martes, 6 de octubre de 2015

EN DEBATE

DE QUE SE TRATA EL TTIP Y POR QUÉ DEBE OPONERSE


Cómo se tejió y de qué se trata el Tratado que puede llegar a esclavizar a los habitantes de gran parte del globo


Una de las noticias más importantes y trascendentes para el interés de cada individuo que vive en cada continente, ha pasado casi desapercibida. Y no ha sido una casualidad que ello ocurra; esto se vincula a los más altos intereses financieros y del control más absoluto para la vida cotidiana de cualquiera de los que ahora pueden leer este artículo.

Se trata de Tratado Trasatlántico de Comercio e Inversiones realizado entre EEUU y la Unión Europea  que fue arreglado en el más absoluto secreto y que, casualmente se trato entre ambas partes, en el contexto de las convulsionadas circunstancias que sacudían al mundo con portentosas ofensivas del ISIS y los curiosos hechos en París con el asesinato de los caricaturistas del “Charlie-Hebdo”. Los fundamentos de este pacto, esta fincados en una liberalización total del comercio, con el entrecurzamiento de datos de los potenciales consumidores de ambos bloques y estableciendo un estatus para las transacciones de un virtual monopolio a cargo de corporaciones privadas.

El TTIP podría llegar a consolidar un potente bloque macroeconómico-financiero que agruparía a sectores de la banca, servicios, industrias y finanzas, que virtualmente lo pondrán por sobre la legislación estatal dejando a los derechos de los consumidores en una total indefensión. La liberalización de servicios, fueren públicos y/o privados llevaría a que una mala prestación, un incumplimiento contractual, daños o simplemente acciones discriminatorias con sujetos o sectores de la población, haría que no serían alcanzables por las jurisdicciones estatales, llevando a que prácticamente éstas empresas solo puedan ser contendidas ante una jurisdicción especial como la ya existentes a nivel internacional con el CIADI en New York, entre otro.

El principal beneficiado con este acuerdo son las grandes Corporaciones y Multinacionales con sede central en EEUU y elípticamente al gobierno en Washington, por el cual se establecería un control absoluto de la economía global que se compensaría con la participación de los países que forman parte de éste Tratado. Pero como bien han advertido los más atentos a esta propuesta que ya ha sido aprobada en el mes de junio por el Congreso estadounidense, su secretismo esconde clausulas que son abiertamente contraproducentes no solo para los habitantes-consumidores, sino para las soberanías mismas de los países adherentes.

Pese a que todas las corporaciones y multinacionales de todo rubro se beneficiaran con este tratado, según filtraciones de documentos sensibles ventilados por asociaciones como “Citizen.org” (Vr. https://www.citizen.org/documents/tpp-investment-leak-2015-release.pdf) y “Politico.com” (Vr. http://www.politico.com/agenda/story/2015/06/tpp-deal-leaked-pharma-000126 ) , señalan que los principales grupos en sacar beneficios serían las multinacionales farmacéuticas tanto en América del Norte como del Cono sur. Una de las ventajas que obtendrían –además del monopolio del sector- quedarían completamente fuera del alcance de la legislación y reglamentaciones de orden público de cada país que no solo impediría el control gubernamental sobre la fabricación, prospección y venta de elaborados para farmacias sino que, el consumidor mismo ante posibles daños causados por estos emporios, no podría reclamar ante la justicia ordinaria quedándole –y si tiene abogados poderosos y mucho dinero- litigar ante tribunales “ad hoc” o ya constituidos que supuestamente son imparciales.

Como contracara de esto, las Corporaciones y las Multinacionales podrán accionar contra los mismos gobiernos si creen que se están viendo perjudicadas o molestadas, por las demandas de sus ciudadanos.  De este modo se genera un enroque tramposo y nefastamente novedoso que  dejaría expuesta una vulnerabilidad de los estados nacionales ante el interés privado, propiciando tal vez, políticas imaginativas para reducir las posibilidades de quejas, denuncias y por supuesto, las cortapisas legales para que se pueda demandar judicialmente.

Sintéticamente, las soberanías de los estados adherentes, se verán vulneradas por las directivas de los centros directivos de estas corporaciones y multinacionales. Un ejemplo para explicar la situación se da, si en un determinado momento un país adherente a este pacto, advierte que hay un medicamento producido por una de estas corporaciones que está produciendo altos índices de alteraciones físico-neurálgicas  y decide sacarlo de circulación, deberá antes dar cuenta al directorio de aquella que estudiara el tema y si lo considera –algo que se medirá de acuerdo a las ganancias monetarias- verá si hace lugar a lo planteado.

Quienes también se verían afectados por la entrada en vigencia de este pacto, serían los médicos, pero solo aquellos que no quieran estar sujetos a los sponsor de laboratorios y las farmacéuticas que son las grandes financistas de muchos galenos más preocupados por sus bolsillos que por la salud de los pacientes.
A nivel de los pacientes, claramente dejaran de tener alguna incidencia en el control de calidad de lo que se les suministre y que además, se verán obligados a pagar precios cada vez más altos, completamente desregulados por el estado, si buscan continuar con algún tratamiento.

Hasta ahora el TTIP no ha entrado en vigencia, pero el público debe saber antes de que sus respectivos gobiernos le impongan las prerrogativas que vendrán de estos nuevos poderes que casi podríamos calificar de “supraestatales”, que ni siquiera sus representantes en los respectivos parlamentos, han tomado conocimiento cabal de lo que podrían llegar a aprobar si no son críticos al momento de su tratamiento.



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