadr que en 2003 con veintiún años de edad estaba tratando de terminar sus estudios en la Universidad de Bagdad. Las bombas, las razias y el terror implantado en las calles desde la llegada de los invasores complico sus planes. “La vida se volvió un infierno con los americanos y sabíamos que lo único traerían serían sus trucos sucios y muerte”, me afirmaba con firmeza mientras gesticulaba con su mano derecha. Para él no había dudas de que muchos oficiales del Baas de Saddam se vendieron a los ocupantes y pasaron a servir a esas operaciones de “contrainsurgencia”. Para ambos la aparición de “ISIS” en 2014 fue parte de los engaños de Washington y en los cuales por supuesto, colabora Israel.

A pesar que las editoriales de occidente y en particular de EEUU y Gran Bretaña siguen dando su amañada versión de lo que ocurre en Iraq argumentando que ello es producto de la “influencia de Irán” y de los “planes de Irán” o de las “maquinaciones de los Ayatolas en Teherán” cierto es que, la cruda realidad existente (miseria, corrupción, crímenes, drogas) se la deben a los angloestadounidenses y a nadie más.

Los análisis que suelen hacerse sobre la situación de Iraq están teñidos de parcialidad, claro oscuros y un gran recorte en la trama de los hechos claramente destinados a borrar la aberración que significó una invasión basada en argumentos falsos y mentiras que para peor, se convirtió en una ocupación bestial de la que ningún medio en occidente se atreven a profundizar.

Suenan en cierta forma hilarantes las alegaciones angloestadounidenses al fomento de la democracia, las preocupaciones por la participación popular en las elecciones o el tan trillado tema de los derechos de la mujer que vale recalcarlo, en las épocas de Saddam Hussein se respetaban de forma acabada (algo que no hacían ni hacen los socios de las petromonarquías del Golfo). Los invasores no le devolvieron el poder al pueblo sino le dieron el gobierno a verdaderos grupos criminales quienes continuaron con las bestialidades y las arbitrariedades que llevaban adelante sus tropas y agencias de inteligencia.

 Y es que pareciera que los redactores de medios en sendos países se olvidan como los batallones de inteligencia militar, la CIA y sus colegas británicos (con la siempre presente mano de Israel) introdujeron elementos disociadores como sin dudas el fue el agente jordano Abu Muzab Al Zarqawi quien había sido un activo de la CIA en Afganistán y con él toda una cadena de impostores y mercenarios que debían destruir a la resistencia nacional por dentro. 

Tampoco se debe olvidar que fueron los norteamericanos quienes (impostando una supuesta preocupación mediática) usaron a los chiitas iraquíes para tratar de eliminar todo vestigio del nacionalismo baasista de Saddam pero solo hallaron en los militantes de las sectas pro-iranies como la “Dawa” y “Badr” los mejores esbirros para concretar esos planes.

Para peor, además de colaboracionistas incapaces estos esbirros demostraron ser mucho más corruptos, arbitrarios y brutales que los nacionalistas del Baas entonces ¿Cuál ha sido la mejora de ese cambio? Los únicos que se han beneficiado con esto son los EEUU y sus aliados (entre ellos Israel) y para nada esto contempla a los iraquíes.

El respeto por los derechos humanos sigue siendo un gran agujero negro en este país. Son incontables los casos de detenciones, torturas y hasta desaparición de activistas que han denunciado las brutalidades del régimen. A pesar de haberse constatado graves violaciones y crímenes contra los opositores a los colaboracionistas de turno, Washington siempre ha hecho la vista gorda por el simple hecho de que le son serviles a sus propósitos. Sumado a esto el proceso político existente en el país es un fraude desde su origen y por ello claramente ilegitimo. Desde 2003 solo gobiernan mafias en Bagdad y ninguna de ellas ha instaurado algo similar a la tan clamada democracia y mucho menos ha beneficiado la vida de los iraquíes. Las únicas libertades existentes bajo este estado de cosas son la de hacerse ricos para los gobernantes y sus allegados y la de morirse de hambre para los ciudadanos comunes. Y Washington ha tolerado esto porque es funcional a sus planes. Solo cuando en Bagdad se han querido salir del carril de lo que a EEUU le importa, las marionetas han sido sigilosamente escarmentadas (con la repentina aparición de ISIS).

Todo el andamiaje electoral (insertado en 2005) es de autoría anglosajona y son precisamente asesores norteamericanos y británicos quienes alimentaron el sectarismo de aquel entonces y que actualmente, en este marco de cataclismo político apelan a profundizar el faccionamiento dentro de los partidos manipulando los procesos electivos con intención de mantener el Status Quo de control. Pese a ello, no han logrado los objetivos en su grado más óptimo.

Hay una gran tensión entre la administración títere y Washington que se ve alimentada por el creciente clamor popular que urge a la salida completa de los estadounidenses que pone en riesgo esa relación simbióticamente sucia y siniestra de necesidades reciprocas de las cuales que los iraquíes de a pie están fuera. Lo sucedido en Afganistán en septiembre pasado ese ideario. A medida que crecen las demandas para esta salida aumentan los ataques reivindicados por el “ISIS” ¿No les parece muy conveniente?

Las voceadas preocupaciones sobre la corrupción, la violencia estatal y la falta de transparencia en los manejos tiránicos de las marionetas de turno son una mera actuación teatral. Lo mismo en referencia a la miseria y la desigualdad social que casualmente viene creciendo sin pausa desde 2003 y que ha sido motivo de las continuas manifestaciones callejeras y la desconfianza de la juventud con todo lo que se vincula al gobierno.

La seguridad es inexistente y ello por el simple motivo de que las áreas sensibles como inteligencia, policía y cuerpos de seguridad interior se hallan filtradas y tironeadas por facciones que responden a la CIA o al VEVAK iraní. La administración de justicia es una extensión de esta situación y es por ello que nada es investigado. El país es una mera apariencia. Fue por ello que los israelíes junto a sus socios de la CIA pudieron dirigir y concretar en la misma capital el asesinato de Soleimani y Muhandis e incluso montar charadas como el último intento de asesinato en noviembre pasado contra el actual títere de Bagdad.

Gran Bretaña y EEUU han venido tratando  (mediante una colonización institucional) de fagocitar a la sociedad iraquí pero el experimento no les ha salido como esperaban. La miseria, el desempleo y el abandono de los sectores más desprotegidos son el pan de cada día. Las preocupaciones y las supuestas ayudas de Washington y Londres son solamente artilugios y maquillaje que tratan de tapar una situación insostenible. Los iraquíes en general pero los chiitas en particular hace rato se dieron cuenta del embuste y ellos mismos saben separar la paja del trigo.

La gran mayoría es consciente que reeditar la violencia interreligiosa con embustes como “ISIS” es funcional a Washington y a Israel y es por ello que están atentos a los acontecimientos.

Pese a la miseria sembrada por la ocupación y que mantienen sus colaboracionistas como el actual Primer ministro Mustafa Al Kadhimi, los chiitas iraquíes prefieren seguir a referentes creíbles quienes como el clérigo chiita Muqtadar Al Sadr han enfrentado a los invasores, manteniendo su postura a lo largo de los años y al mismo tiempo se mantienen al margen de la influencia de Teherán.

 

 

 

 

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