domingo, 6 de julio de 2025

 

DE LA REPUBLICA Y LA DEMOCRACIA

Dos términos que se interrelacionan pero que no significan lo mismo

 

Por Charles H. Slim 

Es muy cierto que a los ciudadanos argentinos y digamos, a la mayoría de sus habitantes, desconocen el sistema bajo el cual son gobernados. Sus principales preocupaciones pasan por lograr tener un trabajo, ingresos suficientes y de allí en más tratar de armar un proyecto de vida. Es una pena, pero así son las cosas. Pero lo más penoso es que esa ignorancia se traslada a sus representantes.

Si le preguntaras a un argentino que camina por la calle si conoce su constitución seguramente dirá que no. Tal vez masculle algunos derechos y garantías, pero no más. De seguro de las obligaciones ni idea. Lo mismo sobre cuál es el sistema político en el que vive, la mayoría dirá “democrático” sin que la palabra república aparezca en su léxico.

La constitución nacional tras guerras fratricidas y desencuentros internos fue sancionada en 1853 (con subsiguientes reformas), basándose a rasgos generales en el modelo estadounidense. En cuanto al sistema de gobierno, adopta el sistema republicano y federal dejando la competencia de ciertos temas a las provincias. Actualmente y desde la última reforma en 1994 no ha perdido su base fundamental y solo se le agrego en el artículo 36 la frase “sistema democrático” y entonces muchos se preguntarán ¿Pero es que no estaba en el texto fundacional?

Si hoy escuchas a los políticos pondrán en cada frase la palabra “democracia”, “democrático” en todas sus combinaciones y especialmente cuando hablan de la Constitución y la forma de gobierno. La democracia como tal no es una forma de gobierno, es la modalidad por la cual el pueblo acepta ser gobernado, mientras que el sistema republicano y federal responde a los mecanismos y estructura gubernamental de reparto del poder por los cuales se respetara dicha modalidad.

La res publicae que se traduce en “la cosa pública” no solo habla de la división de poderes y los derechos del ciudadano a tomar parte en los actos de gobierno sino de reclamar por su buen funcionamiento. Es en este compromiso donde el pueblo ejerce su derecho a gobernar.

Es allí donde el término democracia necesariamente debe responder a una idiosincrasia y estilo de vida de una comunidad determinada. Si un pueblo está satisfecho con el gobierno de un líder o un partido único, eso es el ejercicio de la democracia para ese pueblo. De ese modo la “democracia estadounidense” no es igual que la “democracia chilena” ni esta de la argentina y viceversa. Es en este detalle donde se advierte una de las grandes falacias de la política exterior norteamericana y de sus emuladores contemporáneos. Ni EEUU ni cualquier otro puede “exportar” como si de un producto se tratase, su democracia.

Así podemos ver que la democracia como tal no es un sistema político en sí y menos aún, algún país o nación tiene sobre dicha palabra derechos registrados.

Sobre esto último hemos visto como las administraciones estadounidenses desde la mitad del siglo pasado hasta no hace mucho, se creía con el derecho de imponerle a los demás, lo que ellos creían era “su” sistema de gobierno, cuando en realidad ello significaba la imposición de una idiosincrasia propia. Obviamente, que en varios casos, esta palabra ha sido usada para movilizar otros intereses que nada tenían que ver con esas pretendidas nobles intensiones que igualmente, eran erradas.

La democracia que en su etimología significa “gobierno del pueblo”, tiene dos concepciones: La directa y la indirecta. En la primera sería posible aplicar en una pequeña comunidad donde la funcionalidad del gobierno estaría íntimamente compartida en los mismos sujetos el ejercicio de actos de gobierno y el respeto por los derechos. Aquí no harían falta abogados constitucionalistas para que hagan interpretaciones. La indirecta es la que hoy conocemos como representativa y que se haya burocratizada en el estado.

En resumidas cuentas, la democracia no se limita a votar o a tener una amplia oferta electoral, es el respeto a la identidad de su propia cultura y costumbres sea que ella implique simpatizar y militar ideologías partidarias o seguir a un sistema de gobierno personal devenido de la conveniencia en defensa de sus intereses.

El sufragio es solo un acto material (meter un papel en una urna) por el cual se elige a un gobernante sin que ello por sí solo implique la democracia. No lo olvidemos, ella es el gobierno del pueblo (de cualquier parte del globo) respetando su propia idiosincrasia e historia cultural. Entonces, si hay naciones que pertenecen a civilizaciones milenarias que se rigen por sus ancestrales costumbres, aceptadas por la mayoría y entre las cuales se prevé la forma de ser gobernados ¿No es democracia ello?

Si por cuestiones de antigüedad fuera, la llamada “democracia estadounidense” solo tiene 200 años en comparación de otras naciones que tienen milenios ¿Por qué habría de ser superior la estadounidense a estas últimas? Incluso en el Islam que tiene su propio sistema político basado en la Sharia, es una gobernanza que el pueblo musulmán respeta y por tal motivo, es una democracia en el sentido estricto de la palabra.   

Aprovechando la visita que realizo el primer ministro indio Narendra Modi a Buenos Aires, su país es considerado una democracia, por la cantidad de población la más grande del mundo. Muchos desde occidente siguen considerando a la India un país altamente desigual y con grandes contrastes en especial en lo que hace las relaciones entre la mujer y las diversas castas que conforman la vida de sus habitantes. Pese a ello, el sistema de gobierno indio no se considera democrático por el mero ejercicio del voto sino, por basarse en el respeto de su propia idiosincrasia y una identidad milenaria que forma su cultura.

Hoy vemos en occidente como el componente libertario está atacando al sistema representativo erigido para gobernar a los pueblos, llevando a una aparente “democracia directa” en la que el estado es un ente molesto y hasta agresivo para los derechos del ciudadano. Si este componente ideológico se volviera masivo y aceptado por el pueblo el estado, como la burocracia que lo sustenta irían camino a desaparecer pero a pesar de ello el componente democrático sería respetado ya que, si la mayoría sustentaría una política libertaria siendo ello la condición para ser una democracia.  

  

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario