LA MANO DE TRUMP
¿Cuánto vale la
palabra de un presidente estadounidense si en realidad no gobierna?
Por Javier B. Dal
La ya reconocida importancia que Donald Trump le ha dado a su homólogo ruso Vladimir Putin como interlocutor para entablar conversaciones serias sobre el asunto de Ucrania, está revelando que además de patear el tablero montado por los demócratas en el cual Zelensky era su alfil, intentaría negociar un buen acuerdo a costa por supuesto, de los ucranianos. Dentro de este marco Zelensky y su junta militar de neonazis no cuentan con lo cual ¿Cómo se organizará una nueva Ucrania?
Es un hecho que:
Trump negociará directamente con Putin el final de la guerra pero como bien
sabemos, el presidente estadounidense lo hará solo a cambio de algo
sustancioso.
¿Qué representa
esto? Primero que todo, una derrota para Volodomyr Zelensky y sus neonazis.
Segundo, el vilipendio público de la UE y de forma indirecta, una trastada para
los neoconservadores que les influenciaban desde Washington. Incluso más, para
los gobiernos europeos y todas las empresas que fueron compelidas por
Washington a sostener los esfuerzos bélicos de Kiev, esto representa sin lugar
a dudas una puñalada por la espalda, aunque cierto es decirlo, sabían en la que
se metían.
Los ciudadanos
europeos fueron los primeros en sufrir el precio del seguidismo de sus
gobernantes a Washington, con altos impuestos, falta de energía, suba de los
precios en todas las ramas del consumo y un impacto demoledor en el sector
productivo que ha comprimido sus economías. Uno de los factores centrales para
este descalabro ha sido el corte por todas las vías (incluyendo el sabotaje de
los gasoductos del Báltico) del suministro del gas ruso que ha llevado -entre
muchas otras- a una crisis para calefaccionar los hogares en todas las ciudades
europeas. A pesar de este sacrificio, los gobiernos europeos como los de
Macron, Scholz, Meloni e incluso el británico Starmer, su cooperación se ha mantenido a pie
juntillas.
Pero esa
colaboración en la guerra de poderes contra la Federación de Rusia que desde
Washington alentaban con cantos de sirena y fanfarrias mediáticas poniendo como
argumento (y como siempre) a la “democracia” contra supuestas “autocracias” con
promesas de hacerles parte del botín de una Rusia derruida y a merced de la
OTAN, ya son historia. Incluso no es de extrañar que los principales
responsables políticos en sumergir a los europeos en esta aventura se hagan los
distraídos y hasta finjan amnesia. Quizá el más emblemático de estos sea el
canciller alemán Olaf Scholz quien con mayor apego y obediencia a las
directivas de la administración de Biden, arrastró a su país a una ruina
económica que prácticamente ha desacelerado su histórica marca industrialista.
Igualmente y
aunque Donald Trump pretenda imponer su forma de cómo deben ser las cosas en
Ucrania de ahora en adelante, hay dentro de este país (y por supuesto de los
aliados atlantistas) una extensa red de agencias, células de criminales y
terroristas facilitados por la OTAN operando para Kiev pero que también operan en
toda la jurisdicción de la UE y en las cuales el hoy presidente estadounidense
cooperó en montar.
Para Zelensky y la
mafia de oligarcas judíos que lo sostiene son momentos desesperantes ante lo
cual, recurren a medidas desesperadas. No es una novedad decir que Kiev se ha valido
del terrorismo y de incluso el uso de armas químicas para tratar de
contrabalancear su pésima situación en el campo de batalla. Los atentados
contra civiles y funcionarios rusos son hechos bien conocidos. Tampoco es un
secreto que esos recursos fueron facilitados por Washington y su enlace
europeo, Bruselas.
Sin dudas que el
gobierno ruso está al tanto de ello y aunque desde Washington se esté mostrando
una mano de dialogo, Vladimir Putin y sus jefes de inteligencia no bajan la
guardia y no dejan de tener en cuenta cuando se trata de EEUU y mucho más
cuando se trata el empresario Donald Trump, lo que dicen no suele coincidir con
lo que hacen.
Los ataques
terroristas a buques petroleros en el Mar Mediterráneo que se han visto en el
último mes con bandera de Malta que transportan petróleo ruso a puertos de la
UE, son indicativos de quienes están haciendo uso de estas tácticas y a quienes
responde esa desesperación.
Si estos ataques
se están produciendo bajo el mandato de Trump, no es una buena señal. Si él es
el comandante en jefe de todas las fuerzas, lo que habla del Pentágono
incluyendo su potestad sobre las agencias de inteligencia ¿Por qué estas
acciones terroristas que son ejecutadas con un evidente apoyo de estos
estamentos han comenzado a producirse en Europa?
Tal vez algunos
leguleyos pro-estadounidenses argumenten que el presidente estadounidense no
tiene el control total de todos estos organismos federales o que existen dentro
de ellos (en especial la CIA y el Pentágono) bandos enfrentados que siguen sus
propias agendas y que le imposibilita controlarlas. En una definición más
general se suele decir que hay un gobierno oculto dentro del gobierno federal. Esto
último ya es sabido que es una muy ácida realidad que pone en el tapete la clase
de democracia que en realidad hay en EEUU.
Considerando esto,
la confianza que inspira el auspicio de Trump no es mucha.
Además y tras la
estafa de los Acuerdos de Minsk I y II de 2015, en la cual la UE siguiendo a
los dictados de Washington tuvo un papel central en su incumplimiento, la
Federación de Rusia tiene mucho de que recelar a la aparente buena nueva que
representa esa mano tendida por Donald Trump con supuestas intenciones de
negociar una paz.
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