EN DEBATE
“LA HORA DEL NACIONALISMO”
Del Brexit británico al posible aislacionismo norteamericano y su impacto en el Cono sur
Por
Charles H. Slim
Los últimos
acontecimientos de la vida política estadounidense, sin dudas que tocaran a la
realidad política de la Argentina, eso es inevitable. Desde la separación de
gran Bretaña de la Unión Europea en junio último y los claros cambios de rumbo
en los países asiáticos como Filipinas, el mundo ha dejado de ser lo que fue
hasta el 2015 marcando el comienzo de una nueva era que aún sería aventurado
prever como afectara las relaciones internacionales en el concierto de las
naciones.
Al
ver lo que ha ocurrido en EEUU con la elección de un Outsider para
ocupar la Casa Blanca quien además de criticar las políticas intervencionistas
que han desgastado a la infraestructura político-económico y social de la
Unión, tiene planteos de retraer al país fronteras adentro dejando en evidencia
una especie de “nacionalismo” que en el
caso norteamericano es más bien un volver al aislacionismo.
Por
favor no malinterprete a donde se orienta este artículo. Que Donald Trump haya ganado las elecciones
en los EEUU no significa que él represente al “nacionalismo” o un modelo
norteamericano digno de copiar; todo lo contrario. Este triunfo más que revelar
una rebelión popular contra la continua estafa del Stablishment norteamericano (entiéndase
oligarquía) que se mueve tras la fachada de los demócratas y los llamados
sectores de la izquierda, ha sido la más cruda revelación de cómo los medios
corporativos estadounidenses que son
financiadas desde Wall Street trataron de manipular a la opinión pública con
falsas sensaciones y estadísticas que le daban a Hillary Clinton una ventaja
que jamás tuvo.
Tal
como lo exponen los medios necon y sionistas, “el mundo libre vivirá sin el
liderazgo de EEUU” una frase tan llena de sustancia real como la flatulencia de
una anciana. Ni el pueblo norteamericano
es tan ignorante como esos sectores quieren hacer parecer ni el mundo queda
desguarnecido como lo han señalado los columnistas de insignes editoriales como
Foreing Policy y Foreing
Affairs que no han escatimado recursos para tratar de desacreditar una
gestión que aún no ha comenzado. Sin dudas que esto es la demostración de un
claro nerviosismo ante las posibles consecuencias de un Trump en acción. No es
un miedo a la supuesta violación a los derechos constitucionales que esas
editoriales argumentan o la amenaza de
que Trump se dedique a comerse crudos a los inmigrantes latinos o construya un odioso muro con México; nada
de eso, es simplemente el miedo a que se termine el fabuloso negocio del cual
usufructúan los sectores financieros que trafican influencias, de la industria
militar y de las aventuras intervencionistas que no son más que verdaderos joint
venture para rapiñar sobre otras regiones. Tal vez uno de los argumentos
más tragicómicos expuestos por estos sectores haya sido el usar a los
musulmanes estadounidenses como posibles blancos del régimen de Donald
Trump. No hay que olvidar que estos
mismos sectores y estas mismas editoriales fueron las que respaldaron,
argumentaron y sostuvieron la campaña arabofoba e islamofoba que campeó masivamente
desde el 2001 y que llevó a las intervenciones sobre Afganistán, Iraq y la
implementación de una política en la que todos los musulmanes eran sospechosos
y por ello, factibles de ser detenidos o simplemente asesinados. Por eso usar a
los musulmanes como una supuesta preocupación de estos sectores criminales, es
una burla cruel que no se puede dejar pasar por alto.
Como
sea el viejo esquema de los politiqueros que simulaban estar de un lado o del
otro fingiendo que unos luchaban por la igualdad de oportunidades mientras que
los otros mostraban el puño de hierro y la existencia de unos era un
complemento necesario de la política estadounidense, se han hundido en el mismo
barco con bandera neoliberal en el que se encontraba Hillary Clinton y sin
dudas será muy difícil que se pueda volver a reflotar. Con ellos también se van a pique las
ambiciones de desatar una tercera guerra a gran escala con la cual reactivar la
economía doméstica obviamente, manejada por Corporaciones Transnacionales de
todas las ramas de la industria.
Quienes
han apoyado a Trump están por un EEUU con dirección propia y con políticas
dirigidas a beneficiar al país y no a proyectos externos planificados por
encargo de intereses transnacionales y otros regímenes que lo han usado en los
últimos treinta años como un simple escudo
con el cual protegerse a discreción. De este modo las voluminosas –y
nada sagradas- sumas de dinero que EEUU remite por año a Israel para
sostener su insostenible existencia y mantener una fuerza militar que logre
disuadir a sus vecinos árabes, podrían mermar o verse seriamente dificultadas.
Aunque
seguramente aquello no ocurra si es posible que Trump modere las pretensiones
de los Lobbies sionistas del Congreso que han sido los históricos e insignes
instigadores detrás de las últimas intervenciones estadounidenses en el Medio
Oriente, desatando sus peligrosas maquinaciones que tan acostumbradamente
montan para deshacerse de quienes les obstaculizan en sus planes. Igualmente
Trump cuenta con un grueso de la población que ha tomado conciencia de que eso
puede llegar a suceder y las cosas serían diferentes.
Sin dudas han pasado las
épocas en que estas manos negras que movían sigilosamente los hilos detrás del poder para llevar
adelante los fraudes y crímenes más grandes de la historia contemporánea ya están al descubierto y será muy difícil que
puedan escapar al juicio iracundo de la masa.
No
caben dudas de que apenas se conoció su triunfo, varios comenzaron a limpiar
sus escritorios en los despachos de las diversas áreas del gigantesco aparato
administrativo norteamericano. Incluso
se ha dicho que en el Pentágono varios generales y asesores habrían vaciado sus
escritorios dejando vacante sus puestos. Similar situación se ha dicho de
Langley, Virginia donde se ubican los cuarteles generales de la CIA y en donde
se hallan archivados todos los asuntos sucios que hacen a las operaciones que
Washington ha venido realizando alrededor del globo.
Asimismo
y pese a que se ataca a Trump por ser un empresario privado sin experiencia
pública, hay que decir que ese argumento es falaz ya que, el poder neoliberal
que conforma el Stablishment le
encargaría a Hillary que manejara sus intereses como cualquiera de los CEOS que
actualmente intervienen en los gobiernos neoliberales del Cono sur. Igualmente y para reforzar aquella falacia hay que
señalar que ese poder en las sombras mantendrá conexiones importantes con el
nuevo gobierno, con la inclusión de varios impresentables de la administración de
George W. Bush. Como verán, Trump no es
tan revolucionario como se lo pinta.
Pese
a la masiva campaña mediática y de costosas encuestadoras destinada a darle a
Hillary Clinton una ventaja que en realidad jamás tuvo y de los trucos sucios
que se montaron en muchas maquinas de voto electrónico a lo largo del país que
entre alguno de sus artilugios estaba la imposibilidad de votar por el
candidato Trump, éste logró llegar a la Casa Blanca y dicen los que lo conocen
que él está al tanto de que hay mucha ira en su contra y que buscaran una
revancha. Al parecer Trump no es el demente que los medios querían vender o el
arrebatado que sus más costosas encuestadoras habían querido plantear previo a
que se desarrollaran las elecciones. Era prácticamente antisonante ver como los
medios como CNN, la FOX y los diarios THE WASHINGTON POST y THE NEW YORK TIME
hacían una editorial sobre las vulgaridades sexistas de un Trump cuando dejaban de lado, los variados
y muy graves delitos cometidos por la señora de la sonrisa perfecta. Cortinas
de humo para que el ciudadano común no pudiera –así lo pretendieron
infructuosamente- ver lo mala que es
esa ex funcionaria que además de buscar
la presidencia, pretendía escapar de la justicia la cual entre otros cargos, le
imputa el intento de eliminar pruebas incriminatorias al determinar el FBI que
sus ayudantes de campaña habían tratado de deshacerse de varios teléfonos
móviles que contenían correos sospechosos utilizando un martillo. Y esto no es
un chisme o un rumor. Se trata de la confesión de uno de sus asesores de nombre
Justin Cooper quien al ser interrogado
por el Bureau de investigaciones les dijo que había destruido a martillazos un
par de teléfonos viejos por indicaciones de su “jefa”, Hillary Clinton.
De
ser así, Clinton y Cía tendrán mucho que explicar ante la justicia, incluso si
Obama tratara de relegarla de ella con algún decreto especial. Trump sabe que si realmente quiere cambiar
las cosas en “América” deberá poner el ejemplo de que las cosas como las que los
Clinton, Bush, Mc Cain, Albright, Rumsfeld y la larga lista de políticos que
ayudaron a hundir al país, pagaran un alto precio como lo pagaría cualquiera de
los ciudadanos de a pie de su país y que los beneficios elitistas de pertenecer
a una clase política tradicional, no son una carta blanca para llevar adelante
actos de impunidad que terminan por imprimir el oprobio sobre la nación toda.
Para
concluir podemos decir que la llegada de Trump beneficiara el desarrollo de
nuevos nacionalismos en los países que se han visto condicionados o
directamente sojuzgados por las acostumbradas políticas agresivas de
Washington que no eran sino, la
refracción material de los intereses corporativos que sacaban pingues ganancias
con las intervenciones militares, invasiones, creación de inestabilidad
política, de terrorismo en fin, de todo
lo que ha engrandecido a los bolsillos de esas pocas familias que manejan el
sistema financiero global.