martes, 18 de diciembre de 2018


OPINION



“THE FALLEN COUNTRY”

Desde lejos se ve más claramente la desgracia de Argentina, el país que está sumido en una esclavitud voluntaria va camino a ninguna parte nos comenta el veterano espía



Por Sir. Charlattam
Sentado en la reposera de mi modesta cabaña de Spittal, en el noreste de Escocia, que tiene una fabulosa vista al mar me puse a pensar sobre lo que ocurre con Argentina ¿Por qué un país que siempre lo tuvo todo sus habitantes son tan desdichados? Cuando razone bien este pensamiento y mucho más esta pregunta, me di cuenta hay ciertas palabras que están mal en mi inquietud. Verán, desde siempre para quienes hemos estado alguna vez viviendo en aquel hermoso país, recordara que las costumbres son tan simples como extraordinariamente peculiares y eso se debe al carácter de los argentinos, notablemente voluble e histérico.

Durante treinta y dos años viví en el barrio de Colegiales de lo que hoy se denomina “la Ciudad Autónoma de Buenos Aires” aunque mis tareas abarcaban a todo el país. Y es por esta posibilidad de conocer y tratar con diversos estratos de habitantes de las extensas regiones argentinas que fui dándome cuenta de cuáles son las mañas que aquejan al carácter de una pequeña pero influyente parte de su población que se agolpa en la capital.

Los llamados “porteños” (denominados así por vivir en una ciudad portuaria) tienen una muy rara pretensión que en algunos casos desatan las carcajadas a quienes les observan desde lejos. Hay en una parte de ellos y en especial de las familias más pudientes de esta pretendida aristocracia “gaucha”, una admiración irracional a lo europeo –y que ha extendido en las últimas décadas a lo estadounidense- que parece decir “Why can´t l be you? (Por qué no puedo ser como tú). Pero ello no es nada comparado con familias del interior que llegadas a la ciudad y posicionarse de algún modo mejor de donde provenían, terminan imitando las petulancias de estos figurines de “aristócratas” locales que en el fondo, les desprecian. Es por ello que, no todos los argentinos son porteños pero hay muchos que se esmeran por serlo.

Hay una dependencia al  centralismo porteño tan marcado en el interior, que ha convertido a la ciudad en un estado aparte que sigue mirando al mar mientras da la espalda a toda esta variada y rica realidad nacional. Si te detienes a ver con cuidado veras que hay hasta un sesgo racista en esta relación, producto de las épocas de clases que se creían ser superiores por su ascendencia europea o cosas así. Lamentablemente ello se sigue notando, especialmente en lo político y en algunos casos en lo cultural. La obsecuencia con que se conduce el actual gobierno con los enemigos naturales de la nación como lo es Gran Bretaña y EEUU habla a las claras de ello.

Pero eso habla de los mismos argentinos que han elegido este tipo de gobiernos o acaso ¿Usted cree que han bajado de la luna? No hay misterio en esta realidad aunque si no puedo dejar de mencionarlo, las influencias externas de quienes ambicionan convertirlos en sus serviles voluntarios, trabajan día y noche para que acepten la realidad obtusa en la que viven. 
Desde el consumo pasando por la educación hasta la seguridad, esta sistematizada para estrechar las libertades individuales en pro de intereses ajenos. Y me refiero a las agendas de las embajadas de los principales interesados en que ello ocurra que mediante sus programas de ayuda, cooperación e impulso de ONGs supuestamente desinteresadas, solo persiguen cooptar a los más jóvenes para ir formando una corriente propicia que se extienda en el tiempo para concretar sus objetivos.

En ese plan están las Corporaciones de medios, que aunque ello sea ridiculizado por los “laureados comunicadores”  aquello es tan real como nefasto para el futuro inmediato del país. Es más, el papel que desempeñan actualmente estos “comunicadores” es tan vil y descarado, que ya no esconden que son financiados por la embajada Británica, la de EEUU entre los más destacados mecenas y/o por los usureros privados del corretaje financiero de Wall Street.

En lo que respecta a sus caducos partidos políticos y mucho más en cada uno de sus representantes, poco o nada se puede esperar. Ellos siguen siendo –salvo algunas excepciones- los mismos ineptos y corruptos de altos sueldos que no permitirán de forma alguna que le arrebaten sus privilegios y sus negocios solventados con los dineros que extraen de los impuestos de sus “borregos-ciudadanos”.  Son estos mismos que tiemblan al ver como se manifiestan fenómenos civiles como los “Chalecos amarillos” en Francia, que dicen basta a tantos abusos.

Creo que evidencia de esto lo pueden ver con el actual gobierno, repleto de colaboradores (y no ad honorem) de aquellos propósitos. Ello es percibido por muchos argentinos de a pie pero la mayoría aún se ven confundidos por los del “otro lado”, o mejor dicho los que se dicen ser la “contra” de estas políticas abiertamente atentatorias de la soberanía de su país, que solo actúan como una oposición que en realidad no es tal. Más allá de algún que otro “personaje” estrafalario, tanto unos como otros, responden a un mismo incentivo y ese no es otro que el dinero. Lamentable pero cierto.

A tal grado de descomposición se halla la sociedad de éste magnífico país que de haber un conflicto armado, sus enemigos no dispararían un solo tiro ya que habrían comprado con éxito a quienes tienen la llave para entrar en la casa. Incluso más, el enemigo ya está dentro y se está acomodando muy plácidamente en su territorio sin detenerse a pensar que los argentinos puedan representar alguna molestia seria. Además de dominados, menospreciados; todo un desastre.

Día y noche los argentinos son manipulados y arrastrados como borregos por los psicodramas y el circo de opinologos que los medios masivos les ponen frente a sus ojos. La idea es que haya culpa, mucha culpa y que ello inmovilice a sus habitantes. Podemos verlo con toda esta parodia que se desato con una actriz quien supuestamente había sido violada diez años antes pero, que –convenientemente- hoy ha tomado valor para denunciar a su presunto agresor. Como era de esperar la masa se vio influida por este pasquín audiovisual –por cierto muy prolijamente editado- y desató la inmediata condena (sin pruebas certeras) a lapidar a un hombre por las lágrimas lacrimógenas mostradas en un video claramente editado para desatar emociones en el espectador ¿Saben cómo se llama eso? Tácticas de manipulación y las mismas son parte de la llamada “guerra psicológica” que busca debilitar al rival mucho antes de que éste pueda enfrentarse.

Así de mal esta este país. Por ello que mientras me tomo mi taza de té con azúcar, aquí lejos de las pampas argentas no me queda otra conclusión que la de decir que este es el “país que no va a ninguna parte”.

lunes, 17 de diciembre de 2018


EN LA MIRA




MARASMO GEOPOLÍTICO”

La actual situación de convulsión mundial refleja el fracaso de doctrinas y movimientos políticos que infiltrados por corporaciones privadas  tienen alcance global ¿Alguno de ellos son la solución o son la misma cosa?



Por Dany Smith
Actualmente el mundo se halla inmerso en un supuesto conflicto entre el “Globalismo” y los “populismos” que tiene como su máxima expresión en discordias como las hay entre la Unión Europea y la administración de Donald Trump para citar un ejemplo. Igualmente nosotros creemos que en realidad existe una pulseada entre el unilateralismo y el multilateralismo  que fastidia la agenda norteamericana.

Pero recapitulando, en aquella primera concepción nacida del proceso de globalización  iniciado en los setentas y que tuvo su gran empuje a comienzos de la década de los noventas (especialmente económico) y que se vio influenciado por el desarrollo por parte de EEUU en el impulso de políticas agresivas de cara a imponer su hegemonía político, económico y militar a nivel global, fue evolucionando con el paso de los años hasta convertirse en algo que supera todas las definiciones que se quieran darle.

Por otra parte, el llamado “populismo” pese a que no es una novedad política (ya que no es en sí una ideología), ha sido en la última década un muerto resucitado, que volvió a ser reflotado por los desgastados partidos políticos en regiones como Sud América como la fórmula base para conquistar el poder gubernamental. Como término, poco informa por su carácter ambiguo. Más bien se trata de una filosofía que puede estar posicionada tanto a la derecha como a la izquierda de las corrientes políticas.  Precisamente como filosofía, ello no significa que quienes la pregonan cumplan con ella. Solo es un mascarón para disfrazar viejas fórmulas y autócratas de partidos caducos. Así podemos ver como ejemplos de los “populismos de izquierda” como se supone sería el caso de la actual Venezuela liderada por Nicolás Maduro y “populismos de derecha” como lo representaría la administración de Donald Trump en EEUU de Teresa May en Gran Bretaña.

Aunque esto pretenda presentarse como una novedad en la que se enfrentan los buenos y los malos, quienes realmente quieren al pueblo y quienes solo lo engañan, ello no es realmente así. Ante todo, detengamos la vista un instante y recapitulemos sobre cuáles son los intereses políticos y financieros que hay detrás de estos supuestos y espontáneos movimientos “globales”. Para ello debemos revisar los hechos más transcendentes que se han venido desarrollando en los últimos veinticinco años que sustentaron el desarrollo de uno y otro de estos movimientos.

En lo que hace al “Globalismo” o mejor dicho globalización, veremos que para finales de la década de los ochentas y comienzos de los noventas, se daba pie a la entrada por asalto en la escena política  a los intereses financieros y económicos privados, participando en áreas que anteriormente estaban en mano exclusiva de lo público y bajo el celo de los estados. La libertad de mercado y la desregulación de las economías que proponía el neoliberalismo de Wall Street, necesitaba de estados no intervencionistas y débiles; en resumen lo que se busca es crear, estados clientes y para lograrlo se fueron ensayando diversos recursos que incluyeron las negociaciones abusivas, las alianzas económicas desventajosas, los préstamos usurarios y claro, la guerra. Wall Street pasó a ser la sede central de las influencias para  la toma de decisiones políticas en el Congreso y la Casa Blanca.

Insignes precursores de esta corriente fueron sin dudas Ronald Reagan en EEUU y Margaret Thatcher en Gran Bretaña quienes curiosamente –a la postre de su impopularidad interna- echaron mano a la guerra para revitalizar sus economías y mejorar transitoriamente su imagen interior. Fue en este contexto que actores privados comenzaron a participar en el ámbito público prestando servicios y tercerizando tareas. Las relaciones entre corporaciones privadas y el estado tuvieron en los EEUU su mejor desarrollo y fue desde allí que trataron de exportar dicho esquema a todos los países del globo (Caso Argentina con las privatizaciones). El contexto para ello no podía ser mejor. Con la caída de la URSS y sin contendiente que pusiera límites a las ambiciones geoestratégicas de Washington y de la OTAN, los intereses privados que comenzaban a desplegar sus más variados servicios subcontratados por el gobierno, comenzaron, a través de los llamados Lobbies,  a ganar influencia dentro de las decisiones estaduales más delicadas (Política exterior por ej.).

Pero esto no hubiera pasado sin el consentimiento del poder político –entiéndase elite- en Washington que ya se hallaba embarcado en lograr la hegemonía absoluta sobre el globo (tras la declaración del Nuevo Orden Mundial). La guerra contra Iraq de 1991 fue el puntapié inicial para ello aunque también –junto a otros actores regionales- se perseguían otros objetivos propios. El acceso a la región, tuvo como claro objeto dar el zarpazo trece años después (2003) apoderándose del petróleo iraquí algo que beneficio al mercado de Wall Street y a las corporaciones privadas que –entre muchas de sus inversiones-  hacían negocios con la guerra y sus consecuencias.

Sin dudas que destruir a otros países –además de un fabuloso negocio-, es parte de esa estrategia por establecer el unilateralismo político y económico que jamás trajo beneficios al país intervenido. Los ejemplos huelga mencionarlos. Y es que en realidad, este tipo de políticas no buscan beneficiar a nadie sino solo a las corporaciones, empresas y al establishment neoconservador enquistado en Washington.  Mientras para mediados del 2000 EEUU se atragantaba con estos planes, la Federación  rusa y China crecían silenciosamente sin que las advertencias de algunos analistas dentro de Washington fueran oídas por nadie.

En ese sentido no hay que olvidar que Hugo César Chávez fue un visionario en su constante predica por trabajar mancomunadamente con otros países para estructurar un mundo multipolar,  que hiciera frente a la  voracidad del unilateralismo norteamericano que sostenía –y aún lo sigue haciendo- su progreso a costa de crear conflictos e intervenciones militares. Y su influencia fue innegable ya este multilateralismo como concepto sería tomado como herramienta de la política exterior de Rusia.

Llegada la crisis financiera del 2008 y el ascenso de Obama a la Casa Blanca (una gran decepción para el electorado), dio paso a una era de mayor inestabilidad global pero a su vez, de mayor concientización de cuáles eran las consecuencias y los costos de las políticas exteriores norteamericanas. 
Los muertos por los bombardeos con Drones en Afganistán, Pakistán, Yemen y Dios sabe dónde más, ya no podían esconderse bajo la alfombra pero, los dólares para seguir financiando esto seguían manando, Aleluya!! 

Quedo claro que EEUU no conduce a nadie y menos aún puede arrogarse el papel de “policía moral” para determinar quién si y quién no es el malo en el concierto internacional. Su reputación le precede y son incontables las cuestiones por Derecho Humanos de las cuales debería de responder (incluyendo hoy el caso Jamal Khashoggi). Es más, sus negativas a responder a requerimientos de la Corte Penal Internacional y de administraciones de justicia de naciones independientes por crímenes de guerra y otros cargos criminales imputados a sus militares y agentes de inteligencia, además que ha sido reeditado por la actual administración Trump con amenazas incluidas, revela que no es el faro de la libertad ni la justicia y menos aún de esa palabra tan enlodada llamada “democracia”.

sábado, 15 de diciembre de 2018


a

VETERANOS DE AYER 


“KHAFJI”

La batalla terrestre que pudo cambiar el resultado de la guerra del Golfo en 1991


Por Charles H. Slim
Corría la primera semana del mes de enero de 1991 y el mundo se hallaba en vilo por la crisis que se había desatado  en el Golfo Pérsico y que estaba convocando a la fuerza militar más grande de la historia después de la II Guerra mundial. Los estadounidenses junto a los británicos y franceses acumulaban en el territorio de Arabia Saudita, tropas y maquinaria bélica en un número sin precedentes. Saddam Hussein tenía con que afrontar esa amenaza aunque estaba claro que sus fuerzas eran superadas cinco a uno pero, el factor político estaba del lado de Iraq que pese a la traición de los gobiernos árabes de la región (salvo Yemen y la OLP) encontró el apoyo leal e inquebrantable de los pueblos de cada uno de aquellos.

Igualmente en occidente se hizo prevalecer la propaganda de la Casa Blanca insistentemente difundida por la CNN pero controlada de cerca y en forma minuciosa por el Pentágono y las agencias de inteligencia. La verdad estadounidense no debía mostrar muertos, sangre ni imágenes que pudieran afectar la moral del público que miraba la guerra por TV.

Al mismo tiempo en Washington se ultimaban los argumentos para justificar la guerra esperada. Nada se hizo por buscar la paz y el papel de la ONU fue simplemente deplorable. Las propuestas diplomáticas de Bagdad y Moscú para un retiro inmediato fueron deliberadamente desoídas ya que Washington buscaba el desenlace bélico.  Los estadounidenses junto a sus aliados (quienes no habían cruzado el océano en vano)  lanzaron el ataque inicial a las 00:00hs del 17 de enero y a partir de entonces, la mayor parte de las operaciones fueron aéreas sin mover a sus unidades terrestres, obviamente por el temor a tener que enfrentar cara a cara a las tropas iraquíes que eran mucho más veteranas en el combate en un terreno que los aliados no estaban acostumbrados.  Desgastar a las fuerzas iraquíes era la estrategia del Pentágono y recién allí hacerles frente.

Los comandantes iraquíes aconsejaron a Saddam contratacar y poner en jaque a Arabia Saudita y la mejor entrada para ganar terreno era por la frontera sureste, sobre la costa.  La inteligencia iraquí que operaba tras las líneas enemigas dentro del mismo terreno saudita e incluso en el mismo centro de comando ubicado en Darham, enviaba periódicamente informes precisos sobre los movimientos de la Coalición, sus rutas de abastecimiento, armamento y el despliegue naval que respaldaba las operaciones de los estadounidenses.  Sobre la base de estos reportes, el Centro de comando en Bagdad ordenó al Tercer Cuerpo del ejército iraquí que se hallaba ubicado en el sur  a que lanzara una contraofensiva para dar aire a los defensores en Kuwait.

Desde tres direcciones y a lo largo de la frontera, se lanzaron las divisiones blindadas iraquíes con la finalidad de capturar la localidad saudita de Khafji, punto de importancia estratégica y económica. Pese a que los historiadores occidentales y sus homólogos sauditas obviaron mencionarlo, las tropas iraquíes estaban muy motivadas y pese al duro castigo aéreo de los estadounidenses y sus aliados lanzaron sobre el avance de las unidades iraquíes,  aquellos pudieron pasar y capturar la localidad causando un duro revés a los batallones sauditas, kuwaitíes y de algunos grupos  norteamericanos que se hallaban fortificados en “Al Zabr”.  Así lo relata un veterano iraquí protagonista de aquella batalla quien revestía por entonces como artillero en la Guardia Republicana.

“En aquellos momentos me encontraba en “Al Wafrah” (Kuwait) junto a mis compañeros arriba de mi T-72 en la agrupación mecanizada cuyo nombre clave era “Al Sahawi”, desplegada al suroeste con la frontera de Arabia Saudita. Según nuestro comandante la situación en Khafji era relativamente calma aunque se hallaba defendida por varios batallones de infantería y blindados ligeros sauditas, kuwaitíes y con algunas unidades norteamericanas desplegadas en la ciudad”, comenta mientras caminamos por el malecón del puerto sureño de Basora.  “El movimiento allí era constante y veíamos como los aviones “Harrier” británicos hacían patrullas de reconocimiento por nuestro borde fronterizo, sin acercarse demasiado por temor a nuestras baterías antiaéreas”. Tras un breve silencio repone; “cuando los americanos lanzan su agresión en la madrugada del 17 de enero estuvimos alerta e intercambiamos ocasionalmente fuego de artillería con las posiciones enemigas hasta que el 29 de enero a la noche se nos ordena movilizarnos hacia adelante, pese a la amenaza de los aviones que estaban machacando día y noche a Kuwait y a nuestro país”.

“Lo que menos vimos en nuestra embestida fueron estadounidenses”, comenta con una sonrisa el rostro; “los jeeps, las armas y equipos eran estadounidenses, pero no quienes lo usaban” aclaro con énfasis gesticulando con sus manos. Y continuó con su relato diciendo: “Cruzamos la frontera hacia el desierto y no encontramos resistencia sino hasta llegar a la ruta 5 que bordea la costa y accede a Khafji. Allí nos topamos con unos ocho carros “V-150” con los sables cruzados pintados en su carrocería y los barrimos en apenas una hora. Incluso descendí del T-72 para echar una mirada a los restos de aquellos y no había un solo maldito americano”. Esto fue intrigante y le conmine a que continuara con su relato para lo cual continuo diciendo: “mientras nuestros camaradas penetraban por el oeste donde no habían demarcaciones, nosotros nos colábamos por la ruta costera sin encontrar más oposición que la de tanquetas pesimamente apostadas  y dos helicópteros “Apache” que nos lanzaban cohetes desde el horizonte”. 
Según sus dichos, en solo unas horas aplastaron a la defensa saudita  y vieron correr una vez más a las tanquetas kuwaitíes que les apoyaban.  Y agrego “para peor de aquellos perros, sus amigos –las fuerzas de la Coalición- desde el cielo destruyeron con sus misiles “Maverik” varios de sus carros que se batían en retirada, causando un verdadero pandemónium. Ahí nos  dimos cuenta que los americanos no eran tan precisos y de cuanto valoraban a sus aliados”, repuso con una mirada en sorna.

“Para cuando nos adentramos en la localidad, algunos sectores ya habían sido tomados por nuestros comandos que se habían infiltrado mucho antes. 
De los sauditas solo quedaban sus muertos, sus V-150 y algunos carros LAV-25 que aún tenían inscripción del Cuerpo de Marines estadounidense, quemándose a los rayos del sol”. Cuando llegamos a la confluencia de la ruta 5 por un acceso al oeste de la localidad nos topamos con una brigada de viejos tanques “AMX-30”  que no fueron rivales para nuestros tanques que los abatieron en menos de media hora. Lo que si es cierto que pronto aparecieron los aviones enemigos “A-10” y causaron varios daños entre nuestras unidades pero jamás perdimos la iniciativa de avanzar. Es más recuerdo muy bien como nuestros misiles antiaéreos derribaron dos de estos monstruos”, recuerda entusiastamente.

“Para cuando cruzamos la localidad y nos abrimos paso hasta el canal que separa la ciudad de área de almacenamiento y refinerías de crudo de ARAMCO OIL, nos detuvimos para escuchar el mensaje de arenga que trasmitió por radio Saddam Hussein en persona a todas las tropas en acción; allí el fervor se redoblo y  a pesar de que estábamos cansados por la trajín y habíamos perdido a varios de nuestros camaradas por el camino, logramos que los sauditas y kuwaitíes que quedaban, huyeran despavoridos hasta que más tarde volvieron con apoyo norteamericano”.  

“Aunque se ha dicho que nos rendimos en Khafji, ello no fue realmente así. 
Lo cierto fue que mientras algunas fracciones se repartieron por la ciudad para cubrir la salida nocturna del grueso de las tropas que habíamos quedado dentro, más tarde supimos que quienes se rindieron fueron nuestros soldados más jóvenes quienes habían sido apabullados por los bombardeos de la Coalición. En lo que respecta a mí y a nuestro grupo de combate, pudimos regresar a salvo a “Al Wafrah” donde seguiríamos hasta nuestra retirada a Iraq.

La conclusión a que arribo este protagonista de aquella crucial batalla fue que, sin el poder aéreo desplegado en aquella oportunidad, los sauditas, los qataríes y kuwaitíes tenían la suerte echada, incluso con el apoyo terrestre estadounidense. “Sin aviones y su alta tecnología, aquella Coalición no habría sido nada”.

jueves, 13 de diciembre de 2018


EN LA MIRA




LA COMPLEJA GEOPOLITICA DE WASHINGTON”

Demasiados y complejos problemas complican a las aspiraciones estadounidenses de mantener su esquema de dominación global ¿Cuál será el próximo paso de Trump?


Por Charles H. Slim
Estamos a punto de culminar una nueva década de lo que va del nuevo siglo y el mundo como lo conocíamos apenas veinte años atrás ha cambiado en forma estremecedora. Sin lugar a dudas que parte de ese cambio ha sido motorizado por las discutibles políticas estadounidenses y de sus aliados, en particular a las que se refieren a sus relaciones exteriores las cuales marcaron a fuego el destino (y no positivamente) de varias regiones del planeta.

La patriótica marcha “barras y estrellas” ya no resuena en los corazones estadounidenses quienes solo escuchan el eco constante de todas partes del mundo de los escándalos infames y de los vergonzantes crímenes en los que sus administraciones en Washington ha sumido a toda la nación. Agregado a ello, la propia injustica y las arbitrariedades fronteras adentro son demasiado para volver a creer que en realidad exista algún “sueño americano”. La imagen de la Unión está muy sucia y no hay con que para limpiarla; han sido demasiados los atropellos en nombre de los valores democráticos y la libertad para que alguien sienta orgullo de ser estadounidense. Aunque demócratas y republicanos alternadamente hayan usado artificiosamente los derechos humanos para fines geoestratégicos y blandido la Carta de Naciones Unidas como argumento para justificar invasiones y ataques contra naciones, el resultado final de esas acciones  terminaría demostrando todo lo contrario. Muerte, corrupción  y miseria son el tangible resultado a la vista. Gracias a toda esa política de guerras preventivas, terrorismo de laboratorio,  juegos sucios y dobles raseros, el mundo se ha vuelto en un lugar mucho, pero mucho más inseguro y las relaciones entre los países se ha vuelto más desconfiada.

La llegada de Trump no cambio nada de ello. Quien refiera al “Populismo” como el responsable de éstas execrables políticas norteamericanas está mintiendo y trata de tapar con el dedo el tortuoso y oscuro pasado inaugurado en 2001. Actualmente EEUU está viendo los frutos de su cosecha y pese a que los mismos son agrios y enferman aún más la ya apesadumbrada realidad estadounidense, en Washington sus burócratas no parecen dispuestos a cambiar sus hábitos para mejorarla.

Como es sabido, las relaciones hostiles ya no se centran en pantomimas como “ejes del mal” o fabuladas entidades amenazantes (como AL Qaeda e ISIS)  creadas por los departamentos de guerra psicológica de sus innumerables agencias de inteligencia. Es por ello que las tácticas implementadas para continuar con estas políticas cruentas, solo han mutado los medios y se han refinado a otros procederes mucho más subrepticios pero igualmente violatorios de los derechos humanos como ser, el espionaje y asesinato selectivo con “Drones” y la vigilancia constante de las comunicaciones –telefonía y medios digitales- con el fin de controlar el flujo informativo y las opiniones en red en todo el globo.

Pero en lo que hace al estricto campo comercial, la Casa Blanca no repara en medios al momento de tratar de apartar a la competencia. Hoy los improperios, las amenazas y las acciones dañinas son también para los socios y aliados históricos. Trump no ha dejado a nadie sin su correspondiente improperio y como lo demostró en la última cumbre del G-20, poco le importa respetar a sus propios colegas y mucho menos cuando pertenecen a países subdesarrollados.

Ni hablemos de las sanciones comerciales y políticas que la Unión viene impulsando desde hace rato contra Rusia y que han sido continuadas por Trump; ni de las políticas arancelarias que ha puesto en marcha no solo contra la expansiva economía China sino que se han extendido a sus acostumbrados “trapos de pisos” como son los franceses, los alemanes o incluso a toda la Unión Europea, obsecuentes socios estelares en cruentas aventuras militares en el norte de África y el Medio Oriente.  Estos últimos se han visto tan sorprendidos como enojados con la actitud de Trump y del Establishment que lo apoya; porque sepan bien, que no es el presidente de los EEUU quien moviliza estas políticas, detrás de él hay una megaestructura política, militar y financiera que se pone en marcha para que ello se haga realidad.

Con el actual gabinete norteamericano remozado con personajes tales como Mike Pence, John Bolton, Mike Pompeo y Niki Haley (para citar los más emblemáticos) Trump ha potenciado sus políticas agresivas hacia el mundo ya que, como hemos visto, EEUU no tiene contemplaciones al momento de desplegar sus corrosivas planificaciones estratégicas, salvo con sus aliados estratégicos como Israel y Arabia Saudita, actores imprescindibles para mantener su presencia e influencia en la región.  Referido a estos dos actores regionales, no cabe lugar a dudas que han sido y siguen siendo los arietes fijos para la implementación de las políticas desintegrativas y de caos que Washington (Un Medio Oriente fragmentado)  ha venido tratando de implantar en todo el Medio Oriente.

Más adentro del continente Asiático, EEUU viene perdiendo terreno en Afganistán (plataforma estratégica para agredir a Irán con miras de acercarse a China y Rusia), pese a las intrigas que ha tratado de sembrar mediante tácticas sucias tendidas por la CIA, destinadas a crear la confusión, actos de terror tendientes a crear la desconfianza hacia el Talibán y otros grupos de la resistencia, no ha logrado causar los efectos que logró en parte en Iraq con el embuste de ISIS y su “Califato”. Contrario a dicha experiencia, los intentos de implantar un “programa de operaciones” de la CIA adaptado a la versión afgana (como fue el grupo Khorasan) o el apoyo a grupos que trafican la amapola y la Heroína que parte rumbo a Europa han caído en fracaso tras fracaso empoderando aún más al Talibán. 

Su política en el extremo oriente no ha sido mejor. Desde sus roces calientes con Pyongyang que culminó en una victoria política para Corea del Norte hasta los incidentes en el Mar de la China entre la Armada estadounidense y la Armada china, ha degastado a la Casa Blanca y culminó como fruta del postre cundo salió muy mala parada tras el acuerdo entre ambas Coreas. 
Esto solo ha servido para potenciar y demostrar la impotencia de EEUU que se vio mucho más evidente cuando el vicepresidente norteamericano Mike Pence en un discurso dado en el “Hudson Institute” en el mes de octubre de éste mismo año, lanzo todo tipo de acusaciones sin fundamentos  contra Pekín desde donde inmediatamente se desmintió al vice y se le dejó entrever la falsedad de sus acusaciones desatando un airado conflicto diplomático que perdura hasta nuestros días. Solo hay que razonar lo siguiente y preguntarse ¿Qué habría pasado si el oponente no hubiera sido China?  Pues sin lugar a dudas, que Washington habría anunciado a bombo y platillo alguna nueva batería de sanciones incluyendo seguramente –de tratarse de un pequeño país- una retaliación militar.

Los resquemores de Washington hacia China pasan por todos los niveles aunque sin lugar a dudas, el comercial y el militar son los más preocupantes para los norteamericanos. Incluso se puede asegurar que es mucho más peligrosa la influencia de China en el Medio Oriente (con su base en Yibuty, por donde controla el paso de la navegación petrolera del Mar Rojo) y en África que la que están logrando los rusos con su exitosa campaña de apoyo a Siria para librarse de la agresión sucia disfrazada de “terrorismo jihadista”.

Igualmente Washington sabe que aunque este un paso adelante en fuerza militar (con un gasto militar anual que alcanza los 600 mil millones de dólares), no se arriesgara a un choque directo con la China Popular que pese a su falta de modernización en las FFAA y en especial en sus programas de misiles intercontinentales,  tiene una nada despreciable  capacidad de infringir mucho daño y mucho más, si existe un vecino con reveladas capacidades misilisticas estratégicas como son las de Rusia que mediante el misil “Avangard” podría en un par de minutos, sortear todas los escudos defensivos (navales y continentales) sin ser detectados en absoluto y borrar en unos segundos sus principales ciudades ¿Qué es lo que EEUU podría hacer ante esto? Eso para Donald Trump sería un pésimo negocio ¿No?