sábado, 24 de septiembre de 2022

 

“¿UNILATERALISMO O MULTILATERALISMO?”

Algo más que la victoria de una guerra entre la OTAN y Rusia se define en Ucrania. Más allá de los fabulosos negocios armamentísticos de EEUU y la UE están en juego la geopolítica de las próximas décadas por venir y la estabilidad global


Por Charles H. Slim

Algo más que costosos sistemas de misiles múltiple HIMARS, piezas de artillería M777 “Howitzer” y misiles anticarro de última generación es lo que ha proporcionado la OTAN en la contraofensiva pasada sobre Jarkov. Toda la red de satélites, aviones espía y Drones estacionarios de vigilancia electrónica se concentran sobre los movimientos de las tropas rusas produciendo caudales de información que le ha permitido hallar huecos en sus frentes. Ello le permitió avanzar sobre puntos rusos más blandos y desprotegidos. Pero en Washington saben muy bien más allá de la parafernalia mediática esto no significa una victoria decisiva ni mucho menos. Incluso más. Como saben que eso no durará en Washington los burócratas que asesoran a Biden, pretenden ir más allá y cruzar una intolerable línea roja entregándole a los “banderistas” misiles balísticos de mayor alcance.

En resumen, la OTAN y Washington se están jugando el todo por el todo (a costa de la paz mundial) para intentar quebrar la voluntad rusa de prevalecer en Ucrania sin importarles (como de costumbre) las consecuencias. Precisamente estas se van multiplicando producto de sus propias decisiones, las cuales apremian a los propios ciudadanos occidentales y se agravan con el paso de los días. En Europa las poblaciones están levantándose contra las carencias energéticas, la deficiencia en los servicios y el alza inaceptable de los precios de los combustibles, alimentos e impuestos producto de seguir ciegamente las políticas de Washington ¿Cuánto podrán resistir esos gobiernos genuflexos ante las necesidades y los reclamos de sus propios ciudadanos?

La apuesta de Washington es billonaria y eso no hace más que reafirmar que occidente está desesperado por evitar que se derrumbe su paradigma de control geopolítico hegemónico en el que se sustenta el moribundo unilateralismo angloestadounidense (que jamás fue benevolente) y en ese camino no reparará en los daños ni en las consecuencias humanitarias. 

Bajo este paradigma nada democrático los EEUU trata de revivir esa engañosa confrontación entre el “bien y el mal” argumentado por George W. Bush tras el 11/S en 2001 para lo cual ellos, necesitan justificar (y como quedó muy claro en Afganistán e Iraq) hacer lo peor para (según su visión) imponerse al “mal”. Washington y la UE ignoraron todas las llamadas a conversaciones e incluso, alentó a Zelensky a lanzar gravísimas amenazas contra la integridad ya no solo de los ucranianos del Donbass sino de toda Rusia.

Recordemos sino como el 19 febrero del 2022 Zelensky declaró en Münich que estaba dispuesto a adquirir armas nucleares que podrían llegar a Moscú en solo 5 minutos ¿Quiénes estarían en condiciones de otorgárselas? Sabemos quiénes y entonces ¿Por qué Rusia debía cruzarse de brazos y esperar que aquel cumpliera con esa amenaza? Pero esta clara estrategia de arrinconar a Rusia, no parece estar siendo meditada ¿Qué otras consecuencias podrían traer para Europa y el mundo?

El discurso del presidente ruso Vladimir Putin del día 21 de septiembre pasado ha puesto sobre la mesa no solo la determinación de Rusia por defender a las poblaciones rusofonas del Donbass de la agresión de un régimen filonazi apoyado por la OTAN sino que y lo más importante, persigue proteger a sus propios ciudadanos de esta amenaza haciendo valer el derecho inmanente a la defensa colectiva que la ONU conforme al art. 51 de la Carta Orgánica, expresó -en el marco de los nunca explicados hechos del 11/S- mediante la Resolución 56 y la que emitió el Consejo de Seguridad el 12 de Septiembre de 2001 mediante la Resolución 1368.

A pesar de que estas resoluciones no autorizaban el uso de la fuerza, vimos como mediante un entendimiento discrecional y arbitrario sirvió a los propósitos de Washington. Mostrarse como agredido y en base a mentiras y falsedades, dio rienda suelta y se justificó una agresión generalizada contra Afganistán, Iraq y el mundo árabe islámico ¿Dónde están las condenas y puniciones ante tal violación al derecho internacional?

Hoy los papeles se han invertido y son EEUU y la OTAN quienes están arrastrando al mundo a una guerra global. No era necesario que Putin haya tenido que señalar que Zelensky no quiso sentarse a negociar el alto al fuego. El mandatario ucraniano hace tiempo que no toma decisiones que se vinculan con la guerra y eso es algo que nadie puede ocultar. Su función es meramente decorativa y dedicada a la propaganda de medios.

Para entender la decisión del Kremlin es importante ver todo el contexto. La Operación Especial no fue un arrebato de un loco o de un malvado como los medios concentrados occidentales -y los lastimeros argentinos- y sus laderos en gobiernos obsecuentes repiten histéricamente. Sin tener que retrotraernos a 1991, las maniobras y acciones de Washington que desde 2008 vinieron implementando para membrecía mediante, meterse en Ucrania y Georgia son probados antecedentes de lo que vendría seis años después.

Acaso se olvida cómo funcionarios norteamericanos caminaban por las calles de Kiev repartiendo pan, los mismos que en 2014, fueron descubiertos en sus planes conspirativos -pillados en una conversación telefónica entre Victoria Nuland y Geoffrey Pyatt- que terminaron en el sangriento golpe de estado del mes de febrero, fueron y siguen siendo el principal motivo de preocupación para la existencia de Rusia.

La resistencia de los pobladores de la región del Donbass desató una cacería contra los ciudadanos ucranianos de habla rusa quienes tras el ascenso del régimen para-occidental comenzaron a ser perseguidos tanto en Kiev como en el oeste de Ucrania encontrando único refugio en el este. Si bien los pobladores de Donestk y Lugansk rechazaron a ese Status Quo y se organizaron militarmente para resistirlo, la desproporción de fuerzas era notable. La infantería ucraniana fue disuadida de penetrar en el Donbass pero no de bombardearla de forma sistemática y cotidiana causando miles de muertes entre los pobladores. Ni la UE y mucho menos Washington se conmovieron con estas atrocidades. Su preocupación solo pasaba por haber sido frenadas las expectativas de tomar una región altamente estratégica para la OTAN.

Desde ese momento, el engendro que controla Kiev no sigue su constitución nacional ni el ordenamiento jurídico que de ella se desprende. Hay un estado de cosas que claramente se haya sumido bajo las reglas de su patrocinador enmarcadas en ese poder unilateralista basado en reglas creadas a su propia conveniencia que sirven solo y a los únicos fines geopolíticos de EEUU.   

 

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario