¡CAMBIEMOS!…
EL REGIMEN
¿Quiénes son los partidarios de la OTAN en Sudamérica que instigan la
intervención armada contra Venezuela?
Por
Javier B. Dal
Mientras los aplaudidores atlantistas en CABA (que coinciden con los partidarios de CAMBIEMOS) festejan la calamidad en la que ha caído Siria y siguen tratando de explicar la brutalidad de su admirado Benjamín Netanyahu contra Palestina, están muy expectantes con que el gobierno de los Milei involucre al país en una cruzada (entiéndase invasión militar) por la democracia en Venezuela.
Como en la era menemista, todo vale para agradar a Washington y con la
pronta llegada de Donald Trump, al parecer mucho más que nunca.
En Argentina las cosas tienden a repetirse cíclicamente y no siempre
para mejorar. Una vez más y como en los noventas el país vuelve a elegir un
gobierno de obsecuentes anglófilos que hoy se potencia con un núcleo sionista
que quiere jugar en las grandes ligas geopolíticas del mundo anglosajón aún a
costa de saltar al abismo. Esto no significa que el progresismo kirchnerista o
como quiera denominarse al rejunte de peronistas con problemas de identidad sea
una alternativa mejor, nada de eso.
El Kirchnerismo populista o de cualquier adjetivo que vaya acompañado (“socialista”,
“cristinista”, “confederal” etcetc) ha demostrado ser tan inerte e inútil (y
falso) como los actuales entreguistas anglófilos que ocupan La Casa Rosada. La
única diferencia que existe y que resalta entre esta oposición de “macramé” y
los anglófilos sionistas es que estos últimos -además del dinero- al
menos están convencidos de la ideología a la que adhieren y no tienen empacho
en demostrarlo. Prueba de ello vemos con el malogrado gendarme enviado por la ministra
Patricia Bullrich bajo excusas intragables.
Justamente días previos a la reasunción de Nicolás Maduro el 10 de
enero, desde los medios capitalinos adeptos al gobierno de los Milei, se
comenzó una intensa campaña mediática de insidia y demonización contra el
gobierno bolivariano para sembrar en la opinión pública la idea de la necesidad
de una intervención externa que en muchos casos no escondieron las
comparaciones con Siria.
Esta comparación que disfraza una velada ambición de que suceda lo
mismo, no es nueva y casualmente (y en lo que hace a este hemisferio) reúne a
los mismos interesados. Desde 2011 los sirios fueron sistemáticamente agredidos
por una batería de medidas que iban desde la intervención de bandas armadas
(financiadas por gobiernos árabes pro-estadounidenses y Turquía) conducidas por
carniceros bajo órdenes de la OTAN, pasando por el paulatino aislamiento
diplomático ordenado desde La Casa Blanca hasta la imposición de toda clase de
sanciones económicas (ilegales) destinadas a desmoralizar y a degradar las condiciones de
vida en la población.
Venezuela soporta una dinámica similar, aunque mucho más liviana en
intensidad desde abril del 2002, tras el fracaso del golpe de estado clásico
instigado desde Washington DC. Igualmente tras la muerte de Hugo César Chávez en
2013 y en la última década, los planes externos por subvertir a la Revolución
bolivariana han ido en aumento y prueba de ello han sido las fracasadas
operaciones de agencias de inteligencia y mercenarios (de empresas privadas como
ACADEMI entre otros) que intentaron fallidamente recrear el escenario sirio.
Unos días antes de la fecha de reasunción del presidente Nicolás
Maduro, el SEBIN y las fuerzas policiales capturaban a tres mercenarios
ucranianos, dos estadounidenses y otros dos colombianos, un hecho que reveló un
peligro en ciernes máxime si recordamos que, recursos similares llegaron a
Siria unos meses antes de la caída de Damasco. A ello no olvidemos la detención
del gendarme argentino a quien se le formalizaron cargos por terrorismo. Si
seguimos tirando de la cuerda y desandamos un poco su recorrido hallaríamos sin
dudas como más implicadas a las agencias de inteligencia como la CIA y
seguramente al MI6 británico, éstos últimos muy interesados en los yacimientos
de esequibo en la Guayana.
Se puede intuir que detrás de la ansiada caída de Nicolás Maduro hay
importantes actores financieros y corporaciones que cotizan en Wall Street
listos para entrar con la amable invitación de serviles como la señora Corina
Machado y Cía.
Estas implicancias que no son novedad para quienes están al tanto de cómo
se manejan los anglosajones, podrían ser la cabeza o el cerebro organizador de
un grupo operativo ya infiltrado en Venezuela integrado por elementos de varios
países entre los que estarían algunos argentinos. Tras este golpe es posible
que los planes iniciales se hayan quemado aunque ello no signifique que
renuncien a continuar en los intentos de derrocamiento del país.
Al parecer, la última esperanza para estos sectores es tratar de
despertar una “mobocracia” venezolana como una fuerza de choque descontrolada pero
muy útil para derruir las instituciones del estado para que detrás, entren los
US marines y establecer sus títeres políticos. Pero ¿Qué dice el otro lado de
la política argentina, la que supuestamente es incondicional con el
“Chavismo”?, Habría que ver si existe algo así y si existiera ¿Estarían
dispuestos a salir al cruce ante semejantes planes?
La opacidad de la oposición argenta ante estos hechos y en especial la
kirchnerista no es extraña. Para ellos el fenómeno “chavista” es algo extraño y
jamás tuvieron interés por aprender de él. Nunca tuvieron vocación
revolucionaria ni nada por el estilo y el tiempo así lo demostró. Solo tienen
vocación por usar la lengua y nada más. Néstor Kirchner quien llegó al poder en
2003 -de donde surge el Kirchnerismo- estaba en las antípodas de un
desafiante y combativo Hugo Chávez quien además de advertir tempranamente de
los peligros del globalismo, condenaba la criminal invasión angloestadounidense
a Iraq y al mismo tiempo no le tembló el brazo para firmar la expulsión de la
representación israelí de Caracas tras las continuas violaciones a los derechos
humanos de los palestinos.
Lo único que garantiza la integridad política y territorial de la
actual Venezuela son sus FFAA y su voluntad de pelea. Igual que Corea del
norte, Caracas aprendió de la historia contemporánea (Iraq, Libia y ahora
Siria) y por ello se ha equipado para estas eventualidades. Eso lo saben en el
Pentágono y es por ello que han tratado de crear las condiciones similares a
Iraq, a las de Libia y a las de Siria ¿Para qué? Debilitar y desmoralizar a la
población y en especial a los militares con la esperanza de una caída rápida.
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