EN DEBATE
“NUEVAS IDEAS ¿DE VIEJOS ALIADOS?
Cómo los cerebros y los intelectuales neocon tratan de remozar la historia de los últimos 20 años hasta estos días
Por Charles H. Slim
Muchos de los
sucesos más trascendentes de la geopolítica internacional y a la que se avoca a
regiones altamente calientes como es el Medio Oriente, pasan de largo en los
medios de comunicación latinoamericanos y ni hablemos de los argentinos quienes
parecen tan subordinados como sus gobiernos. Acostumbrados a solo levantar lo
que las editoriales de los popes anglófilos como The Washington post y
el neoyorquino The New York Times no reparan en que existe otra visión alternativa
de lo que ocurre en el globo.
En lo que aquí nos referimos es a una cuestión que además de
controvertida, es ciertamente hilarante; y no debería serlo ya que involucra a una de las tragedias
contemporáneas que no parece tener fin. Hablamos del mal llamado “terrorismo
yihadista”, una marca grabada a fuego por los medios corporativos anglosajones
que ha servido muy convenientemente en los últimos dieciocho años a los planes
políticos de los gobiernos pasatistas en Washington y Londres y los cuales han
cobrado la vida de miles de personas. Aún no cierran las cicatrices del
controvertido de aquel 11 de septiembre de 2001 y los medios tratan de
presentar el tema del terrorismo y los supuestos autores de dichos actos, con
una renovada versión de los hechos que trata de apartar definitivamente a parte
de los responsables de aquellos fatídicos ataques.
Por aquel momento, cuando George Bush manejaba la Casa Blanca y su
círculo neoconservador obtuvieron el apoyo popular para lanzar las
intervenciones sobre Afganistán e Iraq, nadie pensó o más bien, nadie tenía
idea cuáles eran los muertos en el ropero de la Casa Blanca ni quiénes habían
participado para apilarlos para que nadie los descubra. Sus socios
confiables del mundo islámico como Arabia Saudita tuvieron mucho que ver en
aquella jornada pero el Establishment de Washington y los medios hicieron
cuanto estuvo a su alcance para tapar toda esa porquería. Solo como muestra de
algunas conexiones entre EEUU y la Casa real Saud era la inmejorable relación
comercial-militar para la venta de
armamento y la estrecha colaboración en el oscuro mundo de la inteligencia con
programas secretos de financiación y entrenamiento de grupos Yihadistas para
insertar en países islámicos hostiles a los intereses de Washington.
Cuando uno lee en algunas editoriales neoconservadoras, el origen
de estas relaciones y como evolucionaron desde el 2001 hasta el presente,
pareciera que estuvieran relatando otra película. Por supuesto que ello es
deliberadamente engañoso. Esto a cuento de la visita que hace apenas unas horas
realizo el polémico príncipe heredero de la Casa real Saud Mohammad Bin Salman
quién hace unos cuantos meses atrás, se deshizo “democráticamente” de todos los
funcionarios del reino de Arabia Saudita –entre ellos a muchos
parientes- que no le servían para
sus propósitos. En algún punto habíamos comentado la ridícula comparación que
varios medios occidentales hacían de éste joven político de tan solo 34 años de
edad, alegando que podría llega a ser el “Saddam” de Arabia Saudita, una sandez
absoluta que no tiene puntos de comparación (Pensamiento Estratégico y
Político. “Salman Like Saddam”. https://pensamientoestraegico.blogspot.com.ar/2017/11/en-la-mira-salman-like-saddam-la-cadena.html )
Desde el punto de vista de estos sectores neocon –apoyados desde
bambalinas por los lobbies sionistas- y de la administración Trump, Salman
es un “aliado de la democracia” en la región lo que no dejó de causar olas de
carcajadas detrás de las puertas del Salón Oval y en el Pentágono. No solo por
considerar así a este joven y ambicioso monarca sino más bien por toda la larga
historia que hay detrás de su linaje y de las políticas que llevó adelante la
dinastía Saud, especialmente en los últimos diecisiete años hasta el presente
que lejos están de respetar alguna libertad, entre ellas, la de conciencia. Y
fue allí donde Washington y sus administraciones participaron en dar apoyo y
permiso para que la ideología Wahabi, que es una interpretación cerrada y
perniciosa del Islam por parte de la tribu que controla Arabia Saudita, se
exportara bajo las excusas de, primero combatir en épocas de la guerra fría al
ateísmo comunista en Afganistán y luego apoyándose en Iraq a la influencia
apostata de los chiitas iraníes.
Que Salman haya demostrado ser más astuto y decidido que sus
veteranos parientes no deja de lado el hecho de que seguirá siendo Washington
por intermedio de la CIA, la DIA y todas las agencias metidas en la península,
quién intentará manejar (por la irrefrenable influencia rusa) la política regional.
Precisamente son esos mismos grupos armados que bajo la influencia
Wahabi, fueron insertados en Iraq tras la invasión de 2003 para que con la
marca “Al Qaeda”, causaran distorsión en la lucha de la resistencia
nacionalista iraquí. Son los mismos que –y con la participación de Qatar y
otros- fueron insertados en Libia en 2011 y más tarde en Siria para que
aparentaran ser “revolucionarios” que por sus excesos, se salieron de control y
terminaron en muchas oportunidades, revelando sus verdaderos planes y en otros,
a sus verdaderos instigadores. En ese
sentido, surge tragicómico que EEUU se haya presentado como el “luchador contra
el terrorismo” cuando fue uno de sus impulsores junto con Riad y trate de meter
la cabeza bajo la tierra para no ver todo el daño que ha causado por esas
políticas de jugar sucio.
Otra realidad que demuestra que todas esas palabras son solo humo,
es la actual situación en Gouta Oriental, Siria, donde esos grupos “Yihadistas”
financiados por Riad y asistidos en el terreno por las fuerzas especiales
estadounidenses, hacen de la vida los ciudadanos sirios, una miseria
interminable ¿Qué nuevas ideas puede aportar un socio tan destructivo? La respuesta queda a discreción del lector.
Durante todos estos años, los funcionarios norteamericanos estaban
muy bien enterados de todos los programas y vías de agitación Wahabi en el
mundo islámico. Riad financió desde el reclutamiento de mercenarios, armado y
mantenimiento de millares de combatientes que escudados bajo la excusa de
defender al Islam, sirvieron a los propósitos de Washington en la región. Y es que las armas, los asesores y el
equipamiento provenían de EEUU. Ni hablar de los textos escolares y religiosos deliberadamente
adulterados con todo tipo de infamias y falsedades, que durante décadas y con
el apoyo de la CIA, se entregaban en escuelas
y mezquitas patrocinadas por Arabia Saudita; entonces ¿De qué demonios
hablan los funcionarios norteamericanos cuando hablan de nuevas ideas?
Como quiera que sea, la reunión que sostendrán Trump y Salman en
los próximos días, nadie espere nada nuevo ya que la agenda de conquista angloestadounidense
no tolera cambios.