LA CENA DE LOS
TONTOS
¿Por qué fracaso
el viaje de Milei y su comitiva a Mara-Lago?
Por Pepe Beru
Una cosa es el pensamiento mágico y otro el simplonismo ¿Qué es esto último? Es una creencia por la cual los políticos argentinos y hoy, el gobierno de los Milei creen que se van a solucionar los problemas sin tener que esforzarse por su propia cuenta. Milei desde sus alegaciones mesiánicas del principio de revelación hasta su obsceno alineamiento a Washington y Tel Aviv, cree que será la solución para los problemas de un país quebrado.
Su gobierno es un
refrito del menemismo obsceno de la década de los noventas y una versión más
potenciada del gobierno de Macri en 2017, hasta aquí no hay ninguna novedad.
Pero a la situación de fragilidad económica que se repite con una asombrosa
costumbre en este país, se suma una circunstancialidad global altamente volátil
y muy peligrosa que no deja a nadie sin verse afectado.
El hoy maravilloso
Donald Trump (dado que antes todos estos políticos se reían de él), con su
anuncio de aranceles para todos, ha dejado boquiabiertos a propios y extraños
sembrando una gran incertidumbre en cómo se llevará a cabo el comercio
internacional bajo estas delirantes pautas.
La Argentina, como
cualquier otro país en el mundo le toca su cuota en este reparto y pese a que
supuestamente se halla gobernado por un iluminado que agrada al inquilino de la
Casa Blanca, los hechos no muestran precisamente eso.
A pesar de
festejar que solo les toco el 10% del arancelamiento diciendo que se debió a la
supuesta simpatía de Donald por el “javo”, ese porcentaje ha sido impuesto de
forma uniforme y pareja a todos los países de la región, tanto amistosos como
desagradables demostrando que Milei es uno más y tal vez el último orejón del
tarro para Trump. Como última acotación sobre este particular, no es Milei
quien avanza a las negociaciones bilaterales con los EEUU, es la realidad que
ha instaurado el arancelamiento de Trump el que lo obligara a hacerlo.
Igualmente y como
todos sus predecesores, los Milei no cejan en su afán de lameculos y una vez
más apelando a ese simplonismo del que hablo, partieron raudos a Miami a una
convención conservadora para recibir un premio que solo conocen ellos y en la
cual no se sabe a ciencia cierta que haya estado invitado ¿Cuál era el objetivo
de este viaje? En líneas generales, lograr un apoyo de Donald ante el FMI para
el tan esperado desembolso de un nuevo préstamo, o al menos lograr una foto del
“javo” con Donald para dar una señal de confianza a los organismos
internacionales y a los mercados.
Según la versión
oficial, Milei y su comitiva se cansaron de esperar a Trump por lo que se
levantaron y se fueron. Esto no habría caído muy bien entre los cercanos al
presidente estadounidense quienes le hicieron conocer su parecer al canciller
(y orquestador de todo esto) Gerardo Werthein. Pero ¿Dónde estaba Donald? Al
parecer un partido de golf era mucho más interesante que una reunión de
neoconservadores y mucho más, que encontrarse con una comitiva de argentinos lambiscones.
Para moderar el evidente
fracaso que significó el regresar con las manos vacías al país, algunos
operadores y lame culo de los Milei dentro de los medios pusieron a rodar
sandeces hablando de supuestos twits que el mismo Trump habría enviado a
“Gerardo Milei” unos minutos después que el avión despegaba de Palm Beach rumbo
a Buenos Aires.
Pero si realmente
esto fue un desencuentro, ¿Por qué el amigo Trump no le dio previamente una
entrevista programada si era eso lo que “javo” necesitaba?
Con esta simple
pregunta se devela el fracaso que significó hacer un viaje relámpago a EEUU
para no traer nada (salvo un premio que no sabe que premia) de interés a la
nación.
Al parecer el
responsable en planificar esta agenda de relaciones públicas fue el canciller
Werthein, quien no hace falta decir que a tono con las predilecciones
ideológico-confesionales del mandatario argentino, es un sionista de pura cepa.
Como tal es muy bien recibido en los círculos neoconservadores y los sionistas
revisionistas estadounidenses y se halla muy comprometido en cooperar en los
esfuerzos que el Departamento de Estado y todos los organismos de inteligencia
estadounidenses (y obviamente israelíes) para “trabajar” contra la estabilidad
político-económico-financiera de los gobiernos en la región (Cuba, Venezuela,
Nicaragua y Bolivia) que no son del agrado de Washington.
Precisamente,
aquella cena en la que el “javo” y su comitiva acudieron con tanta premura no
más que una reunión de partidarios y simpatizantes de lo más rancio de la
cleptocracia neoconservadora que hoy esta de parabienes con la administración
republicana de Donald Trump. Es posible que en algún momento de ese evento,
cuando la comitiva se hallaba sentada mirando para todos lados, alguno de ellos
le haya dado un codazo al ministro de economía “Toto” Caputo para decirle al
oído “¿Dónde esta Trump?” o “¿Qué carajos hacemos acá?”
Ciertamente que
esos cuestionamientos no estaban errados ya que, canapés, champaña, mucho
brillo y lujo en los asistentes, en especial las mujeres, hacía parecer más
bien a una gala de los “Oscar” que a una reunión de trabajo o al menos de
consulta con un presidente. Pero si Werthein lo había organizado todo, no había
motivos para dudar de la importancia que tendría para los asuntos del país.
A la vista de lo
que realmente sucedió, queda muy claro que ni Javier Milei tiene la pretendida
e importante relación política y personal con Donald Trump, ni que le importe a
Washington que suceda con las negociaciones de Buenos Aires con el FMI y
claramente, que el canciller Werthein no tiene la influencia que le hizo creer
a Javier Milei y a toda su comitiva.