ILM-MIDDLE EAST
“CALIFATO FICTICIO”
Tras la masiva y espectacular presentación ante los medios de la instauración del Califato en 2014, tras años de lucha y de una extensa recopilación de los antecedentes sobre su verdadero origen, no caben dudas de “a quién” beneficiaba y “cuales” eran los objetivos de su presencia en la región.
Por Charles H. Slim y Ali Al Najafi
Apenas cuatro años atrás, “ISIS” o el llamado por los
iraquíes “Daesh”, no existía en la magnitud que supimos verlo desde junio de
2014. Pero eso no quería decir que
estuviera inactivo o que había sido creado recientemente; el origen de éste
monstruo salido de la ingeniería de la contrainteligencia militar
estadounidense se remonta al grupo denominado “Yamat Al Tawid Al Yihad”, un
grupo armado que apareció unos meses después de que la resistencia iraquí
comenzara con sus operaciones masivas contra la ocupación. Un sello
identificatorio de esta célula fue las decapitaciones de sus rehenes.
El
agente que se encargo de introducir esta célula fue el jordano Abu Musab Al
Zarqawi quien poco a poco fue mutando en sus alianzas con agrupaciones sunitas
iraquíes quienes, pese a aceptarse en un comienzo su llegada, inmediatamente
notaron que sus operaciones resultaban ser descarnadamente crueles e
indiscriminadas y muchas otras, claramente provocativas (como los ataques
contra mezquitas chiitas) lo que alerto a los principales jefes de las
agrupaciones de la resistencia iraquí que estaban indistintamente compuestas
por sunitas, chiitas y cristianos.
Cuando no quedaron dudas de las intensiones de Zarqawi y sus células,
los grupos iraquíes comenzaron a combatirlo, especialmente el llamado “Ejército
Islámico de Iraq” agrupación de la resistencia sunita y laica que operaba con
gran amplitud en las provincias de Al Anbar y Bagdad.
Las
preguntas y los comentarios entre la población iraquí sobre la naturaleza real
de “Al Qaeda” comenzaron a crecer con fuerza y ellos mismos se encargaron de
discriminarlos de la verdadera resistencia.
Esto
fue notado y evaluado por los cerebros de la inteligencia angloestadounidense por
lo cual y ante la conveniencia de enviar a la opinión pública “en casa” una
buena noticia, un avión caza F-16 norteamericano
que fue directo a la localidad de Baquba donde se escondía aquel misterioso
líder de “Al Qaeda-Iraq”, fijo su ruta a un área determinada de la localidad y lanzo
con una precisión milimétrica un misil “Hell-Fire” que literalmente entro por
la ventana de la casa donde se alojaba el jordano, pulverizando el lugar y
matando a su mujer y a varios niños que allí se hallaban presentes. Pese a la
más que curiosa precisión que hizo sospechar que en Washington siempre supieron
donde estaba Zarqawi, los medios estadounidenses poco se preguntaron por este
conveniente golpe contra “Al Qaeda”.
Tras
la eliminación de Zarqawi en junio de 2006 y la supuesta erradicación de la
franquicia iraquí de “Al Qaeda”, unos meses después el general David Petraeus y
los cerebros de la inteligencia militar pusieron en marcha un nuevo embuste
denominado “Estado Islámico de Iraq” como intento último por degradar la
capacidad de lucha de la resistencia. Esta mejorada agrupación “yihadista”
entraría en escena con un convincente hecho, el derribo de un helicóptero
“Chinook” de la marina estadounidense que fue masivamente presentado en un
video de propaganda.
Pero
pese a que el ataque fue real, implicaba un pequeño sacrificio para maquillar
el nuevo engaño. No paso mucho para que ésta nueva ilusión comenzara a
perpetrar todo tipo de carnicerías contra la población chiita e incluso, contra
sunitas a los que acusaba de apostatas. Uno de los golpes más provocadores fue
la voladura de la cúpula de la Mezquita de Samarra en febrero de 2006. El
objetivo era claro: Crear el odio inter religioso que anteriormente nunca había
existido. Para los iraquíes no quedaba dudas de que “éstos tipos no eran
iraquíes y menos aún, musulmanes”.
En
esos momentos el gobierno estadounidense de George W. Bush y los medios masivos
hacían esfuerzos titánicos por meter bajo la alfombra del olvido, la terrible
verdad que revelaron los documentos ventilados en 2004 sobre Abu-Graib y que se extendían a una veintena de
campos de concentración secretos en los que militares, agentes de la CIA e
incluso del MOSSAD ejercían todo tipo de torturas (con experimentos incluidos),
vejaciones, asesinatos y tráfico de órganos contra ciudadanos iraquíes. Había que hacer algo para tapar tanta basura
y lo mejor era, tratar de convencer a la opinión pública de que lo que se
presentaba como una resistencia legitima a los ojos de los iraquíes y de una
gran parte del mundo, era simple terrorismo insurgente.
Cabe
recordar que el uso artificioso del lenguaje, es también una estrategia en la
guerra psicológica para manipular a las masas y en la cual en el caso de Iraq,
los medios masivos demostraron ser una parte más en el bando de la ocupación,
tratando por medio de argumentos falsos y muchos otros distorsionados,
intentaron descaradamente legitimar lo arbitrario e ilegal.
Después de todo
¿Quién prestaría atención a un hombre o mujer que clamaba con angustiosa rabia
y en árabe tras haber sido destruida su casa por una bomba de la
Coalición? Si la mayoría de los lectores
y televidentes de estos medios no hablan árabe, “pues, traduzcamos lo que mejor
nos parezca”. El objetivo de éste sector era el fabricar y consolidar ese
“Choque de civilizaciones” que Samuel Huntington argumentaba para el nuevo
siglo.
En
esos momentos la cadena qatarí “Al Jazeera” era el único medio que se
contraponía a la versión occidental y no por casualidad fue continuamente hostigada por los EEUU y algunos de sus
corresponsales asesinados en misteriosas circunstancias.
Pero
las fechorías de estos criminales comenzaron a ser eclipsadas por una creciente
resistencia de grupos chiitas como el “Jaysh Al Mahdi”, el “Kataib Hesbollah” y
“Asaib Alhaq” que pusieron en problemas a las tropas de ocupación. Mientras
aquellos simulaban algún que otro ataque aislado, las organizaciones chiitas
salieron al encuentro para incluso chocar contra las fuerzas colaboracionistas de
Nouri Al Maliki que respondían al partido “Dawa”, mafia que fue colocada en el
poder por sugerencia de la entonces Secretario de estado Condoleezza Rice. Algo
no estaba saliendo bien para los titiriteros del “EII” quienes (además de ser
los que colocaron el gobierno en Bagdad) no lograron imponer la tan anhelada
visión negativa contra la resistencia armada.
El
EII solo era una minúscula célula que fue plantando con paciencia y mucha
muerte la idea de un “Califato” en el cual no habría chiitas ni sunitas laicos
(como los miembros del Baas) y que se basaría en la estricta interpretación de
la letra de la ley islámica, interpretación por cierto que no compartían los
eruditos sunitas de Iraq.
Al
día de hoy se ha comprobado que el “Daesh” fue y sigue siendo una elucubración
funcional a EEUU y que hoy sirve de excusa para que Rex Tillerson haya
anunciado que “no se irán de Iraq hasta que lo hayan erradicado” ¿Qué conveniente no?