domingo, 30 de marzo de 2025

 

FALSEANDO EL ORIGEN

¿Cómo los fundadores del actual estado de Israel y sus partidarios académicos e intelectuales en occidente han tratado de crear argumentos históricos para sostener los actuales crímenes contra la población palestina?

 

Por Yossi Tevi

Tal vez hoy como nunca, sea la ocasión de exponer a los farsantes que se escudan detrás del victimismo y la violencia. La verdad cuando es expuesta es mucho más fuerte que una bomba nuclear y eso lo saben los sionistas que con el genocidio que hoy cometen en Palestina, han expuesto a la luz pública su torva fas.

Desde el 18 de marzo y con asentimiento del presidente Donald Trump, las FDI rompieron abiertamente la tregua acordada mediante bestiales bombardeos sobre la población palestina en los precarios campamentos y refugios de UNICEF en la franja de Gaza matando y mutilando horriblemente a cientos de mujeres y niños. Naciones Unidas, como siempre mirando sin hacer nada[1].

Queda muy claro que a Netanyahu y su corte de supremacistas teológicos les importa nada cumplir con el acuerdo arribado en enero con Hamas y aprovechando la buena sintonía con Washington están dispuestos a exterminar a toda la población palestina a como dé lugar.

Pero ¿Cuáles son las razones por las cuales los sionistas (no los judíos en general) se creen superiores para robarle las tierras, sus bienes y la vida a los palestinos o a cualquiera que les apoye?

Ante todo, no existe ninguna superioridad o justificación teológica. El asunto radica en una disputa meramente política que los sionistas han tratado mediante el relato, de convertirlo en religioso que como hemos venido viendo, se les ha vuelto en su contra. En el planteo lógico de quien fue primero “el huevo o la gallina”, los sionistas han elucubrado montañas de supuestos históricos, etnográficos, semióticos y (por supuesto) teológicos que con la ayuda de los medios estadounidenses, han intentado presentar ese monolítico “pueblo elegido”…pero…No son solamente los “goyin” o gentiles quienes han advertido y denuncian este engaño, sino también los verdaderos judíos (verdaderos creyentes) son quienes les han desenmascarado.

No hacía falta que eruditos o grandes pensadores para desentrañar esto. Si el sentido común tuviera prensa o cotizara en las bolsas de Wall Street y la City hace tiempo sería un capital precioso en el pensamiento occidental. Pero como en este hemisferio así funcionan las cosas, la palabra de reconocidos intelectuales son quienes – y bajo presión- pueden visualizar sus elaboraciones.

Shlomo Sand[2] es uno de ellos y su trabajo reflejado en sus obras “La invención del pueblo judío” y “La invención de la tierra de Israel” pone sobre la mesa un análisis crítico y puntilloso sobre lo que la política del sionismo como una organización de alcance internacional, ha tratado de imponer a base engaños, subterfugios y que hoy vemos mediante la fuerza bestial.

En una resumida idea, los sionistas se auto perciben como “puros” pero no dentro del judaísmo sino, de la humanidad toda (esbozada por Arthur Ruppin[3]) dejando en evidencia una crasa falacia científico-discursiva ya que solo hay una raza, y esa es la humana[4]. En su discurso solemos escuchar el cliché del “pueblo elegido” que los apartan del resto de los demás mortales como si fueran algo superior y que los evangelistas neosionistas en occidente usan en sus predicas para sustentar y justificar las aberraciones que comete el estado de Israel. 

En la antigüedad Israel como entidad política monolítica jamás tuvo existencia. Tampoco existió como influencia globalizadora en la que todos hablaran hebrero o “yidish”[5] (esta última lengua proveniente de Europa Oriental). Los que si había en el territorio de la Palestina pre-cristiana eran tribus hebreas (que a su vez se hallaban enfrentadas) que convivían con otros pueblos semíticos como los, arameos, cananitas de Canaán, fenicios, filisteos, samaritanos y otros pueblos nómadas del Levante (el actual Iraq, Siria y el Líbano).

Como vemos, un verdadero caldero de pueblos semíticos entre los que había practicantes judíos en varias interpretaciones, otros eran politeístas pero a todos les unían un elemento en común, su tronco semita.

Con la llegada del Cristianismo se produjo un profundo cambio espiritual en la población judía que como la de Judea -por convicción y otros por conveniencia- se convirtió mayoritariamente a esta nueva fe reflejando un fenómeno que se verá más tarde por el siglo VIII en Europa oriental en Jazária[6] (en la actual Ucrania), donde en medio de la lucha entre cristianos y musulmanes sus habitantes, los jázaros (compuestos por tribus turkicas y hunos), optaron por convertirse al judaísmo como una medida política de conveniencia que los aislará momentáneamente de esa lucha hasta que más tarde los Bizantinos los diezmaron. Ante esto ¿Por qué Theodor Herzl[7], fundador del sionismo no planteó a Jazária como la tierra prometida?

Si razonamos la intención de este cambio confesional podríamos ir desde motivos de profunda convicción espiritual en algunos hasta una maniobra meramente política y de conveniencia para sobrevivir.

Pero volviendo a la conversión en Judea, veremos que con la llegada de los árabes de la península arábiga en el siglo VII, esa misma población que era cristiana en una buena parte se convirtió al Islam (construyendo la Mezquita de “Al Aqsa”[8] en Jerusalén) y que desde ese entonces terminó siendo la masa poblacional palestina mayoritariamente musulmana y de lengua árabe que habita Palestina y que desde 1948 los sionistas (judíos askenazis europeos) han estado en constante arrebatándole sus tierras.

Como hemos visto, lo que hubo en la Palestina histórica fue un gran y sucesivo proceso de conversiones religiosas pero no de recambios étnicos.

Con este repaso muy por arriba de mostrar cómo nunca existió el mentado estado de Israel en la antigüedad, vemos la falsedad del argumento de una supuesta trasplantación de árabes para justificar la foraneidad de los palestinos y que en realidad lo que ha venido sucediendo en los pueblos de la región es un cambio de religiones y la adopción del árabe como su lengua hablante.    

 

 

 

viernes, 28 de marzo de 2025

 

LIVE THE HOMELAND!

Ante el 43ª aniversario de la recuperación argentina de las islas Malvinas, Sandwich y Georgias del sur, nadie espera nada del gobierno pro-angloestadounidense en Buenos Aires pero ¿Cómo expresarán los argentinos su orgullo por esta gesta?

 

Por Charles H. Slim

La historia de un pueblo se forja con hechos, no con relatos. El 2 de abril es uno de esos hechos, un hito crucial en la historia de la Argentina aún, cuando lamentablemente algunos historiadores y los medios que venden sus espacios al mejor postor sigan desdeñando su trascendente importancia para la refundación del país.

Más allá de la guerra en sí y de lo que dejó a los argentinos, estos tendrían qué reconocer que es lo que aún queda por explotar como enseñanza aquella traumática experiencia, digna de los pueblos que luchan por conservar y proteger el legado de sus ancestros. 

Hoy el país se halla en una nueva etapa de entrega y sometimiento, una repetición de un ciclo kármico interminable que hoy se reedita con un gobierno adepto a lo peor de las influencias geopolíticas contemporáneas, enemigas de las raíces nativas y comprobadamente nocivas para la paz.

Este nuevo aniversario de la gesta halla a un país bajo un nuevo capítulo del colonialismo económico-financiero angloestadounidense que los Milei buscan profundizar con uno de carácter cultural en el cual el sionismo es su elemento nuclear. Este último aspecto además de buscar controlar las instituciones (en especial de seguridad y defensa), tratarán de cooptar el sentimiento nacional y sus gestas escudándose (con las solapadas injerencias de Tel Aviv y sus FDI[1]) detrás del necesario y merecido reconocimiento de reconstruir a las FFAA, sistemáticamente vilipendiadas y materialmente destruidas por todos los procesos políticos posteriores a 1982.

No hace falta resaltar la anglofilia y la predilección atlantista del actual gobierno, lo peor es ver lo que se esta dejando hacer a los británicos en las islas y las aguas del atlántico sur y la ruta a la Antártida. Mientras el gobierno y los medios distraen a la ciudadanía con sus trucos de magia financiera, los movimientos navales de la Royal Navy en el atlántico sur son incesantes ¿Qué es lo que esta sucediendo? Eso no solo es un despropósito para los caídos y todos aquellos que llevaron adelante la recuperación de un archipiélago indiscutiblemente argentino, sino un problema que heredaran las próximas generaciones.

Es cierto que la situación socio-económica del país distrae al gobierno (como desde hace 40 años) de los asuntos de la alta política y de la geopolítica, eso al menos en lo que hace a los intereses nacionales. Somos testigos como los Milei deja de lado un compromiso tan caro e importante como es fortalecer la posición argentina por la soberanía de las islas, por un seguidismo odioso a geopolíticas y entuertos bélicos, notoriamente ajenos al interés nacional (caso Ucrania con un régimen neonazi y de Israel que comete un genocidio atroz contra la población palestina).

La causa Malvinas también además de ser la piedra angular de una tan postergada unidad nacional, en cada aniversario es el reflejo que visualiza el divorcio que existe entre el interior y la capital que se evidencia con la intensidad que aún mantiene el recuerdo y homenaje que suele ser tratado muy por encima y con los acostumbrados reparos, en los medios capitalinos.

Con el actual gobierno y el ideario al que responde, esperar que trabaje en políticas pro-activas por la causa Malvinas, es como pedirle peras al olmo. Es cierto que las circunstancias geopolíticas no son las más propicias aunque, de haber voluntad y una decisión de dirigirla con determinación e inteligencia ello solo sería un obstáculo salvable. Tal vez, la famosa motosierra con la cual Milei prometía recortar sectores inútiles de la administración del estado, debería ser usada con el Ministerio de Relaciones Exteriores y dejar tan solo una pequeña oficina con un cartel que diga “Administración de Intereses Exteriores”.

Es posible que todo esto sea solo un proceso pasajero y en algún momento una nueva generación postrera, se ponga los pantalones y trabaje por la refundación de la nación y con ello, de una nueva estructura estatal basada sobre el verdadero trabajo por los intereses nacionales.

La guerra por las islas Malvinas, Sandwich y Georgias del sur no fueron una loca aventura de una junta militar como suelen plantearla los anglófilos y sus ignaros repetidores. Más allá de los gobernantes de aquel entonces, fue la razón de vivir y morir para quienes fueron a recuperarlas y a pelear por retenerlas de una potencia neocolonial sustentada estratégicamente por una organización (La OTAN[2]) que hoy esta en boca de todos.

Más allá de los discursos y de los merecidos homenajes que éste 2 de abril los argentinos volverán a escuchar, hay en la sustancia de aquellas frías jornadas en el TOAS[3] y también porque no, en todo el país (que iba a ser el blanco de bombardeos si la gesta prosperaba), una enseñanza que aún no han aplicado, empezando por los representantes políticos y que de hacerlo cambiaría la suerte de su país.

Ante la superioridad de medios, armas, inteligencia (y un grado de suerte) de los británicos y la cobertura diplomática ante Naciones Unidas prestada desde Washington y Bruselas (CEE[4]), estuvo el carácter, la determinación y persistencia de los combatientes argentinos quienes hasta el último momento y sin miramientos empujaron a una de las flotas más poderosas del mundo a tener que poner en consideración una retirada inmediata.

El mejor documento que reflejó y sintetizo esta situación vino de la boca de quien estuvo a cargo del Comando del Grupo de batalla naval británico (Navy Task Force) el Almirante John Woodward quien tras ser testigo de los daños sufridos y las pérdidas en la flota que conducía, dijo “De haber resistido los argentinos una semana más, habríamos perdido”. Si los propios argentinos no develan el poderoso mensaje en esta declaración histórica ¿Quiénes lo harán?



[1] Fuerzas de Defensa de Israel

[2] Organización del Tratado del Atlántico Norte

[3] Teatro de Operaciones Atlántico Sur

[4] Comunidad Económica Europea

miércoles, 26 de marzo de 2025

 

NEGOTIATIONS

Y

DECEPTION

Why and by whom are the Russian-Ukrainian ceasefire talks in Saudi Arabia being sabotaged?

 

By Sir Charlattam 

The much-hyped ceasefire negotiations in Ukraine that Donald Trump has been pushing for economic advantage seem to be going down the drain. It looks as if Fuhrer Zelensky, with the support of the British and French, is taking revenge on the US president for that pathetic exchange in the Oval Office. As you might guess, Zelensky is not willing to let go of all the personal gains he has made from this war and even, let's face it, how long can a drug addict and his cronies go without their daily fix?

This could well describe the round of attacks and thwarted attacks on Russian energy facilities and the already doomed raid on Belgorod this past week in an attempt to cover up the Kursk disaster.

But let us not be naïve, this little Führer is quite worn out and by himself does not have the power he pretends to show. His regime, without all the advantages that Washington provided him, is already tottering and without the support of the most recalcitrant Russophobic sectors in Europe, he would not be able to do anything. But who are these Russophobes? Leading the way and directing the baton is Sir Starmer representing the British Establishment (not the people) and he is followed with moderate interest by the Frenchman Macron seconded by the terrible Euro-witches Ursula Von Leyen and Kaja Kalas who by all means are trying to sabotage Trump. Both, and with persistent (and scandalous) advocacy of Ukrainian neo-Nazism, are trying to turn the Baltic states into a possible new front against Russia.

The attacks that Ukraine has been launching on Russian territory undoubtedly overshadow the negotiations taking place in Saudi Arabia and raise doubts about the viability of a ceasefire. The Russian government can only interpret this as a sign of the Trump administration's lack of authority and loss of leverage to dislodge and control the neo-Nazi junta in Kiev.

Trump should also know that admonishing Zelensky over the phone is pointless simply because he has already shown that he is not interested in listening to him. The American president should start taking seriously the restrictions on arms shipments and do the same with his European partners, especially the British and French. A special appeal should be made to his British colleague Sir Keir Starmer, who with these tricks (and at his own expense) is trying to create a smokescreen to hide his domestic policy blunders.

Even leaving aside Britain's ambitions to regain a seat of influence on the continent and especially in the decisions of a possible Pan-European military structure to displace NATO, Starmer is pushing European governments (and others encouraging them) and typically the entire EU into all-out war with the Russian Federation without measuring the consequences for its own population and the continent as a whole. Starmer is pushing European governments (and others encouraging them) and elliptically the entire EU into all-out war with the Russian Federation without measuring the consequences for his own population and the entire continent.

But the British PM and his cronies do not seem to contemplate one small detail in these machinations: how would they finance a rearmament of the Ukrainian regime and the assembly of a theoretical pan-European army? The answer to these two questions involves ordinary citizens, who will pay for their politicians' adventure with their taxes, sacrificing their well-being, their property and even their lives. 

Starmer must believe that this is a historic opportunity to emulate the drunken Winston Churchill who, in the safety of his bunker, smoked his expensive cigars and emptied several bottles of Scotch a day while the ‘Wehrmacht’ bombed London. The current PM should be warned that if the third war breaks out, it will be nuclear and she will not have the opportunity to walk around the ruins of the capital and wave her hat for the cameras as Churchill did. Because that war would only last about ten minutes and (if he himself survived) there would be no one on the island to salute.

The same could be said of Macron, who is just another loudmouth who wants to play Napoleon, something Vladimir Putin has reminded him of in some commentary as he ended the Great Corsican adventure in his failed attempt to invade Russia in 1812 and which very well extends to the new government in Germany which has revealed its intention to revive its military potential ‘for the defence of the continent’.

 His announcements of intended nuclear deployments are nothing more than cheap bluster. In reality, the French president knows he has nothing to challenge Russia with, and even if he pretends to be distracted, French citizens themselves know this. At the same time, the French have already been suffering for years from the shortages and decline in their standard of living, exacerbated by the commitment of Macron and his elite to cater to the whims of the Slavic ‘Führer’. 

All this also exposes an understatement of Donald Trump's dealings which, besides being an irreverence to his figure and his political status, is a blow to his egomania as big as or bigger than his brains. There is no doubt that he knows that all this makes him look ridiculous to the world and he may well be sending clear signals to Zelensky to stop playing games.

 

 

 

PENINSULAS DE FUEGO

Ante el esperable incremento de las políticas hostiles de EEUU sobre el indico-pacifico, además de China ¿De quién debería precaverse?

 

Por Charles H. Slim 

Mientras el mundo se halla enfocado en las tratativas entre Moscú y Washington para frenar la guerra en Ucrania y va poniendo atención en la escalada bélica que ha desatado Israel en todo el Oriente Medio, hay dos escenarios que los medios están ignorando y no precisamente por desinterés: La península de Corea y el estrecho de Bab Al Mandeb.

Claro que son dos escenarios muy distintos pero justamente implican, en uno de los bandos, a los mismos actores. Tanto en las aguas del Mar del Japón como en el Mar Amarillo tenemos a los estadounidenses y sus aliados operativos de AUKUS y el QUAD, permanentemente merodeando bajo las gastadas excusas de bregar por la seguridad de sus socios en la región ante China. En el Mar Rojo y más precisamente en el estrecho de Bab Al Mandeb, también están allí para cubrirle las espaldas a Israel contra las operaciones de la resistencia árabe-yemení que ha demostrado ser altamente capaz y comprometida con la causa palestina. Tanto en uno como en otro escenario, los costos diarios por las operaciones navales van en su mayor parte por cuenta de Washington y eso preocupa a La Casa Blanca.

Esto ha llevado a que Donald Trump trate de encontrar una fórmula en el manejo financiero que balancee el presupuesto sin dejar ambas situaciones, pero ahorrando en gastos. Ante esto, la elección se ve reñida ya que, en el asunto de China hay además de un potencial competidor que puede desbancar a los EEUU de la escena comercial internacional, un odio visceral de Trump a los chinos. Al mismo tiempo, no puede dejar de ayudar económicamente a Israel no solo por su filiación sionista sino, por los enraizados y viejos negocios que les unen recíprocamente.

Trump se halla ante un verdadero dilema: ¿Poner todas fichas para contener a China o seguir sosteniendo a Netanyahu y su staff de extremistas judíos?

Algunos están especulando que las tratativas con Moscú para una paz en la guerra de Ucrania tendrían la segunda intensión de ponerse en el bolsillo a la Federación de Rusia para romper la alianza estratégica forjada con la república popular de China, algo así como una versión inversa a la doctrina Nixon. Ello buscaría causar la desconfianza y desembocar en un conflicto entre ambos vecinos algo que para EEUU sería la concreción de un ideal geopolítico.

Es seguro que tanto el presidente ruso Vladimir Putin como el chino Xi Jinping estén al corriente de esta maniobra con lo cual, las relaciones bilaterales forjadas durante estos años no se verán amenazadas. A diferencia de los años 50 y 60s cuando estaba la China de Mao y la URSS que tras la muerte de Stalin comenzaba a mostrar ciertas aperturas a occidente, unos y otros en los últimos veinte años han ido abriéndose de forma paulatina a las relaciones en todas las áreas de la vida propiciando el desarrollo de una sólida confianza y de un conocimiento entre los pueblos que en aquellas épocas era manipulado desde occidente.

Las épocas en las en Washington D C se creía que el resto del mundo se inclinaba ante sus deseos o, demostraba su superioridad tratando a sus adversarios como tontos, hace décadas que han terminado. Alguien debería avisarle a Trump sobre estas circunstancias ya que de creer lo contrario lo llevará a cometer errores muy graves.

Pero hay otro actor que si bien mantiene relaciones armónicas con ambos vecinos euroasiáticos y obtiene beneficios innegables para su potencialidad militar, no va a tener la misma tolerancia ante alguna maniobra de EEUU o de sus socios en la región. Corea del Norte es este actor y pese a las sanciones que desde hace décadas se le imponen por directivas de Washington, no ha flaqueado en sostener y mantener su propio estilo de vida y sistema político sin dejarse encantar por los cantos de sirena del “liberalismo económico” de cuño angloestadounidense.

No solo es el liderazgo de Kim Jon Un quien sostiene esta política verdaderamente nacionalista e impermeable a los enjuagues estadounidenses, es todo el bloque que conforma su sistema de gobierno basado en un partido único (sobre el ideario Juche), una abominación para los políticos en occidente quienes no podrían sobrevivir no por falta de libertad o por la represión, sino porque no tendrían a su disposición el fabuloso y corrupto sistema negocial que bajo el rótulo dela  “democracia liberal”, llenan sus bolsillos a costa de los votantes.  

Precisamente, uno de los puentes que el presidente Vladimir Putin ha reforzado tiene que ver con las relaciones de la Federación de Rusia con Pyongyang, estableciendo una cooperación en áreas de importancia estratégica como son la defensa y la seguridad, un tema de preponderante interés para ambas partes. Fue así que dentro de esta cooperación se llevan adelante desarrollos tecnológicos conjuntos en los cuales los norcoreanos ya han puesto en evidencia con la fabricación y demostración de la eficacia de sus propios misiles hipersónicos polivalentes. 

El HGV es uno de estos exponentes de alcance medio de 1500 kilómetros, que tras ser ensayado con éxito a comienzos del mes de enero, ha dejado con muchas incógnitas al Pentágono. Algunas de ellas serían ¿Se trata de un desarrollo que ya venían trabajando plenamente coreano o es el fruto de un desarrollo conjunto con Rusia?, de ser un desarrollo conjunto ¿Significa que tiene las mismas capacidades avanzadas que integran a los sistemas de misiles hipersónicos rusos? Y si ello fuera así ¿Cómo lidiarían ante una crisis que provoque a Pyongyang? Si los “Huties” han demostrado que se puede atacar un portaaviones estadounidense con drones y misiles balísticos convencionales ¿Qué podrían esperar de los norcoreanos?

Ante todo, Donald Trump ya no debiera hablar despectivamente de Kim Jon Un como el “hombre cohete” ni el Pentágono hacer conclusiones apresuradas sobre las capacidades militares norcoreanas.  En el primer caso por el hecho de que Kim Jon Un ya ha demostrado su determinación política como estadista y en el segundo, porque si estos misiles además de ser imposibles de interceptar para los escudos de EEUU y menos aún para la OTAN, pueden transportar cabezas armadas con cabezas convencionales o nucleares de las que ya dispone Pyongyang.

 

 

 

lunes, 24 de marzo de 2025

 

ISLAMOFOBIA

Y

PERSECUCION

 

¿Qué otros oscuros ingredientes tiene la política neoconservadora de Donald Trump que se ocultan detrás de su política migratoria?

 

Por Javier B. Dal

Si hay algo que ha quedado bien claro, es que en los EEUU el racismo y el antisemitismo sigue tan vigente como nunca. Desde que la resistencia palestina encabezada por Hamas lanzó la operación “Inundación AL Aqsa” en octubre del 2023 que recupero por unas horas los territorios aledaños a la franja y tras el desmedido contraataque israelí que dio inicio a un genocidio aun en proceso, la administración política estadounidense, profundamente cooptada por los intereses sionistas, llevó a que se presionara a Joe Biden para censurar cualquier manifestación interna contra Israel. 

El mundo académico se convirtió en el foro de expresión más claro y contundente del activismo pro-palestino que sulfuró los ánimos de los círculos sionistas estadounidenses a tal punto, que mediante sus lobbies en el Congreso y mediante presiones desde dentro del mismo partido demócrata, Biden autorizó la represión y una campaña de intimidación contra académicos y estudiantes.

Alguien que vive fuera de EEUU podría suponer que los demócratas no son tan democráticos como se jactan, pero eso no es todo. Los republicanos comparten la misma filosofía y responden a los mismos intereses. Apenas Donald Trump toma el poder y respondiendo a las inquietudes de aquellos mismos sectores, firmó varias órdenes ejecutivas que van más allá de aquella verdadera política fascista de su predecesor y que hoy vemos profundizada con las deportaciones contra académicos y estudiantes de ascendencia árabe-palestina ¿Por qué? Precisamente, por su origen semítico (porque lo árabes y palestinos son semitas). Así los casos de Mahmoud Khalil y Badar Khan Suri estudiantes de la Universidad de Columbia se han convertido en dos claros símbolos de esta vergonzosa persecución claramente islamófoba y anti semita.

Ambos fueron arrestados como criminales, aunque no se les ha imputado ningún delito dejando en evidencia la tradición arbitraria de un racismo subterráneo latente bajo la superficie. A su vez (y no por casualidad), deja expuesta una abominable práctica muy usada en Israel contra los palestinos llamada “detención administrativa”, una pieza legal tan aberrante y arbitraria como lo que sus captores les hacen a los detenidos bajo esa figura.

Los argumentos para aplicar esta verdadera política segregacionista es la tan invocada “seguridad nacional” y los riesgos para la política exterior echando mano de una vieja y desusada ley (de Inmigración y Nacionalidad de 1952); ahora bien, sobre aquello habría que precisar quien se beneficia ¿la política exterior de EEUU o de Israel?

Dejando de lado aquella cuestión, no hay que perder de vista en que se ha convertido los EEUU y que como ya años antes muchos advertían, lo sufrirían los propios estadounidenses. El ineludible uso de los aparatos del estado (FBI y otras agencias federales) para ejercer un control del pensamiento crítico (Ley Patriota) ya es una realidad indiscutible aun cuando el Departamento de Estado y sus voceros en La Casa Blanca busquen justificarlo de cualquier modo.

Si nos atenemos a la historia contemporánea y especialmente la de EEUU, no deberíamos sorprendernos con estas prácticas, en especial contra los árabes y musulmanes. Desde la década de los sesentas hasta el 2001 el poder real estadounidense fue desarrollando una política notoriamente anti-islámica que se dio inicio por mediado de los sesentas en medio de una gran agitación social donde los negros seguían siendo públicamente tratados como subhumanos.

Ante la creciente toma de consciencia de ellos mediante nuevos líderes emergentes y asociaciones, el gobierno federal puso en marcha políticas de control y represión con las infiltraciones del FBI de Edgar Hoover a los grupos negros musulmanes, especialmente a la Nación del Islam con la finalidad de radicalizarlos, dividirlos y justificar así la vigilancia y represión mucho más amplia contra sus miembros.

Tras la farsa montada en septiembre del 2001 que sirvió (por razones políticas y negociales) para justificar las sangrientas invasiones contra Afganistán e Iraq bajo falsas acusaciones de tener vínculos con lo ocurrido, termino sirviendo para criminalizar al Islam. Esta política se profundizo a niveles de la paranoia creando sobre el colectivo, un miedo y aversión a todo lo relacionado con los musulmanes, los árabes y claro, el Islam; una paranoia que actualmente ya no distingue y se dirige sobre todos los ciudadanos estadounidenses.

Así mismo, el propio presidente Donald Trump no ha ocultado su odio a los musulmanes que no por casualidad va a la par de su militancia sionista, base ideológica que justifica ese odio y que muy curiosamente se despliega sin tapujos y con total impunidad con grupos de choque (enmascarados) que irrumpen en las universidades para golpear a los militantes pro-palestinos y destruir su cartelería ¿Quiénes les están pagando a estos matones?  Digamos que podrían ser los mismos que confeccionaron listas negras y se las presentaron a Trump para que los deporten en los aviones con inmigrantes indeseables.

Por último, no hay que olvidar que el Campo de concentración de Guantanamo es el monumento y un recuerdo permanente de inhumanidad y de la islamofobia estadounidense y que, pese a los lavadores de imagen en los medios rentados del hemisferio, será imposible de borrar de la mente de la humanidad.

Con estos precedentes no extraña la liviandad y brutalidad con la que actualmente se procede contra los militantes pro-palestinos de los claustros universitarios y de cualquier otro ámbito donde quieran expresarse, acusándoles (sin pruebas) de ser parte de Hamas o de otra agrupación de la resistencia, como un intento por deslegitimarles en el ejercicio de su sagrado derecho a la expresión.

No hay dudas, el oscurantismo en EEUU sigue vivo y lo peor de todo es que demuestra la intensión de extenderse aún más.