sábado, 22 de febrero de 2025

 

LA MANO DE TRUMP

¿Cuánto vale la palabra de un presidente estadounidense si en realidad no gobierna?

 

Por Javier B. Dal

La ya reconocida importancia que Donald Trump le ha dado a su homólogo ruso Vladimir Putin como interlocutor para entablar conversaciones serias sobre el asunto de Ucrania, está revelando que además de patear el tablero montado por los demócratas en el cual Zelensky era su alfil, intentaría negociar un buen acuerdo a costa por supuesto, de los ucranianos. Dentro de este marco Zelensky y su junta militar de neonazis no cuentan con lo cual ¿Cómo se organizará una nueva Ucrania?

Es un hecho que: Trump negociará directamente con Putin el final de la guerra pero como bien sabemos, el presidente estadounidense lo hará solo a cambio de algo sustancioso.

¿Qué representa esto? Primero que todo, una derrota para Volodomyr Zelensky y sus neonazis. Segundo, el vilipendio público de la UE y de forma indirecta, una trastada para los neoconservadores que les influenciaban desde Washington. Incluso más, para los gobiernos europeos y todas las empresas que fueron compelidas por Washington a sostener los esfuerzos bélicos de Kiev, esto representa sin lugar a dudas una puñalada por la espalda, aunque cierto es decirlo, sabían en la que se metían.

Los ciudadanos europeos fueron los primeros en sufrir el precio del seguidismo de sus gobernantes a Washington, con altos impuestos, falta de energía, suba de los precios en todas las ramas del consumo y un impacto demoledor en el sector productivo que ha comprimido sus economías. Uno de los factores centrales para este descalabro ha sido el corte por todas las vías (incluyendo el sabotaje de los gasoductos del Báltico) del suministro del gas ruso que ha llevado -entre muchas otras- a una crisis para calefaccionar los hogares en todas las ciudades europeas. A pesar de este sacrificio, los gobiernos europeos como los de Macron, Scholz, Meloni e incluso el británico Starmer, su cooperación se ha mantenido a pie juntillas.

Pero esa colaboración en la guerra de poderes contra la Federación de Rusia que desde Washington alentaban con cantos de sirena y fanfarrias mediáticas poniendo como argumento (y como siempre) a la “democracia” contra supuestas “autocracias” con promesas de hacerles parte del botín de una Rusia derruida y a merced de la OTAN, ya son historia. Incluso no es de extrañar que los principales responsables políticos en sumergir a los europeos en esta aventura se hagan los distraídos y hasta finjan amnesia. Quizá el más emblemático de estos sea el canciller alemán Olaf Scholz quien con mayor apego y obediencia a las directivas de la administración de Biden, arrastró a su país a una ruina económica que prácticamente ha desacelerado su histórica marca industrialista.

Igualmente y aunque Donald Trump pretenda imponer su forma de cómo deben ser las cosas en Ucrania de ahora en adelante, hay dentro de este país (y por supuesto de los aliados atlantistas) una extensa red de agencias, células de criminales y terroristas facilitados por la OTAN operando para Kiev pero que también operan en toda la jurisdicción de la UE y en las cuales el hoy presidente estadounidense cooperó en montar.

Para Zelensky y la mafia de oligarcas judíos que lo sostiene son momentos desesperantes ante lo cual, recurren a medidas desesperadas. No es una novedad decir que Kiev se ha valido del terrorismo y de incluso el uso de armas químicas para tratar de contrabalancear su pésima situación en el campo de batalla. Los atentados contra civiles y funcionarios rusos son hechos bien conocidos. Tampoco es un secreto que esos recursos fueron facilitados por Washington y su enlace europeo, Bruselas.

Sin dudas que el gobierno ruso está al tanto de ello y aunque desde Washington se esté mostrando una mano de dialogo, Vladimir Putin y sus jefes de inteligencia no bajan la guardia y no dejan de tener en cuenta cuando se trata de EEUU y mucho más cuando se trata el empresario Donald Trump, lo que dicen no suele coincidir con lo que hacen.

Los ataques terroristas a buques petroleros en el Mar Mediterráneo que se han visto en el último mes con bandera de Malta que transportan petróleo ruso a puertos de la UE, son indicativos de quienes están haciendo uso de estas tácticas y a quienes responde esa desesperación.

Si estos ataques se están produciendo bajo el mandato de Trump, no es una buena señal. Si él es el comandante en jefe de todas las fuerzas, lo que habla del Pentágono incluyendo su potestad sobre las agencias de inteligencia ¿Por qué estas acciones terroristas que son ejecutadas con un evidente apoyo de estos estamentos han comenzado a producirse en Europa?

Tal vez algunos leguleyos pro-estadounidenses argumenten que el presidente estadounidense no tiene el control total de todos estos organismos federales o que existen dentro de ellos (en especial la CIA y el Pentágono) bandos enfrentados que siguen sus propias agendas y que le imposibilita controlarlas. En una definición más general se suele decir que hay un gobierno oculto dentro del gobierno federal. Esto último ya es sabido que es una muy ácida realidad que pone en el tapete la clase de democracia que en realidad hay en EEUU.

Considerando esto, la confianza que inspira el auspicio de Trump no es mucha.

Además y tras la estafa de los Acuerdos de Minsk I y II de 2015, en la cual la UE siguiendo a los dictados de Washington tuvo un papel central en su incumplimiento, la Federación de Rusia tiene mucho de que recelar a la aparente buena nueva que representa esa mano tendida por Donald Trump con supuestas intenciones de negociar una paz.

 

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