domingo, 25 de febrero de 2024

 

LA PISTA SHARBAF

En medio de las atrocidades que Israel sigue cometiendo en Gaza surgen a luz los elementos extremistas judíos que hoy apoyan a Netanyahu han tenido gran participación en el terrorismo dentro como fuera de Palestina ¿Hasta dónde han llegado para influir en la política israelí?

 

Por Charles H. Slim

Un evento que en occidente paso fuera del radar de los medios fue la “Conferencia para la Victoria de Israel” y ello no fue casual. Celebrada hace unas semanas en Jerusalén y a la cual concurrieron Benjamín Netanyahu y 12 de sus ministros supremacistas se hizo una exhortación a la destrucción de los palestinos, pero eso no es lo más preocupante. En la misma fue orador nada menos que el rabino Uzi Sharbaf, un criminal convicto por varias masacres, heredero del extremismo sionista con el cual operaba en la Palestina bajo el protectorado británico, la llamada “pandilla Stern”.

En un artículo muy interesante del periodista francés Thierry Meyssan se aborda la oscura historia de este personaje y el peligro que hoy representa para EEUU y Gran Bretaña en momentos que buscan detener las atrocidades del régimen de Netanyahu (https://www.voltairenet.org/article220420.html ).

En medio del genocidio y los incontables crímenes de guerra que el estado de Israel está cometiendo contra la población palestina de la Franja de Gaza y contra la propia Naciones Unidas, emergen a la luz del día quienes son los inspiradores histórico-ideológicos de estos crímenes y lo mejor aún, su líder más destacado.

Como buenos herederos de los asesinos del “Leji” o “pandilla Stern” que operaron en Palestina hasta la instauración de Israel en 1948, Sharbaf y sus seguidores preparados desde niños para hacer valer la supremacía judía por todos los medios posibles y entre los que se halla el asesinato y el terrorismo, fueron durante toda la década de los ochenta activos muy útiles para las agencias de inteligencia occidentales durante la Guerra fría. Esta célula de extremistas judíos fue creada en 1980 por Menajem Livni, Yehoshua Ben-Shoshan y Yehuda Etzion y a la cual se uniría más tarde Uzi Sharbaf quien hoy es el sucesor de todo ese terror.   

Durante esos años estuvieron contenidos por Washington pero tras la caída del Muro de Berlín en 1989 y la posterior implosión de la URSS en 1991 la gente de Sharbaf y el mismo quedaron por su cuenta y libres para desplegar sus talentos en donde quisieran.

Muchos de los seguidores que operaban en los territorios ocupados habían sido encarcelados en Israel no por matar palestinos sino, por violar el Decreto de Prevención del Terrorismo de 1948 pero fueron liberados en 1990.

Es precisamente en ese espacio de tiempo (comienzos de la década de los 90) cuando se establecen los contactos secretos entre Yasser Arafat y la representación israelí tratando de llegar a un acuerdo. Esto sulfuraba a los sectores de la ultraderecha laica y religiosa israelí con Yitzack Shamir al frente de este desagrado, pero estos no eran lo únicos enfurecidos. Atrás de las estructuras políticas y de seguridad israelíes estaban (y hoy están en el gobierno) los colonos extremistas de los asentamientos ilegales quienes estaban dispuestos a cualquier cosa antes de reconocerles derechos a los palestinos.

Justamente eran los colonos extremistas liderados por Menachem Livni quienes estaban dispuestos a lo peor para frenar ese proceso. Entre los talentos de Livni estaba el armado de coches bomba y trampas lapa contra los árabes palestinos, táctica que emplearían también otras latitudes. Esta parte de la historia es algo desconocido en Argentina, aunque son entendibles (pero no justificables) los motivos para ello. Por ejemplo, nunca se ha contado al público cuales eran las acciones de estos grupos (que no eran de caridad, por cierto), sus alcances y sus consecuencias. Como bien señalamos al comienzo, la gente de Livni y Sharbaf colaboró con la CIA y el MI6 en actos de terrorismo (incluyendo el que se cometían desde el estado) en lugares tan distantes como África y Latinoamérica y los cuales quedaron en la impunidad por estar bajo el ala de Washington.

En la década de los ochentas asesinaron con disparos, trampas explosivas y coches bomba a muchos palestinos (incluyendo mujeres y niños) alimentando así el círculo de venganzas entre árabes y judíos. A pesar de que los principales cabecillas fueron encarcelados, sus acciones nunca se detuvieron.

Al ser liberados de la cárcel en Israel, se pusieron a trabajar en lo único que sabían hacer, pero esta vez con un objetivo central: Impedir que se llegara a un acuerdo de paz con la OLP.

Con contactos en todo el mundo y con ayuda de sectores del Shin Bet y el Mossad, la gente de Sharbaf contaba con información privilegiada de cuáles eran los potenciales “puntos blandos” alrededor del mundo para generar un ataque que diera por efecto la conmoción política y social que boicoteara el posible acuerdo entre Tel Aviv y la OLP. Para financiarse recibían fondos de asociaciones en EEUU y Europa, algo que costeaba sus operaciones y aseguraba su subsistencia. No sabemos si Shamir estaba al tanto de esto pero es muy posible que sí, ya que él también además de ser partidario del revisionismo sionista, había sido miembro del “Leji” y como tal, participe entre otros crímenes, del asesinato en septiembre de 1948 del conde Folke Bernadotte, mediador de paz de la ONU.

La Argentina de inicio de los 90 era el escenario ideal ya que, además de la gran comunidad que alberga, con una sociedad desconocedora de estas realidades y más preocupada por dilemas internos, estaba prácticamente desmantelada su seguridad e inteligencia siendo incluso muy fácil colarla mediante sobornos a los funcionarios públicos. En todo el lapso que duraron las conversaciones entre la OLP y los representantes israelíes se produjeron muchos asesinatos, atentados (entre ellos el 1992 en Buenos Aires) y provocaciones que intentaban mostrar que no valía la pena la paz.

Casualmente, al no producirse ese efecto y potenciado por los acuerdos de Oslo firmados en Camp David en 1993, se produce al año siguiente otro cruento atentado en Buenos Aires que fue utilizado inmediatamente por la ultraderecha israelí y las organizaciones sionistas del mundo -y que el mismo Netanyahu suele recordar- como una prueba del error de llegar a un acuerdo con los palestinos. Pese a ello y sin caer en la provocación esperada, el entonces primer ministro Yitzack Rabin prosiguió con la profundización del acuerdo y en noviembre de 1995 es asesinado por uno de estos extremistas judíos.

Hubiera sido muy interesante develar cuáles eran los nexos locales de estos extremistas supremacistas.Pese a todos estos antecedentes y las inconsistencias que se comprobaron en las investigaciones, las autoridades judiciales argentinas omitieron investigar esta línea, yendo por el camino que les señalaría el Departamento de Estado norteamericano y Tel Aviv.

Hoy estos mismos extremistas que acompañan a “Bibi” Netanyahu en el gobierno y que participaron en la conferencia, son los que (por las advertencias de occidente) amenazan a sus anteriores benefactores y es por eso que la administración Biden ordeno el corte de los fondos provenientes de donaciones que se giran desde Sinagogas en Brooklin y otras ciudades que están destinados a financiar las operaciones de la gente de Sharbaf. Esta misma medida ha sido imitada por la mayoría de los gobiernos de la Unión Europea y no sabemos si desde el gobierno argentino se ha tomado la misma medida con cuentas similares en el país, con lo cual habrá que ver cuál es la reacción de estos sectores.

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