LA VERDAD, LOS
MEDIOS Y ESAS COSAS
¿Qué tan democrática
es la acreditación de medios en La Casa Rosada?
Por Javier B. Dal
Nunca como por estas épocas, la necesidad de conocer la realidad de los hechos se ha vuelto fundamental para no caer en los engaños que cada gobierno difunde sobre las situaciones en las que tienen comprometidos sus intereses. En esto, los medios de comunicación han cumplido y siguen en cierta medida cumpliendo un papel que aunque menguado, es interesante de reflejar.
Hoy en Argentina
(como en el resto del globo) los llamados “medios serios” están cada vez más
desacreditados ya que como se dice por acá, “se les ve la hilacha”. A
diferencia de sus homónimos en los EEUU y Europa (su norte a imitar), el
desarrollo de multimedios y su función en cuanto a los vínculos con la Casa
Rosada son bastante más acotados sin que ello les quite valor. Aquí en Buenos
Aires también hay un símil a la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca que
también se halla sujeta a las mismas mañas que los gobiernos de turno le
imponen, solo que basadas en un molde predeterminado.
En La Casa Rosada
la Sala de Prensa es la contraparte nativa del modelo angloestadounidense y sus
similitudes van más allá de los cómicos formatos de algunos gobiernos (como el
actual) que pretenden parecerse al foro norteamericano…o sea, digamos.
Solo para recordar uno históricamente tragi-cómico, retrocedamos treinta y cuatro años atrás cuando el presidente norteamericano George H. Bush por diciembre de 1991, en momentos que reclutaba gobiernos para cooperar con su guerra en el Golfo Pérsico visitó la Casa Rosada y acompañado de su colega Carlos Menem notó que el logo de la Sala de Prensa era una copia del que solía ver a diario en La Casa Blanca.
Pero yendo a lo
importante, estos medios que responden a empresarios y por ende inversores de
capital que posibilitan su subsistencia, solían tener (como en EEUU) los privilegios
de una membrecía permanente en las conferencias de prensa presidenciales y de
los anuncios hasta que la evolución de la tecnología propició el nacimiento de
las redes, los “influencers” y medios digitales que no necesariamente pertenecen
a estos conglomerados de los autoproclamados “medios serios”.
El problema sobre
este auto calificativo es que ello es inversamente proporcional a su compromiso
con la verdad de los hechos y los ejemplos en este país son extensos. Para estas
empresas y sus productos la democracia es solo un negocio que hay que mantener
y nada más, incluso si se viola el significado de esa misma palabra. Algunos ejemplos
de ello son tan claros que surgen a primera vista de quien se permita tener un
pensamiento crítico.
Realmente,
cualquier persona en especial los jóvenes y adolescentes que por accidente vean
una pantalla de TV en la que aparecen esos acartonados señores de traje y
corbata escenificando entrevistas con un pretendido trasfondo comprometido y pluralista
por llamarse “a dos voces” o, esos que sin dudas han cruzado más allá de la
general paz e incluso con su compromiso más allá del mar que se grafica con “banderitas”
extranjeras en sus escritorios, no puede desatar otra reacción que el del
descredito y hasta en algunos, la risa.
Sin dudas que esto
impulsa y gracias a Dios con mucha energía, el desarrollo y crecimiento de
medios y periodistas independientes quienes si bien se hallan en una evidente desventaja
presupuestaria con estos medios “serios” establecidos, conservan el espíritu de
plantear la realidad total de las situaciones sin las correcciones políticas,
incluidas por supuesto, las que hacen a la política de estado.
Ello a creado una
seria preocupación en estas empresas “serias” y que esporádicamente y desde
algunos de sus programas oímos de algunos de sus insignes empleados. Tal como
sucede en La Casa Blanca, los periodistas históricamente acreditados para presenciar
los anuncios presidenciales se están quejando de que se ha estado ampliando este
privilegio que capitalizaban medios como TN, Clarín y Nación a simples influencers
de medios digitales independientes que, casual y sospechosamente tienen líneas
editoriales muy favorables con el gobierno de los Milei, pero ¿Esto lo ha
causado su gobierno?
Obviamente no,
solo es que no suele hablarse de ello. La costumbre de que solo medios
acreditados en Casa Rosada podían entrar y presenciar los anuncios es tan viejo
y tiene los mismos fundamentos que los impuestos por políticos norteamericanos
y en especial por el presidente Theodore Roosevelt tempranamente allá por 1900 estableció
para “controlar” los relatos gubernamentales y que como podrán ver, no tiene
nada de democrático.
Los gobiernos
estadounidenses (demócratas y republicanos) han aplicado la formula “mejor que
amordazar a los perros guardianes, es convertirlos en perritos falderos”, una
lógica que mantiene la apariencia de una transparencia que de cara a la opinión
pública da una imagen de efectiva democracia, pero ¿Cómo funcionaba esto? Dando
acceso a todos, pero a costa y gasto de sus propios bolsillos (pagándose los
viajes presidenciales), algo que a CNN, New York Times o el Washington Post es nada.
Igualmente y como dije “funcionaba”, hoy en La Casa Blanca esta sucediendo lo
mismo que en el caso argentino pero a la décima potencia ya que Trump prohíbe a
ciertos medios y permite a medios digitales que comulgan con MAGA.
Volviendo a la
Argentina y más precisamente a los medios de CABA, se puede intuir que las molestias
y el creciente recelo de los medios acreditados en la Sala de Prensa de Casa
Rosada pasa por está misma práctica que a sus ojos, parecería restarle seriedad
a su labor periodística pero que en realidad, lo que molesta es que ya no
tienen los privilegios que estaban circunscriptos a ese pequeño circulo al cual
ellos pertenecen.
Si estos nuevos
agentes digitales de información sacan a la luz hechos y situaciones que los
medios “serios” están condicionados por sus intereses, bienvenidos sean!