¿QUE DICE
ARGENTINA SOBRE GAZA?
¿Saben realmente los argentinos de a pie que sucede en
Palestina y con quiénes estaría tratando su gobierno?
Por
Pepe Beru
Un país en que su
clase política supo alardear sobre la lucha de los derechos humanos y un
supuesto liderazgo regional sobre el tema, debería tener una posición clara y
comprometida sobre lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo en la Palestina
ocupada y en especial en toda la franja de Gaza. Pese a ello, el silencio en
sus medios como en las organizaciones de derecho humanos es notable pero
esperado ya que, es un país en el cual sus habitantes y especialmente sus
líderes (salvo pocas excepciones) se mueven al son de quien detenta el dinero y
el poder.
Tarde pero seguro,
la izquierda es la única fuerza política que ha tomado una posición comprometida
sobre el tema y obviamente, contraria a la que pretende imponerse desde el
poder global. Por su frontalidad y claridad en sus denuncias deben soportar las
operaciones de los medios, de algunos sectores de la justicia y de los veleidosos
servicios actualmente bajo la indudable influencia de agencias como el Mossad y
la CIA.
No es necesario
recordar que actualmente hay un gobierno anglófilo y neosionista en Buenos
Aires que comparte lo que Israel esta haciendo con los palestinos. Pese a que
el país reconoció al estado de Palestina, hoy va contra esa postura. La
intoxicación informativa es constante para sostener el relato de Tel Aviv. A
ello se suma la gran apatía del común por lo que sucede. Ciertamente la
izquierda y una parte de la comunidad árabe-islámica (demasiado argentinizada)
ha tomado por fin la iniciativa y marcha por las calles para denunciar esta
situación mientras los medios les ignoran por completo.
Anteriormente la
situación internacional y la geopolítica eran temas de poco abordaje por los
medios y solo había algún que otro programa dedicado a su análisis. Pero en un
mundo globalizado y en donde las distancias ya no existen, estar informado en
tiempo real ya no es un imposible. Fue por ello que los mentores de los Milei (y
de la derecha sionista) han invertido en crear plataformas, Streaming y programas
de noticias para formatear y editorializar a conveniencia temas como el de la
franja de Gaza.
El periodismo por
estos lares tiene dueños y ellos están con el poder de turno. Hasta el llamado
“periodismo narrativo” en algunos casos, le debe lealtad al Departamento de
Estado norteamericano. Aún si, la obsecuencia llega a tal punto que incluso callan
ante atentados directos a su propia identidad.
En este sentido, en un país que supuestamente tiene una mayoría católica
el gobierno prefiere abrirle las puertas a los grupos evangelistas neosionistas
quienes (y no por casualidad) profesan una teología mezclada con la ideología
sionista. Ni siquiera los bombardeos israelíes contra la única iglesia católica
en Gaza y que esta a cargo de un párroco argentino, han sido motivo de
conmoción y mucho menos de airada condena contra Israel.
Siguiendo con
ello, queda claro que ni el genocidio, ni las torturas, los abusos y
violaciones que están registrados en campos de concentración improvisados israelíes
como las infames prisiones como Tseiman o las cárceles para niños palestinos en
Etzion y Megido apropiados por las FDI en sus incursiones a Gaza y Cizjordania,
van a ser parte de las editoriales de dichos medios.
Continuando con el
tema y como era d esperar, la sanción por mayoría la resolución 2803 del
Consejo de Seguridad de la ONU pasó desapercibido en Argentina. Esta bochornosa
resolución no es otra cosa que un plan de recolonización planteado por Trump y
su círculo de sionistas en su administración a favor de Israel. Quienes se
abstuvieron en esta votación fueron Rusia y China lo que pone algo de esperanza
para un pueblo devastado que sigue bajo un infame proceso de genocidio.
¿Qué ha dicho la
cancillería argentina sobre el particular? Digamos que no forma parte del
Consejo de Seguridad, pero como miembro del foro debería tener un punto de
vista. El gobierno de los Milei es un incondicional del estado israelí y en esa
definición indirectamente involucra su apoyo a la limpieza étnica que se
comete. A la par y con la obligada alineación con la administración Trump, el
gobierno de los hermanos Milei se resume en ser la sombra de lo que hagan en
Washington y fue por ello que (entre otras cuestiones) se abstuvo de firmar el
documento final del G-20 reunido en Sudáfrica, por no ajustarse a los
lineamientos de Washington en cuanto al Medio Oriente (Israel en la Franja de
Gaza) alegando parcialidad en el foro, dejando explicita su política
pro-norteamericana.
Al mismo tiempo y
sin que lo sepa el público, este gobierno está profundizando la injerencia
israelí en los sensibles estamentos políticos, militares y de inteligencia que
(a las prácticas y métodos) conlleva un adoctrinamiento ideológico basado en la
geopolítica del estado de Israel.
Pero esta no es
una posición del oficialismo solamente; hay una opacidad general en la
oposición (y en el peronismo en especial) que comparte silenciosamente esta
posición. ¿Y cuáles serían las motivaciones para este alineamiento de toda la
elite política argenta? La comodidad y no querer contraponerse con los poderosos
intereses que manejan al país.
Los argentinos
debieran considerar la situación en la que los Milei están metiendo a su país. Aquí
hablamos de estados que tienen sobre sí, millones de personas asesinadas,
desplazadas y lesionadas, que comparten políticas siniestras como el
intervencionismo, la agresión, los asesinatos preventivos, las torturas y los
abusos sistematizados en centros de detención (incluso contra mujeres y niños)
entre algunas de sus aberraciones contra los derechos humanos más destacadas.
Si en realidad están preocupados por los destinos de su país, debieran mirar
con atención y prevenir que la militancia sionista local construya una
estructura como el AIPAC estadounidense quien, junto a otra decena de organismo
similares, mediante su influencia en el congreso y áreas del poder ejecutivo, controlan
y digitan a conveniencia la política exterior de los EEUU con las consecuencias
que hoy separan a los propios ciudadanos estadounidenses.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario