sábado, 8 de julio de 2017


DEFENSA Y SEGURIDAD



“INTELIGENCIA Y FUERZA”

Dos elementos imprescindibles para un planeamiento defensivo eficaz





Por Pepe Beru
La historia política está plagada de ejemplos de lo que significa el uso de la inteligencia por sobre la fuerza bruta. También existen muchos ejemplos de lo efectivo y dañino es el uso preciso y sorpresivo de ésta última sobre sujetos inteligentes. Como sea, ambos elementos son determinantes para el ejercicio del poder gubernamental de cualquier estado que pretenda serlo.

En el ejercicio de la vida política de las naciones, el brazo armado es determinante para poder concretar objetivos que salen del margen de la política doméstico deliberativa y deben ser ejecutados por  hechos concretos y la acción coherente.  Dijo el ilustre autor alemán Von Clausewitz  que “la guerra es un instrumento, la extensión de las relaciones políticas, pero por otros medios”; una conclusión que horroriza a clases políticas acomodaticias y sumidas en el sopor de la mediocridad.

Como dice un magnifico refrán “hay que sufrir en la paz para reír en la guerra”.

En la actual y cambiante situación geopolítica internacional, las necesidades de una defensa efectiva y precisa se han hecho una cuestión de vital importancia para casi todos los países que buscan proteger y conservar sus intereses de las acechanzas y de amenazas foráneas a sus fronteras.

La reciente historia y si se quiere, la de los últimos 100 años hasta la fecha, ha demostrado que el que tiene más fuerza termina por abusar de ella para avasallar a los más débiles y cuando ésta se combina con inteligencia, termina en un dominio absoluto.  Eso ha llevado a que entre otras cosas, se fuera creando una atmosfera de desconfianza y hostilidades que terminaría en guerras terribles y lucrativas carreras armamentísticas.  En este sentido, el avance de la industria bélica ha precedido a los avances en otras áreas de la vida y así hoy día, podemos ver como un niño puede adquirir un “Drone” para jugar controlándolo con su teléfono móvil.

Si bien la tecnología militar puede dar en gran medida, un salto cualitativo al momento de afrontar amenazas como lo son las intrusiones aéreas para espionaje, transporte de sustancias ilegales o simplemente para llevar adelante ataques sorpresa, el elemento humano sigue siendo irremplazable al momento de dirigir coherentemente los sistemas más sofisticados.  

En el comienzo de los noventas (siglo XX), las fuerzas armadas estadounidenses mostraban al mundo como sus novedosos misiles crucero teledirigidos “TomaHawk”, podían volar cientos de kilómetros mostrando el recorrido hasta llega al objetivo a los operadores en sus consolas de comando.

En ese momento muchos se jactaron que se habían acabado para siempre, las luchas y los combates personalizados; había nacido la guerra por TV, donde un botón terminaba con el enemigo. Tal simplismo llevo a que inmediatamente y en la experiencia más cruda en las que pudieron probar estos ingenios,   se dieran cuenta que pese a tan magnificas novedades, aún no podían distinguir entre combatientes y civiles.

Pero ese no era el único problema. Hasta los más sofisticados vectores y sus potentes radares, eran burlables; la guerra del golfo pérsico en 1991 y su secuela con la invasión a Iraq de 2003, quedo claro para los estadounidenses que la tecnología no resolvía todo.

Se vio que los hombres además de una capacidad física óptima, requerían de una capacidad mental acorde, a las necesidades imperiosas de la batalla que cambian en unos instantes la suerte de sus vidas y la del objetivo encomendado. Pensar sobre la marcha requiere de un entrenamiento permanente y eso pudieron verlo y comprobarlo tanto estadounidense como rusos cuando se toparon con rivales que pese a no poseer tecnología sofisticada, eran imaginativos y decididos.

Un ejército en la actualidad no requiere tanto de cantidad, sino más bien de calidad pero no solo por el equipamiento tecnológico sino quizá lo más importante para los años que están por venir, es la inteligencia e la individualidad de sus hombres para resolver problemas más variados en forma inmediata. Un solo hombre debe ser una unidad que reúna las calidades de una unidad de diez hombres, tan radical como eso.

Aunque parezca un contrasentido, los norteamericanos luego de Vietnam comprendieron que un enemigo implacable y persistente podía pese, a sus más letales represalias colectivas como eran los bombardeos con los B-52, o incluso con el uso de armas químicas como era el “agente naranja”, “el fósforo blanco” y el “Napalm”, presentarle batalla con pocos elementos e ingenio.

No se podía degradar la moral de semejantes combatientes y menos aún detenerlos, con brutalidades masivas. Incluso, sus tácticas de inteligencia electrónica enfocadas a detectar los movimientos en la espesura de la selva se volvieron un sinsentido ante los falsos ecos y la desactivación de los sensores por parte de los mismos guerrilleros. Los “monos” (como solían llamarles despectivamente) eran más inteligentes y motivados de lo que esperaban.

El ingenio y la improvisación pueden llegar a ser factores invalorables en situaciones críticas, mucho más cuando un hombre se halla ante una desventaja con un enemigo más grandes y poderoso.  La no consideración de estos factores llevó a que los estadounidenses (Vietnam, Afganistán e Iraq) y británicos (en la guerra de Malvinas) se llevaran sorpresas muy desagradables.
Tanques inflables

Lo mismo sucedería en el Golfo Pérsico en 1991. En esos momentos EEUU se hallaba en la cumbre de su poderío militar y su arsenal tenía una variedad de ingenios y armas listos para ensayar. Nuevamente y pese a los terribles daños ocasionados en la población civil y una cuestionable degradación del ejército de Saddam Hussein, no contaron con que sus misiles inteligentes y “Drones” no distinguían entre un tanque real y uno de cartón.

Tras la invasión en 2003, los estadounidenses creían que los iraquíes se rendirían luego de sus monstruosos bombardeos bautizado como “operación conmoción y pavor”. En la comodidad de sus carros de asalto y tanques Abrhams, las primeras puntas de la invasión tocaron el suelo iraquí con la seguridad de que no habría una oposición considerable.  A medida que se fueron adentrando en el terreno, fueron hallando la más variada e imaginativa oposición que fue desgastando tanto a la maquinaria como a la moral de los estadounidenses y que luego, una vez afincados allí se perpetuaría con una resistencia implacable.
Proyectil de bajo costo de Hesbolá

En julio de 2006, Israel tuvo su escarmiento militar cuando sus FDI creyeron erróneamente que podrían entrar al Líbano como lo habían hecho en 1978 y 1982, topándose con una muy bien organizada resistencia de la milicia chiita Hesbolá que causó daños y bajas que le costaron al gobierno de Olmert su salida.

Actualmente, otro ejemplo de esto es lo que se ve en Yemen, donde la moderna Armada de Arabia Saudita y sus aliados regionales, pese al sofisticado armamento surtido por EEUU e Israel, no han podido doblegar a las guerrillas “Hutie” y a los combatientes de “Ansar Alha” (Espada de Dios) que, usando muy bien sus pocos recursos y igual a los combatientes de “Hamas” palestino, golpean con letal precisión a sus enemigos. 


Pero más allá de estos ejemplos, hay en ellos una clara enseñanza para los países que no toman enserio el área de la defensa y es que, si quienes no toman la responsabilidad de ella, otros se harán cargo de ejercerla.

miércoles, 5 de julio de 2017

EN LA MIRA



“EL ESTADO QUE NUNCA EXISTIO”

Tras haberse confirmado la muerte de Abu Bakr Al Bagdadi se da por concluido el gran espantajo creado por cerebros en Langley y el Pentágono, y mediatizado por los medios occidentales. El Estado Islámico ¿en realidad alguna vez existió?




Por Charles H. Slim y Ali Al Najafi
Han pasado tres largos años desde que el autoproclamado “Califa” de los creyentes declaro la creación y el establecimiento del mal llamado “Estado Islámico” en las tierras de Iraq. El jefe del enigmático grupo “ISIL” más conocido por los iraquíes como el “Daesh”, declaro en aquella gran Mezquita de Mosul que había llegado la hora para que todos los musulmanes se unieran a la lucha contra la apostasía que representaban los gobiernos chiitas representados por el partido “Dawa”  de Nouri Al Maliki en Bagdad y el “Baas” dirigido por un “Alawita” (rama chiita) como Bachar Al Assad en Damasco. Por supuesto, en el discurso de Al Bagdadi, muy poco se mencionaba a EEUU y menos aún a Israel.

Hoy se confirma que Abu Bakr Al Bagdadi fue eliminado junto a una docena de lugartenientes en una reunión que se llevaba a cabo en un bunker en las afueras de la ciudad siria de Raqqa. El golpe fue dado entre la noche del 27 y la madrugada del  28 de mayo pasado, dejando el lugar marcado, completamente destruido. Pero ello no fue mérito de los bombardeos de la Coalición liderada por EEUU; no, fue el mérito de la inteligencia rusa y de un ataque aéreo de sus fuerzas aeroespaciales.

Aviones SU-35 y SU-34 concurrieron al punto señalado por los Drones de inteligencia y con precisión lanzaron su ataque sobre dos locaciones bien delimitadas. Casi trescientos militantes del “ISIS” entre los que se hallaban los  comandantes como Abu Al Hajdi y Suleiman Al Shaukah perecieron en el ataque. Del efecto devastador de éste golpe, se asegura que el principal líder de la organización murió junto con todos los presentes.

Fue el último acto de aquel impostor que se hizo pasar por Califa y que aprovechando la desastrosa circunstancialidad en que se hallaba la región, pudo penetrar en Iraq y a punta de fusil, prometer a los iraquíes que había llegado para liberarles del yugo opresor de un régimen  colaboracionista y apostata.

Su imagen y vestuario, fue confeccionado siguiendo los detalles de la tradición (Sunna) islámica que diera una poderosa impresión sobre los espectadores que le vieran. El color negro en su turbante pretendía mostrar que descendía de la línea de sangre del profeta Mahoma y la barba larga, un símbolo de la paciencia de los hombres creyentes.

Fue la versión bizarra del “Laurence de Arabia” británico, pero al servicio de los planes estadounidenses, un fake siniestro creado por la inteligencia estadounidense, plantado en medio del caos y la desolación que los norteamericanos crearon deliberadamente, haciendo imposible corroborar si ese personaje que el Pentágono trato de hacer creer que había sido un prisionero iraquí, había existido alguna vez.  Precisamente, si algo se preocuparon los invasores angloestadounidenses cuando entraron a Bagdad, fue hacerse con el control del Ministerio de Información y de los bancos de datos de la población iraquí a la cual se la hizo desaparecer para luego argumentar que no existían censos actualizados.
Combatientes iraquies en Ramadi

Con esa información además de servirle para marcar, señalar y ubicar a los partidarios del Baas (para ir a buscarlos y asesinarlos), fue el material de trabajo para las agencias de inteligencia con el cual sabrían como (entre otras cosas), fabricar la identidad de sujetos que nunca podrían ser rastreados.

De allí nació Abu Bakr, presunto médico y ciudadano de Bagdad que había sido arrestado por los norteamericanos durante la ocupación y tras ser llevado al campo de concentración de Abu-Graib, fue torturado haciendo nacer en él, una sed de venganza que materializaría tras salir de ese penal. Esa era la historia de cientos de miles de iraquíes anónimos que se perdieron en ese laberinto siniestro administrado por los estadounidenses y sus “servicios contratados”. Pese a lo dramático de la descripción de este personaje, lo cierto es que nadie pudo precisar su real existencia.

La historia oficial planteada por Washington, se parece más a un libreto de Hoolywood que a la realidad de un hombre que jamás existió.

El “Daesh” fue una implantación artificiosa de la inteligencia militar estadounidense allá por el 2006 que se combino con las operaciones que al mismo tiempo, sus colegas de la CIA (https://pensamientoestraegico.blogspot.com.ar/2016/03/internacional-el-gran-espantajo-como-el.html), los británicos del MI-6 (Red Voltaire.org. “Muerte del califa y fin del Emirato Islámico”.  http://www.voltairenet.org/article196986.html ) e israelíes pusieron a rodar en medio del caos.

Fue con la administración de Barak Obama, que aquella célula del “Estado Islámico de Iraq” que para mediados del 2010 a duras penas subsistía en los desiertos de Al Anbar, fue reactivada y nutrida con hombres, armas y financiamiento suficiente para que pudieran operar casi ilimitadamente. Una de las armas más características que se les entregaba eran las pistolas con silenciador “Beretta” calibre 22, que además de servir para asesinar a plena luz del día a funcionarios iraquíes sin un mínimo de ruido, salían 
de la fábrica  libres de numero de serie.

Tras aquella cinematográfica fuga de varios supuestos comandantes del “Daesh” en Abu Graib en septiembre de 2013 y que pudieron salir de Bagdad como si fueran invisibles, quedó en claro que aquello fue un embuste, uno más de todos los que rodearían la existencia de esta agrupación.

Solo unos meses después de aquel evento, reaparece el “Daesh” pero con un tamaño y fuerza imposible de creer. Con un despliegue de armas y vehículos modernos, cruzaba con facilidad las porosas fronteras iraquíes mientras Washington impostaba preocupación.

El momento para establecer este “Califato” nunca pudo ser más propicio.  Iraq se hallaba en un levantamiento masivo de las provincias del centro norte con lo cual, la llegada de esta fuerza sunita, se sumaría a los esfuerzos por derrocar al tirano y colaboracionista de Bagdad.  Con una combinación de fuerza y astucia, el “Daesh” con el apoyo de fuerzas iraquíes penetraron hasta los cuarteles más vigilados del ejército y la policía, convirtiéndolos en cementerios. De este modo, con equipos, uniformes y armas que usaban las fuerzas colaboracionistas de Bagdad (de fabricación estadounidense), lograron engañar a cuantos puestos, comisarias y bases se presentaron, terminando los incautos con un disparo en la cabeza.

La venganza fue terrible y los iraquíes se cobraron con sangre por todos los años de opresión que habían sufrido y gracias al “Daesh”, pudieron cobrarse con creces contra funcionarios, jueces, jefes de policía y gobernadores que además de haber colaborado con los invasores estadounidenses, seguían las directivas de Al Maliki.

Los mismos norteamericanos con los que se habían sacado fotos y vendido a sus propios vecinos, les entregaron y abandonaron a su suerte.

Todo estuvo servido en bandeja y de ese modo, bases militares con vehículos blindados “Abrahms” y cuantiosos depósitos de municiones pasaron a ser parte de la fuerza de “Daesh”. Casualmente en Mosul, la ciudad elegida para capital del “Califato” tenía guardados en un depósito unos 500 flamantes vehículos “Humvi” artillados provistos por EEUU unos meses antes que pasaron a ser parte de la fuerza mecanizada del “Estado Islámico”. Todo muy sospechoso.

Los planificadores del “Daesh” y de todas sus troperias tuvieron éxito al engañar a los desesperados iraquíes, en especial a los ciudadanos de Mosul y no fue difícil ganarse su confianza cuando mostraban su descarnada justicia contra los brutales pistoleros y asesinos que representaban y siguen aún representando a un gobierno colocado por los estadounidenses.

Hoy la ciudad de Mosul y el resto de las ciudades del noroeste de Iraq han sido demolidas hasta casi hasta convertirlas en polvo y bajo sus cimientos, han quedado la vida de miles de inocentes de los que jamás nadie hablara. Los que desde occidente pretenden manejar a la opinión pública, se centran en dirigir sus acusaciones sobre esta entelequia para lo cual, se habían vertido un sinfín de embustes que pretendiendo hacerlos pasar por piezas históricas, pretenden explicar el surgimiento del “Daesh”, sin querer aceptar que han quedado develados como mentiras pre elaboradas por las agencias de inteligencia estadounidenses que realmente crearon este adefesio (Globalresearch.  http://www.globalresearch.ca/terrorism-is-made-in-the-usa-the-global-war-on-terrorism-is-a-fabrication-a-big-lie/5435816






lunes, 3 de julio de 2017

EN DEBATE



“TERROR Y ESTADO”

Cómo puede explicarse la actual situación de inseguridad global y los principales responsables del llamado “Terrorismo Internacional”.




Por Charles H. Slim
Durante décadas se vino asociando al “Terrorismo” como una forma de expresión política, utilizada por sujetos y grupos anónimos, ajenos a las fuerzas regulares de un estado determinado y circunspectas a la lucha irregular contra un poder establecido. La realidad demuestra que algunos estados se han servido y siguen sirviéndose de dicha herramienta. Para peor, esta táctica, fue recurrente y maliciosamente endilgada a una sola parte de los actores políticos dentro del esquema internacional tratando de asimilar una idea sucia y contaminada de prejuicios que terminara asociando esta forma de manifestación con una etnia o nacionalidad determinada.

A partir de este breve prefacio, queda claro que el “Terrorismo” no es una ideología o la base sobre la que se sustenta una religión –como han osado presentar algunos recalcitrantes racistas de esta época-  o el ejercicio desaforado de la violencia a manos de unos cuantos locos. Hay toda una estructura muy bien pensada y que con el paso de las décadas se ha ido mejorando y complejizando en grado extremo.

Los actuales acontecimientos que sacuden al mundo, corroboran esto dejando en evidencia a sus verdaderos orquestadores. Son éstos, quienes mediante una nociva combinación de desinformación desde los medios corporativos y operaciones de agencias de inteligencia,  quienes manipulan a la opinión pública  generando actos como los vistos últimamente en París y Londres (Globalresearch. “Video.. http://www.globalresearch.ca/video-information-is-a-weapon-in-the-war-on-terror/5596068 )

Las pasadas acciones de grupos marxistas, maoístas y de nacionalistas árabes como la OLP solo fueron el reflejo de una trama más intrincada y siniestra que se fue mejorando con el pasar del tiempo y que incluso fue absorbida por la actual red que maneja esto. 

Incluso el operar de las células guerrilleras castristas y sandinistas en las décadas de los sesentas y setentas que operaron en el Caribe, los fracasados movimientos intentados en el Cono sur en Uruguay, Argentina y Bolivia, fueron una parte de lo que hoy se pretende englobar con el espectacular rótulo de “Terrorismo Internacional”.

Sacando el idealismo que encubría estos movimientos, había detrás una compleja planificación y financiación que se enmarcaba en la bipolaridad de la guerra fría en la cual, tanto el llamado “mundo libre” liderado por EEUU y la URSS encabezado por Rusia, buscaban extender sus dominios territoriales usando a estos agentes tercerizados. Ambas partes a cargo de sus agencias de inteligencia y militares, usaron y abusaron de estos recursos hasta llegar a conformar verdaderos ejércitos clandestinos con los cuales, tratarían de sobreponerse a su adversario.

Para tener una idea desde cuándo se viene usando esta herramienta sucia, veremos que desde la guerra entre EEUU y España por el control de las últimas colonias (tras el incidente del USS-Maine en Cuba),  hasta las actividades de la CIA en vísperas de la tramada crisis en el Golfo de TonKin en 1964, los entes estatales se vieron involucrados en el desarrollo de actos siniestros que ayudarían a desencadenar efectos políticos a la medida de sus conveniencias.

El paso del tiempo y los cambios geopolíticos que se fueron dando, especialmente para finales de los setentas,  llevaron a que dichos  programas de “subversión” pasaran a ocupar otros objetivos, que incluso no habían sido previstos en las planificaciones originales. El caso de “Gladio”, como programa secreto de la OTAN paso a degenerarse hasta perder sus objetivos originales y termino sirviendo para siniestras operaciones en suelo europeo. En este sentido los escenarios urbanos en Europa pasarían a ser reemplazados por los exóticos parajes del Medio Oriente y Asia, ya no disfrazados como células “marxistas” como fueron “Baader Meinhof” en Alemania o las “Brigadas Rojas” en Italia sino, tercerizando actividades más brutales usando un nuevo componente: la religión.

Cuando los británicos ocupaban Palestina como un protectorado, fueron blanco de acciones terroristas de los grupos sionistas quienes no solo no dudaron en asesinar a los lugareños árabes que ya vivían antes de que migraran colonias judías desde Europa, sino que no tuvieron problemas en matar ingleses para concretar sus objetivos (voladura del Hotel  Rey David).

Una vez instalado ese estado en medio de territorio árabe-palestino, fue un problema continuo el tratar de doblegar al cerco de enemigos que los rodeaba. Soluciones militares como “alternativa nuclear” de la que hablaba el general Moshe Dayan no era tácticamente viable para usar contra los palestinos.

Las políticas policiales y de ocupación militar no alcanzaban para Tel Aviv y pronto a comienzos de la década de los sesentas, los cerebros del Mossad que dedicaron años al estudio de la psicología árabe y de las instituciones del Islam (en especial la Jihad) elucubraron un plan para tratar de erradicar la militancia nacionalista en la población palestina, fomentando las actividades religiosas en las Mezquitas  con la intensión de que absorbieran a la juventud combativa. Y no solo eso. Mientras más extrema fuera la prédica, mejor y de ese modo nació la “Jihad Islámica”, una creación que sin dudas los israelíes apoyaron entusiastamente desde las sombras hasta que, por efecto de sus propias tramas, se les volvió en su contra.

Una de las operaciones terroristas más conocidas ejecutadas por el estado de Israel fue la campaña de asesinatos ejecutada por el Mossad (Operación Cólera de Dios) contra los supuestos responsables de la masacre en las olimpiadas de Münich, en la cual extendieron la muerte con ejecuciones con pistola y bombas lapa matando en casos comprobados, a gente inocente.

Por la misma época, sus colegas de la CIA llevaban adelante sus propios programas de terrorismo con la intensión de ensuciar políticamente las acciones del Vietcong. Con la cooperación de los servicios de inteligencia sur vietnamitas, los estadounidenses montaron una red de asesinos y saboteadores con la intensión de eliminar a 1800 vietnamitas políticamente molestos al mes.  De esta manera, bombas en los cafés, restaurantes repletos de público y algunos ataques contra militares estadounidenses  (para despistar) en plena vía pública de Saigón, daban los argumentos a Washington para incrementar su presencia en el sudeste asiático.

Estos actos además justificaban los arrestos contra sospechosos de ser comunistas y por ende responsables de esos ataques, creando un círculo vicioso de arbitrariedades, detenciones, torturas, desapariciones y muerte. El juego implementado por la CIA que se denominó “Operación Phoenix” no solo causo una sangría sin precedentes para ese entonces sino que además, fue el corolario previo a lo que luego se trasladaría a Latinoamérica con la llamada “Operación Cóndor” que de investigarse, revelaría datos inéditos. Incluso fuentes confiables, revelaron por 1982 que muchos militares estadounidenses, considerados por los evaluadores de inteligencia como potenciales riesgos de filtrar información, fueron asesinados sin contemplación (Covert Action Information Bulletin).

El truco era crear una sensación más amplia y distorcionada, del peligro del comunismo militante que además, conto con el apoyo inestimable de los grandes medios de información de la época. Como se puede observar, el terror en sus diferentes modalidades fue usado por algunos gobiernos para lograr objetivos muy lejanos a los intereses relacionados con la seguridad o la patria.

Para mediados de los ochenta, el mismo programa pero adaptado a las necesidades en 
Afganistán, llevó a que por órdenes del Departamento de Estado y con las puntillosas instrucciones del asesor  Zbigniew Bzezinski la CIA pusiera en marcha sus operaciones de sabotaje y asesinato contra las tropas soviéticas que habían entrado en 1979. Así nació “The Base” (La Base) en árabe “Al Qaeda”. Con el financiamiento de dineros negros provenientes del narcotráfico y petrodólares de gobiernos como Arabia Saudita, la CIA recluto, instruyó y respaldo elementos árabes y no árabes para lanzar las operaciones subversivas  contra el gobierno pro-soviético de Kabul.  Curiosamente, esta estructura volvería súbitamente a la palestra con misteriosos ataques en Kenia y Tanzania en 1998, dando su golpe de gracia en el 2000 contra un buque de la marina estadounidense en Yemen.

Como puede verse, se buscaba involucrar a los EEUU en la región y cuando esos intentos no bastaron, el 11 de septiembre de 2001 vendría el golpe decisivo. A la distancia, se advierte que había una planificación deliberada del uso del terror con fines geoestratégicos, algo que por décadas, se mantuvo estrictamente oculto a la opinión pública.

Tras el 11 de septiembre del 2001 y la aplicación de una política de neurosis y temor colectivo, EEUU se lanzo a la conquista del Medio Oriente y del Asia central pero, en el camino, fue tropezando una y otra vez dejando en evidencia ante la atónita opinión pública internacional, lo que había venido haciendo.  

Iraq con personajes como el general David Petreaus, el embajador John Negroponte, James Style, James Coffman y una lista que llega hasta el presidente George W. Bush, fueron los responsables (operativos y políticos) de ejercer el terror mediante variadas metodologías y actores (como el “Daesh”) contra la población civil.

Fue sin dudas las revelaciones de Iraq en 2004, las que comenzaron a mostrar cómo funcionaba y quienes realmente digitaban y continúan dirigiendo el terrorismo.

Tras más de una década de haberse expuesto el embuste, hoy tratan de maquillar este accionar con supuestos cerrojos legales, que aparentar una preocupación por los derechos humanos, violados sistemáticamente por regímenes encumbrados por Washington, intentando desligarse de lo que ellos mismos habían instalado. Más allá de los esfuerzos intelectuales por argumentar esto, nadie con dos dedos de frente puede llegar a creérselo. (Foreing Affairs.   https://www.foreignaffairs.com/articles/2017-06-29/getting-leahy-law-right?cid=int-lea&pgtype=hpg)

viernes, 30 de junio de 2017


NACIONAL



“ENTRE TANTO”

Una desusada visita del embajador británico a la Casa Rosada ha llamado la atención y se sospecha que Londres pretende acelerar una solución rápida para la cuestión Malvinas, obviamente a su entero favor.





Por Charles H. Slim
Justamente en momentos que los medios se veían saturados con el relanzamiento de Cristina Fernández en la cancha Arsenal y los inmediatos operativos de la justicia sobre puntos estratégicos de la caja de financiación del campo “Popular” , bajo la más absoluta discreción y sin levantar el polvo el embajador británico Mark Kent se reunía con el encargado de los Asuntos Estratégicos de la Casa Rosada en momentos previos al tratamiento por el Comité de descolonización de Naciones Unidas de la situación de las islas Malvinas, Sandwiches y Georgias del sur.

La visita de Kent no fue casual ni menos aún desinteresada. Aprovechando el revuelo pre electoral que existe en el país y las continuas controversias entre el gobierno y una multi fracturada oposición peronista, el Foreing Office ha dado el primer paso para tratar de engatusar a un gobierno políticamente agradable aunque nada confiable. Londres está muy interesado en tratar de cerrar la cuestión Malvinas aprovechando la coyuntura político-económica del gobierno argentino, la más propicia que pudo haber habido desde que Menem estuvo en el poder allá por la década de los noventas.

Según algunas fuentes, los argumentos esgrimidos por Kent estaban dirigidos a minimizar los hechos del pasado y tratar de hacerle creer a Buenos Aires de que quienes tienen la última palabra en el asunto de la soberanía, son los Kelpers, un argumento tan falas como políticamente irreal.

Actualmente, el gobierno Kelper ha estado quejándose de que Buenos Aires no ha cumplido con las promesas de levantar las restricciones de vuelos desde el continente que especialmente, fastidian sus negocios.  El ánimo hostil de los isleños fue demostrado a las últimas delegaciones de argentinos que fueron a visitar el cementerio de caídos que para colmo, se vio enturbiado con el accionar político deleznable de personajes que han puesto en duda la identidad de los soldados allí yacentes.

A todo esto, los isleños siguen trabajando en su lobbie en Londres buscando presionar al gobierno para que obligue a la Argentina a cumplir con los compromisos llegados en la Declaración Conjunta firmada en 2016.  Según había trascendido, el representante Kelper Mike Summers plantearía esto ante Naciones Unidas.

Londres mantiene una base naval y aérea de vital importancia no solo para Gran Bretaña sino también para la OTAN, por lo cual de verse en la necesidad de reforzar dicha posición, contara con el abierto apoyo de esa organización. Igualmente, ellos especulan con la necesidad política de obtener de los Kelpers una autodeterminación política que les permita cambiar el estatus de las islas y volverlas algo así como, socios extra-OTAN.

Desde hace décadas que la población implantada de las islas, está gestionando sus propios recursos para lograr la autonomía política y que se basará –sin lugar a dudas- en la conformación de una pequeña armada, bien pertrechada y por supuesto alineada a la Real Armada británica. Las prospecciones petroleras en San Carlos y el cobro del canon de pesca en aguas argentinas representan algunos de los fondos con los cuales se sustentaría una fuerza que con el rótulo “defensiva”, que estaría constituida por mercenarios profesionales muy posiblemente de alguna empresa de seguridad privada (Contratista) norteamericana.

Entre tanto, Londres seguirá siendo la cara visible de las negociaciones y solo buscara ganar tiempo para que los Kelpers logren organizar coherentemente algún plan concreto.

Las gestiones de Kent se ven además, inmersas en una crisis política dentro de su propio país, el cual se está viendo sacudido por una variedad de problemas que han jaqueado al débil gobierno de Theresa May quien se halla en el centro de la tormenta por el Brexit, los extraños ataques terroristas adjudicados al “ISIS”, los ataques xenófonos e islamofobos que ha generado entre otras víctimas a las siete calcinadas en la “Torre Grenfell”, agitando aún más el ya convulsionado estado social de Gran Bretaña.

Queda claro que Londres ya no tiene el margen de maniobra como lo supo tener en todo el siglo XX y su temor más evidente radica en el control de la información el cual, ya no tiene.  Convencer a su población de que Gran Bretaña es un reino de benevolencias y que las maldades son foráneas ya no convencen ni a los pequeños los kínder Garden.  El trabajo de los medios alternativos y de las redes sociales en abrir los ojos a los simples ciudadanos ha causado un terremoto en los círculos del poder británico que no para sacudir a sus estamentos.

En este marco es que Londres pretende arreglar –para su provecho- la cuestión en Malvinas dado que la misma encierra un problema mucho más importante que la inexistente amenaza militar argentina o de organizaciones irregulares que puedan reivindicar dicha soberanía. No. Hay en el espectro geoestratégico y político una seria preocupación por los vientos de guerra que se están levantando por las caprichosas políticas de Donald Trump y que van en curso de colisión con Rusia y China.

Hay en estos momentos una escalada diplomática que en cualquier momento puede pasar al ámbito militar, especialmente, con un posible chispazo en Siria, donde EEUU y sus aliados (en especial Israel) están haciendo todo lo posible por provocar un enfrentamiento que culmine con una intervención directa, y en caso de que ello pase, habrá una extensión del conflicto a todo el globo.

Y es en ese marco, que Gran Bretaña como miembro de la OTAN, tiene la responsabilidad de mantener el control del cuadrante de las aguas del Atlántico sur y la Antártida.

Desde el final de la guerra en 1982, las Islas Malvinas pasaron a ser parte de los puntos estratégicos más importantes de la OTAN en el hemisferio sur. Precisamente y en ese plan, Argentina no debe rearmar (en el sentido verdaderamente operativo) sus Fuerzas Armadas o de hacerlo, volverse dependientes de EEUU o países como Francia y Alemania como forma de garantizar el control de su fuerza.

Por lo que se ha venido viendo, el gobierno argentino sigue estos lineamientos al pie de la letra y aunque se ha visto que las FFAA han recibido el material que necesitaban para restablecer su operatividad, el mismo es relativamente viejo y pertenece precisamente a estos países (aliados de Londres) sin que se haya podido concretar, el acceso a material y tecnología que realmente pueda marcar una diferencia cualitativa al momento de ejercer una real defensa de la soberanía tanto en lo político como en lo militar.


A esto, hay que señalar los preparativos que habría en curso para desmontar el radar aéreo de Comodoro Rivadavia, que ejerce un control y vigilancia del espacio aéreo austral, para ser trasladado a nada menos que a la provincia de Córdoba sin que se hayan conocido razones técnicas y estratégicas para semejante medida.  Lo que no quedan dudas es que con esto, los cielos del sur y del atlántico sur estarán a merced y total control de la base aérea de Port Stanley desde donde se manejaran los itinerarios y vuelos de todo el sur sin consultar a Buenos Aires. 

martes, 27 de junio de 2017



EN LA MIRA



“FALSA LIBERACIÓN”

Cuáles son los verdaderos objetivos de los grupos que EEUU apoya en Siria e Iraq. Actualmente los pobladores sirios e iraquíes siguen siendo masivamente desplazados de sus territorios por las milicias kurdas y de mercenarios apoyados por Washington. Entonces ¿liberación o colonización?




Por Charles H. Slim

La crisis y la terrible guerra que azota a Siria e Iraq no parece tener un fin inmediato y ello por el simple motivo de que los que se presentan como los “libertadores” de las poblaciones que han estado ocupadas por grupos como el “Estado Islámico” (entre muchos otros), a su retirada, vienen siendo el blanco de una venganza impiadosa, de desplazamientos forzados y de saqueos de sus territorios por parte de quienes la prensa occidental pinta comúnmente como “víctimas” relegando maliciosamente a la realidad de los pobladores árabes de la región.

Se trata de los grupos kurdos como el YPG que luego de haber venido luchando junto con las fuerzas árabes sirias para expulsar a los grupos como “Al Nusra” y “Daesh” del suelo sirios, terminaron alineándose  a los intereses de EEUU y Tel Aviv, quienes desde décadas habían venido trabajando bajo cubierta –junto a otros clanes kurdos- para sabotear a los gobiernos árabes de la región. Para los árabes e incluso para los persas esto no es una novedad. Los políticos y los jefes tribales kurdos  son parte de una realidad e idiosincrasia propias que ha variado en cada época y en cada etapa de la historia política de la región pero siempre manteniendo un objetivo: Crear el Kurdistán.

Durante décadas los kurdos han venido reclamando su propio estado, una entidad con base física especialmente ubicado entre Turquía, Siria, Iraq y parte de Irán. Pero estas reclamaciones fueron llevadas a la violencia armada por grupos aislados y hasta minúsculos (apoyados por Tel Aviv) que solo representaban un pequeño porcentaje de la población kurda, dispersa e integrada armónicamente con los países que los cobijan.

Fue durante la época de la guerra fría que grupos como el Partido de los Trabajadores del Kurdistán PKK compuesto por kurdos turcos de orientación marxista liderado por Abdulla Ocalan y acérrimo enemigo del estado turco, (el cual a su vez es aliado de EEUU y la OTAN), comenzó en 1984 una guerra que tiene lugar hasta nuestros días. Al mismo tiempo y esas mismas épocas, los kurdos iraquíes que ocupaban una pequeña región en el norte de Iraq, fueron tejiendo relaciones y estableciendo con unos peculiares aliados, los israelíes quienes usarían a los kurdos para desestabilizar los nacionalismos árabes.

Cuando occidente y más precisamente los medios masivos han discurrido sobre “el problema kurdo” o se han referido como los “pobres kurdos”, se han ocupado de historias parciales y aunque ellas han sido verdaderas no representan una tragedia tan grande como la que han venido soportando los árabes de la región; mucho menos se han detenido a discursar sobre las cuestiones intrinsecas que albergan tales rivalidades.

Tanto en 1991 como en 2003, el papel de los clanes kurdos iraquíes fue tan crucial como sangriento. En ambas oportunidades, los jefes tribales como Masud Barzani quien lideraba el PDK y Jalal Talabani del UDK, explotaron la oportunidad para derribar al gobierno de Bagdad en búsqueda de expandir sus dominios territoriales con especial interés en capturar los ricos campos petroleros de Kirkuk que eran parte del interés económico del otrora estado iraquí.

Para esto nefastos personajes, ayudar a los estadounidenses y británicos fue fundamental en la carrera (entre otras cuestiones) por materializar el ideario de un estado kurdo dentro de sus propias concepciones (entre las cuales esta, el no reconocer a los kurdos sirios, turcos y persas).

Pero hay que ser justos y no meter en la misma bolsa  a todos los kurdos. Los artífices de las políticas de conveniencia y cooperación con intereses foráneos a costa de los árabes y de sus propios hermanos han sido elucubradas por algunos de estos jefes tribales tan o más corruptos, que los beduinos “Wahabi” que reinan en la península arábiga, protagonistas de toda la catástrofe que vienen sustentando contra Siria. Entonces ¿A dónde apuntan estas relaciones?

Claramente que va rumbado a los negocios, los negocios sucios en los cuales las mafias y las agencias de inteligencia se entremezclan en una intoxicante trama de contrabando de petróleo, armas, personas, drogas hasta las más horribles cosas que alguna vez alguien podría haberse imaginado.  En esto no hay distinciones entre árabes, kurdos, persas o turcos; menos aún entre cristianos (kurdos yazidies), musulmanes sunitas (kurdos), chiitas, quienes interactúan con protestantes anglosajones y claro, judíos israelíes.

Todo esto no se ha borrado de la memoria colectiva árabe, mucho menos de la iraquí la cual pago con mucha sangre por las desavenencias y compulsas negociales entre tipos como Barzani, Suleimani, Hussein y Talabani. En la actitud y acciones de esos kurdos no hubo un puro ideario libertario y menos aún, un improvisado plan por concretar una autonomía regional que Bagdad le había concedido cuando apoyo a Barzani (pese al episodio del ataque con Gas Sarín en 1988) en su lucha contra los partidarios de UDK. Y usted se preguntara ¿Cómo que Saddam Hussein apoyo a Barzani contra sus propios hermanos kurdos? Así fue y a pesar de que la pila de muertos podría tapar un paisaje completo, no se puede cubrir la verdad.

Pero la ambición siempre pide más, y más aún en hombres sin escrúpulos que firman con la mano lo que luego borran con el codo. Igualmente, Saddam Hussein sabía cómo tratar con este tipo de sujetos y por ello fue implacable con sus aspiraciones a costa de los intereses del estado nacional iraquí lo que le valió al mismo tiempo, el acendrado odio de los kurdos liderados por Barzani y la admiración de los árabes iraquíes sin distinciones (sunitas, chiitas, cristianos). Fue por ello que Barzani y sus lugartenientes no dudaron en venderse a estadounidenses e israelíes.

Cuando los anglosajones invadieron el país, Barzani fue uno de los primeros en poner a sus Peshmerga a las órdenes de las tropas estadounidenses quienes además de entregar a sus propios vecinos, colaboraron en las redadas y operaciones que asesinaron a varios miles de pobladores en el marco de la llamada campaña de “desbaatización” implementada por las operaciones de “contrainsurgencia” diseñadas por el general David Petreaus y agencias de inteligencia como la CIA y sus oportunistas colegas israelíes que hicieron de las suyas “extraoficialmente”. En ese marco siniestro, miles de iraquíes fueron encarcelados, torturados, asesinados y desaparecidos mientras los kurdos festejaban esta desgracia.

Demasiado odio y frustraciones acumuladas para una amplia franja de pobladores del centro norte de Iraq. Fue así que al mismo tiempo que se oficializaban los levantamientos en 2013, el “Daesh” comenzaba a asomar su nariz en algunas revueltas de Al Anbar, provincia donde los colaboracionistas había oprimido a la población hasta el escarnio.  Sin dudas, los estadounidenses aprovecharon esta situación para introducir al “Daesh” recargado y de esa manera, establecer una base de operaciones contra Damasco desde territorio iraquí y a su vez, patear del poder al títere Nouri Al Maliki que, además de molestar a los intereses políticos de Barzani, venía fastidiando a Washington.

Tal como lo sospecharon muchos, el “Daesh” y su proyecto de “Califato” no era más que un embuste que funcionaría con una población desesperada y que recibiría sin preguntas, la liberación del yugo de los criminales de Bagdad. Incluso esta agrupación no hubiera podido capturar la mitad de Iraq sin la inestimable ayuda de los grupos opositores como el “Ejército Islámico de Iraq” y “El Ejército Nakshaiabandi” entre otros. Hoy el “Daesh” ya no existe en estos lugares, y los pobladores que estuvieron bajo su jurisdicción actualmente se hallan en las garras de dos terribles opresores, las fuerzas chiitas de Bagdad y las milicias kurdas (ambos  ayudados por y al servicio de EEUU),  que presentados por la prensa occidental como “libertadores”, están cobrándose por las acciones de aquella ficción implantada por la inteligencia estadounidense e israelí.

Por lo pronto, Ankara aplaude esto y ve con mucho interés que el problema kurdo se resuelva a costa de la soberanía siria y para ello, empuja y alienta este proceso.

Poco a poco, las banderas negras del “Daesh” y de “Al Nusra” que flameaban en las cercanías de Raqqa están siendo reemplazadas por las amarillas del “YPG” anunciando una nueva pesadilla para los árabes de región en la que los norteamericanos son sus principales orquestadores.


Es por ello que los árabes de la región tanto de Siria como del centro norte de Iraq y en especial los pobladores de Mosul, poco pueden festejar la llegada de fuerzas oportunistas que han vendido su propia identidad por unas cuantas monedas de oro y que trataran de arrebatar a la soberanía siria una importante franja de territorios con su capital en Raqqa.