miércoles, 15 de enero de 2025

 

¡CAMBIEMOS!…

EL REGIMEN

¿Quiénes son los partidarios de la OTAN en Sudamérica que instigan la intervención armada contra Venezuela?

 

Por Javier B. Dal

Mientras los aplaudidores atlantistas en CABA (que coinciden con los partidarios de CAMBIEMOS) festejan la calamidad en la que ha caído Siria y siguen tratando de explicar la brutalidad de su admirado Benjamín Netanyahu contra Palestina, están muy expectantes con que el gobierno de los Milei involucre al país en una cruzada (entiéndase invasión militar) por la democracia en Venezuela.

Como en la era menemista, todo vale para agradar a Washington y con la pronta llegada de Donald Trump, al parecer mucho más que nunca.

En Argentina las cosas tienden a repetirse cíclicamente y no siempre para mejorar. Una vez más y como en los noventas el país vuelve a elegir un gobierno de obsecuentes anglófilos que hoy se potencia con un núcleo sionista que quiere jugar en las grandes ligas geopolíticas del mundo anglosajón aún a costa de saltar al abismo. Esto no significa que el progresismo kirchnerista o como quiera denominarse al rejunte de peronistas con problemas de identidad sea una alternativa mejor, nada de eso.

El Kirchnerismo populista o de cualquier adjetivo que vaya acompañado (“socialista”, “cristinista”, “confederal” etcetc) ha demostrado ser tan inerte e inútil (y falso) como los actuales entreguistas anglófilos que ocupan La Casa Rosada. La única diferencia que existe y que resalta entre esta oposición de “macramé” y los anglófilos sionistas es que estos últimos -además del dinero- al menos están convencidos de la ideología a la que adhieren y no tienen empacho en demostrarlo. Prueba de ello vemos con el malogrado gendarme enviado por la ministra Patricia Bullrich bajo excusas intragables.   

Justamente días previos a la reasunción de Nicolás Maduro el 10 de enero, desde los medios capitalinos adeptos al gobierno de los Milei, se comenzó una intensa campaña mediática de insidia y demonización contra el gobierno bolivariano para sembrar en la opinión pública la idea de la necesidad de una intervención externa que en muchos casos no escondieron las comparaciones con Siria.

Esta comparación que disfraza una velada ambición de que suceda lo mismo, no es nueva y casualmente (y en lo que hace a este hemisferio) reúne a los mismos interesados. Desde 2011 los sirios fueron sistemáticamente agredidos por una batería de medidas que iban desde la intervención de bandas armadas (financiadas por gobiernos árabes pro-estadounidenses y Turquía) conducidas por carniceros bajo órdenes de la OTAN, pasando por el paulatino aislamiento diplomático ordenado desde La Casa Blanca hasta la imposición de toda clase de sanciones económicas (ilegales) destinadas a  desmoralizar y a degradar las condiciones de vida en la población.

Venezuela soporta una dinámica similar, aunque mucho más liviana en intensidad desde abril del 2002, tras el fracaso del golpe de estado clásico instigado desde Washington DC. Igualmente tras la muerte de Hugo César Chávez en 2013 y en la última década, los planes externos por subvertir a la Revolución bolivariana han ido en aumento y prueba de ello han sido las fracasadas operaciones de agencias de inteligencia y mercenarios (de empresas privadas como ACADEMI entre otros) que intentaron fallidamente recrear el escenario sirio.

Unos días antes de la fecha de reasunción del presidente Nicolás Maduro, el SEBIN y las fuerzas policiales capturaban a tres mercenarios ucranianos, dos estadounidenses y otros dos colombianos, un hecho que reveló un peligro en ciernes máxime si recordamos que, recursos similares llegaron a Siria unos meses antes de la caída de Damasco. A ello no olvidemos la detención del gendarme argentino a quien se le formalizaron cargos por terrorismo. Si seguimos tirando de la cuerda y desandamos un poco su recorrido hallaríamos sin dudas como más implicadas a las agencias de inteligencia como la CIA y seguramente al MI6 británico, éstos últimos muy interesados en los yacimientos de esequibo en la Guayana.

Se puede intuir que detrás de la ansiada caída de Nicolás Maduro hay importantes actores financieros y corporaciones que cotizan en Wall Street listos para entrar con la amable invitación de serviles como la señora Corina Machado y Cía.

Estas implicancias que no son novedad para quienes están al tanto de cómo se manejan los anglosajones, podrían ser la cabeza o el cerebro organizador de un grupo operativo ya infiltrado en Venezuela integrado por elementos de varios países entre los que estarían algunos argentinos. Tras este golpe es posible que los planes iniciales se hayan quemado aunque ello no signifique que renuncien a continuar en los intentos de derrocamiento del país.

Al parecer, la última esperanza para estos sectores es tratar de despertar una “mobocracia” venezolana como una fuerza de choque descontrolada pero muy útil para derruir las instituciones del estado para que detrás, entren los US marines y establecer sus títeres políticos. Pero ¿Qué dice el otro lado de la política argentina, la que supuestamente es incondicional con el “Chavismo”?, Habría que ver si existe algo así y si existiera ¿Estarían dispuestos a salir al cruce ante semejantes planes?

La opacidad de la oposición argenta ante estos hechos y en especial la kirchnerista no es extraña. Para ellos el fenómeno “chavista” es algo extraño y jamás tuvieron interés por aprender de él. Nunca tuvieron vocación revolucionaria ni nada por el estilo y el tiempo así lo demostró. Solo tienen vocación por usar la lengua y nada más. Néstor Kirchner quien llegó al poder en 2003 -de donde surge el Kirchnerismo- estaba en las antípodas de un desafiante y combativo Hugo Chávez quien además de advertir tempranamente de los peligros del globalismo, condenaba la criminal invasión angloestadounidense a Iraq y al mismo tiempo no le tembló el brazo para firmar la expulsión de la representación israelí de Caracas tras las continuas violaciones a los derechos humanos de los palestinos.  

Lo único que garantiza la integridad política y territorial de la actual Venezuela son sus FFAA y su voluntad de pelea. Igual que Corea del norte, Caracas aprendió de la historia contemporánea (Iraq, Libia y ahora Siria) y por ello se ha equipado para estas eventualidades. Eso lo saben en el Pentágono y es por ello que han tratado de crear las condiciones similares a Iraq, a las de Libia y a las de Siria ¿Para qué? Debilitar y desmoralizar a la población y en especial a los militares con la esperanza de una caída rápida.  

 

 

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