ALGUNOS DETONANTES DEL 7 DE OCTUBRE 2023
¿Cuáles fueron los motivos geoestratégicos y logísticos que motivaron a
la resistencia palestina lanzar la Operación inundación Al Aqsa?
Por
Charles H. Slim
Hablar de las consecuencias de un hecho, es algo que la mayoría de los medios hacen en nombre del periodismo, pero pocas veces analizan las causas detrás de aquel. Así, señalar con el dedo con argumentos simplones y reduccionistas el resultado de los mismos, se convirtió en un deporte durante todo el siglo pasado que ha servido para sostener relatos políticos y posiciones geopolíticas de los poderes globales.
Momentos previos al ataque, el gobierno extremista judío alentaba la
demolición de la mezquita Al Aqsa para levantar en su lugar el Tercer Templo,
la radicalización y ampliación de los asentamientos en Cizjordania y el
lanzamiento de una operación militar total sobre la franja de Gaza. Como se ve,
Israel tuvo mucho que ver en el desencadenamiento de lo estaba por suceder.
Los eventos que se produjeron en los territorios aledaños a la franja
de Gaza en la mañana del 7 de octubre de 2023, no solo estaban avisados a
Netanyahu y a su plana mayor, sino que estaban motivados por el anuncio un mes
antes de unos mega proyectos comerciales que Tel Aviv y otros gobiernos involucrados
y obviamente los medios poco o nada iban a dar a conocer.
No hay dudas que la inteligencia israelí informó a Netanyahu sobre los
preparativos del operativo que las “Brigadas Izzedin Al Qassam”, “la Jihad
Islámica”, los milicianos del FPLP y otras agrupaciones iban a lanzar en la
mañana del 7 de octubre. Incluso los indicios de una operación en curso se
advertían de fuentes abiertas. Así mismo el Mossad tenía su fuente
directa de la Mutkhabarat egipcia que había advertido directamente a
Netanyahu de un posible ataque. También es cierto que las FDI preparaban lanzar
una devastadora operación de bombardeos sobre la franja acompañada de una
incursión terrestre. De una u otra manera Netanyahu y sus socios tendrían la
excusa perfecta para allanar el camino para vaciar la franja ¿Para qué?
Aquí no hay absurdas justificaciones talmúdicas o inventadas promesas
divinas basadas en ese gastado y malinterpretado argumento en el que se basan
los teólogos sionistas (especialmente evangelistas y protestantes) del “pueblo
elegido”. Esto es lo que siempre ha sido, una cuestión de dominio territorial y
negocios que incluso al parecer (si no es que se complementan) se superponen
con el ambicioso proyecto geoestratégico y logístico del Canal Ben Gurion que
Israel busca construir precisamente en terrenos de Gaza para desbancar al Canal
de Suez.
Se trata del “Corredor Económico y de Transporte India-Oriente Medio-Europa”, un ambicioso proyecto impulsado y apoyado políticamente por Washington DC (y sus socios del G-7) a los fines de buscar estorbar las rutas comerciales (ruta de la seda) de China. No por casualidad ese corredor parte de la India, un díscolo pero muy interesado socio de occidente y conspicuo colaborador en contra de sus rivales regionales, como son China y Pakistán.
Fue así que en una reunión por fuera de la cumbre del G-20 realizada en
Nueva Delhi entre el 9 y 10 de septiembre de 2023, el presidente Joe Biden,
Úrsula Von Der Leyen, Mohamed Ben Salman y Narendra Modi se pusieron de acuerdo
para implementar una ruta comercial que bajo la denominación en inglés IMEC, partiría
de la India con destino a Europa y para ello, debería pasar por la península
arábiga y así llegar al puerto de Haifa que interconectara a Piraeus, Grecia.
Como se puede ver, las monarquías árabes de Jordania, la EAU y Arabia
Saudita participan en el proyecto, aún sabiendo que involucra la integridad del
territorio palestino y sin su participación. Si bien se marca a Haifa como
punto en esta ruta, hay sospechas de que solo sea un bulo que encubre al
verdadero punto de este puente (Gaza), coincidiendo con los planes de construir
allí el canal Ben Gurion.
Claramente que el liderazgo político de la resistencia palestina estaba
al tanto de estos planes y sabiendo que Tel Aviv estaba proyectando una
incursión total sobre la franja, se movieron primero y lanzaron la Operación
inundación Al Aqsa.
Obviamente el canal sería la culminación de un proyecto de ingeniería
multimillonario y del cual los intervinientes (entre ellos Netanyahu) se forrarían
para el resto de su vida. Pero a éste proyecto lo complementa toda una
infraestructura necesaria para su funcionamiento al que adhieren otros
fabulosos negocios multimillonarios que involucran empresas y corporaciones encargadas
para la construcción de estructuras que van desde plantas eléctricas, oleoductos,
gasoductos, tendido de rieles ferroviarios, instalaciones portuarias y
posiblemente un aeropuerto, nuevos asentamientos para los trabajadores (y
colonos) y la instalación de servicios que cubran todas las necesidades que
requiere mantener una población implantada.
Los hechos del 7 de octubre solo han retrasado los planes ya que sus
interesados continúan con las tratativas y las gestiones por avanzar. Incluso,
ahora más que nunca el plan de la “solución final” que buscaban los sionistas,
podría ser una realidad. Esto queda mucho más reforzado tras la visita de
Netanyahu a Trump quien sin empacho declaro que desplazará a los palestinos de
la franja, es decir, los expulsará de sus tierras y seguramente mediante otro
baño de sangre, para que queden bajo ocupación estadounidense que sin dudas
favorecerá los planes de Israel.
A la luz de estos hechos podemos ver que la resistencia palestina y
posteriormente el eje de la resistencia islámica no realizaron los movimientos
sin justificaciones políticas trascendentales. Por el contrario, se adelantaron
ante lo inexorable ya que de haberse quedado de brazos cruzados, Tel Aviv y sus
socios habrían continuado con lo planificado y que en parte contempla, la ya
vista intensión de erradicar a la población árabe-palestina del enclave.
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