miércoles, 7 de agosto de 2024

 

NUBES NEGRAS SOBRE EL LIBANO

La persistencia del primer ministro Netanyahu y su banda de ultraderechistas religiosos por retener el poder en Israel podría arrastrar a toda la región a una guerra terrible 

Por Ali Al Najafi 

Todos los movimientos de un enemigo poderoso siempre son fríos y calculados. El asesinato ejecutado por Israel del líder político de la resistencia palestina Ismail Haniye el 31 de julio en pleno Teherán sin dudas no fue al azar. Pero más allá del verdadero objetivo de sus perpetradores, esto marcará un escalón más hacia lo que nadie quería pero que a los sionistas tanto en Washington como en Tel Aviv les conviene: La guerra total.

Ello significa un mensaje y en el cual la impunidad es uno de sus componentes centrales. El asesinato de Haniye es solo otro hecho criminal que se suma al genocidio que sigue llevando adelante Israel con todas las armas posibles, incluso el hambre. Esto también vuelve a poner sobre la mesa la inocuidad de las convenciones sobre derechos humanos, las convenciones sobre la guerra y el famélico papel de las instancias jurídicas internacionales para hacerlos valer.

Israel con estas tácticas no solo vuelve a demostrar que se halla por fuera de estos marcos legales sino, que solo habla y entiende por medio de la violencia. Si hay algo que resiente Israel es no haber podido doblegar al Líbano y el único que lo consiguió fue Hesbollah que además de haber frenado cada una de sus intentonas y derrotado en 2000 y 2006, desde octubre pasado no ha detenido su apoyo a la lucha palestina.  En ese sentido, los aviones israelíes han estado bombardeando aldeas y zonas rurales en el sur del Líbano causando daños sobre la infraestructura civil y matando a simples trabajadores agrícolas como venganza por las acciones de Hesbollah contra sus puestos militares y su costosa infraestructura de inteligencia electrónica que mantienen en los montes fronterizos. Sumados a estos ataques y como respuesta a los deliberados ataques israelíes contra la población civil, Hesbollah comenzó a lanzar ataques contra los asentamientos judíos de Shtkua, Menara, Metat, Al Manaraa, Beit Hillel entre otros más.

Desde que Israel comenzó con su intervención en la Franja de Gaza, la resistencia islámica libanesa comenzó con sus operaciones en apoyo a los palestinos abriendo un frente en el norte de la Palestina ocupada. Desde ese momento Netanyahu y su ministro de defensa Yoav Gallant amenazaron con una escalada contra todo el Líbano, que incluso podría contemplar el uso de artefactos nucleares tácticos como una forma de crear el pánico en la población y la presión política interna contra Hesbollah.

Pero pese a estas amenazas y tras comprobarse que las gestiones estadounidenses supuestamente destinadas a calmar las cosas estaban urdidas con engaños, aquellas no prendieron en el gobierno libanés y tras el ataque terrorista en Beirut del 30 de julio pasado (dado que fue sobre un edificio de familias sin implicancias militares) que asesinó al comandante Fuad Shukr, a una mujer y dos niños e hirió a más de 140 personas, no le queda más alternativa al régimen extremista judío que buscar la guerra total.

En las últimas semanas se han estado registrando movimientos y acumulación de tropas israelíes sobre la zona desmilitarizada (línea azul bajo control de la ONU - https://es.wikipedia.org/wiki/L%C3%ADnea_azul- ) que separa a Israel y al Líbano que no hacen más que informar que Netanyahu va a poner todo lo que tiene para tratar de aferrarse al poder y es necesario, ampliar la guerra a toda la región.

Al mismo tiempo se vienen advirtiendo movimientos navales israelíes en el mar y vuelos militares de ida y vuelta al lado griego de la isla de Chipre donde con la colaboración británica Tel Aviv tendría una escuadrilla de aviones estacionada en la base de la RAF en la península de “Akrotiri”, preparada para lanzar un ataque desde ese flanco. Tampoco se debe descartar la presencia de grupos especiales israelíes que podrían ser movilizados desde el mar por los británicos mediante algún ardid.

Por supuesto que Tel Aviv no va a realizar esta maniobra sin el respaldo de Washington y pese a que actualmente sea la vice Kamala Harris quien oficialmente maneja los asuntos de estado, es el Establecimiento muy influenciado por el lobbie pro-israelí de AIPAC -secundados por sus monigotes en el Capitolio- quien dirige la política exterior de los EEUU.

Al mismo tiempo y mientras los medios hablan poco de lo que esta sucediendo, los camiones de transporte de blindados “Merkava”, obuses autopropulsados “Sholef” y acorazados con tropas se van posicionando en asentamientos y aldeas a pocos kilómetros del Líbano mientras desde las posiciones de la resistencia islámica con Hesbollah a la cabeza, los siguen con detenimiento.

Pero más allá de lo que se ve en la superficie con el ruidoso movimiento de vehículos y en los constantes vuelos de drones, aviones y helicópteros, hay una verdadera y silenciosa pulseada en las sombras entre los grupos especiales FDI israelíes y los libaneses de Hesbollah quienes están muy pendientes a los intentos, cada uno desde su sector, por tratar de infiltrarse tras las líneas de su enemigo.

En esta lucha muda se están usando toda clase de tácticas y entre las cuales los túneles tienen un protagonismo importante. Según fuentes confiables en terreno libanes los grupos especiales chiitas han logrado identificar varios puntos por los cuales los israelíes tratarían de cruzar a territorio  libanés usando túneles copiando a los construidos por Hamas en la Franja de Gaza.   

 

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