EN DEBATE
DE QUE SE TRATA EL TTIP Y POR QUÉ DEBE OPONERSE
Cómo se tejió y de qué se trata el Tratado que puede llegar a esclavizar a los habitantes de gran parte del globo
Una de las noticias más
importantes y trascendentes para el interés de cada individuo que vive en cada
continente, ha pasado casi desapercibida. Y no ha sido una casualidad que ello
ocurra; esto se vincula a los más altos intereses financieros y del control más
absoluto para la vida cotidiana de cualquiera de los que ahora pueden leer este
artículo.
Se trata de Tratado Trasatlántico
de Comercio e Inversiones realizado entre EEUU y la Unión Europea que fue arreglado en el más absoluto secreto
y que, casualmente se trato entre ambas partes, en el contexto de las
convulsionadas circunstancias que sacudían al mundo con portentosas ofensivas
del ISIS y los curiosos hechos en París con el asesinato de los caricaturistas
del “Charlie-Hebdo”. Los fundamentos de este pacto, esta fincados en una
liberalización total del comercio, con el entrecurzamiento de datos de los
potenciales consumidores de ambos bloques y estableciendo un estatus para las
transacciones de un virtual monopolio a cargo de corporaciones privadas.
El TTIP podría llegar a
consolidar un potente bloque macroeconómico-financiero que agruparía a sectores
de la banca, servicios, industrias y finanzas, que virtualmente lo pondrán por
sobre la legislación estatal dejando a los derechos de los consumidores en una
total indefensión. La liberalización de servicios, fueren públicos y/o privados
llevaría a que una mala prestación, un incumplimiento contractual, daños o
simplemente acciones discriminatorias con sujetos o sectores de la población,
haría que no serían alcanzables por las jurisdicciones estatales, llevando a
que prácticamente éstas empresas solo puedan ser contendidas ante una
jurisdicción especial como la ya existentes a nivel internacional con el CIADI
en New York, entre otro.
El principal beneficiado con este
acuerdo son las grandes Corporaciones y Multinacionales con sede central en
EEUU y elípticamente al gobierno en Washington, por el cual se establecería un
control absoluto de la economía global que se compensaría con la participación
de los países que forman parte de éste Tratado. Pero como bien han advertido
los más atentos a esta propuesta que ya ha sido aprobada en el mes de junio por
el Congreso estadounidense, su secretismo esconde clausulas que son
abiertamente contraproducentes no solo para los habitantes-consumidores, sino
para las soberanías mismas de los países adherentes.
Pese a que todas las
corporaciones y multinacionales de todo rubro se beneficiaran con este tratado,
según filtraciones de documentos sensibles ventilados por asociaciones como “Citizen.org”
(Vr. https://www.citizen.org/documents/tpp-investment-leak-2015-release.pdf)
y “Politico.com” (Vr. http://www.politico.com/agenda/story/2015/06/tpp-deal-leaked-pharma-000126
) , señalan que los principales grupos en sacar beneficios serían las
multinacionales farmacéuticas tanto en América del Norte como del Cono sur. Una
de las ventajas que obtendrían –además del monopolio del sector- quedarían
completamente fuera del alcance de la legislación y reglamentaciones de orden
público de cada país que no solo impediría el control gubernamental sobre la
fabricación, prospección y venta de elaborados para farmacias sino que, el
consumidor mismo ante posibles daños causados por estos emporios, no podría
reclamar ante la justicia ordinaria quedándole –y si tiene abogados
poderosos y mucho dinero- litigar ante tribunales “ad hoc” o ya
constituidos que supuestamente son imparciales.
Como contracara de esto, las
Corporaciones y las Multinacionales podrán accionar contra los mismos gobiernos
si creen que se están viendo perjudicadas o molestadas, por las demandas de sus
ciudadanos. De este modo se genera un
enroque tramposo y nefastamente novedoso que
dejaría expuesta una vulnerabilidad de los estados nacionales ante el
interés privado, propiciando tal vez, políticas imaginativas para reducir las
posibilidades de quejas, denuncias y por supuesto, las cortapisas legales para
que se pueda demandar judicialmente.
Sintéticamente, las soberanías de
los estados adherentes, se verán vulneradas por las directivas de los centros
directivos de estas corporaciones y multinacionales. Un ejemplo para explicar
la situación se da, si en un determinado momento un país adherente a este
pacto, advierte que hay un medicamento producido por una de estas corporaciones
que está produciendo altos índices de alteraciones físico-neurálgicas y decide sacarlo de circulación, deberá antes
dar cuenta al directorio de aquella que estudiara el tema y si lo considera –algo
que se medirá de acuerdo a las ganancias monetarias- verá si hace lugar a
lo planteado.
Quienes también se verían
afectados por la entrada en vigencia de este pacto, serían los médicos, pero
solo aquellos que no quieran estar sujetos a los sponsor de laboratorios y las farmacéuticas
que son las grandes financistas de muchos galenos más preocupados por sus
bolsillos que por la salud de los pacientes.
A nivel de los pacientes,
claramente dejaran de tener alguna incidencia en el control de calidad de lo
que se les suministre y que además, se verán obligados a pagar precios cada vez
más altos, completamente desregulados por el estado, si buscan continuar con
algún tratamiento.
Hasta ahora el TTIP no ha entrado
en vigencia, pero el público debe saber antes de que sus respectivos gobiernos le
impongan las prerrogativas que vendrán de estos nuevos poderes que casi
podríamos calificar de “supraestatales”, que ni siquiera sus representantes en
los respectivos parlamentos, han tomado conocimiento cabal de lo que podrían
llegar a aprobar si no son críticos al momento de su tratamiento.
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