martes, 8 de noviembre de 2016

DEFENSA Y SEGURIDAD




“FUERZAS ARMADAS S.A.”

Qué camino tomara el área de la defensa ante la inexistencia de políticas geoestratégicas propias




Por Braulio Vergamo
Cuando algún que otro puritano de la “democracia” argentina lea esto, seguramente no le faltaran ganas de opinar sobre su indignación y enfatizar con aquella pintoresca forma de ser, lo intolerable que le resulta la sola idea de que la “patria” y su defensa puedan quedar en manos de CEOS o de management meramente empresariales. Y aunque hoy por hoy estos especímenes petrificados de la política argentina se retuerzan por la vomitiva idea de que mercenarios sean quienes tomen la sagrada tarea de la defensa nacional, no les alcanzaría el tiempo para comprender o al menos darse cuenta que generales, almirantes y comodoros serán reemplazados por empresas de seguridad y defensa que ofrecen “paquetes” de la más variada índole para garantizar respuesta inmediata ante amenazas actuales no solo a empresas y corporaciones privadas sino también, a gobiernos enclenques como el actual.

Uno de los problemas de los países sin Fuerzas Armadas propias o compuestas por elementos profesionales con una historia nacional, es la necesidad de tener que depender de los soldados de alquiler o los llamados “mercenarios”. El caso más típico puede verse en los países del golfo Pérsico donde además de las bases militares estadounidenses y británicas, existen campamentos de entrenamiento militar de mercenarios venidos de todas partes del globo para servir a las monarquías petroleras. Y es que, los jeques y sus familias acostumbrados a la fastuosidad corrupta de sus regímenes –mimados por Washington- y acostumbrados a una comodidad obscena, no ven utilidad en tener que transpirar a los 45º C a la sombra cuando los elementos foráneos para servir en el ejército real, hacen cola casi hasta perderse en el horizonte.  De esta comodidad y abulia no puede venir más que una corrupción que ha sido alimentada por los cantos de sirena de los intereses que se mueven por detrás.

Sin lugar a dudas que si hay algo que los intereses británicos y sus socios locales han logrado con Argentina, ha sido corromperla socavando las instituciones que podían sostener con amplia solidez los intereses geoestratégicos de la nación. Sin lugar a eufemismos ni los falsos decoros a los que se ven condicionados los periodistas y los medios nacionales, se puede asegurar que el constante operar de las embajadas británica y norteamericana en el país –y sin distinción de gobiernos- ha dado sus frutos. Si vemos con atención como la corrupción ha llevado a micro-climas de connivencia entre funcionarios de la más baja estofa que se doblan por un puñado de pesos, imagínense lo que es en las altas esferas del poder donde hay en danza, millones de dólares por dejar pasar situaciones que a Londres y Washington le convienen.
Mercenarios colombianos entrenando
para ir a Yemen

Para los países anglosajones, Argentina es una región territorial geoestratégica de vital importancia para sus despliegues en el hemisferio sur y una reserva territorial inigualable que no necesita de costosas adaptabilidades como sería necesario realizar en el extenso amazonas brasilero que  pese a su extensión, representa para la realización de ciertas planificaciones, un trastorno desde  varios puntos de vista.  Y esto solo hablando de lo que hace a lo geopolítico y militar que obviamente suele ir unido a otros intereses corporativos ligados al Pentágono o a sus agencias federales de inteligencia. En el caso  de Argentina se puede decir con certidumbre, que un buque no identificado puede arrimarse a cualquier punto de sus costas y hacer pie sin que las autoridades nacionales se den por enteradas.  Ese punto flaco en la seguridad marítima argentina tiene una denominación y un área de estudio en la materia estratégica que desde hace décadas ha sido negligentemente abandonada por los gobiernos argentinos. 

Por la posición geoestratégica, por sus extensas costas y por las características que muestra la insularidad del mar argentino y obviamente todo el espacio aéreo que existe sobre aquel, abandonar dicha custodia puede ser más que negligente incluso aún, criminalmente imputable. Actualmente un país sin importar su tamaño o su papel en el concierto internacional no puede darse el lujo de abandonar una de las áreas vitales para la subsistencia como estado. La realidad es muy cruda y los peligros para su integridad están ahí, en forma latente a la espera de la oportunidad.

Argentina a diferencia de su vecinos del Cono sur, tiene una posición envidiable y es precisamente por ese motivo que algunos de ellos no han dudado de jugar un histórico y oportunista papel para sacar ganancias en las expectativas que las potencias como la británica, tratan de obtener desde la fundación del estado argento. Hay que decirlo con letras grandes y sin tapujos CHILE SIGUE SIENDO UN ALIADO ESTRATEGICO DE LONDRES en el Atlántico sur  contra los intereses argentinos.  Y esto no lo arreglara una arenga de actores verborrágicos o conductores de programas sensacionalistas con opinologos de poca sustancia informativa hablando sobre “los hermanos trasandinos”;  ese es el problema que aqueja a la Argentina y ese es su descalabro organizativo donde un médico pretende manejar el ministerio de Obra Pública, un abogado la defensa y las políticas externas del país por un Ingeniero.

Todo esto ha conducido al desbarajuste del brazo armado de la política de Buenos Aires con lo cual y a la vista de un niño, si Argentina tratara de establecer negociaciones serias y reales con un país o bloque con una moderada capacidad de respuesta bélica simplemente habría a la vista una desventaja. Si esas negociaciones se establecieran con potencias económico-comercial y militar como Rusia y/o China –como acertadamente señalan algunos- ante la debilidad existente simplemente sería fagocitada. Las visiones adolecentes y simples que han sido planteadas deliberadamente en el campo diplomático por personajes como Dante Caputo, claramente tienden a beneficiar a un solo bando y ese no es al argentino.  Similar al canciller seudo-francés, Guido Di Tella en la administración de Carlos Menem fueron  nefastos para la estructura de la defensa nacional.  Usando la desgracia ocurrida por un exceso en la aplicación de la disciplina militar (Caso Carrasco), se aprovecho para desmontar –gustara o no- el servicio militar obligatorio que pese a su dudosa utilidad por lo que significaba su realización, al menos daba una idea aproximada de lo que era la vida militar.
equipo de un soldado argentino

Tras ese episodio, se lo reemplazo con un servicio voluntario que era un “nini”, en el cual el recluta pacta ingresar al ejército como si se tratara de un trabajo más, perdiendo la calidad de servicio que alguna vez tuvo pero no llegando a ser un trabajo  más. Poco a poco la idea mercenaria se fue filtrando en el colectivo y los jóvenes que hubieran tenido vocación por el servicio podían ser reemplazados por simples aventureros, sujetos con meras necesidades  dinerarias de un ingreso o simplemente  lumpen que buscaban perderse de la vista de la justicia.

Queriendo o sin quererlo, los políticos argentinos le abrieron poco a poco la verja a la práctica acendrada  del reclutamiento mercenario, aunque a menor escala que lo que la palabra significa, pero práctica al fin. Con una intensa campaña mediática contra las FFAA, la desnaturalización del servicio a la patria y el desinterés por los temas militares, fueron centrales para ir borrando una conciencia  de sacrificio por el interés común. 

 A nivel gubernamental, la desinversión y los recortes presupuestarios cada vez más agudos las volvieron inoperantes.

Con la llegada del 2002 el país sumido en un caos económico y social, el arribo de una administración  encabezada por Néstor Kirchner no solo mantuvo la quietud en la situación de la defensa sino que incluso se deterioro aún más.  ¿Casualidad, incapacidad total o una omisión deliberada?  Alguien debe encargarse del área y por lo que se ha venido viendo desde hace doce años para acá,  es claro que hay una orientación deliberada para que Compañías de Seguridad privada especializadas en temas de defensa y contratistas de servicios, se hagan cargo de la “defensa de la soberanía”.  De esta manera no sería de extrañar que en breve, Corporaciones como “ACADEMI”, “DYN CORPS” “AEGIS”, la NTGS,  “G4S”, “URG”, “DEFION” “Triple Canopy”  y una variedad de empresas israelíes como “BITAJON” (V. http://www.bitajon-israeli.com/empresa ) que “asesoran” a gobiernos sobre seguridad, ya estén operando para brindar sus servicios.
pequeña muestra de las acciones de Blackwater
en Iraq

Estas empresas celebran con los gobiernos que solicitan sus servicios, contratos de miles de millones de dólares conllevando peligros ínsitos como pudo y aún puede verse en Iraq, Palestina y Afganistán  para citar los más destacados ejemplos de lo que podría suceder si se recepta la operatividad de estos grupos. 

 También como ha quedado corroborado en Iraq, varios de estos “emprendimientos” se vinculan por la misma vía contractual, con las agencias de inteligencia como la CIA para el desarrollo de “tareas especiales” y tercerización de trabajos sucios en los que el gobierno podría quedar comprometido ¿A qué les suena esto?

Además de que esto representa un fabuloso negocio para los empresarios detrás de estos ejércitos privados, es una manera de de ejercer el poder efectivo dentro de un país “cliente”  en el cual el gobierno habiendo delegado su seguridad en manos ajenas, no tendrá control de ningún tipo. Por otra parte servirá para evitar posibles reacciones independientes que, ante la pasividad de un gobierno inoperante ante situaciones conflictivas, lleven a la formación de grupos políticos con ramas armadas como se ha visto en los conflictos en el Líbano durante las décadas de los setentas y ochenta, que aprovechado por Israel para realizar dos invasiones facilitadas por la ausencia de un ejército libanés eficaz, propicio el nacimiento del movimiento de resistencia chiita “Hesbolla” que ha tomado el papel de custodio de la soberanía del país árabe aunque a muchos les pese reconocerlo.

Argentina tiene una situación conflictiva a solo trescientos kilómetros de sus costas patagónicas y más allá de que todos los gobiernos han metido la cabeza bajo la tierra para no ver la peligrosa realidad, la compleja actualidad política internacional, la maltrecha situación de sus FFAA sin objetivos estratégicos –que fueron deliberadamente desalentados- y los provocativos movimientos británicos en el Atlántico sur, parece que los actuales gobernantes  no han considerado que su brazo armado institucional para la defensa de la soberanía, puede pasar a estar en manos de Corporaciones privadas extranjeras o en un muy raro caso, a manos de formaciones irregulares sustentadas en una ideología de corte nacionalista.






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