EL FINAL DE LA
OTAN
¿Qué consecuencias
traería si Donald Trump tirara a la OTAN al cesto de la basura?
Por Charles H. Slim
Como se van desarrollando los acontecimientos, en algunas cuestiones Trump parece decidido a cumplir con lo prometido y una de ellas es, reducir los gastos que aportaba EEUU en la OTAN, con lo cual y de ser real esto, la operatividad de la organización se vería seriamente afectada.
El expansionismo
atlantista que servía a la hegemonía de EEUU en Europa y con la finalidad de
contener a la Federación de Rusia se verá seriamente afectado aunque hay que
señalar, que el intento de destruir la potencialidad rusa con la guerra hibrida
instigada y apoyada por la anterior administración demócrata en Ucrania ya era
el presagio de este lastimero fin.
En razón de
verdad, la OTAN como tal desde la caída de la URSS en 1991 y de su homónimo
militar el PAC-VAR[1]
ya no tenía propósito. Las amenazas a la seguridad europea que blandía
Washington como excusa para sostener con abultados presupuestos toda la
infraestructura de bases de misiles, bases aéreas para bombarderos estratégicos
con capacidad nuclear y una doctrina de miedo anti ruso constante (promovida en
lo diplomático y mediático) ya no tenían propósito. Su continuidad reveló lo
que los estadounidenses tenían escondido como verdadero interés: Extender su
influencia geopolítica y tomar el control de “Hearthland”[2].
La posguerra y la subsiguiente
guerra fría contra el bloque soviético (URSS) durante la segunda mitad del
siglo pasado, fueron las excusas políticas para que Washington tomando a Europa
como un territorio bajo su tutela, impulsara, construyera y sustentara la
estructura de la OTAN volviendo a los gobernantes europeos y a sus habitantes
como, súbditos, meros convidados de piedra en su propia casa. Cuando la amenaza
soviética se había evaporado (curiosamente) Washington pone en su lista
prioritaria de enemigos al “integrismo islámico” como la excusa para sostener
la estructura atlantista que se justificaba con los bulos de “Al Qaeda” y las
subsiguientes ramificaciones que llegaran a nuestros días.
Tras la caída de
la URSS y durante toda la década de los noventas, los grupos independentistas
del Cáucaso de base islamista fueron alimentados, fortalecidos y apoyados por
las agencias de inteligencia anglosajonas (CIA y MI6), de sus colaboradores
turcos (MIT) y de las petromonarquías del golfo Pérsico ¿Cuál era la finalidad?
Fomentar la idea del renacimiento de un Califato y sembrar con ello la
inseguridad y el caos dentro de los dominios de la joven Federación de Rusia.
La seguridad
nacional estadounidense fue traspolada a Europa y mediante esta doctrina se
tomó el control de las decisiones soberanas en cuestiones de defensa y
seguridad del viejo continente. El único autorizado a garantizar la seguridad
europea sería la OTAN bajo la supremacía de EEUU. De esta manera, cualquier
intento de que Rusia se integrase a la vida política, económica y defensiva del
bloque fue obstaculizado con la continua difusión de sospechas y de hipotéticos
escenarios en los que los rusos buscaban lanzar una conquista sobre Europa,
mientras Washington rompiendo sus compromisos con la paz, avanzaba como un
Pac-man engullendo estados de la Europa del este para adherirlos a la OTAN.
Para todas las
administraciones estadounidenses, la OTAN era la única organización para
garantizar la seguridad regional desdeñando las preocupaciones de Rusia por su
seguridad, como así también la creación en 1994 y en el marco del Tratado de
Helsinki la operatividad de la OSCE[3]. Con esta inteligencia los
estadounidenses además de tratar a Rusia como una “potencia de tercera
categoría” y humillarla demostraban que lo último que tenían en miras era la
seguridad y la paz.
Esto fue advertido
internamente ya en 1997 dentro de los círculos políticos en Washington como un
error estratégico histórico que EEUU pagaría en un futuro.
En esta forma de
entender el objetivo y funcionalidad de la OTAN se plegaron como buenos
ayudantes todas las administraciones británicas, quienes conscientes de haber
perdido la influencia y los brillos del imperio que ya no eran (y hoy no son),
trataron de recuperar algo de aquellas glorias. Mucha agua ha pasado bajo el
puente y sin dudas la OTAN fue una gran ventaja geoestratégica para Londres,
sino recordemos la guerra de las islas Malvinas en 1982, que pudo ser remontada
gracias a la ayuda proporcionada por Washington y Bruselas. Otro ejemplo muy
oscuro y que ha marcado la historia contemporánea son las estructuras invasivas
destinadas al espionaje global como “FIVE-EYES”, los programas secretos de
mercenarios y ejércitos irregulares como “GLADIO”[4] y los ejércitos islamistas
(compuestos con la ayuda de Arabia Saudita y Turquía) utilizados para desplegarlos
en función de los objetivos geopolíticos de EEUU en el Oriente Medio y Asia
(Afganistán).
Hoy, ante estas
nuevas circunstancias, los británicos buscan aprovechar la volada y tomar el
liderazgo para reemplazar el hueco que dejará la supuesta salida de EEUU de la
organización atlántica y reorganizar cuestiones como es la ya nada secreta
participación en la guerra de poderes contra Rusia.
Igualmente y como
dice el dicho, a Londres “el saco le queda grande” y en cierto sentido el
gobierno del PM Starmer están conscientes de que solos no pueden asumir los
gastos y la administración de todas las áreas que representa la organización
atlantista.
Una de las áreas
más críticas que una organización pan europea de defensa debería cubrir es la
estratégica-nuclear algo para lo cual Gran Bretaña por sí sola no tiene la
capacidad de asumir. Por estas horas se habla de una posible asociación con
Francia quien es el segundo estado de la UE con un arsenal de armas nucleares
de importancia. Así, uniendo las capacidades de ambos podrían juntar un grado
de poder que igualmente no equipara ni por asomo el que le proporcionaba la
membrecía estadounidense. Igualmente, habría que ver si París aceptaría ser el
segundón de Londres máxime cuando les han jugado sucio en algunos negocios de
armas.
Tampoco debemos
tomar muy enserio esta aparente decisión de salida en seco de EEUU de la
organización atlantista. Debemos tener en cuenta los anteriores engaños y
trampas no solo de Donald Trump sino del Establecimiento estadounidense.
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