NACIONALISMO
ARGENTINO O SEPARTISMO ARTIFICIAL
EN LA MIRA
“CONDUCIENDO A LA GUERRA”
Según se viene sabiendo Benjamín Netanyahu y su gabinete vienen presionando con persistencia y firmeza a La Casa Blanca para que Trump ordene una intervención militar contra Irán y para ello Tel Aviv está apoyándose en las organizaciones sionistas estadounidenses y sus lobbies en el Congreso ¿Cederá Trump a los caprichos políticos del sionismo a costa de los intereses de su propio país?
Por
Charles H. Slim
El martes pasado
sonaba frenéticamente el teléfono en el despacho del presidente en la Casa
Blanca y más tarde se sabría que la llamada era de larga distancia. Tan pronto
como Trump fue informado de que había alguien estaba al teléfono que urgía por
su atención, dejó sus asuntos en el jardín y fue raudo a atenderlo. Del otro
lado de la bocina sonó la voz grave y con el acento de un inglés como el que
suelen expresar los israelíes, pudo escuchar el saludo de su homologo benjamín
Netanyahu quien demostraba ansiedad en hablar con él.
Lo
que se hablo en esa llamada solo quedo para Trump y su interlocutor, pero no se
hizo necesario interpretes para descubrir lo que en ella se trato y eso era
“qué hacer con Irán”. Las últimas medidas que ha tomado la Casa Blanca poco
tienen que ver con la política exterior estadounidense y más bien, están
orientadas –como ha sido la costumbre desde 1948- a impulsar planes que
solo buscan satisfacer los intereses del estado de Israel. La aplicación de
sanciones contra Irán y la búsqueda por deshacer el acuerdo nuclear son solo
algunos de los hechos de la administración Trump que han despertado la
algarabía del sionismo internacional.
La
búsqueda por arrinconar a la república Islámica de Irán viene impulsándose
desde todos los puntos del globo donde el sionismo opera bajo sus diversas
modalidades. Esta determinación también
se viene viendo en Argentina, especialmente desde ciertos funcionarios del
gobierno de Mauricio Macri que bajo el pretexto de la supuesta ilegalidad del
Memorando de entendimiento firmado durante el gobierno anterior entre Buenos
Aires y Teherán y que los medios nacionales califican como un “Pacto de
impunidad”, tratan de culpar a funcionarios iraníes de los atentados cometidos
en Buenos Aires. Esto también ha servido
como un elemento más para fabricar un Casus Belli contra Irán y claro,
contra el odiado “Partido de Dios” (Hesbollah) que argumente una posible
operación militar contra el Líbano.
Durante
todos estos meses de presidencia, Trump ha estado sometido a una fuerte presión
de los poderosos lobbies judío-estadounidenses que lo venían emplazando como
principal objetivo, de cortar todos los nexos con Irán y facilitar el camino a
un ataque que degrade su capacidad tecnológica y reduzca al país a una
situación similar a ala de Iraq. En apariencias Trump no ha mostrado ningún
reparo a estos planes y ello ha sido motivo de congratulación de las 52
principales organizaciones pro-israelíes del país.
Según
estamos viendo, Tel Aviv y en especial los sectores sionistas recalcitrantes
que apoyan una guerra a niveles impensados contra Irán, no escatiman en
recursos para crear situaciones controversiales que les dé el pie para
argumentar una agresión a la cual “se vieron obligados a responder”. Lo hemos
visto en Siria, con sus bombardeos sobre las fuerzas árabes del ejército e
incluso asesinando a generales iraníes y algún que otro comandante de Hesbollah
que se hallaban combatiendo a los grupos “wahabíes” y mercenarios entrenados
por la CIA. Incluso en momentos que Vladimir Putin visitaba Tel Aviv, la
aviación israelí lanzaba ataques contra las tropas sirias como pretendiendo
decirle a Damasco “Rusia en realidad no les apoya”. También con tretas mucho más
discretas y basadas en el engaño con sangrientos atentados y falsificación de
informes realizados por sus servicios de inteligencia civiles y militares sobre
uso de armas por parte de Al Assad.
A
nivel político y diplomático lo vimos con la salida de EEUU de la UNESCO en
claro apoyo al disgusto de Israel por haberse aceptado en esta organización
internacional a Palestina como un miembro con carácter de estado. Pero lo que
más molesta a Tel Aviv y su círculo de intelectuales es que esta organización
ha elaborado un meticuloso informe sobre los crímenes israelíes contra la
población palestina que enfureció a todo el arco político y religioso del
sionismo tanto en Israel como alrededor del mundo (Globalresearch.ca. “El
primer Ministro israelí…”. https://www.globalresearch.ca/israels-prime-minister-netanyahu-is-leading-us-president-trump-to-war-with-iran/5615249 )
Para
la mayoría de la opinión pública estadounidense, no es una noticia que los
intereses israelíes se hallen posicionados por encima de los estadounidenses e
incluso que muchos funcionarios de sus carteras más sensibles, han sido
escogidos y colocados por sugerencias directas de Tel Aviv y que se retrasmiten
por medio de sus organización sionistas estadounidenses.
El caso de David
Friedman un conocido abogado judío estadounidense, especialista en quiebras, es
ilustrativo de esto. A pesar de las incompatibilidades que presentaba para
tener un cargo público, fue nombrado embajador de EEUU en Tel Aviv.
Pero
el hecho más grave que La Casa Blanca que demuestra seguir las directivas de
Tel Aviv en lo referente a las ansiadas intensiones de lanza una “guerra
preventiva contra Irán” se da por las presiones de Benjamín Netanyahu para que
Trump no solo desconozca el acuerdo nuclear firmado por Barak Obama sino que, además de denunciarlo, siente un
precedente bochornoso y peligroso por violar el cumplimiento de un acuerdo
internacional. Ello ha desatado un revuelo interno especialmente dentro del
Pentágono, donde los generales y asesores estratégicos opinan todo lo contrario
a lo que Netanyahu quiere.
Para
los generales norteamericanos, lanzar un ataque contra Irán podría tener consecuencias
inesperadas. Además no habría motivo para realizarlo ya que el acuerdo
funciona. Otro punto es que, si EEUU
violara la firma de dicho acuerdo, estaría arrastrando a los otros seis países
que en el marco de Naciones Unidas, firmaron también el acuerdo llevando a
Washington a un escándalo político internacional que mellaría aún más la baja
imagen que ya tiene. Otra cuestión que plantean los estrategas norteamericanos
es que, si se viola el acuerdo, los iraníes restablecerían la producción de modernos
sistemas defensivos que dificultaría acciones futuras en la región. A la par de esto, les daría mayores
argumentos a Corea del Norte para seguir con sus programas de misiles
nucleares. Otro punto, es la situación geográfica y topográfica de Irán que
según varios expertos representaría una pesadilla similar a la de Afganistán y
por último, la desconfianza que les ha ganado la interferencia de Israel en las
pasadas guerras que tras empujar a sus militares a invasiones impopulares y
desastrosas, terminan siendo pagadas con la sangre de soldados estadounidenses.
A la
par de todo esto, también esos lobbies han venido presionando para que el
gobierno tome medidas contra los “disidentes” internos y cualquier otro
ciudadano común que apoye el boicot político y económico contra la economía de
Israel que impulsa el llamado BDS y que ha representado una seria molestia para
las inversiones en Israel.
Aunque
para ellos sería mucho mejor eliminarlos físicamente, ello es imposible por lo
que la metodología está orientada a imponer multas y arrestos por el tan usado argumento del “antisemitismo”. Los
funcionarios clave para que esto pueda pasar, son el yerno de Trump Jared
Kushner, el empresario de bienes raíces Jason Greenblatt y la empresaria y
actual vocera en Naciones Unidas Nikki Haley, elementos centrales para influir
en la alocada cabeza de Trump quien tal vez, en algún momento puede llegar a
meter a la Unión en una guerra tan o más desastrosa que las heredadas del Clan
Bush.