UN BORROSO Y
LASTIMERO FRENTE
En proximidad de
las elecciones de Octubre las alternativas políticas ante un gobierno nacional afectado
por una crisis político-existencial irreconciliable ¿Existe la alternativa
peronista?
Por Pepe Beru
Dentro de apenas tres meses habrá elecciones en Argentina y hay muchas cosas de importancia en juego. Pese a que el actual gobierno ha sido por obra y gracia una creación de los mismos argentinos que lo votaron, hoy ante las evidencias de una zozobra político-económica que no parece detenerse y de las propias inconsistencias político-éticas de los Milei, una oposición atomizada trata de unir sus pedacitos para retomar el poder.
Esa crisis que el
gobierno no puede ocultar implica lo que siempre hemos dicho, referente a esa
unión contra natura entre los sectores sionistas que se encolumnan tras los
Milei y la derecha católica conservadora en la cual Villarruel se ve bien
representada. Y las diferencias van más allá de las confesiones religiosas; hay
una implicancia ideológica neurálgica irreconciliable entre ambos que hacía prever
este desenlace.
Pero es ante este
tembladeral en la LLA que los independientes y el resto de la constelación
partidaria que hoy se hallan en la oposición observan atentos a la espera del
colapso.
Quienes se hallan
en esta tarea son todas las variantes de “peronistas”, hoy más dispersos que
nunca tras el encarcelamiento de quien en su momento fue su líder indiscutible.
Más que hablar de peronistas habría que decir “personalistas” ya que cada una
de las líneas dispersas corresponden a ciertos apellidos y no a convicciones
ideológicas.
Esto nos informa
de la pobreza político conceptual de quienes se presentan como alternativa a lo
que hoy gobierna el país. Son la muestra del atraso ideológico permanente, sin
novedades ni el menor atisbo de rumbear para horizontes en los que la política
a nivel global se está dirigiendo. Si vemos a cada uno de estos potenciales
“oponentes” veremos que no cambiarían en nada al Status Quo interno y mucho
menos con respecto a la política exterior.
Al presente, en La
Casa Rosada los argentinos tienen (y que en su mayoría no son conscientes de
ello) un gobierno neosionista que mezcla en una misma olla las doctrinas de Von
Mises y Jabotinsky que lleva al país a ser parte de un eje oprobioso que la
historia marcará como el más nefasto. Incluso más, el gobierno de los Milei
está determinado a rendir tributo a ese eje poniendo los recursos materiales y
humanos (FFAA) y su territorio para prestar apoyo a las guerras en las que se
ven enfrascados.
Si nos centramos
en la política exterior ¿Cuál es la alternativa que traería un rejunte entre
personajes sin peso propio que pretenden representar al peronismo? Antes habría
que definir que significado tiene ser peronista o que cosa es un peronista. Si
nos atenemos a la historia, el peronismo surgió en la década de los años
cuarenta del siglo pasado como un movimiento nacionalista con inquietudes
sociales (como la justicia social), promoviendo la soberanía política y la
independencia económica por impulso y liderazgo del Coronel del ejército Juan
Domingo Perón quien al mismo tiempo inspiro a otros líderes regionales e
incluso de otras latitudes.
Incluso, ese
peronismo con Perón tenía ambiciosos y visionarios proyectos integradores
regionales como el intento de reactivar el PACTO ABC (impulsado por Rio Branco),
la creación de un medio informativo como la “Agencia Latina” como forma de
contra restar la penetración ideológica de los medios estadounidenses y la
creación del Servicio Internacional Radiofónico Argentino (SIRA) que tenía
espacios dentro de los medios de muchos países latino americanos y la toma de
consciencia de la necesidad de la planificación estratégica en el plano de la relaciones
exteriores, inexistente aún en 1946. Obviamente que esto, solo de imaginarlo hace
vomitar a tipos amantes del americanismo como Feimann, Echecopar y todo el
staff de anglófilos y sionistas que se agrupan en los medios concentrados de CABA.
Aquel peronismo
vivo, pese a su primitiva estructura fundacional era organizado o al menos, lo
era mucho más de lo que sus sucesores han evidenciado.
Todos los
gobiernos “peronistas” de los últimos cuarenta años han sido timoratas demagogias
y en el mejor de los casos, pragmatismo puro (caso del Menemismo) pero ninguno
respeto la doctrina del fundador del movimiento político que dicen representar.
Pese al paso de décadas y de los cambios globales que se han producido, en
especial desde la caída de la URSS al presente, la evolución del peronismo en
el buen sentido del término, es una materia pendiente para quienes hablan de
serlo.
No hace mucho que
dos de estos exponentes tuvieron parte en el último gobierno peronista. Sergio
Massa fue nada menos que el ministro de economía de la calamitosa administración
Alberto Fernández y Cristina Fernández siendo eso una marca que le gustaría
borrar. Al mismo tiempo y en el Congreso estaba Máximo Kirchner hijo de la
vicepresidente quien al mismo tiempo cumplía con el rol de jefe de la “Campora”.
Incluso hoy, la gobernanza de Axel Kicillof en Buenos Aires el mismo que metió
al país en el entuerto judicial de YPF ¿Qué mejoras basadas en una experiencia
cierta pueden prometer cada uno de estos personajes?, ¿Serían un peronismo
superador?
Como se ven las
cosas, la oportunidad para que la oposición vaya tomando mayor protagonismo
ante un gobierno fracturado por la crisis política se bien predispuesta pero,
dentro de este marasmo de populistas de todas las cepas, izquierdistas
multicolor y los resabios de un radicalismo zombie ¿Hay posibilidades de que
pueda acordarse y fundarse un frente peronista para disputar en las elecciones
de octubre próximo?

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