martes, 4 de diciembre de 2018


EN LA MIRA



“LAS ALTERNATIVAS GEOESTRATEGICAS DE MACRI”


Mientras los medios oficiales del gobierno de Macri festejan un supuesto triunfo de la diplomacia argentina en la cumbre celebrada en Buenos Aires, los hechos demuestran que las únicas alternativas viables para una salida medianamente soberana están en oriente


Por Charles H. Slim
La cumbre en Buenos Aires ha concluido y ya no quedan mandatarios de los países participes. Con cada uno de ellos se han ido también sus equipos de seguridad y servicios secretos. La seguridad en torno a la ciudad Autónoma y el Gran Buenos Aires se ha relejado y las diversas agencias y fuerzas de seguridad extranjeras que se hallaban dispersas a la espera de cualquier contingencia se han diezmado sin claro está, haber tomado nota de las características particulares del terreno, sus instalaciones y sus habitantes, como un cumulo de información extra y  valiosa para sus archivos de inteligencia.

¿Pero que ha dejado esta cumbre a la Argentina, además de estas situaciones anecdóticas? Desde una mirada positiva, el gobierno argentino ha logrado establecer muy buenos acuerdos de variada índole con varios de los países asistentes, especialmente con aquellos que el sector anglófilo del Establishment local no esperaba que se iba a lograr. Al mismo tiempo estos que esperaban acercarse aún más los interese de Washington y Londres, terminaron por encontrar que las delegaciones dichos polos de poder no estaban a la altura de las expectativas del mismo presidente Mauricio Macri y su gobierno.

En este sentido las posturas de los mandatarios  Trump y May poco o nada agregaron a los intereses argentinos en esta cumbre. Por el contrario quienes –como de costumbre-han obtenido ventajas estratégicas han sido estos dos visitantes, en especial la británica a la cual los obsecuentes medios locales calificaron de “histórica” pese a las históricas circunstancias que la rodean. 
De este modo, además de cerrar acuerdos con empresas de tecnología de comunicaciones como “Vodafone” y sugerir el interés de Londres de que su empresa de trenes se haga cargo de la concesión de los trenes de Buenos Aires que hoy por hoy explota Metrovías, Teresa May logro mantener el tema de la soberanía de Malvinas y la explotación ilegal de las aguas circundantes bajo la alfombra y acordar que haya un vuelo comercial que haciendo escala en Córdoba se dirija a las islas.

La importancia que le dio May al gobierno argentino se visualizó en su brevísima entrevista con Macri (solo 15 minutos), que similar a una charla de pasillo,  solo sirvió para demostrarle lo bien que el presidente argentino habla el inglés.

Las prometidas inversiones en comunicaciones digitales británicas no demuestran mucha inteligencia del gobierno argentino, claramente no. Es más; con semejante actitud se visualiza más como un amateurismo político que una actitud conciliadora.  Actuando una vez más como el avestruz, Macri hizo como si no pasara nada en torno a las conflictivas relaciones que perduran con Londres y que se mantienen vigentes con sus ilegitimas actividades en el Atlántico sur y la sospechada participación de la Armada Real en lo ocurrido al submarino “ARA San Juan” en noviembre de 2017, que ha venido siendo encubierta de forma escandalosa[1] por su gobierno. Asimismo darle a empresas británicas la concesión de un área estratégica y sensible como son las comunicaciones es como poner al GCHQ y al MI-6 al frente de la telefonía argentina, una medida poco inteligente.  

Sobre las pretensiones de Teresa May de establecer relaciones directas entre Londres y el Mercosur, las mismas adolecen de dos fundamentales problemas. Primero, que Argentina mantiene una buena y larga relación con la Unión Europea (por acuerdos comerciales), ente del cual Londres pretende desprenderse mediante el llamado BREXIT y segundo que la funcionalidad del Mercosur es prácticamente nula. En resumen, como era de esperar poco o nada aportan los británicos a los intereses argentinos y como ha sido una constante en estos 37 años, la relación entre Buenos Aires y Londres ha sido de mera subalternidad.

Igualmente y como una forma de refrendar esta adhesión a la política de estado de los países del norte, los principales medios del país anfitrión no se ahorraron los elogios y ese obsecuente ensalzamiento que manifiestan algunos de sus periodistas más notables de sus staff, haciendo que muchos colegas del periodismo británico se sonrojen de vergüenza ajena.
Macron merece un comentario aparte. Otro de los mandatarios mimados por la corporación mediática local y avenido en un maestro ciruela sobre la supuesta diferencia entre el nacionalismo y el patriotismo, mientras jugaba el papel de estadista del primer mundo Francia se incendiaba en medio de virulentas revueltas populares por su espantosa política económica.    

En lo que respecta a Donald Trump, poco más se puede decir. Solo basta recordar las infantiles actitudes demostradas por el mandatario en los primeros momentos de la cumbre para dejar en claro que Washington le dará a Buenos Aires lo que le parezca conveniente y nada más. El arrojar el auricular al suelo tras el recibimiento de Macri y su bochornoso desplante para la foto lo dijo todo. Si bien se dejó entrever que habrían llegado a un acuerdo sobre el aprovisionamiento de material bélico para las famélicas FFAA argentinas lo cierto es que ello no innova en nada en la acostumbrada  provisión de chatarra inservible que no podría soportar –atento al actual teatro internacional- un día de combate.

Como no podía ser de otra manera, Trump no dejo pasar la oportunidad para hacer sus típicos y torpes comentarios, que de haber sido atendidos, en particular por la comitiva china, la cumbre pudo haber  fracasado antes de que comenzara. Por suerte Xinji Pin fue más inteligente y como dice el refrán “el Cóndor no baja a cazar moscas”.

Y sobre el asunto Khashoggi, nada de nada. Trump ni May aludieron al tema y muy lejos estuvieron de condenar la presencia de MBS en la cumbre. Un rasgo de la hipocresía a la cual occidente ya tiene acostumbrado al mundo. Y que nadie se engañe por aquel gesticular saludo entre Putin y Mohamed Bin Salman, ello no significa que Rusia respalda las políticas pro estadounidenses en el Medio Oriente ni mucho menos.

Tal vez lo único positivo para este gobierno haya sido las auspiciosas entrevistas que tuvo Macri con los homólogos de Rusia y China, mandatarios que suelen ser pasto de los maliciosos comentarios de los medios oficialistas anglofilos. El listado de acuerdos que se firmaron con estos países, marcaron sin lugar a dudas el lado positivo a la cumbre, a lo menos para la Argentina que no se haya en el mejor de sus momentos económicos y políticos.


[1] El buque “Ocean Infinity” no solo tenía otros propósitos para su operatividad en el Atlántico sur, tampoco es de origen estadounidense sino británico, según revela la investigación de Javier Llorens. Trabajo publicado en el sitio: Pájarojo.com. http://pajarorojo.com.ar/?p=40810  

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