VETERANOS DE AYER
“LA PROFECIA DE SADDAM”
Hace diez años un Saddam Hussein tras ser capturado y resignado a ser sacrificado por los ocupantes, les advirtió que igualmente fracasarían
Por
Charles H. Smith y Ali Al Najafi
Todos quienes
colaboraron para destruir a Iraq, quisieran poder volver las cosas atrás e
incluso, no haber escuchado los argumentos mentirosos que la administración del
entonces presidente George H. Bush en 1990 desparramo por el mundo y mucho
menos a los que su hijo, George W. Bush utilizo trece años después para darle
el tiro de gracia a la entonces potencia regional árabe del Medio Oriente.
Varios de los personeros que impulsaron y apoyaron las campañas contra Iraq,
buscan olvidar lo que ocurrió e incluso muchos otros –especialmente los
funcionarios intermedios- necesitan de por vida tratamiento psicológico y
drogas para lidiar con tan pesada carga en sus conciencias. Incluso muchos de
los militares que participaron en aquellas dos fases de la guerra contra Iraq
sienten que fueron usados como simples pistoleros para asaltar a un país
soberano.
Mientras
en la Casa Blanca tipos como esos se jugaban la vida de millones de árabes
musulmanes de aquel país, abajo en el llano de los simples mandaderos de esos
planes deberían ejecutar todo el trabajo sucio que cumpliera con los objetivos diseñados
y determinados en oficinas de los burócratas de la capital. Desde la infiltración a los asesinatos
encubiertos hasta la promoción de rebeliones armadas usando a los kurdos del
norte y a los chiitas seculares del sur, la CIA y sus colegas del Pentágono
fueron algunos de los pasos previos a la intervención militar directa que se
desataría n 2003.
El
inicio de todo este asunto ya había sido mal parido en 1990, pero por aquel
entonces EEUU había logrado escalar a la cumbre del poder global tras ver como se desmoronaba a pedazos
la URSS y con ello sin oposición para hacer lo que quisiera.
Cualquiera
con un poco de cerebro podría haberse dado cuenta que lo ocurrido en 1990 con
Kuwait tenía un extraño olor a rancio. Si había una característica en Saddam
Hussein era su astucia y nadie podría decir que aquel mandatario era un tonto.
Cuando se vio todo ese asunto del supuesto robo de petróleo que estaban
haciendo desde el reino de Kuwait sobre los campos del sur de Iraq en
Rumaillah, al mismo Hussein le llamo la atención que ello pudiera ser cierto e
incluso, que los kuwaitíes pudieran hacerlo sin temor a represalias. No
olvidemos que este “dato” llego a los
oídos de Hussein por informes provistos
por sus entonces “amigos de la CIA”. Pero estos intersticios estaban ocultos al
conocimiento público de entonces y eso fue fundamental para que Washington
hiciera lo que termino haciendo.
Lo
cierto y más allá de toda la intriga que rodeo esos acontecimientos, estaba
claro que Washington tenía sus dedos metidos allí y de ese modo, cuando fue
necesario sacrificó a sus propios funcionarios consulares con el famoso ida y
vuelta entre la Casa Blanca y April Glaspie, que como un teléfono descompuesto,
tras utilizarla para su doble juego en Bagdad acabaron con su carrera
diplomática y condenada a guardar silencio hasta sus últimos días ( . http://pensamientoestraegico.blogspot.com.ar/2016/01/veteranos-de-ayer-las-causas-ocultas-de.html )
O
si, en Washington se creía que sería fácil engañar a la opinión pública y
aplastar a un gobierno árabe de un pequeño país de 437 mil kilómetros
cuadrados, un poco más grande que la provincia de Buenos Aires en
Argentina. Pero el “juego de niños” que
vaticinaban varios asesores de inteligencia y militares del Pentágono no fue
tal y la campaña “Tormenta del Desierto” debió terminar en abril de 1991 no
solo por los costos –materiales y humanos- que estaba llevando sino
porque se pondría en marcha una segunda fase de agresión mediante un embargo
acompañado de más fuego y muerte, con el cual los expertos de inteligencia especulaban
que en breve “el pueblo se levantaría contra el dictador”.
Mustafa Barzani y Saddam Hussein |
En
realidad la CIA puso en marcha estos planes que de la mano de la propaganda de
la CNN, fomentarían la idea de que los kurdos y los chiitas se habían levantado
en masa y espontáneamente contra el “régimen”.
Pero en realidad ello no fue
así. La CIA venía tratando con los opositores políticos al partido “Baas” desde
hacía al menos un año antes de la crisis con Kuwait. Sus principales contactos
estaban con facciones kurdas de un viejo amigo de Tel Aviv y Washington Mustafa
Barsani, influyente líder kurdo de los entonces Partido Democrático del Kurdistán
(PDK) y de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK) y con las facciones chiitas
del Partido “Dawa” y el “SCIRI” que pese
a estar ligado a Irán, no impidió que trabaran estrechos lazos con
Washington. Cada una de estas facciones
poseía su propia tropa de combate y todos ellos reunidos debían lograr que el
ejército nacional iraquí se alzara contra su líder en Bagdad.
Hay
que destacar que, a contrario a lo que solía informar la CNN, las FFAA iraquíes
tenían una composición heterogénea sin distinción entre chiitas, sunitas,
cristianos e incluso kurdos. No había
ningún tipo de sectarismo como Washington comenzó a esbozar por ese entonces y
que otros autores británicos trataron de argumentar desde editoriales de
diarios conservadores y en varias obras literarias de la época. El supuesto
descontento de las tropas iraquíes no era con Bagdad sino contra sus agresores que habían matado a muchos civiles quedando
los intentos de reclutar disidentes entre las unidades militares, como un
fracaso absoluto. Los militares árabes
no son como los latinoamericanos o de África oriental; hay una mentalidad que
va más allá del simple interés por una recompensa monetaria, esto último a
cuento de las “fábulas” que los medios anglosajones solían documentar por medio
de series, películas y algunos documentales.
Madeleine Albright |
Esa
revuelta que fue insuflada por la CIA terminaría en un fracaso absoluto no solo
porque “Saddam los aplasto sin misericordia”
sino porque el pueblo le dio su apoyo irrestricto y eso fue una úlcera
para los personeros en Washington. Era
la muestra que la abundante y prolífica propaganda que se lanzaba contra su
persona y gobierno había fallado; allí estuvo la primera señal de que EEUU
había subestimado a la población árabe y a su historia. Parte de esa frustración se tradujo en trece
años de un embargo implacable que le causaría a la población iraquí más de un
millón de muertes entre ellos, los 500.000 niños, un aspecto de esa agresión
que la ex secretario de estado Madeleine Albright defendió sin vergüenza ( SALON.com. https://www.salon.com/2016/05/11/college_protests_revive_accusations_against_war_criminal_madeleine_albright_who_defended_deaths_of_500000_iraqi_kids/)
Tras
la invasión de 2003, EEUU creyó que podía remover al gobierno de Bagdad, eliminar a
Saddam Hussein, apagar el descontento y la oposición que se había granjeado
durante una década y media de embargo insufrible. Sin dudas, una ambición
desmedidamente mal calculada a la vista de los años. La invasión causó más
perdidas para los EEUU que lo que reconocieron y los iraquíes les enseñarían
que lucharían pero no como los norteamericanos esperaban. Algo que jamás los
medios comentaron era que cuando los tanques rodaban por las calles de Bagdad,
las mezquitas llamaban a la plegaria y a la resistencia algo que los
norteamericanos quisieron callar disparándole a los minaretes. Cuando los “US
marines” llegaron abriéndose paso en medio de un fuego de armas portátiles al
palacio presidencial de Bagdad, no encontraron a Saddam ni a sus más
importantes colaboradores.
Inmediatamente, comenzaron las acciones de la resistencia y su
intensidad se fue incrementando con el paso del tiempo.
Debieron
pasar varios meses hasta que Saddam seria capturado por tropas invasoras y sus
colaboradores Peshmerga kurdos en un escondrijo en una zona rural de
Tikrit. Erróneamente creyeron que capturado Saddam, la resistencia se
terminaría; igualmente trataron de minimizarla ante los medios.
Paul Bremer y Petreaus en Bagdad |
Tras
su apresamiento en diciembre del 2003 y sometido a los “interrogatorios” por
los expertos de la CIA, Saddam Hussein clamo con insistencia ante sus
interrogadores que “fallarían en Iraq”
ya que, “no era fácil gobernar
Iraq” y además, “no sabían el idioma, su
historia y la mentalidad árabe”. Aquel sin perder su postura les vaticino que
no lograrían controlar a Iraq sin importar cuánto hicieran para tratar de
lograrlo. Así lo ha publicado últimamente uno de estos interrogadores en un
artículo que pretende explicar, el por qué apareció el “ISIS” y el grave error
que significó derrocar a Hussein y destruir a Iraq ( TIME.com. http://time.com/4603831/donald-trump-saddam-hussein/)
Lo
cierto es que pese a la ambigüedad de este articulo y de la poco creíble
versión de este ex CIA quien no hay que olvidar estuvo en donde se torturo,
desapareció y asesino a miles de otros iraquíes –tanto hombres como mujeres-,
no surge real que ese pequeño detalle de haber removido a Saddam, la brutalidad
de la ocupación o de los actos de
gobierno previos de la administración Clinton
hayan sido el disparador para la aparición del “Daesh” , eso es una
mentira total. Las pruebas de la artificialidad de este grupo ha quedado ya
comprobada durante estos dos años de su masiva aparición en el espectro
informativo. Lo cierto es que este
engendro nació del programa de contrainsurgencia del general David Petreaus,
que tras ser insertado en 2006 bajo el
nombre “Islamic State of Iraq” (ISI) trato de crear interferencias en las
operaciones de una resistencia iraquí que estaba causando serios daños a los
norteamericanos y británicos, en especial la chiita cada vez más virulenta no
solo con la presencia angloestadounidense sino incluso, con los
colaboracionistas del partido Dawa.
Precisamente,
la creación del “ISI” que los iraquíes llamaron
“Daesh”, fue en última instancia,
una táctica sucia, elaborada sobre la base de estudios antropológicos,
psicológicos y sociales -sacados principalmente de las sesiones de
torturas y violaciones de prisioneros- y que se recopiló en un “Manual de Campo de
Contrainsurgencia nº 3-24” (una vergüenza para los catedráticos de las
Universidades que colaboraron para elaborarlo) , que imitaran un comportamiento extremo regido por el Islam,
muy seguramente destinada a conjurar la profecía de Saddam Hussein.