“DIRECCIONANDO
CULPAS”
¿Cómo Washington
y sus aliados pretenden escapar a los futuros cuestionamientos por las
consecuencias de la aparición del COVID-19?
Por Charles H. Slim
En algún momento la Pandemia se desvanecerá como la
neblina en el amanecer y entonces, cuando las aguas se calmen y haya que hacer
un revalúo y control de daños en las economías de todos los países que se
vieron afectados por aquella, se buscaran explicaciones sobre “quiénes”
estuvieron realmente detrás de la aparición de este Coronavirus (con
características poco naturales) y si en realidad esta cepa surgió de una
mutación natural o más bien de un cultivo[1] en
alguno de los laboratorios de guerra biológica (Biological Warfare) que EEUU
tiene diseminados alrededor del mundo.
En lo que hace a EEUU, la administración Trump tiene
mucho que perder no solo por el pésimo manejo político de la pandemia sino
también, por hacer peligrar la institucionalidad política del país si la crisis
sanitaria se llegara a desbordar –como esta
sucediendo en New York- obligando a que el Pentágono por intermedio de una “administración
militar” tome las riendas del gobierno bajo el argumento de garantizar la “Continuidad
del gobierno”[2].
Como primer paso y para ir preparando el terreno, el
Departamento de Estado norteamericano ha comenzado a lanzar sus primeros dardos
tratando ante todo, desacreditar varias
informaciones que han ido saliendo a lo largo de los últimos meses que
cuestionaron las acusaciones formuladas contra China e incluso, el posible involucramiento
de los laboratorios de guerra biológica de EEUU que cooperaban con sus pares
chinos en el desarrollo de éste Coronavirus.
Fue así que (y como de costumbre) el Departamento de
Estado norteamericano ha comenzado a trazar su agenda de culpables (con China a
la cabeza) para tratar de amortiguar –entre
otras cuestiones- las responsabilidades políticas del gobierno federal por
no haber tomado las medidas sanitarias adecuadas para proteger a su propia población. Y es precisamente en estas
cuestiones que la administración Trump y el sector de los neoconservadores que le apoyan, resienten como ha quedado EEUU
ante el mundo tras haberse revelado varias informaciones sensibles que hacen
centro en la participación que habría tenido Washington[3] –desde mucho antes de Trump- en el
desencadenamiento de lo que está ocurriendo.
Pero las acusaciones que hemos escuchado del
Secretario Mike Pompeo se han enfocado en Rusia y en particular sobre el
presidente Vladimir Putin a quien estaría haciendo responsable de montar una
campaña de desinformación y a la cual –según
el funcionario- se le hará responsable en “su debido momento”. No se pierda
de vista el marco en el que se producen estas declaraciones materializadas en
el desembarco de más de 20.000 efectivos militares en Europa para realizar “ejercicios”
con sus aliados de la OTAN.
Pompeo para hacer estos señalamientos se baso en la
publicación de una nota en el diario “New York Times” firmada por William J. Broad[4] en la que sin rodeos, su autor acusa al
presidente ruso de estar implicado en difundir información falsa contra el
sistema de salud estadounidense que afecta a las instituciones públicas y
políticas norteamericanas.
Inmediatamente salio al cruce la vocera del Kremlin
María Zajárova quien le sugirió al funcionario estadounidense fijarse primero
en lo que publica el “New York Times” para ver quien realmente esta implicado
en una campaña de desinformación. Para Rusia esto no es nuevo y los intentos de
incriminar al gobierno de Vladimir Putin han sido reiterados. Episodios como el
supuesto envenenamiento de “Skripal y su hija”en Gran Bretaña, de apoyar a
“regímenes autoritarios”-como
maniqueamente califican a quienes se les oponen- o de sabotear elecciones en otros países con sofisticados
Software espías como se vio en el montaje de la novela mediatica que la Corporación
de medios estadounidense llamó “Russian-Gate” son ejemplos de ello.
Pero Pompeo y el circulo neoconservador al que
representa, no parece advertir que fue su propio jefe político en la Casa
Blanca quien en primera instancia no quiso tomar las medidas sanitarias
adecuadas para una pandemia declarada por la OMS aduciendo que era un gasto
innecesario ya que según aquel se trataba de una mera gripe estacional. Cuando
se dio cuenta que se había equivocado ya era tarde y los casos de COVID 19 se
había expandido en forma dramática causando focos de emergencia sanitaria en
ciudades importantes como New York.
Para cuando Trump reaccionó, anunció una batería de
medidas de aplicación general que además de tardías nunca se cumplieron. El tan
anunciado testeo general para la población nunca se efectuó y así se pudo ver
como los sectores más vulnerables, especialmente la comunidad latina y
afroamericana de la población neoyorkina, terminaron pagando las consecuencias
de un histórico abandono estructural de la salud pública norteamericana.
Testimonio mudo de ello son los fallecidos apilados y enterrados en las fosas
comunes de la Isla de Hart en Long Island South, New York.
Trump & Greenstein de LHC.Group |
Según las investigaciones de asociaciones civiles y
organizaciones independientes como la NPR (https://www.npr.org/) las promesas de Trump solo quedaron en eso y solo
se realizaron algunos testeos aislados en puntos instalados en supermercados
como “WalMart”, “Wallgreens” y “CVS” en ciudades como Chicago y Arkansas sin
que se haya extendido a otras plazas de los demás estados de la Unión. La
excusa presentada por las gerencias de cada una de estas empresas fue la de un
fallo en la comunicación con el gobierno federal.
“Hemos estado trabajando muy duro en esto. Hemos
hecho un progreso tremendo”, dijo Trump. “Cuando comparas lo que han hecho con
otras áreas del mundo, es bastante increíble”. Presidente Donald Trump, Garden Roses 13 de marzo
2020.
Tampoco se han implementado los testeos caseros prometidos
por Trump destinados a poblaciones urbanas aísladas y áreas rurales. Para ello a su vez se había
comprometido Bruce Greenstein,
vicepresidente de la empresa “LHC.Group”[5] para la provisión de Kits en todo el
territorio del país.
Esto no ha sucedido hasta el momento y la excusa
presentada por la empresa se centro en que han concentrado su colaboración material
con los hospitales para ir progresivamente extendiendo sus test a la población.
Mucho menos se ha generado el anunciado sitio Web
provisto por el gigante “Google” para controlar el testeo y la situación de los
infectados con COVID 19, aunque si existiría una página que estaría realizando
una especie de conteo pero no fue provista por ésta mega corporación de los
medios y mucho menos hace una estadística inteligente de como progresa la
pandemia.
Aunque todo apunta a poner en evidencia las
características de una gestión al compás de la cambiante personalidad del
presidente, algunos están especulando que la puesta en marcha de estas medidas
fueron deliberadamente frenadas (saboteadas) por intereses oscuros que están
detrás de las cortinas del Salón Oval y que pese a pertenecer al Establishment
de aquellos que apoyan a Donald Trump,
rivalizan por desbancarlo por algunos posicionamientos nada convenientes a sus
intereses.
Tal como se ha comprobado a los desaciertos en la
gestión de la emergencia sanitaria, Trump ha tratado de cubrir sus baches con
promesas insulsas y tal como lo han dejado entrever estas investigaciones
independientes, las mismas son típicas de políticos demagógicos y personalistas
de países tercermundistas no anglosajones.
Como lo han señalado algunos intelectuales liberales argentinos, esto es
la triste y peligrosa demostración de la penetración del “populismo” como concepción de la política anglosajona.
En los últimos días algunos periodistas de medios
anglosajones y corresponsales de medios argentinos en Londres (que colaboran
con la “pura verdad”) han estado vociferando mediante imprecaciones por televisión
que los servicios de inteligencia británicos MI-6 y sus colegas de la CIA
tendrían la información precisa que sindica las culpas de China en la
diseminación del COVID-19 como una especie de prologo que preanuncia un justificado-y hasta deseado- escarmiento por esta supuesta responsabilidad.
A la par de estas tendenciosas alegaciones, surgen teorías que tratan de
explicar una especie de “zoonosis”[6] en
la trasmisión de este virus con presumible origen en el sur de China.
Lo cierto que esto no es más que otra demostración
de la obsecuencia y el alineamiento político de los medios occidentales que
secundando la misma estratégia del Departamento de Estado norteamericano y de
su homologo británico el Foreign Office, tratan una vez más de manipular a la opinión pública de sus
respectivos países para que a los ojos de la opinión pública global (incluida
la Argentina) , sea China la “cabeza de turco” que termine pagando por la
filtración de este agente infeccioso de características nada naturales.
[1] Según
algunos informes de virólogos indios de la Escuela de Kusuma que fueron
repentinamente CENSURADOS, descubrieron que el COVID-19 tiene componentes
genéticos similares al VIH algo que desde la lógica es una aberración.
[2] El
1° de febrero el Secretario de Defensa norteamericano Marc Spert designo e
instruyo al General Terensse J. O´Shaughnessy para preparar un plan
administrativo de contingencia para reemplazar al gobierno federal en caso de
que la crisis sanitaria se desobordara.
[3]
PensamientoEstrategico.Blogspot.com. “Escalada Sucia”, Publicado el 20 de
febrero 2020. https://pensamientoestraegico.blogspot.com/2020_02_16_archive.html
[4] Es
un periodista y autor cientifico “Senior” que escribe columnas para el diario
estadoundense “The New York Times”.
[5]
Compromiso público asumido junto al presidente Donald Trump que se puede ver
en: https://www.facebook.com/WhiteHouse/videos/bruce-greenstein-lhc-group/1103841913293107/
[6] Se
dice de cualquier enfermedad propia de los animales que incidentalmente puede
comunicarse a las personas.