lunes, 21 de abril de 2025

 

EL ULTIMO PACIFICADOR

¿Cómo impactará en el mundo la repentina muerte del Papa Francisco?

 

Por Javier B. Dal

En la madrugada del 21 de abril en medio del silencio y en un profundo reposo partió el Papa Francisco y tras realizar con un esfuerzo físico notable celebró su última misa justamente en el domingo de Pascua. Criticado y celebrado al mismo tiempo, Francisco Bergoglio dejó una huella en el camino de Buenos Aires a Roma y aunque hoy algunos en Argentina -en especial de algunos medios en CABA- se hagan los compungidos, lo detestaban no solo por sus matices peronistas sino por ser un frontal defensor de la vida y contra las brutalidades que se cometen en Palestina.

En este último tema no hay dudas, que creo un escozor irritante en los sionistas que una vez más debemos decir, no son representativos del judaísmo ni por asomo. Los verdaderos judíos, como todo ser humano sea de la grey que sea y de buena voluntad, no se cree superior a otros ni hacen lo que ya todos vemos.

Francisco sin dudas no necesita del boato y la lisonja de estos sectores, en especial cuando solo buscan esconderse; el estaba en el llano y con la gente. Fue sagaz y muy inteligente al no dejarse presionar con esa falsa añoranza que desde esos mismos medios y sectores políticos le lanzaban para que visitara Argentina. Su pontificio estaba para temas de real importancia y no para el gatopardismo que tan bien identifica a una parte de la sociedad argentina. En esta época en la que ejerció el trabajo por la paz sin dudas es titánico y muy peligroso.

El cargo estaba a su altura de su personalidad y como tal, sin dudas lo ejerció con la mejor prestancia. No solo era un hombre de Dios en el sentido espiritual sino, un hombre político que más allá del pragmatismo al que se debía para atender esa posición, no dejo de lado su batallar por el entendimiento interreligioso, la justicia y la búsqueda de una paz verdadera y no la de los cementerios como la que pretenden algunos.

Lejos de la pompa y el brillo, mantuvo su tarea pastoral con verdadera persistencia y audacia, llegando a donde otros (por distancia o prejuicios) no llegaron. Viajo en 2014 a Jerusalén y Belén, visitó el Muro de los Lamentos y la Explanada de las Mezquitas como una señal de su comprometida postura en el diálogo entre cristianos, judíos y musulmanes. Uno de sus gestos destacados en esa visita y que creo gran controversia entre los israelíes y sus simpatizantes en occidente fue en momentos que se desplazaba con su comitiva, pedir al chofer que se detuvieran para rezar frente al vergonzante y arbitrario muro de Cizjordania por el cual Israel separa a la población palestina y por medio del cual se vale para usurpar más territorios destinados a construir los asentamientos ilegales para colonos judíos importados.

Obviamente aquello creo un encono y un desagrado no solo en el gabinete de Netanyahu sino, (y como podía ser de otra forma) entre algunos conspicuos comunicadores e intelectuales capitalinos exacerbadamente irritados por el gesto. 

Este gesto no solo fue una demostración de su carácter y su personalidad echada para adelante, fue el símbolo de un verdadero predicador de la justicia quien de haberlo querido, pudo pasar de largo como si no viera nada, tal como hacen de costumbre aquellos que forman parte del club argentino pro-Israel.

Así los musulmanes en marzo del 2021 pudieron ver su llegada a las castigadas tierras de Iraq, cuna de las civilización, para llevar su mensaje a la pequeña comunidad católica iraquí en Najaf (ciudad santa del chiismo) y al mismo tiempo reunirse con el líder espiritual del Islam chiita el Ayatolá Ali Al Sistani con quien abordaron las mismas inquietudes referidas a terminar con el extremismo en nombre de la religión (alimentado por maquinaciones ajenas al Islam), la búsqueda de la paz con justicia y la necesidad de atender con equidad todas las injusticias a las que se somete a los musulmanes alrededor del mundo siendo especial mención, el tema palestino.

Francisco nos deja en momento crítico para la paz global. Sin hablar de ideologías y posturas políticas o intereses geopolíticos nos deja un hombre ecuánime, perseverante y adusto pero no antipático y mucho menos apático al dolor de los más pobres del mundo. Nadie puede olvidar su constante reclamo por terminar con las mezquindades y la violencia que termina causando el gran drama de los desplazados y refugiados que terminan cruzando a Europa por el Mediterráneo que como él dijo “se ha convertido en un cementerio” para muchos que intentan cruzarlo.

Más allá del mundo católico, de la institucionalidad que representa el Vaticano, el Papa Francisco fue un hombre valiente, un pacificador y prueba de ello lo vimos con aquellos muy difíciles viajes para afrontar situaciones que para muchos hubieran sido tan incomodas como políticamente molestas. Para él la corrección no estaba en posicionarse en el lado de los poderosos o de los que controlan el relato, ese que se dice el “políticamente correcto” de esos que hasta hoy digitan la “verdad” a golpe de extorsión y violencia; Francisco Bergoglio tan argentino como el mate con bizcochitos de grasa, trascendió su propia idiosincrasia para llegar y llevar adelante su misión universalista en búsqueda de una humanidad más humana y empática.

Buen viaje a la eternidad Francisco.

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