EN LA MIRA
“LAS ALTERNATIVAS GEOESTRATEGICAS DE
MACRI”
Mientras los medios oficiales del gobierno de Macri festejan un supuesto triunfo de la diplomacia argentina en la cumbre celebrada en Buenos Aires, los hechos demuestran que las únicas alternativas viables para una salida medianamente soberana están en oriente
Por
Charles H. Slim
La cumbre en Buenos Aires ha concluido y
ya no quedan mandatarios de los países participes. Con cada uno de ellos se han
ido también sus equipos de seguridad y servicios secretos. La seguridad en
torno a la ciudad Autónoma y el Gran Buenos Aires se ha relejado y las diversas
agencias y fuerzas de seguridad extranjeras que se hallaban dispersas a la
espera de cualquier contingencia se han diezmado sin claro está, haber tomado
nota de las características particulares del terreno, sus instalaciones y sus
habitantes, como un cumulo de información extra y valiosa para sus archivos de inteligencia.
¿Pero que
ha dejado esta cumbre a la Argentina, además de estas situaciones anecdóticas?
Desde una mirada positiva, el gobierno argentino ha logrado establecer muy
buenos acuerdos de variada índole con varios de los países asistentes,
especialmente con aquellos que el sector anglófilo del Establishment local no
esperaba que se iba a lograr. Al mismo tiempo estos que esperaban acercarse aún
más los interese de Washington y Londres, terminaron por encontrar que las
delegaciones dichos polos de poder no estaban a la altura de las expectativas
del mismo presidente Mauricio Macri y su gobierno.
En este
sentido las posturas de los mandatarios Trump y May poco o nada agregaron a los
intereses argentinos en esta cumbre. Por el contrario quienes –como de costumbre-han obtenido ventajas
estratégicas han sido estos dos visitantes, en especial la británica a la cual
los obsecuentes medios locales calificaron de “histórica” pese a las históricas
circunstancias que la rodean.
De este modo, además de cerrar acuerdos con
empresas de tecnología de comunicaciones como “Vodafone” y sugerir el interés
de Londres de que su empresa de trenes se haga cargo de la concesión de los
trenes de Buenos Aires que hoy por hoy explota Metrovías, Teresa May logro
mantener el tema de la soberanía de Malvinas y la explotación ilegal de las
aguas circundantes bajo la alfombra y acordar que haya un vuelo comercial que
haciendo escala en Córdoba se dirija a las islas.
La
importancia que le dio May al gobierno argentino se visualizó en su brevísima
entrevista con Macri (solo 15 minutos), que similar a una charla de
pasillo, solo sirvió para demostrarle lo
bien que el presidente argentino habla el inglés.
Las
prometidas inversiones en comunicaciones digitales británicas no demuestran
mucha inteligencia del gobierno argentino, claramente no. Es más; con semejante
actitud se visualiza más como un amateurismo político que una actitud conciliadora.
Actuando una vez más como el avestruz,
Macri hizo como si no pasara nada en torno a las conflictivas relaciones que
perduran con Londres y que se mantienen vigentes con sus ilegitimas actividades
en el Atlántico sur y la sospechada participación de la Armada Real en lo
ocurrido al submarino “ARA San Juan” en noviembre de 2017, que ha venido siendo
encubierta de forma escandalosa[1] por su gobierno. Asimismo darle
a empresas británicas la concesión de un área estratégica y sensible como son las
comunicaciones es como poner al GCHQ y al MI-6 al frente de la telefonía
argentina, una medida poco inteligente.
Sobre las
pretensiones de Teresa May de establecer relaciones directas entre Londres y el
Mercosur, las mismas adolecen de dos fundamentales problemas. Primero, que
Argentina mantiene una buena y larga relación con la Unión Europea (por
acuerdos comerciales), ente del cual Londres pretende desprenderse mediante el
llamado BREXIT y segundo que la funcionalidad del Mercosur es prácticamente
nula. En resumen, como era de esperar poco o nada aportan los británicos a los
intereses argentinos y como ha sido una constante en estos 37 años, la relación
entre Buenos Aires y Londres ha sido de mera subalternidad.
Igualmente
y como una forma de refrendar esta adhesión a la política de estado de los
países del norte, los principales medios del país anfitrión no se ahorraron los
elogios y ese obsecuente ensalzamiento que manifiestan algunos de sus
periodistas más notables de sus staff, haciendo que muchos colegas del
periodismo británico se sonrojen de vergüenza ajena.
Macron
merece un comentario aparte. Otro de los mandatarios mimados por la corporación
mediática local y avenido en un maestro ciruela sobre la supuesta diferencia
entre el nacionalismo y el patriotismo, mientras jugaba el papel de estadista
del primer mundo Francia se incendiaba en medio de virulentas revueltas populares
por su espantosa política económica.
En lo que
respecta a Donald Trump, poco más se puede decir. Solo basta recordar las infantiles
actitudes demostradas por el mandatario en los primeros momentos de la cumbre
para dejar en claro que Washington le dará a Buenos Aires lo que le parezca
conveniente y nada más. El arrojar el auricular al suelo tras el recibimiento
de Macri y su bochornoso desplante para la foto lo dijo todo. Si bien se dejó
entrever que habrían llegado a un acuerdo sobre el aprovisionamiento de
material bélico para las famélicas FFAA argentinas lo cierto es que ello no
innova en nada en la acostumbrada provisión
de chatarra inservible que no podría soportar –atento al actual teatro internacional- un día de combate.
Como no
podía ser de otra manera, Trump no dejo pasar la oportunidad para hacer sus
típicos y torpes comentarios, que de haber sido atendidos, en particular por la
comitiva china, la cumbre pudo haber
fracasado antes de que comenzara. Por suerte Xinji Pin fue más
inteligente y como dice el refrán “el Cóndor no baja a cazar moscas”.
Y sobre el
asunto Khashoggi, nada de nada. Trump ni May aludieron al tema y muy lejos
estuvieron de condenar la presencia de MBS en la cumbre. Un rasgo de la
hipocresía a la cual occidente ya tiene acostumbrado al mundo. Y que nadie se
engañe por aquel gesticular saludo entre Putin y Mohamed Bin Salman, ello no
significa que Rusia respalda las políticas pro estadounidenses en el Medio
Oriente ni mucho menos.
Tal vez lo
único positivo para este gobierno haya sido las auspiciosas entrevistas que
tuvo Macri con los homólogos de Rusia y China, mandatarios que suelen ser pasto
de los maliciosos comentarios de los medios oficialistas anglofilos. El listado
de acuerdos que se firmaron con estos países, marcaron sin lugar a dudas el
lado positivo a la cumbre, a lo menos para la Argentina que no se haya en el
mejor de sus momentos económicos y políticos.
[1] El
buque “Ocean Infinity” no solo tenía otros propósitos para su operatividad en
el Atlántico sur, tampoco es de origen estadounidense sino británico, según
revela la investigación de Javier Llorens. Trabajo publicado en el sitio: Pájarojo.com.
http://pajarorojo.com.ar/?p=40810