lunes, 2 de junio de 2025

DIBUJANDO LA PAZ A CONVENIENCIA

¿Cómo puede negociarse la paz mientras los socios de Washington siguen alimentando la guerra?

 

Por Charles H. Slim

Se puede decir que al día de hoy, hay una gran frustración en Donald Trump en referencia a sus esfuerzos por lograr un alto al fuego en Ucrania. Y no es para menos ya que con cada tropiezo que se produce en las negociaciones queda como un tonto. Los auspicios del príncipe saudita Ben Salman y del líder turco Erdogan ofreciendo sus países como terreno neutral de negociaciones entre Zelensky y Putin obviamente no están exentos de interés no tanto para con Washington sino más bien, para con Moscú.

Y es que no hay dudas quien se ha impuesto en el terreno militar. Al mismo tiempo, tanto Riad como Ankara están conscientes (además de la geopolítica) de la pugna interna en los EEUU en la cual queda muy claro que la administración Trump no controla todo. Entonces ¿Quiénes son sus rivales? Una parte de establecimiento que se halla férreamente comprometido con la doctrina Rumsfeld-Cebrowski y el intervencionismo exterior sin fin.

En este núcleo oscuro de ese mismo establecimiento que puso a Trump en La Casa Blanca se agrupan los neoconservadores, los sionistas revisionistas, la corporación militar-industrial y la corporación de medios encargada de formatear la realidad a conveniencia de este sector. Este es el mismo que comparte y difunde la rusofobia y la islamofobia.

Este sector del establecimiento fue el impulsor de la agitación política y del golpe de estado de 2014 que tras una larga cadena de provocaciones terminaría con la obligada intervención de Rusia.

Es sin dudas por la influencia de este sector que Trump ve frustradas sus ambiciones de quedar como el que terminó con la guerra en Ucrania y ¿Por qué se oponen a que esta guerra finalice? Más allá de los grandes negocios que se frustrarían, está su ideario internacionalista por recuperar y perpetuar la hegemonía estadounidense total sobre Europa a través de la OTAN y para ello, hay que destruir a Rusia y volver a ponerle un grillete a China.

No es que Trump sea un agente ruso o idioteces similares a las que medios y presentadores de las cadenas estadounidenses (y que los chupamedias argentinos repiten) suelen deslizar para consumo de un sector de cabezas hueca de la población, él solo es practico y nada más. El presidente estadounidense piensa con la cabeza de un comerciante y en esa lógica, todos los que se ven involucrados en una negociación deben ser convencidos, persuadidos antes que forzados con una pistola.

Mientras CNN y el resto de los monigotes de la corporación de medios acusan a Rusia de atacar brutalmente a Ucrania en momentos que se intenta llegar a un alto al fuego, ignoran y no dan cuenta de los ataques ucranianos con drones previos a estas represalias. Incluso Vladimir Putin ha sido demasiado paciente y tolerante ante estas arteras acciones que incluso están ocurriendo contra el territorio ruso y objetivos civiles en los oblast de Belgorod y Kursk.

Incluso más. Putin ha demostrado ser mucho más que tolerante con las provocativas actividades de actores europeos alineados a los políticos internacionalistas estadounidenses (representativos de aquel sector del establecimiento) quienes pretenden que la guerra no termine (a costa de la vida de los incautos ucranianos), salvo bajo sus propias condiciones. En este plan, los británicos con Sir Starmer a la cabeza (representante del establecimiento británico) y el pequeño Macron con su engendro “de los dispuestos” buscan conseguir ventajas estratégicas sabiendo que Trump no estará siempre en La Casa Blanca y que en algún momento con el recambio en Washington (de ser posible con un demócrata) la OTAN volverá a estar bajo el comando estadounidense.

Pero aquello es una expectativa lejana y es por ello que siguen con sus tácticas aisladas, tanto en lo político como en lo militar para seguir manteniendo el conflicto y a su vez, desacreditar a Trump. En ese plan y como una medida desesperada, las afirmaciones del canciller alemán Friedrich Merz de estar dispuesto a proporcionar a Kiev los misiles “Taurus” de alcance medio que llegarían a Moscú solo siembran dudas más y gasta la poca confianza en las gestiones de Trump.

Dejemos de lado las consecuencias que aquello acarrearía no solo para Alemania sino para todo Europa y que en última instancia implica la paz global. Si Merz se atreviera a semejante acto ni EEUU ni la OTAN tienen con qué detener una represalia de misiles rusos hipersónicos “Oreshnik” ¿Estará informado de ello el señor Friedrich? Si bien Putin y su gabinete atienden a estas bravuconadas como parte de las provocaciones del establecimiento militarista en Washington y de partidarios europeos como Friedrich ¿Pueden esperar resultados en las negociaciones de paz?

Y es que hay varios factores que fundan este escepticismo. El primero se sientan en las acciones terroristas y los ataques (con drones FPV y misiles occidentales) que los ucranianos siguieron y siguen llevando a cabo pese a las pausas impuestas por Moscú en la pascua y en momentos que celebraba el Día de la Victoria. Los últimos ataques terroristas tanto sobre los puentes ferroviarios en Kursk, Briansk,  como contra las bases de bombarderos estratégicos en Siberia llevan la marca angloestadounidense, o al menos sus autores se han preocupado porque así parezca. Estas acciones no podrían ser ejecutadas sin la asistencia material y técnica (que implica inteligencia) de los británicos y otros subalternos atlantistas, los mismos que tras participar en la aventura en Kursk, fueron eliminados o terminaron huyendo mal heridos.

Como se puede intuir, los amigos británicos parecen decididos a fregarle los objetivos a Trump, aún a costa de una escalada nuclear pero no están solos en este plan, sin dudas les prestan colaboración los enemigos internos en Washington.

 

 

 

      

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