PARIDAD ESTRATEGICA
A pesar del apoyo estadounidense, Israel sabe que no puede morder más
de lo que puede tragar ¿Moderaran Netanyahu y su camada de extremistas las
ansias de apoderarse del Líbano?
Por
Charles H. Slim
Desde la mitad del siglo pasado hasta el presente ha quedado bien claro que, por detrás de las formas y la burocracia de Naciones Unidas solo prima una cosa: La ley del más fuerte. Quien tenga más y mejor fuerza destructiva podrá imponerse por sobre sus adversarios.
Esto lo vimos desde 1948 con los crímenes sobre los que se sostuvo la
instauración del estado de Israel y todas las guerras que vinieron
subsiguientemente. La apropiación y ocupación ilegal de territorios árabes
palestinos no fue amparada por un imaginario pacto entre “Dios” y Moisés o por
las nebulosas revelaciones divinas a un concilio de rabinos sabios que se
arrogan ganarle una discusión al “todo poderoso”, no nada de eso.
La explicación fue y es muy terrenal. Solo el dinero que pudo comprar
las armas a varios países pudo financiar la empresa inmobiliaria que los
sionistas dieron inicio a comienzos del siglo XX. Así como los fusiles y
municiones británicos, checos, polacos e incluso rusos amaron a las bandas
sionistas que asolaron a las aldeas palestinas de aquel entonces y que
terminaron por conformar las actuales FDI, hoy son las bombas guiadas, la
cooperación en el desarrollo nuclear, aviones de última generación, municiones
con uranio-empobrecido y la inestimable ayuda financiera que anualmente reciben
de EEUU, es lo que sostiene a Israel.
También es un sostén para esta impunidad, la pasividad de los gobiernos
árabes de algunos países en especial, las monarquías del golfo.
La actual campaña sobre la franja de Gaza que ya esta por llegar al
año, no solo ha sido un dolor de cabeza para Tel Aviv y sus FDI sino también un
callejón sin salida pese a la insondable ayuda de occidente.
Lo mismo se está comenzando a ver en el Líbano. Pese a que el general
israelí Daniel Hagari informó de un masivo bombardeo sobre supuestos 1300
puntos de Hezbolá tratando de argumentar que estaban degradando sus capacidades,
la mayoría de los más de 500 muertos y 1800 heridos son civiles. Incluso, el
asesinato del líder político Sayed Hassan Nasrallah no significa haber obtenido
los objetivos que persigue Tel Aviv y solo representa el comienzo de algo peor
tal como se está viendo.
La detonación masiva de dispositivos buscadores en el Líbano vino a
demostrar que Israel cuenta con sistemas cualitativamente sofisticados pero no
por ello precisos para el fin supuestamente usados. También que Washington
participo en esto pese a que negó la implicación. Como quedó comprobado, los
únicos afectados por estos atentados fueron los trabajadores civiles de Hezbolá
no tocando a los altos dirigentes, ni a cuadros de la oficialidad, ni de
combate. Si así hubiera sido, no habría hecho necesario que lanzara una
desesperada operación de bombardeos masivos e indiscriminados que han masacrado
muchos más civiles que combatientes libaneses.
Sobre esto último, se sospecha que las masacres son premeditadas ya que
según sería una doctrina consolidada, que la presencia de un miembro de la
resistencia en un lugar habitado por civiles (incluyendo a sus familiares)
justifica matarlos a todos para eliminar a aquel poniendo en evidencia el
quiebre de las reglas convencionales sobre la guerra.
Esta muy claro que esa táctica es contraria a toda la legislación
internacional humanitaria y de la práctica de la guerra aunque a Tel Aviv y sus
aliados poco les importa. Crear el pánico en la población civil es parte de su estrategia
de guerra psicológica que en la región ya todos conocen. A su vez esto se
agrava por el uso de armamento altamente sofisticado y destructivo financiado y
en otros casos entregado por el occidente colectivo.
Pero mientras se advierte que la estrategia de Israel es tratar de crear
la desesperación entre los libaneses para que renieguen de la resistencia,
además de no lograrlo, Hezbolá ha estado atacando centros de mando, bases y
centros de reunión de fuerzas sionistas en todo el norte de la Palestina
ocupada. Así mismo y como respuesta a los bombardeos sobre las aldeas del sur,
contra edificios y caseríos en Beirut, entre el martes 24 y miércoles 25 de
septiembre Hezbolá le ha devuelto gentilezas a Israel con ataques sobre Haifa, la
base “Samson” al oeste del Lago Tiberiades, las bases “Dado” y “Nimra”, un
bombardeo contra la unidad naval especial “Sayeret 13” en “Atlit” al sur del
puerto de Haifa, Acre, el aeropuerto de “Megido” y también sobre los
asentamientos ilegales de Gisher Hazif, Rush Bina y Qatsrin en el Golán
ocupado.
Pero ahí no termino la respuesta. Al mismo tiempo Hezbolá uso nuevos
misiles de mayor alcance y precisión no vistos anteriormente como el “Kader1”
utilizado el miércoles 25 de septiembre y que repitió el 30 de septiembre contra
los cuarteles del Mossad en Tel Aviv. La utilización de este nuevo misil
balístico además de jaquear el sistema de defensa aérea causó pánico generalizado
en Tel Aviv a tal punto que el mismo Netanyahu pospuso su viaje en avión a New
York.
Pero Hezbolá no combate solo. La resistencia árabe islámica es más
amplia y uno de sus más combativos elementos como son los muyahidines yemenís
de “Ansar Allah” ya le han demostrado a la flota angloestadounidense en el Mar
Rojo y en la entrada del estrecho “Bab Al Mandeb” que el cese al fuego en la
franja de Gaza no es negociable y mucho menos, su apoyo a la resistencia
palestina.
Esto ya lo han asumido los jerarcas en Tel Aviv en especial Netanyahu y
su ministro de guerra Yoav Gallant quienes no esperaban que misiles
hipersónicos de “Ansar Allah” (aparentemente proporcionados por Rusia) pudieran
llegar a caer en Tel Aviv. Si ya han tenido problemas con los cohetes caseros
“Kassam” palestinos y con la llegada de los misiles de Hezbolá, tener que hacer
frente a proyectiles de alta tecnología pone las cosas demasiado parejas para
el agrado de los sionistas quienes deben salir corriendo a los refugios
precisamente por no poder interceptarlos.
Con esta aparente paridad en el terreno, los planes de Gallant y sus generales de invadir el Líbano podrían representar un salto al abismo y no es una exageración. Incluso y a pesar de la superioridad aérea, no es garantía que las FDI puedan entrar por tierra y permanecer sin pagar un alto precio.