EN LA MIRA
“EL ESTADO QUE NUNCA EXISTIO”
Tras haberse confirmado la muerte de Abu Bakr Al Bagdadi se da por concluido el gran espantajo creado por cerebros en Langley y el Pentágono, y mediatizado por los medios occidentales. El Estado Islámico ¿en realidad alguna vez existió?
Por Charles H. Slim y Ali Al Najafi
Han pasado tres
largos años desde que el autoproclamado “Califa” de los creyentes declaro la
creación y el establecimiento del mal llamado “Estado Islámico” en las tierras
de Iraq. El jefe del enigmático grupo “ISIL” más conocido por los iraquíes como
el “Daesh”, declaro en aquella gran Mezquita de Mosul que había llegado la hora
para que todos los musulmanes se unieran a la lucha contra la apostasía que
representaban los gobiernos chiitas representados por el partido “Dawa” de Nouri Al Maliki en Bagdad y el “Baas”
dirigido por un “Alawita” (rama chiita) como Bachar Al Assad en Damasco. Por
supuesto, en el discurso de Al Bagdadi, muy poco se mencionaba a EEUU y menos
aún a Israel.
Hoy
se confirma que Abu Bakr Al Bagdadi fue eliminado junto a una docena de
lugartenientes en una reunión que se llevaba a cabo en un bunker en las afueras
de la ciudad siria de Raqqa. El golpe fue dado entre la noche del 27 y la
madrugada del 28 de mayo pasado, dejando
el lugar marcado, completamente destruido. Pero ello no fue mérito de los
bombardeos de la Coalición liderada por EEUU; no, fue el mérito de la
inteligencia rusa y de un ataque aéreo de sus fuerzas aeroespaciales.
Aviones
SU-35 y SU-34 concurrieron al punto señalado por los Drones de inteligencia y
con precisión lanzaron su ataque sobre dos locaciones bien delimitadas. Casi
trescientos militantes del “ISIS” entre los que se hallaban los comandantes como Abu Al Hajdi y Suleiman Al
Shaukah perecieron en el ataque. Del efecto devastador de éste golpe, se
asegura que el principal líder de la organización murió junto con todos los
presentes.
Fue
el último acto de aquel impostor que se hizo pasar por Califa y que
aprovechando la desastrosa circunstancialidad en que se hallaba la región, pudo
penetrar en Iraq y a punta de fusil, prometer a los iraquíes que había llegado
para liberarles del yugo opresor de un régimen
colaboracionista y apostata.
Su imagen
y vestuario, fue confeccionado siguiendo los detalles de la tradición (Sunna)
islámica que diera una poderosa impresión sobre los espectadores que le vieran.
El color negro en su turbante pretendía mostrar que descendía de la línea de
sangre del profeta Mahoma y la barba larga, un símbolo de la paciencia de los
hombres creyentes.
Fue
la versión bizarra del “Laurence de Arabia” británico, pero al servicio de los
planes estadounidenses, un fake siniestro creado por la inteligencia
estadounidense, plantado en medio del caos y la desolación que los
norteamericanos crearon deliberadamente, haciendo imposible corroborar si ese
personaje que el Pentágono trato de hacer creer que había sido un prisionero
iraquí, había existido alguna vez. Precisamente,
si algo se preocuparon los invasores angloestadounidenses cuando entraron a
Bagdad, fue hacerse con el control del Ministerio de Información y de los
bancos de datos de la población iraquí a la cual se la hizo desaparecer para
luego argumentar que no existían censos actualizados.
Combatientes iraquies en Ramadi |
Con
esa información además de servirle para marcar, señalar y ubicar a los
partidarios del Baas (para ir a buscarlos y asesinarlos), fue el material de
trabajo para las agencias de inteligencia con el cual sabrían como (entre otras
cosas), fabricar la identidad de sujetos que nunca podrían ser rastreados.
De
allí nació Abu Bakr, presunto médico y ciudadano de Bagdad que había sido
arrestado por los norteamericanos durante la ocupación y tras ser llevado al
campo de concentración de Abu-Graib, fue torturado haciendo nacer en él, una
sed de venganza que materializaría tras salir de ese penal. Esa era la historia
de cientos de miles de iraquíes anónimos que se perdieron en ese laberinto
siniestro administrado por los estadounidenses y sus “servicios contratados”. Pese
a lo dramático de la descripción de este personaje, lo cierto es que nadie pudo
precisar su real existencia.
La
historia oficial planteada por Washington, se parece más a un libreto de
Hoolywood que a la realidad de un hombre que jamás existió.
El
“Daesh” fue una implantación artificiosa de la inteligencia militar estadounidense
allá por el 2006 que se combino con las operaciones que al mismo tiempo, sus
colegas de la CIA (https://pensamientoestraegico.blogspot.com.ar/2016/03/internacional-el-gran-espantajo-como-el.html), los británicos del MI-6 (Red Voltaire.org. “Muerte del califa y
fin del Emirato Islámico”. http://www.voltairenet.org/article196986.html ) e israelíes pusieron a rodar en medio del caos.
Fue
con la administración de Barak Obama, que aquella célula del “Estado Islámico
de Iraq” que para mediados del 2010 a duras penas subsistía en los desiertos de
Al Anbar, fue reactivada y nutrida con hombres, armas y financiamiento
suficiente para que pudieran operar casi ilimitadamente. Una de las armas más
características que se les entregaba eran las pistolas con silenciador “Beretta”
calibre 22, que además de servir para asesinar a plena luz del día a
funcionarios iraquíes sin un mínimo de ruido, salían
de la fábrica libres de numero de serie.
Tras
aquella cinematográfica fuga de varios supuestos comandantes del “Daesh” en Abu
Graib en septiembre de 2013 y que pudieron salir de Bagdad como si fueran
invisibles, quedó en claro que aquello fue un embuste, uno más de todos los que
rodearían la existencia de esta agrupación.
Solo
unos meses después de aquel evento, reaparece el “Daesh” pero con un tamaño y
fuerza imposible de creer. Con un despliegue de armas y vehículos modernos,
cruzaba con facilidad las porosas fronteras iraquíes mientras Washington
impostaba preocupación.
El
momento para establecer este “Califato” nunca pudo ser más propicio. Iraq se hallaba en un levantamiento masivo de
las provincias del centro norte con lo cual, la llegada de esta fuerza sunita,
se sumaría a los esfuerzos por derrocar al tirano y colaboracionista de Bagdad. Con una combinación de fuerza y astucia, el
“Daesh” con el apoyo de fuerzas iraquíes penetraron hasta los cuarteles más
vigilados del ejército y la policía, convirtiéndolos en cementerios. De este
modo, con equipos, uniformes y armas que usaban las fuerzas colaboracionistas
de Bagdad (de fabricación estadounidense), lograron engañar a cuantos puestos,
comisarias y bases se presentaron, terminando los incautos con un disparo en la
cabeza.
La
venganza fue terrible y los iraquíes se cobraron con sangre por todos los años
de opresión que habían sufrido y gracias al “Daesh”, pudieron cobrarse con
creces contra funcionarios, jueces, jefes de policía y gobernadores que además
de haber colaborado con los invasores estadounidenses, seguían las directivas
de Al Maliki.
Los
mismos norteamericanos con los que se habían sacado fotos y vendido a sus
propios vecinos, les entregaron y abandonaron a su suerte.
Todo
estuvo servido en bandeja y de ese modo, bases militares con vehículos
blindados “Abrahms” y cuantiosos depósitos de municiones pasaron a ser parte de
la fuerza de “Daesh”. Casualmente en Mosul, la ciudad elegida para capital del
“Califato” tenía guardados en un depósito unos 500 flamantes vehículos “Humvi”
artillados provistos por EEUU unos meses antes que pasaron a ser parte de la
fuerza mecanizada del “Estado Islámico”. Todo muy sospechoso.
Los
planificadores del “Daesh” y de todas sus troperias tuvieron éxito al engañar a
los desesperados iraquíes, en especial a los ciudadanos de Mosul y no fue
difícil ganarse su confianza cuando mostraban su descarnada justicia contra los
brutales pistoleros y asesinos que representaban y siguen aún representando a
un gobierno colocado por los estadounidenses.
Hoy
la ciudad de Mosul y el resto de las ciudades del noroeste de Iraq han sido
demolidas hasta casi hasta convertirlas en polvo y bajo sus cimientos, han
quedado la vida de miles de inocentes de los que jamás nadie hablara. Los que
desde occidente pretenden manejar a la opinión pública, se centran en dirigir
sus acusaciones sobre esta entelequia para lo cual, se habían vertido un sinfín
de embustes que pretendiendo hacerlos pasar por piezas históricas, pretenden
explicar el surgimiento del “Daesh”, sin querer aceptar que han quedado
develados como mentiras pre elaboradas por las agencias de inteligencia estadounidenses
que realmente crearon este adefesio (Globalresearch. http://www.globalresearch.ca/terrorism-is-made-in-the-usa-the-global-war-on-terrorism-is-a-fabrication-a-big-lie/5435816
)
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