OTRO CRIMEN ¿SIN RESOLVER?

¿Cómo se puede entender el bombardeo sobre la iglesia cristiana de Gaza?

 

Por Charles H. Slim

El cobarde y deliberado bombardeo sobre la iglesia católica de la Sagrada Familia en Gaza se inscribe en una ya muy extensa lista de crímenes de guerra y lesa humanidad del régimen sionista liderado por Netanyahu y sus extremistas talmúdicos. Si no hubiera sido por las heridas sufridas por el párroco argentino Gabriel Romanelli y los cuatro muertos que le siguieron, los medios argentinos y especialmente los de la capital no habrían dicho nada.

Recordemos que las FDI tras invadir la franja en octubre del 2023, han estado asesinando sin piedad a los civiles palestinos, quienes en su mayoría son musulmanes. La peculiar saña que ponen en la tarea no asombra ya que además de destruir sistemáticamente todos los hogares y refugios (incluidos los de la UNWRA), ha bombardeado y mediante equipos de zapadores han dinamitado -además de las casa y edificios de familia- todas las mezquitas de la franja.

Obviamente que todo esto ha estado ausente de los principales medios y de los comentarios de los periodistas especialmente los de la ciudad autónoma de Buenos Aires.

La vergonzosa parcialidad que se advierte en dichos medios argentinos llega a tal punto que no tienen problema en mostrar públicamente su militancia sionista con editoriales de su propia cosecha y hasta con banderitas en sus escritorios. Cualquier extranjero que al levantarse de su cama de hotel casualmente enciende la TV se sentirá confundido ya que al ver a unos de estos exponentes con la bandera israelí sobre su escritorio no sabría decir si es un informativo de Buenos Aires o Tel Aviv. 

Recordemos que el Papa Francisco daba una importancia central a la situación de la feligresía en el enclave palestino, pero también, sobre la situación de toda la población civil mostrando especial preocupación por los crímenes atroces que se estaban cometiendo contra las familias y los niños palestinos. A pesar del acostumbrado intento israelí de voltear los hechos a conveniencia, el Papa Francisco fue claro y categórico cuando dijo: "Es con dolor que pienso en Gaza, en tanta crueldad, en los niños ametrallados, en los bombardeos de escuelas y hospitales. ¡Cuánta crueldad!"  En esos momentos los obsecuentes pro-israelies y militantes sionistas en los medios de CABA siguiendo al posicionamiento de Tel Aviv, menospreciaron con descarado desenfado e incluso -en algunos casos muy cercanos al gobierno- se atrevieron a señalar al Papa Francisco como simpatizante de la resistencia palestina.  Fue por ello que su muerte seguramente causó la algarabía (obviamente en secreto) en estos sectores.

El ataque israelí no fue una excepción ni un error. Es bien conocida cuál es la ideología extremista (sionismo revisionista) que sustenta a Netanyahu y que abomina visceralmente tanto a musulmanes como a los cristianos. Esto no empezó en octubre del 2023 como se trata de instalar desde los sectores neosionistas. En Jerusalén y Cizjordania ya hace tiempo que los militantes ultraderechistas de Itamar Ben Gavir y los colonos importados (armados por las FDI) atacan aldeas y sitios sagrados de los cristianos. Incluso se han puesto muy agresivos con sus propios partidarios occidentales como son los cristianos neosionistas estadounidenses y sus representantes como Mike Huckabee quien últimamente ha tratado de obtener explicaciones por los destratos y la mala predisposición que han estado recibiendo sus feligreses que quieren entrar a Jerusalén.   Siendo así ¿Por qué no iban a atentar contra una iglesia cristiana?

Escuela primaria palestina de la UNWRA donde se refugiaban mujeres y niños bombardeada de forma deliberada por las FDI

El hecho puso en una posición muy incómoda al neosionista gobierno de los hermanos Milei quienes no hicieron ningún comentario comprometedor y solo se resumieron a expresar “serias preocupaciones” sin mayores aclaraciones. El ambage fue inocultable y no podía esperarse otra reacción de un gobierno que se alineó ideológica, geopolítica e incluso militarmente con Tel Aviv y que por dicha medida, se ha vuelto cómplice en los crímenes de lesa humanidad que se están cometiendo contra la población de la franja de Gaza.

Pero esa posición no fue unánime en este gobierno. La vice Victoria Villarruel no tuvo dudas en expresar su firme apoyo al cura Romaelli, a las familias de los cuatro asesinados y de los siete heridos desatando la ira entre el círculo de sobaculos de los Milei que inmediatamente se reverberó en los medios de la capital.

Este ataque es solo uno más de los miles que ya han realizado las FDI y sus grupos de mercenarios extranjeros pagados por Tel Aviv que por cierto hay que decir sobre el involucramiento de elementos argentinos en este genocidio.

Hay una gran opacidad en como los medios argentinos trasmiten la información, o mejor dicho como la editorializan a conveniencia de Israel. Justamente (e inconvenientemente) esta nueva masacre pero esta vez contra cristianos semitas gazaties se dio en vísperas del tan teatralizado homenaje por el atentado a la AMIA del 18 de julio de 1994 en la que cada año, la hipocresía y la perfidia se mezclan para clamar contra culpables ficticios pero muy convenientes para favorecer los intereses geopolíticos de Israel y a la vez tapar a los verdaderos culpables.

A pesar de ello, hay una importante maduración en la población argentina que (y gracias a la variedad de fuentes y la tecnología) puede ilustrarse de quién es quién en todo esto. Ciertamente que esto vale para señalar que mientras los líderes políticos de la comunidad judía se desgarran sus ropas señalando a Irán y a la resistencia islámica libanesa como supuestos culpables, el estado al cual responden (pese a ser argentinos) comete un genocidio atroz y ha reducido a polvo a ciudades en la franja.

En los últimos días vimos como Israel pulverizó edificios gubernamentales en el centro de Damasco aprovechando la destrucción de sus fuerzas armadas y por ello una desprotección total de los cielos. Ante las evidencias muchos, incluso dentro del judaísmo ya se preguntan ¿Quiénes son realmente los terroristas?