sábado, 28 de septiembre de 2024

ESTRATEGICAMENTE USADOS

¿Son políticamente coherentes y realistas las intenciones de Buenos Aires de involucrarse en los conflictos de la OTAN?

 

Por Charles H. Slim

La razón para que un estado en las actuales circunstancias globales se halle en completa desprotección, podría variar entre causales económicas, políticas, geopolíticas o incluso desinterés de sus gobernantes. El caso de Argentina es particularmente paradigmático y se puede decir que su actual estado de indefensión se da por todas estas causales ¿Por qué?

El inicio de esta indefensión crónica (producto de la desactivación de las funciones de las FFAA y de sus organismos de inteligencia) viene desde el final de la guerra de Malvinas en 1982 y se fue desarrollando sin termino y con mucho ahínco desde 1983 tras la llegada de los gobiernos civiles.

Hoy vemos con mucho voluntarismo y una torpeza muy peligrosa los intentos de “reestructurar” el área y encima bajo los auspicios y siguiendo una geopolítica ajena. Quien se encarga de esto último es la canciller Diana Mondino tendiendo conexiones el mundo euro-atlantista tratando de justificar los beneficios de adherirse a la OTAN. Sobre esto último y que se vincula directamente con el alineamiento de los Milei con EEUU e Israel potencia aún más los riesgos de seguridad nacional metiendo al país en guerras importadas y que, más allá de la propaganda cognitiva de este eje, tiene una causalidad nacida del colonialismo y la usurpación. En este último sentido, la Argentina que tiene territorio insular irónicamente ocupado por uno de los aliados de este eje ¿Prestaría su brazo, la sangre de sus hombres y mujeres para pelear las guerras de gobiernos como el Washington y Tel Aviv?

Aquí el pragmatismo no tiene lugar, salvo que el gobierno de los Milei o quizá toda la clase política avalen entregar definitivamente la causa de las islas Malvinas y todos los temas de interés estratégicos que vienen adunados a ella. Si fuera eso, el gobierno debería explicarlo públicamente y no esperar que los ciudadanos argentinos se desayunen con malas nuevas referidas a estar del lado de estados que cometen infanticidios y genocidios en toda su expresión poniéndolos en el radar de conflictos que ellos nunca fomentaron.

Ya la Argentina cuenta con una lastimosa y nada provechosa historia sobre el tema con la participación en la guerra de 1991 en la cual el gobierno de Menem se alineo a Washington y junto a 31 naciones causaron una de las desgracias humanitarias, ambientales y que ha sido la fuente de inestabilidad que ha perdurado y hoy sigue teniendo efectos sobre toda la región. Lo único que los argentinos en aquel momento lograron fue salir con vida ya que, de haber tomado otra dinámica el conflicto ambas naves podrían haber sido hundidas con las pérdidas irreparables que ello habría traído para el país.

Hoy los riesgos son mucho más certeros y los escenarios que vemos y en los cuales los Milei podrían meter al país testimonian de una destrucción masiva, indiscriminada e instantánea sin chance para ni siquiera parpadear ¿Con qué equipamiento, vehículos de combate o buques irían a combatir los argentinos? Sacando la falta de argumentos políticos o causa para justificar aquello, los medios de las FFAA además de escasos materialmente están fuera de los requerimientos tecnológicos de la guerra actual.

Igualmente y en algún sentido, el país participa en estos conflictos aun cuando traten de explicar lo contrario.

Se sabe que muchos jóvenes de la comunidad judía y otros con experiencia por haber estado antes en Palestina (matando palestinos), viajaron para participar de las operaciones militares en Gaza y seguramente los que queden estarán yendo al norte para una posible incursión terrestre contra el Líbano. Pero ellos no son soldados del ejército argentino ni representan al país algo que los medios capitalinos y obviamente los políticos esquivan con mucha premura ¿Cuál sería su estatus jurídico?  Si seguimos con esa lógica ¿Por qué los árabes descendientes sirio-libaneses, palestinos o musulmanes argentinos que ven como Israel profana los lugares santos en Jerusalén, asesina con impunidad a civiles (incluidos miles de niños) de sus terruños no podrían concurrir a defender a sus paisanos? La lógica de que algunos son más iguales que otros sobresale lastimosamente en este país que su constitución invita a todos los “hombres de buena voluntad” (sin odiosas distinciones) y la posición del gobierno no hace más profundizar esto.  

En esto como en otros temas, el estado argentino es lastimosamente gris pero con notables matices muy tendenciosos. Si no es así ¿Por qué el gobierno no tiene una política propia sobre el tema y brega por tender puentes en vez de ser parte de la lógica de uno de los bandos? El gobierno de los Milei un día se irá del poder pero dejará esta herencia pesada a todos los argentinos.

Lo mismo con lo de Ucrania. Si bien los Milei han proclamado y demostrado de forma efusiva su admiración por el líder ucraniano Volodymyr Zelensky a quien invitaron a la asunción, el reclutamiento de mercenarios y voluntarios desde la embajada en Buenos Aires (en el cual británicos y estadounidenses tenían participación) ya se veía con el gobierno anterior, supuestamente contrario a la OTAN ¿Recuerdan a Alberto Fernández y su promesa a Vladimir Putin de ser la puerta en Sudamérica para Rusia? Acá no olvidemos que el ministro de defensa Luís Petri es un fervoroso partidario de involucrar a las FFAA en Ucrania bajo ilusorias expectativas de convertir al país en un miembro de la OTAN.

Pero esto solo demuestra la crasa ignorancia del ministro y de quienes le rodean ¿Acaso cree que esto es un simple juego de mesa como el TEG? Petri y los Milei no parecen estar al día en cuanto cómo evolucionan los acontecimientos en Ucrania y de las oscuras perspectivas que se vislumbran con la instigación angloestadounidense para que la guerra escale más allá de lo convencional.

Si el gobierno pretende ganar apoyo financiero para resolver los problemas económicos del país empeñando la tradición neutral que tuvo el país a lo largo de su historia, cabría recordarle que el gobierno de Carlos Menem en los años noventas lo hizo y -salvo para los bolsillos de los políticos de ese gobierno- la Argentina no obtuvo nada. 

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