“¿UNILATERALISMO O MULTILATERALISMO?”
Algo más que la victoria de una guerra entre la
OTAN y Rusia se define en Ucrania. Más allá de los fabulosos negocios armamentísticos
de EEUU y la UE están en juego la geopolítica de las próximas décadas por venir
y la estabilidad global
Por Charles
H. Slim
Algo más que costosos sistemas de misiles
múltiple HIMARS, piezas de artillería M777 “Howitzer” y misiles anticarro de
última generación es lo que ha proporcionado la OTAN en la contraofensiva
pasada sobre Jarkov. Toda la red de satélites, aviones espía y Drones
estacionarios de vigilancia electrónica se concentran sobre los movimientos de
las tropas rusas produciendo caudales de información que le ha permitido hallar
huecos en sus frentes. Ello le permitió avanzar sobre puntos rusos más blandos
y desprotegidos. Pero en Washington saben muy bien más allá de la parafernalia
mediática esto no significa una victoria decisiva ni mucho menos. Incluso más. Como
saben que eso no durará en Washington los burócratas que asesoran a Biden, pretenden
ir más allá y cruzar una intolerable línea roja entregándole a los
“banderistas” misiles balísticos de mayor alcance.
En resumen, la OTAN y
Washington se están jugando el todo por el todo (a costa de la paz mundial)
para intentar quebrar la voluntad rusa de prevalecer en Ucrania sin importarles
(como de costumbre) las consecuencias. Precisamente estas se van multiplicando producto
de sus propias decisiones, las cuales apremian a los propios ciudadanos
occidentales y se agravan con el paso de los días. En Europa las poblaciones
están levantándose contra las carencias energéticas, la deficiencia en los
servicios y el alza inaceptable de los precios de los combustibles, alimentos e
impuestos producto de seguir ciegamente las políticas de Washington ¿Cuánto
podrán resistir esos gobiernos genuflexos ante las necesidades y los reclamos de
sus propios ciudadanos?
La apuesta de
Washington es billonaria y eso no hace más que reafirmar que occidente está
desesperado por evitar que se derrumbe su paradigma de control geopolítico
hegemónico en el que se sustenta el moribundo unilateralismo
angloestadounidense (que jamás fue benevolente) y en ese camino no reparará en
los daños ni en las consecuencias humanitarias.
Bajo este paradigma nada democrático los EEUU trata de revivir esa engañosa confrontación entre el “bien y el mal” argumentado por George W. Bush tras el 11/S en 2001 para lo cual ellos, necesitan justificar (y como quedó muy claro en Afganistán e Iraq) hacer lo peor para (según su visión) imponerse al “mal”. Washington y la UE ignoraron todas las llamadas a conversaciones e incluso, alentó a Zelensky a lanzar gravísimas amenazas contra la integridad ya no solo de los ucranianos del Donbass sino de toda Rusia.
Recordemos sino como el 19 febrero del 2022 Zelensky declaró en Münich
que estaba dispuesto a adquirir armas nucleares que podrían llegar a Moscú en
solo 5 minutos ¿Quiénes estarían en condiciones de otorgárselas? Sabemos quiénes
y entonces ¿Por qué Rusia debía cruzarse de brazos y esperar que aquel cumpliera
con esa amenaza? Pero esta clara estrategia de arrinconar a Rusia, no parece
estar siendo meditada ¿Qué otras consecuencias podrían traer para Europa y el
mundo?
El discurso del
presidente ruso Vladimir Putin del día 21 de septiembre pasado ha puesto sobre
la mesa no solo la determinación de Rusia por defender a las poblaciones
rusofonas del Donbass de la agresión de un régimen filonazi apoyado por la OTAN
sino que y lo más importante, persigue proteger a sus propios ciudadanos de
esta amenaza haciendo valer el derecho inmanente a la defensa colectiva que la
ONU conforme al art. 51 de la Carta Orgánica, expresó -en el marco de los
nunca explicados hechos del 11/S- mediante la Resolución 56 y la que emitió
el Consejo de Seguridad el 12 de Septiembre de 2001 mediante la Resolución 1368.
A pesar de que estas
resoluciones no autorizaban el uso de la fuerza, vimos como mediante un
entendimiento discrecional y arbitrario sirvió a los propósitos de Washington. Mostrarse
como agredido y en base a mentiras y falsedades, dio rienda suelta y se
justificó una agresión generalizada contra Afganistán, Iraq y el mundo árabe
islámico ¿Dónde están las condenas y puniciones ante tal violación al derecho
internacional?
Hoy los papeles se han
invertido y son EEUU y la OTAN quienes están arrastrando al mundo a una guerra
global. No era necesario que Putin haya tenido que señalar que Zelensky no
quiso sentarse a negociar el alto al fuego. El mandatario ucraniano hace tiempo
que no toma decisiones que se vinculan con la guerra y eso es algo que nadie
puede ocultar. Su función es meramente decorativa y dedicada a la propaganda de
medios.
Para entender la
decisión del Kremlin es importante ver todo el contexto. La Operación Especial
no fue un arrebato de un loco o de un malvado como los medios concentrados
occidentales -y los lastimeros argentinos- y sus laderos en gobiernos
obsecuentes repiten histéricamente. Sin tener que retrotraernos a 1991, las
maniobras y acciones de Washington que desde 2008 vinieron implementando para membrecía
mediante, meterse en Ucrania y Georgia son probados antecedentes de lo que
vendría seis años después.
Acaso se olvida cómo
funcionarios norteamericanos caminaban por las calles de Kiev repartiendo pan,
los mismos que en 2014, fueron descubiertos en sus planes conspirativos -pillados
en una conversación telefónica entre Victoria Nuland y Geoffrey Pyatt- que
terminaron en el sangriento golpe de estado del mes de febrero, fueron y siguen
siendo el principal motivo de preocupación para la existencia de Rusia.
La resistencia de los
pobladores de la región del Donbass desató una cacería contra los ciudadanos
ucranianos de habla rusa quienes tras el ascenso del régimen para-occidental
comenzaron a ser perseguidos tanto en Kiev como en el oeste de Ucrania
encontrando único refugio en el este. Si bien los pobladores de Donestk y
Lugansk rechazaron a ese Status Quo y se organizaron militarmente para resistirlo,
la desproporción de fuerzas era notable. La infantería ucraniana fue disuadida
de penetrar en el Donbass pero no de bombardearla de forma sistemática y
cotidiana causando miles de muertes entre los pobladores. Ni la UE y mucho
menos Washington se conmovieron con estas atrocidades. Su preocupación solo
pasaba por haber sido frenadas las expectativas de tomar una región altamente estratégica
para la OTAN.
Desde ese momento, el
engendro que controla Kiev no sigue su constitución nacional ni el ordenamiento
jurídico que de ella se desprende. Hay un estado de cosas que claramente se
haya sumido bajo las reglas de su patrocinador enmarcadas en ese poder
unilateralista basado en reglas creadas a su propia conveniencia que sirven
solo y a los únicos fines geopolíticos de EEUU.