LA PISTA SHARBAF
En medio de las atrocidades que Israel sigue cometiendo en Gaza surgen
a luz los elementos extremistas judíos que hoy apoyan a Netanyahu han tenido
gran participación en el terrorismo dentro como fuera de Palestina ¿Hasta dónde
han llegado para influir en la política israelí?
Por
Charles H. Slim
Un evento que en occidente paso fuera del radar de los medios fue la
“Conferencia para la Victoria de Israel” y ello no fue casual. Celebrada hace
unas semanas en Jerusalén y a la cual concurrieron Benjamín Netanyahu y 12 de
sus ministros supremacistas se hizo una exhortación a la destrucción de los
palestinos, pero eso no es lo más preocupante. En la misma fue orador nada
menos que el rabino Uzi Sharbaf, un criminal convicto por varias masacres,
heredero del extremismo sionista con el cual operaba en la Palestina bajo el
protectorado británico, la llamada “pandilla Stern”.
En un
artículo muy interesante del periodista francés Thierry Meyssan se aborda la
oscura historia de este personaje y el peligro que hoy representa para EEUU y
Gran Bretaña en momentos que buscan detener las atrocidades del régimen de Netanyahu
(https://www.voltairenet.org/article220420.html ).
En medio
del genocidio y los incontables crímenes de guerra que el estado de Israel está
cometiendo contra la población palestina de la Franja de Gaza y contra la
propia Naciones Unidas, emergen a la luz del día quienes son los inspiradores histórico-ideológicos
de estos crímenes y lo mejor aún, su líder más destacado.
Como buenos
herederos de los asesinos del “Leji” o “pandilla Stern” que operaron en
Palestina hasta la instauración de Israel en 1948, Sharbaf y sus seguidores
preparados desde niños para hacer valer la supremacía judía por todos los
medios posibles y entre los que se halla el asesinato y el terrorismo, fueron durante
toda la década de los ochenta activos muy útiles para las agencias de
inteligencia occidentales durante la Guerra fría. Esta célula de extremistas
judíos fue creada en 1980 por Menajem Livni, Yehoshua Ben-Shoshan y Yehuda
Etzion y a la cual se uniría más tarde Uzi Sharbaf quien hoy es el sucesor de
todo ese terror.
Durante
esos años estuvieron contenidos por Washington pero tras la caída del Muro de
Berlín en 1989 y la posterior implosión de la URSS en 1991 la gente de Sharbaf y
el mismo quedaron por su cuenta y libres para desplegar sus talentos en donde
quisieran.
Muchos de
los seguidores que operaban en los territorios ocupados habían sido
encarcelados en Israel no por matar palestinos sino, por violar el Decreto de
Prevención del Terrorismo de 1948 pero fueron liberados en 1990.
Es precisamente
en ese espacio de tiempo (comienzos de la década de los 90) cuando se
establecen los contactos secretos entre Yasser Arafat y la representación
israelí tratando de llegar a un acuerdo. Esto sulfuraba a los sectores de la
ultraderecha laica y religiosa israelí con Yitzack Shamir al frente de este
desagrado, pero estos no eran lo únicos enfurecidos. Atrás de las estructuras
políticas y de seguridad israelíes estaban (y hoy están en el gobierno) los
colonos extremistas de los asentamientos ilegales quienes estaban dispuestos a
cualquier cosa antes de reconocerles derechos a los palestinos.
Justamente
eran los colonos extremistas liderados por Menachem Livni quienes estaban
dispuestos a lo peor para frenar ese proceso. Entre los talentos de Livni estaba
el armado de coches bomba y trampas lapa contra los árabes palestinos, táctica
que emplearían también otras latitudes. Esta parte de la historia es algo
desconocido en Argentina, aunque son entendibles (pero no justificables) los
motivos para ello. Por ejemplo, nunca se ha contado al público cuales eran las
acciones de estos grupos (que no eran de caridad, por cierto), sus alcances y
sus consecuencias. Como bien señalamos al comienzo, la gente de Livni y Sharbaf
colaboró con la CIA y el MI6 en actos de terrorismo (incluyendo el que se
cometían desde el estado) en lugares tan distantes como África y Latinoamérica
y los cuales quedaron en la impunidad por estar bajo el ala de Washington.
En la
década de los ochentas asesinaron con disparos, trampas explosivas y coches
bomba a muchos palestinos (incluyendo mujeres y niños) alimentando así el
círculo de venganzas entre árabes y judíos. A pesar de que los principales cabecillas
fueron encarcelados, sus acciones nunca se detuvieron.
Al ser
liberados de la cárcel en Israel, se pusieron a trabajar en lo único que sabían
hacer, pero esta vez con un objetivo central: Impedir que se llegara a un
acuerdo de paz con la OLP.
Con contactos
en todo el mundo y con ayuda de sectores del Shin Bet y el Mossad, la gente de
Sharbaf contaba con información privilegiada de cuáles eran los potenciales
“puntos blandos” alrededor del mundo para generar un ataque que diera por
efecto la conmoción política y social que boicoteara el posible acuerdo entre
Tel Aviv y la OLP. Para financiarse recibían fondos de asociaciones en EEUU y
Europa, algo que costeaba sus operaciones y aseguraba su subsistencia. No
sabemos si Shamir estaba al tanto de esto pero es muy posible que sí, ya que él
también además de ser partidario del revisionismo sionista, había sido miembro
del “Leji” y como tal, participe entre otros crímenes, del asesinato en
septiembre de 1948 del conde Folke Bernadotte, mediador de paz de la ONU.
La
Argentina de inicio de los 90 era el escenario ideal ya que, además de la gran
comunidad que alberga, con una sociedad desconocedora de estas realidades y más
preocupada por dilemas internos, estaba prácticamente desmantelada su seguridad
e inteligencia siendo incluso muy fácil colarla mediante sobornos a los
funcionarios públicos. En todo el lapso que duraron las conversaciones entre la
OLP y los representantes israelíes se produjeron muchos asesinatos, atentados (entre
ellos el 1992 en Buenos Aires) y provocaciones que intentaban mostrar que no
valía la pena la paz.
Casualmente,
al no producirse ese efecto y potenciado por los acuerdos de Oslo firmados en
Camp David en 1993, se produce al año siguiente otro cruento atentado en Buenos
Aires que fue utilizado inmediatamente por la ultraderecha israelí y las
organizaciones sionistas del mundo -y que el mismo Netanyahu suele recordar-
como una prueba del error de llegar a un acuerdo con los palestinos. Pese a
ello y sin caer en la provocación esperada, el entonces primer ministro Yitzack
Rabin prosiguió con la profundización del acuerdo y en noviembre de 1995 es
asesinado por uno de estos extremistas judíos.
Hubiera
sido muy interesante develar cuáles eran los nexos locales de estos extremistas
supremacistas.Pese a todos estos antecedentes y las inconsistencias que se
comprobaron en las investigaciones, las autoridades judiciales argentinas
omitieron investigar esta línea, yendo por el camino que les señalaría el
Departamento de Estado norteamericano y Tel Aviv.
Hoy estos
mismos extremistas que acompañan a “Bibi” Netanyahu en el gobierno y que
participaron en la conferencia, son los que (por las advertencias de occidente)
amenazan a sus anteriores benefactores y es por eso que la administración Biden
ordeno el corte de los fondos provenientes de donaciones que se giran desde
Sinagogas en Brooklin y otras ciudades que están destinados a financiar las
operaciones de la gente de Sharbaf. Esta misma medida ha sido imitada por la
mayoría de los gobiernos de la Unión Europea y no sabemos si desde el gobierno
argentino se ha tomado la misma medida con cuentas similares en el país, con lo
cual habrá que ver cuál es la reacción de estos sectores.