LA HORA DE TRUMP
¿Hacer grande a América otra vez o engrandecer el ego de Trump a costa
de América?
Por
Charles H. Slim
En el actual y complejo panorama geopolítico advertimos que el poder atlantista con EEUU a la cabeza se ha sobre extendido más allá de lo recomendable dando lugar al refrán que dice “Quien come y no da, morirá indigestado”. Sin dudas que esta voracidad se ha visto alentada por las ultimas y profundas modificaciones en el mapa de Oriente Medio y las que Washington aspira obtener en el Indo-pacífico, Eurasia y Europa con la llegada de Trump.
Pero como
dijo alguien, morder más de lo que se puede tragar puede ser un error.
Eso no
parece molestar a Donald Trump y menos a sus asesores quienes pese a encontrarse
con un estado quebrado y repleto de vacantes burocráticas inservibles por donde
se han ido decenas de millones de dólares de los contribuyentes, no tendría
ningún inconveniente en seguir con la costosa política exterior agresiva y
voraz que se asemeja a la del “Pac man”.
Esta
perspectiva nada alentadora debería alertar al bloque multipolar (BRICS+) que
será sin dudas el objetivo de la batería de políticas comerciales
restriccionistas -nada liberales y menos aún libertarias- que de no
organizarse para contra restarlas, amenaza con destruir o a lo menos, dañar sus
economías. Y es allí donde surge el dilema ¿Ser o no ser? O más bien ¿Hacer o no hacer? Que se traduce
en estar preparados o no y ser proactivos o no, para enfrentarse con las
ambiciones de Washington o simplemente dejaran que les pase por encima.
Para peor,
Trump parece estar dispuesto a concretar objetivos que si bien ahora parecen
delirantes, sabemos que cuando alguien esta en el poder todo es posible. Canadá,
Dinamarca y Panamá son los primeros (en apariencias) en la lista para mejorar -les
guste o no- la política de seguridad y el aspecto económico-comercial de
EEUU. Entonces si esto es lo que tiene en mente para los amigos ¿Qué pueden
esperar los enemigos tradicionales y quienes se opongan a EEUU?
En este
contexto no se puede esperar cooperación ni mejoras de las relaciones
democráticas a nivel global. Ante todo, no olvidemos que no existe democracia
en EEUU, solo es una escenografía lujosamente pintada y nada más. Tampoco hay
que perder de vista que Trump estará secundado por la misma calaña de bastardos
belicistas (neoconservadores y sionistas revisionistas) que han estado en todas
las administraciones del gobierno federal.
A su vez,
ha quedado bien claro que en Washington DC no le importan los derechos humanos
ni las más aberrantes violaciones que se cometen contra los mismos, ni todas
las subsiguientes consecuencias colectivas para un pueblo: La Franja de Gaza y
la situación general de la población palestina es una cruda demostración de
ello y la administración demócrata de Biden-Harris su ratificación.
Trump no
solo continuará esto, lo empeorará aún más ¿Acaso cree que detendrá los
lucrativos negocios de la guerra?
Sobre esto,
tengamos en cuenta como los rusos ya se han dado cuenta que no hay intención de
poner fin a la guerra en Ucrania, los chinos también advierten que no se
desactivarán los invasivos operativos AUKUS o JAUKUS (incluido Japón), QUAD y
toda la red de espionaje (incluidos los saboteadores, alborotadores y
terroristas) que Washington y Londres han desplegado y que sus agencias dirigen
en el Indo-pacífico.
El
triángulo de socios atlantistas entre Australia-Singapur y Japón es una
estructura que amenaza a China y ciertamente Trump no va desmontarla. Tampoco
los británicos dejaran de operar desde Hong Kong con la misma finalidad. Ahora
Bien ¿Cuáles son las opciones para China y toda Asia oriental ante este persistente
hostigamiento?
No solo
China tiene que poner en marcha una política proactiva más agresiva e
inteligente sobre esta política intrusiva. Además de Rusia, Irán y todo el eje
de la resistencia islámica, todo el resto del sur global deberían poner manos a
la obra para crear sus contramedidas eficaces y soberanas ante lo que no se puede
llamar de otra manera sino como una “política extorsiva”.
Mientras
Washington mediante sus títeres de la OTAN viene instigando para que Vladimir
Putin apriete el botón rojo y Xi Jinping caiga en la trampa de Taiwán, los
países más pequeños o en vías de desarrollo del sur global deberían empezar
seriamente a contemplar estrategias de seguridad propias sin inmiscuirse con sus
planeamientos estratégicos y estructuras militares donde al final de la cadena
la obediencia es en última instancia a los intereses estadounidenses. Argentina
está en entre estos y ya se ha puesto en el rol de “socio” atlantista para
subordinarse a la geopolítica de Washington. Y si su gobierno cree que va
desarrollarse bajo esperanza de que Trump suavice al FMI por hacerle unos cuantos
favores sucios, alguien debería despertarlos a la realidad antes que otros
acontecimientos lo hagan.
Sacando
este ejemplo, los demás estados de la región tienen -si realmente son
independientes- la posibilidad de trabajar en construir una estructura de
seguridad propia, tal como lo hizo Venezuela gracias a la visión de Hugo César
Chávez que era un realista (y no se quedaba en la charla solamente) y sabía que
un proceso político soberano necesita respaldo en la fuerza militar para
protegerse de cualquier imperialismo.
Es por ello
y más allá que los BRICS debiera abordar un plan de defensa común, cada estado
debe tomar consciencia que la actual y peligrosa realidad geopolítica no está
limitada a Eurasia y el Medio Oriente; por el contrario, sus instigadores están
empujando a que esa realidad llegue a la brevedad a este lado del hemisferio.