miércoles, 2 de noviembre de 2016

EN DEBATE


“MORAL 2.0”

Qué tipo de moral rige a la política estadounidense para éstas elecciones?



Por Charles H. Smith

La carrera por la presidencia de los Estados Unidos ya ha entrado en la cuenta regresiva que llegara a cero en éste 8 de noviembre cuando el electorado o mejor dicho, los Colegios electorales que mantiene el sistema norteamericano,  determinen quien será el próximo mandatario para ocupar la Casa Blanca. En estos meses que han pasado del 2016 hemos visto y oído las cosas más impensadas que la elite política y económica estadounidense no hubiera imaginado tener que escuchar a la luz pública. La batalla por acceder a la presidencia de una potencia tambaleante como EEUU refleja que en esta lucha no se toman prisioneros y todos son sacrificables.

Durante años y costa de la vida de muchos valientes investigadores, los planes de Washington fueron expuestos a la luz de una corporación mediática que lejos estaba de pretender ventilar esas verdades ya que, ella misma y sus monigotes a sueldo forman parte de todo éste siniestro juego de poder geopolítico. Al comienzo el uso de las tácticas brutales pero silenciosas de la CIA, aliados y sus grupos de tareas en las que tercerizaban sus tareas sucias funcionaron para acallar y sembrar el terror en aquel incipiente espectro de investigadores independientes que se atrevieron a contradecir y denunciar las incongruencias del gobierno. 

No hay que olvidar que en esos momentos, personajes como Hillary Clinton estaban al corriente de estas acciones y simplemente miraron para otro lado por el simple motivo de que ellos forman parte de ese esquema.

De esta manera desde el 11 de septiembre del 2001 el Stablishment fue acumulando poder en forma progresiva y notoria llevando a que sus prerrogativas privadas estuvieran por encima de la ley pública estadounidense a la cual, reemplazaron con esos engendros legislativos que estaban muy lejos de la voluntad popular. Bajo esa atmosfera de sospechas y manipulación de los sentimientos de revancha contra un supuesto autor de esos ataques y ante posibles acusaciones de ser cómplices del terrorismo que había golpeado al corazón de Norteamérica, esos intereses representados por esta elite política, financiada por los recursos financieros de Wall Street y de la banca londinense abrió las puertas a la segunda fase con la invasión a Iraq en 2003 con el luctuoso resultado de más de un millón quinientos mil iraquíes asesinados y la cuenta no se ha detenido ya que las muertes siguen ocurriendo sin pausa tras la farsa montada con el “ISIS” en el noroeste del país.

Todo este baño de sangre acompañado inocente acompañado de grandes negocios que se esconden tras el montaje de estas guerras, atentados terroristas y la fabricación de una atmosfera de sospecha y miedo utilizando a los medios como el trasmisor de los supuestos culpables, más allá de las manos que ejecutan estos truculentos actos, están los cerebros y los responsables políticos que con sus actos de gobierno –públicos y los secretos- son en última instancia quienes deben responder ante la justicia por sus crímenes. 

Si consideramos estos antecedentes que claramente se vislumbran en EEUU y lo vemos desde el punto de vista del ciudadano norteamericano que debe sobrevivir en medio de un sistema expoliador y que se nutre de lo que le sacan con altas tasas e impuestos,  los norteamericanos tendrían que meditar con mucha calma a quienes colocaran en los sitiales de la administración, aunque los dos candidatos propuestos sean lo peor del lote.  

Si a alguien le quedaban dudas de lo que significa la llamada “democracia” a estilo norteamericano no hay más que mirar los últimos meses de una encarnizada campaña política llena de contrasentidos, costosos spots y una lucha mediática por tratar de maquillar en que más fuere posible, la impresentable personalidad de cada candidato. Un claro señalamiento que hay que destacar, es que las elecciones a presidente en los EEUU aquellos no son para gente común, esto quiere decir que solo pueden postularse quienes tengan fortunas importantes sin importar que estas sean legales o mal habidas.

De Donald Trump se podría decir mucho e incluso su propia personalidad invita a que se le hagan las mil y una críticas que a primer golpe de vista nadie estaría en desacuerdo en avalar.  Catalogado de payaso, incompetente, estafador, sexista y pedante, Trump también llamado el Outsider no hace palidecer a los antecedentes que tiene su contrincante,  un personaje de peso dentro de la escena política estable de la elite estadounidense. Hillary Clinton es mujer y eso no garantiza que vaya a traerle algo de humanidad a la despiadada maquinaria imperial que hoy por hoy tiene empastados sus engranajes con la sangre de millones de seres humanos (v. Red Voltaire. “4 millones de muertos en Afganistán, Pakistán e Irak desde 1990”. http://www.voltairenet.org/article187311.html )

Hillary Clinton es la “Thacher” norteamericana del siglo XXI y eso amigos no es un alago. Incluso podríamos asegurar que es peor que aquella bruja británica. Esta comparación va más allá de las reales tendencias políticas que se encolumnan detrás de Clinton sino que refiere a su personalidad y carácter que podría llevar a la Unión a adentrase aún más en los conflictos que Obama deja abiertos en el mundo. A pesar de que es catalogada como una mujer muy inteligente, políticamente capaz por su educación en Yale, ha demostrado ser instintiva y astuta al momento de impostar posturas supuestamente “progresistas” con la intensión de cooptar sectores del público norteamericano para granjearse su voto, esto último en referencia a la supuesta filiación feminista que Clinton desarrolla a favor de los derechos de la mujer en general, de las madres solteras, los gays, lesbianas y los trans.  Para muchos se trata de un embuste y una pose temporal que fue calculada desde hace al menos una década atrás.

Precisamente y a la sazón de lo anterior, Hllary Clinton ha demostrado con creces de que dicha postura en pro- de los derechos de la mujer solo es una pose para las cámaras  ya que en ningún momento ha levantado un dedo en protesta por las decapitaciones de mujeres sauditas por atreverse a manejar un automóvil o criticar a los rabinos ortodoxos por su trato misógino con sus mujeres.  

Como dice el dicho “cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía”; así se puede decir de la mediática bondad y amabilidad de la senadora demócrata y ex secretario de estado de Obama. Con una carismática sonrisa y una afabilidad que puede envolver hasta el más parco de los electores, Clinton se mete en el bolsillo a los incautos y a quienes aún creen que existe una política diferenciada entre Demócratas y Republicanos. Igualmente más allá de las actuaciones descontracturadas de Hillary Clinton ante el público, existen poderosas razones para que no esté tan tranquila.
Clinton y Abedin

Anteriormente y en plena campaña, Hillary Clinton logró obtener que el Departamento de Justicia de los EEUU le borrarán, literalmente los cargos surgidos por el escándalo de los correos electrónicos que además de haber quedado expuestos por su no usar un servidor seguro, contenían una sustancial y muy comprometedora información.  En aquellos se vinculaban las incomodas conexiones entre Hillary y las operaciones de la CIA en Libia que desemboco en el asesinato del embajador Stevens en Bengazi en 2012.

Pero esos no eran los únicos correos que podían entorpecer la carrera presidencial a la Casa Blanca; habían otros contactos tan o más incómodos que había que eliminar o tratar de esconder.  Para  pesar de Clinton el FBI reimpulso las investigaciones y tras hacerse con uno de los ordenadores de uno de sus más allegados, se pudo corroborar que allí habían sido eliminados unos correos  tan comprometedores que simplemente se vino la noche. Aquellos se vinculan con el ordenador de Anthony Weiner un político judío que a su vez estaba casado con Huma Abedin, una ciudadana estadounidense de ascendencia saudí quien a su vez es hija del director de una revista académica en la que se publican las opiniones políticas de la Hermandad Musulmana y su madre preside una asociación de mujeres adherentes a dicha organización que respalda las operaciones Takfir y Wahabi en Siria e Iraq.


Pero eso no es todo. Según una publicación de un sitio de noticias jordano del 12 de junio del 2016, en la entrevista al príncipe heredero saudita Mohamed Ben Salman éste afirmo que la Casa real Saud había financiado clandestinamente en un 20% la candidatura de Hillary Clinton, lo que para la ley saudita y para la imagen política de Washington, representa una contrariedad muy difícil de esquivar. Y allí no termina todo. 

Según lo ha investigado el prominente periodista francés Therry Meyssan, Huma Abedin no sería la única persona miembro de la Hermandad Musulmana, dejando en evidencia que la administración Obama estaba muy bien relacionada y en los más altos niveles con esta organización a la que se vincula con “Al Qaeda”  y toda la constelación de agrupaciones armadas que además de agredir a Siria son financiadas y apoyadas materialmente en sus operaciones por occidente (v. Red Voltaire. “Los emails de Hilary Clinton y la Hermandad musulmana”. http://www.voltairenet.org/article193922.html )   

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