BACKSTAGE
DEL DERROCAMIENTO
¿Cuáles fueron las implicancias externas clave y la incidencia que tuvieron
para derrocar al gobierno de Bashar Al Assad?
Por Ali Al Najafi
El colapso del gobierno sirio no fue solo por efecto de la presión militar de las bandas mercenarias “seudo-yihadistas” afiliadas a “Al Qaeda” y al “ISIS”. Detrás de las acciones en el terreno se movieron otras fuerzas, las políticas y diplomáticas signadas en última instancia desde Washington DC.
Recordemos el contexto de los días previos a este desenlace. Hasta
comienzos del mes de diciembre, las bandas armadas estaban contenidas en torno
a la zona de Idlib que venían ocupando desde 2017 gracias a la colaboración militar
que Damasco recibió de Rusia para derrotarlas y confinarlas a esa región.
Igualmente y desde ese entonces, las bandas fueron asistidas, mantenidas y
apoyadas tanto por la inteligencia turca (MIT), la estadounidense e israelí
(CIA y Mossad). Pese a que Moscú sabía de estas implicancias y connivencias
solo podía contra restarlas apoyando al ejército árabe sirio en la lucha
abierta y con el compromiso de los propios sirios.
Hubo algo que propició la ofensiva de estas bandas y ello fue un evento
clave: El inicial revés de Hezbollah en el sur del Líbano que obligó a pactar
un alto al fuego con Tel Aviv que en realidad casi no se cumple. Así con las
FDI controlando una parte de la frontera común entre Siria y el sur del Líbano,
los estrategas israelíes advirtieron un corredor estratégico libre desde donde
establecer un enlace directo con sus aliados de Hayat Tahrir Al Sham (HTS) y el
resto de activos traídos desde toda Asia -incluidos Uigures chinos- a la
zona gentileza de las facilidades otorgadas por Erdogan y financiado con fondos
negros administrados por ellos y por los chicos de la CIA y sus segundones
británicos.
Quienes también estaban -y continúan- siguiendo de cerca la
situación en el sur del Líbano y de las posibilidades que se abrían en Siria
estaban sentados en las salas de monitoreo del USCENTCOM -que descaradamente
sigue alegando luchar contra ISIS- desde donde EEUU vigila y coordina sus
operaciones en todo el Medio Oriente. Y esto no era por curiosidad. Era parte
del plan que el Pentágono había puesto en marcha para derrocar al gobierno de
Bashar Al Assad. Como se puede ver, la incoherencia entre lo que se dice y lo
que se hace es irrebatible.
En ese marco llegó a Beirut el 2 de diciembre el jefe de las fuerzas especiales de Estados Unidos (USSOCom), el general Jasper Jeffers III. El relato para consumo público fue que llegaba para vigilar la aplicación del alto al fuego (sólo verbal) entre Israel y el Hezbollah. En realidad eso era sólo una parte de su misión. La parte que no sabía el público era que en realidad y mucho más importante era la supervisión de las operaciones para la toma de Damasco por parte de efectivos turcos y otros mercenarios asiáticos, camuflados bajo la pantalla de Hayat Tahrir al Sham (HTS).
Como se puede ver, aquí una vez más (tal como sucedió en junio de 2014
en Iraq), el montaje, la escenografía y el vestuario fue fundamental para presentar
la charada mediática seudo-revolucionaria actuada por tipos como Abu Mohammad
Al Jolani y Mohamed Al Bushir.
Entre tanto, el 5 de diciembre, Estados Unidos reanudo, en el Consejo
de Seguridad de la ONU, sus acusaciones –nunca demostradas– y con una
llamativa insistencia sobre el supuesto uso de armas químicas por Al Assad. No
era casualidad ya que mientras la representación norteamericana hacía esto, los
asesores militares y de inteligencia ya estaban operando junto a sus colegas
turcos e israelíes en el apoyo a las bandas mercenarias.
Justamente en ese momento fue cuando los israelíes lanzaron un ataque “electromagnético”
sobre las comunicaciones de campo del ejército sirio similar al ejecutado en
septiembre sobre el Líbano (“Op. Biper severo”). Al mismo tiempo, los
comandantes a cargo de la defensa de los suburbios al norte de Damasco y más
precisamente el acceso por la carretera M5 desde Homs, pasando por Al Qutayfah
y llegando hasta Adra, ordenaban el repliegue cumpliendo con su parte tras ser
sobornados por el MI6 y la CIA.
Fue así como el flujo de vehículos artillados que transportaban a los
mercenarios del HTS y de los del falso ejército nacional sirio (ENS) -que
estaba principalmente integrado por soldados turcos- pudieron llegar
rápidamente y sin oposición a Damasco. Todo estaba dado para que Al Assad y su
familia fueran atrapados y seguramente ejecutados, algo que habría sido el
éxtasis para los neocon y los sionistas de Washington DC. Pero ¿Dónde estaban
los amigos cuando más los necesitaba?
La Federación de Rusia hasta último momento uso su aviación para
retrasar el avance del HTS y evacuó al presidente sirio y a su familia
garantizándole su seguridad.
Los iraníes ¿Qué sucedió con ellos? Teherán ya había retirado a las
CGRI del territorio y al parecer solo las haría regresar con más apoyo si Al
Assad le firmaba un cheque en blanco para que (digámoslo así) tomaran el
control total del país, algo que el presidente sirio no asintió.
Todo esto se conjugó con un marco humanitario muy adverso. Había un
serio problema de moral en la población siria y en las FFAA en particular. Las
sanciones económicas (ilegales y unilaterales) habían asfixiado a la población
y ello propicio la desesperación y así el desencadenamiento de focos de
descontento y actos de corrupción dentro del gobierno por donde las agencias de
inteligencia penetran en un estado.
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