DE LA REPUBLICA Y
LA DEMOCRACIA
Dos términos que
se interrelacionan pero que no significan lo mismo
Por Charles H. Slim
Es muy cierto que a
los ciudadanos argentinos y digamos, a la mayoría de sus habitantes, desconocen
el sistema bajo el cual son gobernados. Sus principales preocupaciones pasan
por lograr tener un trabajo, ingresos suficientes y de allí en más tratar de
armar un proyecto de vida. Es una pena, pero así son las cosas. Pero lo más
penoso es que esa ignorancia se traslada a sus representantes.
Si le preguntaras
a un argentino que camina por la calle si conoce su constitución seguramente
dirá que no. Tal vez masculle algunos derechos y garantías, pero no más. De
seguro de las obligaciones ni idea. Lo mismo sobre cuál es el sistema político
en el que vive, la mayoría dirá “democrático” sin que la palabra república
aparezca en su léxico.
La constitución
nacional tras guerras fratricidas y desencuentros internos fue sancionada en
1853 (con subsiguientes reformas), basándose a rasgos generales en el modelo
estadounidense. En cuanto al sistema de gobierno, adopta el sistema republicano
y federal dejando la competencia de ciertos temas a las provincias. Actualmente
y desde la última reforma en 1994 no ha perdido su base fundamental y solo se
le agrego en el artículo 36 la frase “sistema democrático” y entonces muchos se
preguntarán ¿Pero es que no estaba en el texto fundacional?
Si hoy escuchas a
los políticos pondrán en cada frase la palabra “democracia”, “democrático” en
todas sus combinaciones y especialmente cuando hablan de la Constitución y la forma
de gobierno. La democracia como tal no es una forma de gobierno, es la
modalidad por la cual el pueblo acepta ser gobernado, mientras que el sistema
republicano y federal responde a los mecanismos y estructura gubernamental de
reparto del poder por los cuales se respetara dicha modalidad.
La res publicae
que se traduce en “la cosa pública” no solo habla de la división de poderes
y los derechos del ciudadano a tomar parte en los actos de gobierno sino de reclamar
por su buen funcionamiento. Es en este compromiso donde el pueblo ejerce su
derecho a gobernar.
Es allí donde el
término democracia necesariamente debe responder a una idiosincrasia y estilo
de vida de una comunidad determinada. Si un pueblo está satisfecho con el
gobierno de un líder o un partido único, eso es el ejercicio de la democracia
para ese pueblo. De ese modo la “democracia estadounidense” no es igual que la
“democracia chilena” ni esta de la argentina y viceversa. Es en este detalle
donde se advierte una de las grandes falacias de la política exterior
norteamericana y de sus emuladores contemporáneos. Ni EEUU ni cualquier otro puede
“exportar” como si de un producto se tratase, su democracia.
Así podemos ver
que la democracia como tal no es un sistema político en sí y menos aún, algún
país o nación tiene sobre dicha palabra derechos registrados.
Sobre esto último
hemos visto como las administraciones estadounidenses desde la mitad del siglo
pasado hasta no hace mucho, se creía con el derecho de imponerle a los demás,
lo que ellos creían era “su” sistema de gobierno, cuando en realidad ello
significaba la imposición de una idiosincrasia propia. Obviamente, que en
varios casos, esta palabra ha sido usada para movilizar otros intereses que
nada tenían que ver con esas pretendidas nobles intensiones que igualmente,
eran erradas.
La democracia que
en su etimología significa “gobierno del pueblo”, tiene dos concepciones: La
directa y la indirecta. En la primera sería posible aplicar en una pequeña
comunidad donde la funcionalidad del gobierno estaría íntimamente compartida en
los mismos sujetos el ejercicio de actos de gobierno y el respeto por los
derechos. Aquí no harían falta abogados constitucionalistas para que hagan
interpretaciones. La indirecta es la que hoy conocemos como representativa y
que se haya burocratizada en el estado.
En resumidas
cuentas, la democracia no se limita a votar o a tener una amplia oferta
electoral, es el respeto a la identidad de su propia cultura y costumbres sea
que ella implique simpatizar y militar ideologías partidarias o seguir a un
sistema de gobierno personal devenido de la conveniencia en defensa de sus
intereses.
El sufragio es
solo un acto material (meter un papel en una urna) por el cual se elige a un
gobernante sin que ello por sí solo implique la democracia. No lo olvidemos,
ella es el gobierno del pueblo (de cualquier parte del globo) respetando su
propia idiosincrasia e historia cultural. Entonces, si hay naciones que
pertenecen a civilizaciones milenarias que se rigen por sus ancestrales
costumbres, aceptadas por la mayoría y entre las cuales se prevé la forma de
ser gobernados ¿No es democracia ello?
Si por cuestiones
de antigüedad fuera, la llamada “democracia estadounidense” solo tiene 200 años
en comparación de otras naciones que tienen milenios ¿Por qué habría de ser
superior la estadounidense a estas últimas? Incluso en el Islam que tiene su
propio sistema político basado en la Sharia, es una gobernanza que el pueblo
musulmán respeta y por tal motivo, es una democracia en el sentido estricto de
la palabra.
Aprovechando la
visita que realizo el primer ministro indio Narendra Modi a Buenos Aires, su
país es considerado una democracia, por la cantidad de población la más grande
del mundo. Muchos desde occidente siguen considerando a la India un país
altamente desigual y con grandes contrastes en especial en lo que hace las
relaciones entre la mujer y las diversas castas que conforman la vida de sus
habitantes. Pese a ello, el sistema de gobierno indio no se considera
democrático por el mero ejercicio del voto sino, por basarse en el respeto de
su propia idiosincrasia y una identidad milenaria que forma su cultura.
Hoy vemos en
occidente como el componente libertario está atacando al sistema representativo
erigido para gobernar a los pueblos, llevando a una aparente “democracia
directa” en la que el estado es un ente molesto y hasta agresivo para los
derechos del ciudadano. Si este componente ideológico se volviera masivo y
aceptado por el pueblo el estado, como la burocracia que lo sustenta irían
camino a desaparecer pero a pesar de ello el componente democrático sería
respetado ya que, si la mayoría sustentaría una política libertaria siendo ello
la condición para ser una democracia.
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