domingo, 16 de febrero de 2025

 

EFECTO TRUMP

¿Cuáles son los factores que posibilitan que las decisiones en política exterior de Trump parezcan eficaces?

 

Por Javier B. Dal

A solo un mes del regreso de Trump a La Casa Blanca, muchas cosas cambiaron repentinamente y otras han entrado en proceso de cambio. Uno de estos cambios se está viendo en todo el Medio Oriente y no precisamente con fines constructivos. En estos momentos en la que anteriormente fue una frontera segura y abierta a la resistencia árabe islámica se ha transformado en campo de batalla entre el nuevo ejército sirio, Hezbollah y grupos pro-turcos que no participan en la farsa del gobierno sirio.

Esta situación (y como ya intuíamos) le beneficio a Israel y en especial a Netanyahu que ha logrado deshacerse de la Siria nacionalista, sembrar el caos en el Líbano y por estas horas con expectativas de lograr su sueño de apoderarse de todos los territorios árabes palestinos incluida la franja de Gaza.

Los árabes, los musulmanes y especialmente los palestinos no deberían estar sorprendidos por esto y por el contrario deberían tener desarrollada una hoja de ruta para hacer frente a esto. Trump una vez en el poder pondría todo lo necesario para apoyar los planes expansivos de Israel e incluso de ser necesario, poner a sus fuerzas armadas en el terreno para lograrlo. En esto, Trump y su círculo personal no tiene discordancias con los neoconservadores y sionistas revisionistas en Washington. Así y gracias al compromiso de sostener los esfuerzos de las FDI para imponerse en la franja de Gaza, reocupar el sur del Líbano y una porción de Siria (en especial Quneitra), Netanyahu ha ganado peso político para escapar momentáneamente a la justicia internacional.

En apenas dos semanas desde su asunción, Donald Trump desbarató todo el Medio Oriente aunque todavía no sabemos en que desembocará ello.

¿Cómo lo hizo? Ante todo, digamos que Trump no es un genio político, ni un estratega con experiencia militar y mucho menos un estadista. Tampoco le interesa ilustrarse con literatura política de autores trascendentales como podría ser Maquiavelo o Von Clausewitz. Incluso pese que algunos así lo creen, estamos más que seguros que jamás leyó una sola página de algo, ni siquiera de la “Santa biblia” de la cual se mostrado con ella en sus manos en algunas fotos y mucho menos de obras trascendentales como el “Príncipe” o el “Arte de la Guerra” de Maquiavelo. Quienes han estado tratando de esbozar esta clase de conclusiones para pintarlo como un genio de la política, sin dudas son los típicos aduladores que buscan un giño del poder y nada más.   

Trump solo hace uso de los recursos del estado federal para mover las fichas geopolíticas de acuerdo a su propio criterio en un tablero global muy cambiante e inestable. Mediante engaños, gazapos y amenazas manejará ciertos asuntos mientras que para otros, aquellos que no representan una amenaza, obrará como el patán sin escrúpulos que abusa de los indefensos. Por ejemplo, su promesa de acabar con la inmigración fue algo muy fácil de poner en marcha. La puso a rodar inmediatamente con sus órdenes ejecutivas que autorizan a las fuerzas federales a poco menos que cazar a migrantes para conducirlos como criminales y deportarlos en aviones que sus países de origen deben costear el flete.

Nada democrático pero muy eficaz. Donald Trump viene a ser el lado descarnado y tonto de la política estadounidense que aunque dañina para la imagen externa de los EEUU, es muy aplaudida por los chauvinistas, los racistas, sionistas y los neoconservadores que se acomodan en cada nueva administración en La Casa Blanca. Precisamente estos últimos, pese a que Donald pretendería recortar los gastos en guerra, sus extravagantes afirmaciones sobre convertir a Gaza en una “Riviera” les deja un margen muy importante a estos sectores (en especial en el establecimiento), para confiar en que ganarían mucho dinero con los negocios que se generen.

Como bien digo, la aplicación de esta política del garrote veloz ha funcionado muy bien con los asuntos que aunque mediáticamente incomodos, son fáciles de ejecutar.

Ahora bien, en lo que respecta a situaciones como la causa palestina y Oriente Medio, la guerra en Ucrania y la situación muy poco nombrada como es la del continuo hostigamiento de EEUU y sus socios de la OTAN en el Mar Meridional (China) y todo el indo-pacífico, esta política no es tan lineal ni fácil de aplicar. Tal vez las amenazas a la resistencia palestina para que entreguen los rehenes israelíes o “desataría el infierno” en la Franja sabiendo que hay dos millones de civiles como blancos expuestos a ese castigo, tengan eficacia con ellos dada la asimetría de fuerzas evidente, pero sabe que esas tácticas no funcionarán con otros actores que además de poder defenderse pueden devolver el golpe.

Es por ello que Trump no va usar esta retórica con la Federación de Rusia ni con China. Él sabe como dice el dicho “dónde le apreta el zapato”. En estos casos trata de usar la seducción y la persuasión sabiendo que ya lo tienen catalogado como un sujeto taimado que no suele cumplir con sus propias palabras y borra con el codo los acuerdos que firma con la mano. Además, no hay dudas que tanto en Moscú como en Pekín están muy bien al tanto de quiénes son los funcionarios que conforman la actual administración que le secunda y que no precisamente se destacan por el respeto al diálogo y mucho menos por algún interés por la paz.

Desde el vicepresidente J. D. Vance para abajo el sentimiento rusofobo y anti chino campa a sus anchas en Washington DC, algo histórico que se ratifica con la imposición de más sanciones a Rusia y el arancelamiento a los productos chinos.

Si bien ya estarían en tratativas para oficializar conversaciones con Rusia para el asunto de Ucrania, poco o nada se ha dicho de qué pasará con las fuerzas navales estadounidenses en el Mar Meridional y su insidiosa injerencia en todos los países de la región, en especial hostigando a Corea del Norte valiéndose de estados proxis como Australia, Corea del sur y Japón.

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