RECIPROCIDAD ORIENTAL
A la violencia, el unilateralismo y la geopolítica del complot
occidental oriente responde con un nuevo paradigma de multilateralismo como son
los BRICS+
Por
Javier B. Dal
La unipolaridad bajo el liderazgo estadounidense
hace tiempo que terminó pero fue el protagonismo que tomo la Federación de
Rusia lo que lo puso en evidencia ante el mundo. Si hay que poner una fecha
para oficializar esto es sin dudas el 2014 cuando el presidente ruso tomo las
decisiones más importantes y riesgosas para la seguridad estratégica de su
país. El golpe de estado en febrero de 2014 fraguado por Washington en Kiev
utilizando a los extremistas de la ultraderecha “banderista” -que adhirió al
Tercer Reich- fue una amenaza existencial para Rusia y en ese marco, Putin
advirtió que la OTAN tenía otras pretensiones mucho más ambiciosas y en ese
sentido, actuó en consecuencia.
La recuperación de la península de Crimea, el mantenimiento del control
del Mar Negro y la intervención en Siria a mediados del 2015 fueron sin dudas
hitos geopolíticos que marcaron oficialmente el final de aquel status y a su
vez el inicio de una nueva alternativa de seguridad en el espectro global.
Si EEUU hubiera estado en su esplendor potencial aquello no habría
sucedido. Pero no solamente en lo bélico sino también en la influencia política
que durante todo el tiempo hizo gala de poseer y ejercer. Y sino ¿Por qué no
movilizó su flota o una flota conjunta de la OTAN como lo había hecho con el
pequeño Iraq en la crisis de Kuwait de 1990 y que culminó con la guerra de 1991?
O ¿Por qué no logro aunar apoyo dentro de Naciones Unidas para aislar a Rusia o
a su presidente Vladimir Putin?
Ciertamente lo intento, pero todos sus esfuerzos fueron en balde y
fracasaron estrepitosamente. Fueron las señales del comienzo del fin.
Esta declinación era esperada por los pensantes en Washington, en
especial por Henry Kissinger y aunque siga habiendo políticos como Biden,
Harris o Trump, aquellos cerebros conocen la realidad. Esa realidad es la que
hoy informa que, les agrade o no a estos políticos hay una nueva realidad
global en la que oriente tiene la palabra y Rusia junto a China llevan la voz
cantante.
EEUU sufre lo que todos los imperios en decadencia, la degradación
progresiva de sus instituciones que se advierte con su inocultable crisis político-social-moral
interna que hoy vemos con una elección presidencial entre lo malo y lo peor de
la política estadounidense.
Pese a que sigue habiendo en el hemisferio, especialmente en Sudamérica
y particularmente en Argentina, un seguidismo lameculista de una parte del círculo
rojo (compuesto por empresarios, periodistas, medios y políticos), la
importancia de los EEUU como actor principal en las relaciones internacionales
y actor exclusivo para los intereses en la región, ha sido cuando menos
eclipsado por nuevas alternativas provenientes de oriente con las propuestas de
China y en un marco más amplio, con los BRICS+.
En esta nueva realidad que asoma desde el oriente y a la que se suman
los países del sur global, no solo se pone en dudas el perimido liderazgo estadounidense
sino que algunos ya con la experiencia de su dañina influencia, se han visto en
la necesidad de defenderse y en otros casos tratar de sobreponerse a los
efectos de su nefasta influencia producto en el mayor de los casos, de sus
operaciones de desestabilización política (con golpes de estado, subversión,
generación de violencia), económica (con deudas, extorsión, sanciones
unilaterales, apropiaciones ilegales de fondos), la agresión abierta, la invasión,
la ocupación y todos los males que esta última les ha traído bajo la máscara de
“esparcir la democracia”.
Esta decadencia angloestadounidense que va más allá de lo político y
que se viene acelerando con la guerra hibrida que fue gestada por Washington y
que sostiene contra la Federación de Rusia, también afecta a sus laderos
europeos y socios estratégicos, tal como vemos con el estado de Israel que
gobernado por una banda extremista liderada por un criminal como Netanyahu ha
demostrado la entidad y grado de criminalidad a los que están dispuestos a
cometer bajo el amparo y sostén de Washington.
Incluso en este tema, el nuevo esquema geopolítico naciente propone
alternativas para que asuntos como la inaceptable ocupación de Palestina, su
derecho a la autodeterminación mediante la creación de un estado (apoyado por
La cumbre en Kazán) y el fin de la opresión que ha conllevado un sufrimiento
sin pausa para los palestinos por 76 años, no continúe. Dentro del paradigma
creado en 1945 bajo acuerdos manipulados por los anglosajones con el paso de
las décadas han demostrado estar hechos a medida de los intereses propios y de
sus socios alterando claramente el espíritu de los mismos.
Bajo esta realidad inexorable y que ya no puede ser escondida, Naciones
Unidas y en especial, las instancias de justicia pretenciosamente universales (y
presuntamente imparciales) como son la Corte de la Haya y la Corte Penal
Internacional a medida que avanzan las arbitrariedades contra pueblos enteros y
las gráficas violaciones a los derechos humanos van perdiendo legitimidad por
su inacción ante las amenazas y en algunos casos, obscena condescendencia con
los agresores y criminales de lesa humanidad.
En resumen, el occidente colectivo es un ente moribundo que se tambalea
como un borracho llevándose por delante todo lo que se le cruce en el camino.
Incluso y como una desesperada estratagema se trata de vender que el posible
triunfo de Kamala Harris representaría una alternativa multilateralista del
poder estadounidense, algo que es contradictorio con su propia naturaleza imperial.
Los BRICS+ son un paradigma alterno a esta decadencia y como tal, el
camino por fuera de un sistema altamente corrupto y viciado que penosamente
refleja un organismo impotente como Naciones Unidas que más allá de las buenas
intenciones del actual secretario general Antonio Guterrez y de sus sinceros
esfuerzos no puede proteger incluso a sus propios empleados.