LOS BRICS SE
REFUERZAN
Mientras el
liderazgo de EEUU apuesta por extender el fuego de la guerra y con ello una mayor
recesión, el sur global y sus principales exponentes bregan por la cooperación multipolar
en equidad
Por Charles H. Slim
No importa lo que desde los medios en el hemisferio se trata de instalar ni las consecuencias horribles que está trayendo la escalada entre Israel e Irán, incluso las ya claras intensiones de los EEUU de echar más gasolina al fuego para sostener a Tel Aviv. Mientras Donald Trump camina por un hilo delgado tratando de que su MAGA no se deshaga ante un involucramiento más directo contra Irán, Eurasia y la Federación de Rusia en particular sigue marcando el camino para un nuevo mundo verdaderamente multipolar.
Mientras el
moribundo G-7 reunido en Canadá -entre otras cuestiones- fijo su postura
de apoyo a la agresión israelí y los misiles volaban de un lado al otro, entre
el 18 al 21 de junio en Rusia con la asistencia de unos 144 representantes de
regiones y países se llevaba a cabo la sesión plenaria del 28º encuentro del Foro
Económico de San Petersburgo creado en 1997 en donde el presidente Vladimir
Putin tuvo activa participación abordando toda clase de temas atinentes a la
realidad internacional.
En su
intervención, el presidente Putin recalco que pese al difícil contexto
internacional (y a las sanciones que EEUU todavía mantiene) el PBI ruso creció
más del 4% anual durante los últimos dos años. El descenso de la inflación por
debajo del 10% representa un logro que fue acompañado con una baja del
desempleo.
Justamente en este
marco y en momentos que las tensiones escalaban entre Israel e Irán, Donald
Trump (sin pruebas o siquiera una suma de presunciones serias) ordenaba atacar
las plantas nucleares iraníes demostrando que las dos semanas que se tomaría
para pensar en una intervención eran mentiras. Lo que para él era un movimiento
astuto se traducía en el incremento de mayores tensiones y la clara posibilidad
de un escalamiento aún peor.
Aunque Trump y su
circulo muestran satisfacción por esta agresión que obviamente beneficiaba a Israel
y a Netanyahu, la percepción general sobre el modo de cómo Washington cree que
se resuelven las cuestiones de política internacional son bastante negativas. Tal
vez Trump crea que golpeando a quienes se oponen busca intimidar al resto
funcione, máxime si vemos el pasado contemporáneo, EEUU ha destruido a varios
países sin que eso haya redundado en mejorar las cosas tanto para los agredidos
como para los estadounidenses.
A diferencia de los noventas, cuando EEUU acaparaba la potencialidad global tras el derrumbe de la URSS y por medio del cual (a base de la fuerza) imponía su lineamiento geopolítico hoy existe un polo global liderado por China y la Federación de Rusia que va en otra dirección a sus pretensiones y que tiene la potencialidad para no dejarse intimidar.
No hay dudas que
estamos en un momento critico para el mundo. Una vez más somos testigos de la
ineficacia de las organizaciones internacionales, en particular de la OIEA (con
un director muy discutido) y de Naciones Unidas que entre ambigüedades y una
ausencia total en lo que respecta a sus funciones crean mayor escepticismo
entre la población global que ya es testigo de los abusos inhumanos de los
poderes occidentales.
A la luz de esto
se hace más claro que nunca la necesidad de una administración de justicia
internacional eficiente pero también eficaz para aplicar sanciones. Hasta tanto
no se logre esto, seguiremos siendo testigos de acciones claramente ilegales y
escandalosamente brutales permitidas por organismos parciales.
El comercio
internacional se verá afectado por el ataque de EEUU y consecuentemente,
afectará aún más a la situación económica interna algo que complicará sin dudas
a la cohesión ya débil entre las filas de MAGA. Por supuesto que quienes entre
los que festejan todo esto son los del Complejo Militar industrial
angloestadounidense, pata importante del estado profundo que ven con ansias el
inicio de una nueva guerra sin importar si se lleva a los EEUU a la ruina.
Esta situación esta
siendo observada y evaluada por los países del sur global -con excepción de
algunos como Argentina- ya que son conscientes de que no hay nada peor para
el comercio que la falta de seguridad y mucho peor una guerra. Con la decisión
de Donald Trump, empuja aún más al mundo a una recesión que al parecer no
advierte que se le volverá contra su propia economía.
Pero mientras
Trump, Netanyahu y ese sector de la economía global (sostenida principalmente
por los negocios financieros y la industria de la guerra) que se identifican en
ese moribundo G-7, la cumbre del SPIEF en Rusia bajo el lema “Valores comunes:
la base del crecimiento en un mundo multipolar” se expusieron ideas para el
desarrollo económico-productivo y se intercambiaron posiciones empresariales contemplando
las actuales circunstancias internacionales para un desarrollo equitativo y
cooperativo regional con alcance global.
Con una multitudinaria
participación a la sala de exposiciones, según el asesor presidencial ruso
Anton Kobyakov, se cerraron 1060 acuerdos por un monto de 6.492 billones de
rublos (80.300 millones de dólares).
Para los días 29
al 31 el mes de octubre próximo ya está programado en el marco de los IMBRICS
el FORO MUNICIPAL INTERNACIONAL que también se llevará a cabo en la ciudad de
San Petersburgo y que promete nuevas conexiones.
De este modo,
mientras el occidente angloestadounidense liderado por el presidente Donald
Trump sigue avivando la desconfianza, el odio y el caos como parte de sostener
una economía tóxica que saca ganancias de la guerra, el sur global y sus
principales referentes dentro de los BRICS están trabajando en el sentido
contrario con expectativas ciertas de un desarrollo más equitativo y
cooperativo con un lineamiento claro: Valores comunes.