sábado, 27 de abril de 2019



EN LA MIRA


ISIS EN LATINOAMERICA”

Deja de ser un rumor o una mera especulación la presencia de elementos yihadistas operando en Latinoamerica ¿Qué objetivos persiguen y quienes están facilitando su operatividad dentro de la región?

Por Charles H Slim
Apenas se conocieron las primeras victorias del “ISIL” tras cruzar las fronteras de Iraq en junio de 2014, se comenzaron a revelar algunos aspectos curiosos y hasta exóticos de la composición de esa supuesta milicia islamista de pretendida rama sunita. Los impecables videos de propaganda con notables y sofisticados detalles de edición que demostraban una gran organización (y financiación) detrás de ésta banda armada, mostraban entre sus filas a milicianos barbados de varias nacionalidades entre ellos latinos de varias partes del continente americano. En varias oportunidades se señaló la presencia de combatientes chilenos y argentinos en las agrupaciones yihadistas que comenzaron a operar en el norte de África en 2010 y que (coordinadas a los que ya se aprestaban en Iraq) se trasladarían a Siria.

En la última semana se han conocido los resultados de los análisis de información recopilada por parte de la inteligencia rusa que han encendido las alarmas de seguridad no en el Medio Oriente o en el Cáucaso sino en el continente americano. El jefe adjunto del GRU ruso (Departamento Central de Inteligencia), el vicealmirante Igor Kostiukov denunció públicamente el 25 de abril último la existencia de campamentos de entrenamiento del “Estado Islámico” posiblemente ubicados en varios puntos de Centro América y sud américa.

Desde hace tiempo que la inteligencia rusa evaluaba que estas organizaciones se encontraban en la búsqueda de zonas de reserva en lugares remotos a los fines de poder obtener recursos humanos y materiales para lograr sostener su operacionalidad en el tiempo. Pero no hay que olvidar la naturaleza de ese grupo. Washington no puede borrar aquellas molestas fotografías y filmaciones en las que se ve al difunto senador John Mc Cain confraternizando con los jefes “yihadistas” en Siria entre los cuales estaba nada menos, que el líder del entonces “ISIL” impostado por un personaje que impostando el papel de un supuesto prisionero iraquí se haría llamar “Abu Bakr Al Bagdadi” de quien hoy nadie sabe nada. El establecimiento de aquella entelequia llamado “Califato”, fue una táctica (para enfrentar a chiitas y sunitas) con fecha de vencimiento que se enmarco en la estrategia de Washington por remodelar al Medio Oriente.  En ese sentido se explican las inconsistencias en las que recurrentemente incurrieron los estadounidenses y sus aliados al permitir sin obstáculos y muchas facilidades el despliegue de los yihadistas de la “bandera negra”.

Fue recién con el ingreso de Rusia en Siria, que se comenzaron a ver resultados rápidos y concretos. Recordemos que las fuerzas rusas lograron expulsar de la mayor parte del terreno sirio a los grupos como “ISIS” y sus aliados que aún siguen operando bajo la cobertura de las fuerzas especiales norteamericanas en zonas como “Al Tanf” y en el norte sirio con las bandas armadas kurdas apoyadas por la inteligencia estadounidense e israelí.

Pero ¿Qué visión tiene el gobierno argentino sobre esto? Más allá de las continuas incongruencias políticas a las que nos tiene acostumbrados ( ex guerrilleros y pistoleros de izquierdas avenidos a Ministros), desde su Ministerio de seguridad interior no se hace más que repetir la doctrina y el panfleto que las embajadas de EEUU e Israel que centra como amenaza terrorista al “Partido de Dios” Hesbollah y a Irán, demostrando un alto grado de intoxicación informativa que mezcla en forma irreverente las acciones de los embustes wahabistas de “Al Qaeda e ISIS” con la organización chiita libanesa.

Al mismo tiempo surge muy extraño que el Departamento de Estado Norteamericano por conducto de los medios masivos no haya denunciado la existencia de estos peligros en la región. Esto tiene una velada y clara explicación. Viendo la posición ideológica de Mike Pompeo (un neocon y sionista) y de la misma Casa Blanca, es explicable este silencio y él se sostiene en la conveniencia de que una amenaza semejante progrese silenciosamente en una región en la cual y por cualquier medio, Washington quiere regresar con todas sus fuerzas necesitando para ello, una muy buena excusa. 

El peligro que redunda esto es inconmensurable. La experiencia de Iraq, Libia y  Siria pone de manifiesto lo que puede sucederles a poblaciones enteras infiltradas por células de estas organizaciones y las consiguientes reacciones de las fuerzas de seguridad que incapaces de combatirlas, se verán obligadas a requerir la ayuda de los “expertos” que como todos saben, son los estadounidenses y sus colegas israelíes quienes una vez dentro harán de esos lugares escenarios dantescos de masacres colectivas.

No es algo novedoso, solo hay que mirar un poco para atrás en el tiempo para ver cómo se originaron estas franquicias del terrorismo internacional que deliberada y maliciosamente los gobiernos occidentales bautizaron como “islamista” y a quienes muy convenientemente ha favorecido éstas apariciones. Tampoco hay que olvidar que el terrorismo como tal no es una ideología o parte de una religión particular (como ha popularizado la Corporación medios occidentales), es una metodología, una herramienta, una táctica más de la cual se ha hecho uso y abuso desde 1990 hasta hoy.

Se ha comprobado que tanto “La Base” (Al Qaeda) como “Estado Islámico” (Daesh) son dos programas nacidos de maquinaciones intelectuales de asesores de seguridad nacional como Zbigniew Brzezinski e ingenierizados y puestos a funcionar por las agencias de inteligencia tanto civiles como militares angloestadounidenses con la inocultable (al día de hoy) cooperación israelí y saudita, complicaciones que se han harto evidenciado en el fallido complot por destruir a Siria.

Ambos actores son piezas tácticas de una planificación estratégica de largo alcance que se basan sobre la creación de un caos perpetuo.

A todo esto no olvidemos la advertencia lanzada por el secretario general del Movimiento de resistencia libanesa Hassan Nasrallah hace un par de años atrás, en momentos que las bandas yihadistas asolaban Siria,  denunciando que Arabia Saudita estaba financiando el yihadismo en América Latina. Al parecer tal información no era una tontería como lo señalaron analistas con tendencias claramente sesgadas. El análisis arroja que grupos vinculados a “ISIS y Al Qaeda” se estarían organizando en campamentos secretos de reclutamiento y entrenamiento regenteados por miembros de esas organizaciones yihadistas. La noticia cobra especial importancia dado el actual estado geopolítico de la región con Venezuela como epicentro de una crisis en la que se ven involucrados EEUU y sus aliados (incluidos británicos e israelíes), Colombia y la misma OTAN.  Ya lo advirtió el mismo jefe adjunto de la inteligencia rusa que “EEUU contempla intervención militar como una opción”.

Sobre esto cabe recordar que desde hace varios años hasta esta parte, Washington y varios sectores intelectuales latinoamericanos que adhieren a la política de la llamada “guerra preventiva” y de la llamada “lucha contra el terrorismo” han tratado de argumentar que en Venezuela existen bases de entrenamiento del Partido libanés “Hesbollah” algo que además de nunca comprobado, no reviste lógica estratégica para un movimiento que solo ha operado dentro de los bordes de las fronteras del Líbano y que solamente, por autorización de Damasco, desde hace unos años combate –casualmente- a las bandas armadas ligadas a “Al Qaeda” y el “Estado Islámico” que se recuestan sobre los bordes controlados por Israel (Altos del Golán).

Para ello Washington viene llevando adelante arduas actividades de agitación subversiva contra Venezuela que han ido escalando en intensidad con el pasar del tiempo. A ello no olvidar el feble papel de Naciones Unidas para condenar esto. El estrepitoso fracaso de su intento de colocar un monigote como Juan Guaidó, ha llevado a que se discuta la idea de pasar al “plan b”[1] . Con la cooperación de Colombia la Casa Blanca tiene las expectativas de poder intervenir militarmente en el país vecino tratando de minimizar las pérdidas materiales de un enfrentamiento bélico y a su vez, no complicarse aún más con la ley internacional. Es por ello que, introducir un elemento tan peligroso como “ISIS” en esta pugna causará muerte y miseria e incluso, pondrá en peligro la integridad y supervivencia misma de los estados de la región.


[1] Pensamiento Estratégico y Politico.com. “Pasar al plan B”. Publicado el 6 de marzo 2019. http://pensamientoestraegico.blogspot.com/2019/03/en-la-mira-pasar-al-planb-el-fracaso.html

jueves, 25 de abril de 2019


EN DEBATE



DECEPTIVE DECLASSIFICATION

The delivery to the Argentine government of some 40,000 declassified documents of the DIA and other US federal agencies are relevant to clarify the facts of the political violence of the late seventies in Argentina?




By Tennet Reader
I was sitting comfortably in my favorite coffee bar "Compass" not far from the Capitol in Washington DC, relaxing after a long night and part of the early morning working on some research articles when my mobile phone rings and seeing its number I know that it is "Harry" my errand boy who usually goes there to where it causes me fatigue to tell me that the State Department had declassified a series of documents from the National Security Agency and the Defense Intelligence Agency regarding the activities of the CIA in the military coup of 1976 in Argentina and then almost burning myself with coffee in my tongue I said "What the hell is happening now?"

As soon as I finished my coffee, I shot out to the meeting point so that I could complete the novelty and if it was possible, I would illustrate with documents this strange novelty. I was not sure what I expected to find but it was clear that I was very intrigued by the intrigue. As in the old times of the cold war, outdoor and public environments are still the best places for a moderately private chat, although in reality many of them are monitored with infrared cameras and outdoor microphones. Courtesy of "security patriotic "built by Bush. Likewise, our talk did not have any question against national security, but it bothers that certain ears pay attention to you.

When we got there I could see it and as always we gave each other a handshake and as a casual meeting of two friends we exchanged greetings and questions as if we did not see each other a decade ago, we continued to sit down and the exchange begins and it is there that I say with a smile in the mouth "What the hell goes on?; Trump opening intelligence documents on the years of lead in the Southern Cone and in particular on Argentina ?, very strange ". It is certainly very strange or at least suggestive since currently his old business colleague Mauricio Macri seems to be losing economic and financial control of the situation in his country.

Harry as a good student did not come with empty hands and brought me a detail of the documents that had been sent on CD to Buenos Aires. 
Apparently the same detail a series of incidents of the so-called "disappeared" of which the US Embassy in Buenos Aires in 1976 collected information on the operations of the "task forces" of the Argentine military intelligence that was linked to abducted and summary executions of subjects linked to the armed groups of Marxist tendency But why now the White House was turning this information to the government of Mauricio Macri? 
There is no doubt that it is not a gesture of legality or with intentions to shed light on such a heavy story; quite the opposite. It is a trick to try to improve the face of a government with very good sympathy with Washington and get win the sympathy of Argentine human rights groups highly politicized to the left, linked to CFK.

Although previously during the Clinton administration and that of George W. Bush himself at the request of an Argentine organization such as CELS, about 4,500 documents linked to intelligence operations and repressive counterinsurgency were censored, focusing the focus on "Battalion 601", but always keeping off the stage (censored with black ink) the activities and agents of the American intelligence in the advice that was provided to the "Operation Condor" that coordinated with the military governments of Chile, Paraguay, Uruguay and Brazil.

It seems deliberate to overlook this. If the situation of the events of that time is contextualized, Washington could not explain with convincing reasons its role within all this sinister mechanics called "dirty war" which should not be forgotten was closely linked authorizing in many cases the activity of groups of CIA advisers to carry out many deadly operations and human rights violations, Guatemala, Honduras and El Salvador are some examples of this. There is a clear tactic here in undoing its past implications by blaming individualities and misunderstandings of field chiefs in operations in South America.

This is a legislative and political tactic by which the US manages to escape responsibility for its war crimes and crimes against humanity committed throughout its contemporary history. During the Vietnam War the implementation of the most brutal counter-insurgency programs against the Vietcong among those who carried out -among other dirty practices- terrorist attacks against bars and public places full of innocent civilians in the middle of Saigon to generate the political excuses of Washington of the need to expand the intervention and justify before the public and global public the sending of a greater number of military contingents. Even today declassification of many dark facts of that war are very doubtful to achieve by clear pressure from the most conservative sectors within the intelligence community.

Coinciding with the same period, the declassification of crimes against humanity in Central America committed by death squads organized and directed by the CIA planned by a guy like John Negroponte have been more intelligible roles for censorship with black ink than another thing.

It sounds trite to say so, but who would believe that the State Department and the Central Intelligence Agency was going to ignore what was happening in South America in those years and now present itself as a casual witness of the operations of the Argentine military? In addition, a compilation of highly censored documents rather than documents are ink-stained papers. This is very similar to that saying "pretend to cover the sun with your hand". Possibly the new "millennials" (mostly apathetic) can be deceived or camouflaged with some cosmetic arrangements, but these declassifications have nothing revealing.

miércoles, 24 de abril de 2019


EN LA MIRA



“LA RIDICULIZACIÓN DE UCRANIA”

El triunfo de un cómico televisivo como próximo presidente de Ucrania pone el acento de a dónde puede estarse dirigiendo el país eslavo. Entonces los mismos ucranianos se preguntan ¿Y ahora qué haremos?


Por Charles H. Slim
Cuando no hay alternativas, cualquier cosa es viable cabría decirse. Esto es lo que podría sin dudas decirse sobre lo que está ocurriendo en la vida política de Ucrania. Con unos 45 millones de habitantes, éste país eslavo sigue sin salir de ser el limbo geopolítico en la relación este-oeste que pese al final de la guerra fría, sigue sin resolverse. Desde el golpe de estado en 2014 que –a la zaga de Washington- instauro el gobierno títere de Ptior Poroshenko que además de inepto, demostró ser funcional a los intereses expansivos de las OTAN. Sin dudas que la era Poroshenko fue una tragedia para los ucranianos todos, en especial para los habitantes de la región del Dombass quienes desde el inicio y con la conciencia de la naturaleza de ese cambio de Status Quo, se negaron a quedar bajo la autoridad de semejante gobierno y por ello fueron sometidos a brutales acciones militares dirigidas desde Kiev.

La posición adoptada por los pobladores del este del país (Dombass) les valió que desde occidente fueran catalogados como “separatistas rusos”, algo que además de erróneo o más bien malicioso, se trata de un discurso elaborado dentro del Departamento de Estado norteamericano bajo la regencia de Victoria Nuland y que desde entonces –como lo ha sido habitualmente- fue adoptado a pie juntillas por la Corporación de medios como el relato oficial.

Si algo caracterizaba al gobierno de Poroshenko fue, además de la entronizada  corrupción,  la baja calidad de sus funcionarios, caracterizados por   (haciendo una somera generalidad) el uso impune de la violencia física contra cualquiera de sus propios ciudadanos que se atreviera a salirse de las directivas y de los lineamientos ideológicos de este gobierno pro occidental. Desde 2014, los matones ultraderechistas con y sin uniforme patrullaban las calles haciendo algo así como una especie de control de la ideología propinando golpizas y atemorizando a quienes se atrevieran a exponer cintillos con los colores de la Federación rusa o hicieran alegaciones de simpatía por la autonomía de la región del Dombass.

Altamente reaccionario y propiciadores del reflorecimiento de una rusofobia caustica apoyada por sectores de la más ultramontana ultraderecha nazi y de la oligarquía judía local, muy aplaudida desde los sectores neoconservadores estadounidenses y sionistas internacionales,  el gobierno de Poroshenko entabló estrechas y teóricamente imposibles relaciones con Tel Aviv quien desde muchos sectores se señaló como un participe –junto a Washington- de la operación de golpe en Maidán. Y es que, desde el imaginario creado y difundido por la propaganda mediática occidental, no sería posible –al menos aún por estos lares- entender por qué Israel, que ha hecho de su tragedia a manos de los Nazis una carta de presentación,  tuviera relaciones con sectores neonazis sea en el lugar que fuera.  Ello no es ningún infundio ya que se ha estado viendo como Tel Aviv traba estrecha y muy buenas relaciones con gobiernos conservadores y ultraderechistas de la Europa del este como lo son el húngaro de Viktor Orban y el de Andrzej  Duda en Polonia para nombrar algunos ejemplos.  Por supuesto que no se hace necesario, tener que nombrar a Donald Trump como un ejemplo destacable de los populismos reaccionarios de extrema derecha, racista y de inocultable sintonía con el Apartheid,  que tan buenos réditos le ha dado al estado de Israel.

Pero en la política (y en particular la del gobierno de Netanyahu) no hay escrúpulos cuando las conveniencias priman. Igualmente, un gobierno derechista como el de Benjamín Netanyahu  -con una lista interminable de crímenes contra la población palestina- no puede sentirse cómodo y entendido, si no lo es entre chacales. A nadie dentro de la comunidad internacional le quedan dudas de dichas brutalidades y pese a que hacen un titánico esfuerzo por aparentar buenas relaciones –por conveniencia política y económica-, pocos son quienes quieren toparse con aquel.

Con estas relaciones y su innegable apoyo, Kiev intento crear cruentos incidentes con la intensión de endilgárselo a Rusia tratando de recrear ante la opinión pública internacional una imagen amenazante de Moscú a los fines de justificar presiones diplomáticas por intermedio de Naciones Unidas y al mismo tiempo el desembarco de la OTAN en Ucrania. Para pesar de Poroshenko y su sector todo esto fracaso ante la firme determinación de Moscú de no dejarse arrastrar por las provocaciones, el último de ellos el ocurrido en el estrecho de “Kerch”.

La crisis de Ucrania no solo siguió con Poroshenko sino que además de desatar una guerra interna que aún no tiene resolución, se profundizó hasta crear una verdadera crisis de representación política que ha llevado a la actual situación de estar bajo la presidencia de un cómico televisivo. El descredito y la impopularidad del presidente ucraniano y todos los representantes de la Rada (Parlamento) es tan galopante que ha  desembocado en la elección por más del 70% del electorado ucraniano  a un cómico como Volodymyr Zelensky, quien con solo 41 años y sin experiencia alguna de gestión, se hará cargo del país.

Igualmente y pese a la exigua experiencia del cómico satírico, Zelensky quien él mismo se ha calificado como “un payaso”, ya ha recibido las primeras y ardorosas salutaciones, algunas de ellas con notorios visos de interés. Sin dudas ejemplo de ello ha sido la llamada telefónica del premier israelí  Benjamín Netanyahu quien conociendo la condición de judío del presidente electo, tratara sin dudas de acercarlo a su política exterior tendiente a tratar de contra restar la pésima imagen de Israel que se ha granjeado alrededor del mundo por los cruentos crímenes que se vienen cometiendo contra la población palestina en general y la de Gaza en particular. 

En razón de verdad, si el personaje de “Krusty” el payaso judío de la serie animada de los “Simpson” fuera electo como alcalde de Springfield, “Bibi” sin importarle que se trata de una ficción animada, lo llamaría para tratar de reclutarlo a su política estadual de militancia sionista.

Como sea, el cómico Zelensky deberá ese papel para ponerse en el de estadista dado que tendrá demasiado que atender dentro de sus propias fronteras como para prestar oído a cantos de sirenas externos que solo buscan beneficios propios y si llega a ser bien asesorado, podrá tan solo comenzar a paliar la profunda crisis que asola a su país que se enmarca en una guerra fratricida que desatada por las pésimas medidas de Poroshenko, fue alentada desde occidente. En síntesis, si Zelensky obra con inteligencia y busca terminar rápidamente con esta situación preferirá sentarse a charlar con Vladimir Putin antes que con Netanyahu.

lunes, 22 de abril de 2019


EN DEBATE



“MOVIMIENTOS EN EL TABLERO AFRICANO”

La operación lanzada en 2010 por occidente con el objeto de reconfigurar el Medio Oriente y que los  medios engañosamente llamaron “Primavera árabe” parece abrir un nuevo capítulo que pareciera evidenciar el inicio de otra intentona con el mismo fin


Por Pepe Beru
En todos los aspectos y niveles de la política –y más aún la internacional- nada ocurre al azar o es producto de las casualidades. Si el vocero del Departamento de Estado norteamericano o del Foreign Office británico dicen: “nos ha tomado por sorpresa tal hecho o evento”, créanlo, eso es mentira. Cuando los medios masivos occidentales y sus gobiernos dan explicaciones con este tipo de argumentos o directamente pasan por alto situaciones que pueden hacer pensar a la opinión pública, hay algo grande preparándose detrás del telón. Este breve prologo está dedicado para ver qué es lo que ha sucedido casi de forma simultánea en las últimas semanas en tres países árabes de mucho interés estratégico para Washington, Londres  e Israel y nos referimos a Sudán, Libia y Argelia.

Como en 2010, todo comenzó con el descontento social y político por la innegable situación de insoportable corrupción en países árabes como Túnez que fueron aprovechadas por células de agencias de inteligencia occidentales para –mediante la manipulación de las redes sociales- crear “protestas espontaneas” que fueron creciendo en intensidad y violencia hasta convertirse en hordas de milicianos armados que con el paso de los meses fueron sofisticando sus pertrechos a tal nivel, que los medios debieron inventar los más diversos y ridículos argumentos que taparan la realidad de lo que verdaderamente estaba pasando detrás de los montajes para vender bajo el nombre de la “Primavera árabe”.

Hace una semana atrás se corrían noticias muy extrañas provenientes de la Libia balcanizada por la OTAN (de la cual entre otros salieron los principales jefes del “ISIS”) y que hacían referencia a la huida súbita de los asesores militares y toda la representación norteamericana en el país árabe ¿Pero por qué? Aparentemente los viejos amigos de una de las facciones que ellos mismos habían apoyado para traicionar y derrocar a Gadaffy en 2011 ahora estaban cercando Trípoli[1]. Gracias a esta invasión que “Al Qaeda” y el por entonces prototipo del “ISIS”, se desarrollaron en Libia y sin problemas se trasladaron a Siria.  Las explicaciones de Washington, por más imaginativas que ellas sean  para poder lavarse las manos en este asunto, no serán suficientes para convencer a un Comité de Inteligencia del Senado si se abriera una investigación.

Otro de los implicados en el desastre libio fue sin dudas Naciones Unidas, que tras prestarse a los enjuagues políticos de la entonces Secretaria de Estado Hillary Clinton, hundió a la organización aún más en la ciénaga de la incredulidad.  Por ello y sin dudas, se trata de otro asunto sucio de occidente que queda expuesto a la luz de la opinión.

Desde Argentina la noticia era vista –y como de costumbre- con el prisma monocromático de la Corporación de medios anglosajona que desde hace tiempo nutre a la red empresaria de medios local, salvo claro la intervención de los medios rusos quienes comenzaron a tener llegada a gran parte de los habitantes de la región y que en gran medida ayudaron a repensar las noticias e ir develando grandes embustes que se escondían por detrás de estos movimientos y los atroces crímenes en que desembocaron tras el derrocamiento del gobierno libio en 2011. El tiempo vindico esta visión oriental de los eventos y hoy sabemos por ejemplo, que británicos, franceses, qataríes, israelíes y sauditas –apoyados discretamente por Washington- con el contubernio de la Hermandad Musulmana (una organización basada sobre una ideología seudo religiosa creada por los británicos y el “Gran Mufti” egipcio hace más de un siglo)[2] desplegaron batallones de mercenarios (Yihadistas) y que a Mohammar Al Gadaffi lo asesinaron esos mismos mercenarios pagados y que muchos de ellos ni eran libios ni árabes.

Por supuesto que revelar y menos aún debatir semejantes puntos de vista en un país gobernado por sectores políticos que se hallan controlados por embajadas como la de Gran Bretaña, ello no era (y aún menos lo sería hoy) aceptado como una “versión seria” de los hechos y durante mucho tiempo sus noticieros y columnistas de opinión de los medios calificados de conservadores, se dedicaron a discurrir  las anodinas y maquilladas versiones bajadas desde los medios estadounidenses y europeos.  

Hoy con los acontecimientos que nuevamente se están desarrollando en el estratégico cuerno de África nos vuelve a llamar a la reflexión sobre quiénes y qué se está buscando con los cambios impulsados.  En Argentina pocos o muy pocos saben que el 11 de abril último hubo un golpe de estado contra el presidente sudanés Omar Al Bashir; incluso menos son quienes saben quién es este hombre y cuál es su historia. Desde los medios occidentales se dirá que se trata de un hombre malo y un réprobo gobernante musulmán, responsable de toda la cruenta situación en su país; pero algo que jamás dirán es que siempre estuvo en la secretitud y desde muchísimo tiempo,  apoyado por  las potencias occidentales (particularmente Gran Bretaña) para servir de contrafuego de las aspiraciones de otros intereses geopolíticos (caso de China). Como bien lo informan autorizadas fuentes, el origen de la violencia en el Sudán data desde comienzos del siglo XX, en pleno de la colonia británica en el Norte de África con base en Egipto y en lo que hace al verdadero papel del régimen de Omar Al Bashir en dicho punto del mapa, revela las incumbencias más impensadas de la política internacional o es que ¿Acaso alguien en Buenos Aires se imaginó siquiera que sudaneses de 14 a 17 años de edad fueron enviados a combatir a los Houtis en Yemen bajo directivas de Riad y conveniencia de Tel Aviv?  En realidad, pocos serían los periodistas con criterio independiente que se atrevieran a discurrir sobre semejante contubernio.

No hay que olvidar que pese a que el Sudán ha sido pintado como el refugio o el santuario de terroristas perseguidos por la “justicia”, ello era una mera máscara para engañar a los incautos. La entrega en bandeja de Carlos Ilich Ramírez Sánchez alias “El Chacal”[3] y el asilo concedido al agente de la CIA Osama Bien Ladem[4] luego del 11 de septiembre de 2001, son los ejemplos cabales de cuál era el verdadero Status Quo en Jartum.  Obviamente, con la instauración de éste gobierno militar pro saudita, las cosas no cambiaran. 

Estas inconfesables relaciones oscuras guardadas mucho tiempo bajo el velo de la clandestinidad cómplice de semejantes actores, revela el porqué del destino de un hombre como Al Bashir y su aparente impunidad ante los requerimientos de la Corte Penal Internacional. Ni a Londres, ni a Washington y mucho menos a Tel Aviv le interesaba cuestionar la brutalidad de éste representante de la Hermandad Musulmana tan útil y activa en el proceso de descomposición política impulsado durante la era Obama sobre el mundo árabe.

Es por ello que el derrocamiento del presidente sudanés Omar Al Bashir sin dudas responde a otras causales y ellas claramente están ligadas a los intentos desesperados de Washington y Londres por retomar sus objetivos por reconfigurar definitivamente el mundo árabe-islámico (fracasada en Siria) poniendo a la cabeza de las operaciones a uno de sus más prominentes alfiles en la región como sin dudas lo es Arabia Saudita, actor principal en el apoyo al golpe militar contra Al Bashir.


[1] THE SUNDAY TIMES. “US Military pulls out of Lybia as rebels close in on Tripoli”. Published in April 8, 2019, https://www.thetimes.co.uk/article/us-military-pulls-out-of-libya-as-rebels-close-in-on-tripoli-xnpsws5r9
[2] The Guardian.com. “No merezco esto: El solicitante de asilo egipcio en el limbo en el Reino Unido”. Publicado el 30 de marzo de 2019. https://www.theguardian.com/world/2019/mar/30/i-do-not-deserve-this-the-egyptian-asylum-seeker-in-limbo-in-uk  
[3] Carlos Ilich Ramírez Sánchez: https://es.wikipedia.org/wiki/Ilich_Ram%C3%ADrez 
[4] GreenLeft.org.au. “Cómo la CIA creo a Osama Bin Ladem”. Publicado el 18 de septiembre de 2001. https://www.greenleft.org.au/content/how-cia-created-osama-bin-laden

sábado, 20 de abril de 2019


VETERANOS DE AYER



“ALGUNOS ASPECTOS GRISES DE LA GUERRA DEL GOLFO”

Deformaciones y desinformaciones sobre los factores, las circunstancias y las incumbencias que llevaron a la guerra del Golfo Pérsico en 1991


Por Charles H. Slim
Aunque hayan pasado décadas de aquellas nefastas horas de guerra, las consecuencias de todo aquello siguen retumbando no solo en la vida cotidiana de los mismos iraquíes que actualmente sufren por efecto de las consecuencias de aquella conflagración, sino también de todos los que han estado involucrados en las agresiones lanzadas tanto en 1991 como la perpetrada en 2003. La crisis que inicio todo esto, enmarcada en la anexión del emirato de Kuwait en agosto de 1990 por una vieja rencilla territorial heredada de las épocas del imperio británico, termino afectando sin lugar a dudas a la república Argentina.

En aquel entonces, el gobierno de Menem pese a simularlo, no estaba a la altura de aquellas circunstancias. Era evidente que más allá del decorado escenográfico y las formas al estilo norteamericano, no había manera que un estado con una crisis galopante y sincrónica pretendiera ejercer como el polo de poder del cono sur en una impostada postura de igualdad con Washington; pensar ello aún  hoy, es una total estupidez.  El gabinete de Menem no solo ignoraba su propia posición geopolítica y estratégica –tan incierta como la actual- dentro del concierto mundial sino que ni siquiera estaba al tanto de la real historia político y diplomático que vinculo a Iraq y Kuwait bajo la influencia imperial de Gran Bretaña y la Turquía Otomana.

No existe excusa aceptable para explicar aquello y aunque la hubiera, nada reparara el daño causado. Algunos cálculos conservadores señalaron que más de 200.000 iraquíes resultaron muertos[1] por aquella guerra lo cual acusa una aterradora magnitud en el empleo de la fuerza bélica, dejando en claro que nada de “preservación de la paz” tuvo la intervención argentina. 
Pese a que los analistas políticos y militares argentinos debieron haber interpretado el cuadro completo y sus posibles consecuencias, ello no parece haber ocurrido. Igualmente y pese a la peligrosidad que se confirmaría con creces un tiempo después, se sostuvo una participación que por las circunstancias y el tiempo en que se llevó adelante, no hubo dudas de que se trató de una decisión más vinculada a una oportunidad política estadual que a un supuesto (y largamente alegado) interés por la legalidad internacional.

Muchos son quienes han realizado estudios e investigaciones sobre la crisis que se desató el 2 de agosto de 1990 y la guerra iniciada el 16 de enero de 1991, y particularmente quienes con mayor detalle han realizado análisis sobre este conflicto han sido las Fuerzas Armadas de otros países de la región. Particularmente los brasileros (pese a su histórica alianza con EEUU) y los chilenos (Obsecuentes subalternos de Londres) han producido muchos informes académicos sobre la naturaleza de la crisis y cuáles fueron los verdaderos objetivos detrás de lo que terminaría siendo una guerra abierta de alcance regional y que tras el programado desenlace de la invasión de 2003 (propiciada por la Resol. 1441) actualmente tiene impacto internacional.  Según un estudio de un Memorial del Ejército de Chile, describe algunos de los puntos medulares que desato la crisis de 1990 y su evolución a la guerra abierta de 1991[2] señalando con claridad la naturaleza del conflicto.

Uno de los análisis se centra en la participación de la Armada Argentina que acusa una notoria envidia institucional que en realidad oculta la pregunta de ¿Cómo lo hicieron? Una pregunta que apuntaba a tratar de explicar cómo quedaba resto material para que la Armada casi desguazada pudiera operar en un teatro de operaciones bélico de ultramar.

Al momento de esbozar un desarrollo sobre el conflicto en sí, tanto chilenos como brasileros coinciden en que había otras incumbencias de interés por detrás de la supuesta y demencial decisión de Saddam Hussein que desde el relato mediático occidental, desafió a la comunidad internacional. Algunas de ellas refieren a intereses políticos, otros económicos y muchos otros geoestratégicos tanto regionales como internacionales. El particular marco en el que se produjeron los eventos desde el 2 de agosto de 1990 al 16 de enero de 1991 explica el desenlace. 

Si algo dejo en evidencia la campaña liderada por los EEUU fue la crisis del sistema de seguridad internacional que sin dudas, se vio propiciado por la implosión de la URSS que para esos momentos, además de abandonar la asistencia militar y estratégica a Iraq (profusa en la guerra fría) perdido –en parte por la inoperancia de Gorbachov- su capacidad de contrapesar decisiones políticas y militares como la tomada por Washington[3]. A la sazón queda claro que la idea de la intervención, no fue una determinación nacida en el ámbito del Consejo de Seguridad sino más bien, salió de una decisión del mismo presidente George H.  Bush de –aprovechando la invasión iraquí- poner en marcha la planificación de una política estratégica que ya se venía estudiando con mucho interés basada en la doctrina intervencionista mediante una guerra preventiva que muchos erróneamente adjudican a su hijo George W. Bush.

Muchas señales que en aquellos momentos nadie advirtió, dejaban en claro que el supuesto interés de la Casa Blanca por la legalidad internacional y los derechos humanos de los habitantes en el golfo escondía otros objetivos ya predeterminados.  La necesidad de deshacerse de un problemático Saddam Hussein que ya no revestía interés en apoyar por su inutilidad ante los rápidos cambios geopolíticos en Asia, el interés de Israel por desmantelar a cualquier costo a Iraq como potencia árabe regional (que podía alcanzar la capacidad nuclear) y sin dudas el interés de Washington –apoyado por los lobbies proisraelíes del Congreso- por ingresar al Golfo Pérsico para establecer bases militares permanentes en Arabia Saudita lo que supondría, el blanqueo de una estrecha, larga y oscura relación con Riad  que venía desde hacía décadas.

El argumento de que la crisis desatada el 2 de agosto tomo por sorpresa al mundo, es una verdad a medias. Tal como lo hemos señalado, Washington ya venía planificando un cambio de régimen en Bagdad y estaba al tanto de las incidencias ríspidas entre Kuwait y Bagdad de las cuales, tuvo preponderante injerencia –materializadas por la CIA-  para que se desatara el peor de los finales.  Así lo dejo en claro la controvertida entrevista de la embajadora April Glaspie con Sadam Hussein el 25 de julio de 1990[4] que dejó mal parado ante la opinión pública al mismo Departamento de Estado de James Baker.

Como se podrá advertir, Buenos Aires en aquellos momentos no analizó o no advirtió aquel complejo trasfondo que se escondía por detrás de la escenificada preocupación de la administración republicana de George H. Bush. Tampoco advirtió o peor aún ignoró el largo entuerto entre Iraq y Kuwait el cual –pese al impas por la amenaza iraní- seguía vigente. 

Aunque cueste entenderlo el control del petróleo no era en aquel momento el objetivo principal de Washington sino, una excusa más para generar una de las movilizaciones militares más importantes (y costosas) que culmino con el conflicto más destructivo de finales del siglo XX. A la distancia, se advierte que todo estaba previsto incluso desde antes de finalizar el conflicto con Irán (agosto de 1988), algo que a Saddam Hussein le quedó claro cuando pese al cese al fuego y la aceptación de la resolución 598 del Consejo General de Naciones Unidas la flota estadounidense no se retiró del Golfo la cual recordemos una de sus unidades, derribo un avión comercial iraní con 290 pasajeros el 3 de julio de 1988.

Otros factores que meritaron “rescindir el contrato” con Iraq, estaban basados en aspectos netamente comerciales y financieros que por gestiones impulsadas por  Bagdad dentro del grupo de la OPEP, amenazaban fastidiar el lucrativo y estratégico negocio del petróleo con pretensiones y reclamaciones que tanto los kuwaitíes, sauditas y estadounidenses no toleraban oír. Una de ellos fue la propuesta de Bagdad por adoptar  nuevos parámetros para comerciar y de dejar al dólar como moneda de cambio para el negocio del crudo algo de lo cual, Saddam seguiría insistiendo hasta su derrocamiento. Ello causo pánico en los sauditas quienes además de ser por aquel entonces los principales de EEUU en el negocio, estaban sujetos por aquel entonces, a acuerdos secretos vinculados a programas de inteligencia y las operaciones militares (Black Ops) occidentales en la región.

Sin dudas que el sistema de seguridad internacional fallo, pero ello fue concertado deliberadamente entre EEUU y su anterior contendor bipolar. En lo que hizo al papel de Naciones Unidas para tratar de preservar la paz claramente fue un fracaso rotundo ya que el mismo  secretario general de entonces Javier Perez de Cuellar se hizo a un costado de la crisis no solo reconociendo que “había en desarrollo una guerra” sino también,  dejando que la infraestructura militar estadounidense apoyada por una coalición Ad Hoc que intervino por conveniencias diversas, se hiciera cargo de las acciones sin control del organismo internacional.

El papel de Cuellar en aquellas horas fue tan nulo que llego a reconocer públicamente que “Esta no es una guerra de la ONU. No hay cascos azules ni bandera de la ONU y yo estoy informando del desarrollo de la contienda tan solo por los informes públicos de los aliados”[5].

A la distancia y de los elementos que hemos visto, la campaña sobre Iraq estaba predeterminada a terminar en una guerra, que además no estuvo controlada por la ONU. Al mismo tiempo, el gobierno argentino de entonces le quedó muy claro cuando pasadas las primeras horas del inicio de las hostilidad  se conoció la magnitud de lo que estaba ocurriendo y seriamente preocupados por la presencia de su misión naval dentro del Teatro de Operaciones, apresuraron la sanción de una ley que justificara su participación activa en lo que para ese momento era una guerra ya que según algunas fuentes anónimas de ese momento, auguraban la posibilidad de alguna baja en la misión.


[1] LEIVA, Leandro, Apunten a Bagdad. El Nuevo Orden Mundial al Desnudo. Ed. Agora, 1991. ISBN: 9509553-09-3
[3] GILPIN, Robert, “Hegemonic War and International Change”. War and Change in World Politics. (Cambridge: Cambridge  University Press, 1981, pp. 186-210.
[4] RED VOLTAIRE.org. “Provocaciones y pretextos para la invasión iraquí a Kuwait”. Por Ilía Krimniak. Publicado el 8 de agosto de 2010. https://www.voltairenet.org/article166674.html 
[5] EL PAÍS.com. “Pérez de Cuéllar: Esta no es la guerra de la ONU, pero es legal”. Por Javier Valenzuela. Publicado el 9 de febrero de 1991. https://elpais.com/diario/1991/02/09/internacional/666054024_850215.html