martes, 5 de noviembre de 2024

 

RECIPROCIDAD ORIENTAL

A la violencia, el unilateralismo y la geopolítica del complot occidental oriente responde con un nuevo paradigma de multilateralismo como son los BRICS+

 

Por Javier B. Dal

La unipolaridad bajo el liderazgo estadounidense hace tiempo que terminó pero fue el protagonismo que tomo la Federación de Rusia lo que lo puso en evidencia ante el mundo. Si hay que poner una fecha para oficializar esto es sin dudas el 2014 cuando el presidente ruso tomo las decisiones más importantes y riesgosas para la seguridad estratégica de su país. El golpe de estado en febrero de 2014 fraguado por Washington en Kiev utilizando a los extremistas de la ultraderecha “banderista” -que adhirió al Tercer Reich- fue una amenaza existencial para Rusia y en ese marco, Putin advirtió que la OTAN tenía otras pretensiones mucho más ambiciosas y en ese sentido, actuó en consecuencia.

La recuperación de la península de Crimea, el mantenimiento del control del Mar Negro y la intervención en Siria a mediados del 2015 fueron sin dudas hitos geopolíticos que marcaron oficialmente el final de aquel status y a su vez el inicio de una nueva alternativa de seguridad en el espectro global.

Si EEUU hubiera estado en su esplendor potencial aquello no habría sucedido. Pero no solamente en lo bélico sino también en la influencia política que durante todo el tiempo hizo gala de poseer y ejercer. Y sino ¿Por qué no movilizó su flota o una flota conjunta de la OTAN como lo había hecho con el pequeño Iraq en la crisis de Kuwait de 1990 y que culminó con la guerra de 1991? O ¿Por qué no logro aunar apoyo dentro de Naciones Unidas para aislar a Rusia o a su presidente Vladimir Putin?

Ciertamente lo intento, pero todos sus esfuerzos fueron en balde y fracasaron estrepitosamente. Fueron las señales del comienzo del fin.

Esta declinación era esperada por los pensantes en Washington, en especial por Henry Kissinger y aunque siga habiendo políticos como Biden, Harris o Trump, aquellos cerebros conocen la realidad. Esa realidad es la que hoy informa que, les agrade o no a estos políticos hay una nueva realidad global en la que oriente tiene la palabra y Rusia junto a China llevan la voz cantante.

EEUU sufre lo que todos los imperios en decadencia, la degradación progresiva de sus instituciones que se advierte con su inocultable crisis político-social-moral interna que hoy vemos con una elección presidencial entre lo malo y lo peor de la política estadounidense.

Pese a que sigue habiendo en el hemisferio, especialmente en Sudamérica y particularmente en Argentina, un seguidismo lameculista de una parte del círculo rojo (compuesto por empresarios, periodistas, medios y políticos), la importancia de los EEUU como actor principal en las relaciones internacionales y actor exclusivo para los intereses en la región, ha sido cuando menos eclipsado por nuevas alternativas provenientes de oriente con las propuestas de China y en un marco más amplio, con los BRICS+.

En esta nueva realidad que asoma desde el oriente y a la que se suman los países del sur global, no solo se pone en dudas el perimido liderazgo estadounidense sino que algunos ya con la experiencia de su dañina influencia, se han visto en la necesidad de defenderse y en otros casos tratar de sobreponerse a los efectos de su nefasta influencia producto en el mayor de los casos, de sus operaciones de desestabilización política (con golpes de estado, subversión, generación de violencia), económica (con deudas, extorsión, sanciones unilaterales, apropiaciones ilegales de fondos), la agresión abierta, la invasión, la ocupación y todos los males que esta última les ha traído bajo la máscara de “esparcir la democracia”. 

Esta decadencia angloestadounidense que va más allá de lo político y que se viene acelerando con la guerra hibrida que fue gestada por Washington y que sostiene contra la Federación de Rusia, también afecta a sus laderos europeos y socios estratégicos, tal como vemos con el estado de Israel que gobernado por una banda extremista liderada por un criminal como Netanyahu ha demostrado la entidad y grado de criminalidad a los que están dispuestos a cometer bajo el amparo y sostén de Washington.

Incluso en este tema, el nuevo esquema geopolítico naciente propone alternativas para que asuntos como la inaceptable ocupación de Palestina, su derecho a la autodeterminación mediante la creación de un estado (apoyado por La cumbre en Kazán) y el fin de la opresión que ha conllevado un sufrimiento sin pausa para los palestinos por 76 años, no continúe. Dentro del paradigma creado en 1945 bajo acuerdos manipulados por los anglosajones con el paso de las décadas han demostrado estar hechos a medida de los intereses propios y de sus socios alterando claramente el espíritu de los mismos.

Bajo esta realidad inexorable y que ya no puede ser escondida, Naciones Unidas y en especial, las instancias de justicia pretenciosamente universales (y presuntamente imparciales) como son la Corte de la Haya y la Corte Penal Internacional a medida que avanzan las arbitrariedades contra pueblos enteros y las gráficas violaciones a los derechos humanos van perdiendo legitimidad por su inacción ante las amenazas y en algunos casos, obscena condescendencia con los agresores y criminales de lesa humanidad.

En resumen, el occidente colectivo es un ente moribundo que se tambalea como un borracho llevándose por delante todo lo que se le cruce en el camino. Incluso y como una desesperada estratagema se trata de vender que el posible triunfo de Kamala Harris representaría una alternativa multilateralista del poder estadounidense, algo que es contradictorio con su propia naturaleza imperial.

Los BRICS+ son un paradigma alterno a esta decadencia y como tal, el camino por fuera de un sistema altamente corrupto y viciado que penosamente refleja un organismo impotente como Naciones Unidas que más allá de las buenas intenciones del actual secretario general Antonio Guterrez y de sus sinceros esfuerzos no puede proteger incluso a sus propios empleados.