SERVICIO MILITAR
¿OBLIGATORIO?
¿Cuáles son las
reales intensiones del actual gobierno argentino en su plan de reactivar el
servicio militar?
Por Javier B. Dal
Solía ser una manda constitucional aquella que en el artículo 21 obliga los ciudadanos argentinos a tomar las armas en defensa de la patria, obviamente como un servicio debidamente reglamentado. Y bien digo solía ser hasta que la partidocracia y la corrupción política llegaron al poder para vender al país y a todo lo que había en él. Es la historia de un país sin destino aun cuando otros digan lo contrario.
Fue precisamente
esta misma partidocracia que a golpe de hipocresía y políticas demagógicas,
elimino las obligaciones en la ciudadanía para hacer de los derechos una
mercancía en su cartera de prebendas. Hoy las consecuencias de ello están a la
vista y esos mismos políticos que causaron esto quieren soluciones.
Aquella obligación
estaba reglamentada desde 1901 por la vieja ley 4031 que fue progresivamente
enmendada que sancionaba el servicio militar obligatorio y por medio del cual
el estado reclutaba a los hombres de 18 años para cumplir con un período de
instrucción que los formaría para hacer frente posibles conflictos. La guerra
de 1982 contra Gran Bretaña (y la OTAN) fue la situación donde se mejor se
justificó este sistema pese a las críticas oportunistas y ciertamente
maliciosas que siguieron tras el fin del conflicto. Este servicio termino
siendo derogado en 1994 por el gobierno menemista tras el “caso Carrasco” que
fue utilizado por los medios como factor de presión política.
Como era
previsible, la medida perseguía un golpe de efecto político sobre la
manipulable y veleidosa opinión pública cebada por un relato anti militar y
anti institucional devenido de los sangrientos años setentas y del último golpe
militar de 1976 que sería capitalizado
por el gobierno de Menem.
Pero si bien eso
fue un golazo electoral, al mismo tiempo fue un craso error para los intereses
nacionales y una gran noticia para los enemigos en Londres y Bruselas, que
dicho sea de paso, se orinaban de risa de las pretensiones del gobierno
argentino. En el interior fue festejado por los sectores anglófilos
capitalinos, los sectores de la progresía seudo-humanista (que hizo de los
derechos humanos un negocio) y un sector de la izquierda esnobista que siempre
ha sido funcional a los intereses angloestadounidenses ¿Qué paso con el resto
de la casta política? Ellos carentes de visión y mucho menos de compromiso
político, siempre van para donde los lleva el viento y es por ello que el país
está donde esta.
Hoy nos
desayunamos con un nuevo intento por restaurar el servicio militar obligatorio,
algo que sería positivo si ello fuese conteste a planes específicamente
orientados al interés nacional. Pero las circunstancias huelen a otra cosa y no
precisamente a algo agradable. Y es que las sospechas de otras finalidades y
que se ligan con el actual gobierno oscurecen la pretensión. Los Milei son un
gobierno de matriz anglófilo sionista, una combinación contra natura y opuesta
a los intereses estratégicos de Argentina y de toda la “América Grande”.
La actual
alineación geopolítica de Buenos Aires con el eje angloestadounidense-israelí
pone un trasfondo de sospechas sobre las verdaderas intenciones de reestablecer
la leva. Las peligrosas incumbencias que el actual ministro de defensa Luís Petri
ha puesto a la Armada en torno a las operaciones navales estadounidenses en el
Mar Rojo el Mediterráneo en apoyo a Israel en el genocidio que está llevando a
cabo en Gaza ya es bastante para la nación.
Pero sacando estas
especulaciones y las circunstancias en las que se plantea esto, hay problemas
difíciles de resolver antes de querer implementar esto. Uno de los principales
(y que en realidad lo condiciona todo) es el dinero para ponerlo en marcha. Si
las fuerzas armadas apenas pueden sobrevivir, su personal jerárquico tiene una
remuneración misérrima y ni hablar de que puedan operar para mantener sus
gastados recursos materiales en operaciones ¿Cómo se va a financiar y mantener
el reclutamiento de más hombres sin un presupuesto a la altura de semejante
pretensión? Supongamos que hubiera dinero para aquello ¿Cuál será el
presupuesto para vestir, alimentar, formar, proveer de equipamiento y entrenar a
cada hombre que se revista?
Los políticos como
siempre (indistintamente de su partido) pueden plantear situaciones y prometer
soluciones sin sustentos fácticos realistas, demostrando que tan incapaces y lo
ignorantes que son sobre áreas vitales de su país. Ellos solo tienen en cuenta
sus propias realidades y en ellas no entran estos asuntos de estado.
Los generales
antes de pelearse entre ellos, deberían ser más inteligentes y llevar el tema a
la altura de la importancia que el mismo reviste y ponerles a sus superiores
políticos, en circunstancia de su situación. Una vez más, la política necesita
salvar sus intereses y lo quiere hacer -una vez más- a costa de las fuerzas
armadas, sea para convertirlas en una especie de colegio industrial (como lo
ideo en la presidencia de Macri la hoy ministra Bullrich) para que la juventud
no se degrade en ocio y las drogas o para verdaderamente implementar un plan
estratégico de reconstrucción con miras a plan geopolítico propio.
Pero es en este
último punto donde la propuesta hace ruido. Y es que una vez más no hay que
olvidar a quienes y que intereses representa este gobierno y cuáles son sus
actuales apoyos geopolíticos y cuáles son sus actuales circunstancias (Ucrania,
Franja de Gaza, Mar Rojo, Taiwán). Son estos últimos, empantanados quienes
están muy necesitados de “carne de cañón” para cubrir vacantes en sus guerras
sucias con irónicos rótulos invocando fines como la paz, la libertad, los
derechos humanos.
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