DETENERSE Y
REFLEXIONAR
¿Qué legitimidad
puede reclamar un gobierno que además de engañar a sus ciudadanos es parte de
la ilegalidad internacional?
Por Dany Smith
Estamos viviendo tiempos extraños pero muy esclarecedores. Cosas que hace apenas 10 años antes nadie se imaginaría que sucederían están pasando ante el asombro de muchos y son estas cosas que hoy emergen a la vista de la opinión pública las que deberían llamar a la reflexión no solo a la gente del común sino a quienes se arrogan el título de representantes políticos de una nación.
Desde el 2001 el
mundo fue entronizado en una atmosfera de odio y temor bajo una supuesta alerta
de terror en la que todos aquellos que profesaban el Islam o tuvieran alguna
afinidad o simpatía por el mundo árabe islámico, era tachado de terrorista; sí
así fue aunque ahora muchos se hagan los desentendidos. En ese marco el
gobierno estadounidense mediante sus agencias federales externas e internas,
entre la cuales fue creada la “HomeLand Security” impulso una campaña de
persecución, secuestro y torturas contra supuestos terroristas creando cárceles
y sitios negros alrededor del globo en lugares donde la ley internacional no se
aplicaba.
De esa fabricación
artificiosa surgida de ese nefasto sector de los neoconservadores
estadounidenses (y con la anuencia y beneplácito de Israel) en la que
cooperaron agencias y gobiernos árabes (en especial las monarquías como Arabia
Saudita), se secuestraron, torturaron, se desaparecieron y asesinaron a
centenares de miles de musulmanes (de varias nacionalidades) muchos de ellos,
martirizados tras las invasiones y horrendas ocupaciones ¿Qué legalidad puede
reflejar hacia los ciudadanos?
Alguien dijo que
“la guerra solo es un gran crimen organizado” y creo que esa definición es un
resumen conciso de lo que fue todo aquello. En lo que rodeo esa “lucha contra
el terrorismo” además del ominoso sacrificio humano no perdamos de vista cuales
fueron los negocios -petróleo, gas, Carbón y control de rutas comerciales- que
se usufructuaron en cada una de las invasiones impulsadas por planificaciones
con años de anticipación. Pero si esos criminales que cometieron todos eso
delitos y mucho peor, sus autores intelectuales y directores políticos nunca
fueron procesados judicialmente (sea el caso de George W. Bush, Donald
Rumsfeld, Paul Wolfowitz, Richard Perle etcetc) y menos aún fueron alcanzados
por la justicia internacional ¿Qué podríamos esperar que sucediera más tarde?
Lo que sucedió lo vimos y vemos en Siria, donde los empleados de la CIA (de
Jabbat Al Nusrah, Islamic State) y sus colegas de la región (con Turquía a la
cabeza) que operaron en aquella época hoy continúan masacrando a las minorías
(entre ellas a los cristianos) bajo el amparo de la administración de
Trump-Vance.
Si la sola visita de Donald Trump al carnicero y líder de Al Qaeda “Al Jolani” (rebautizado como Ahmed Al Sharaa) representó una seria inconsecuencia para la pretendida democracia estadounidense y el relato que se había creado sobre la “luchar contra el terrorismo” ¿Qué podría pensar usted de que ese mismo matón que lideraba Al Qaeda en Iraq junto a Abu Muzab Al Zarqawi -sacado de escena por interés eleccionario- y que luego (tras pasar un tiempo fuera de la vista pública) fue colocado en Siria, se reuniera muy amistosamente con quien fue el jefe de la inteligencia militar en plena ocupación de Iraq y luego jefe de la CIA?, dígase a usted mismo ¿Qué diablos ocurre aquí?
Una vez más, no
hacía falta que esta clase de representaciones bizarras pusieran en dudas la
supuesta naturaleza democrática de EEUU; su reputación como tal y por su propio
merito hace tiempo que se fue a pique. Solo como ejemplo lo que se comprobó en
Abu Graib en 2004 que era la pequeña muestra de lo que se estaba haciendo en
más de una docena de lugares similares en Iraq, Afganistán y otros sitios
negros. O lo que venimos viendo en los últimos tres años apoyando a nazis
ucranianos para sostener un régimen mafioso en Kiev (del cual los Biden sacaban
ganancias) ¿Qué clase de democracia puede ser esa?
La reunión bajo el
lema “Democracia, Seguridad y Riesgos geopolíticos” que tuvo lugar el 22 de
septiembre pasado en el foro de la Cumbre Anual “Concordia” en New York entre el
hoy legalizado presidente sirio Ahmed Al Sharaa y el ex general David Petraeus
fue para muchos una verdadera escena sub realista, salvo para quienes supimos
desde el inicio que todo estos fue una cruenta y maquiavélica farsa orquestada
desde dentro del estado profundo.
Se hace muy
difícil creer que similares situaciones no vuelvan a ocurrir, cuando la memoria
trata de ser distorsionada con el ocultamiento o simplemente la intoxicación de
los medios.
Me gustaría saber
si los alcahuetes y políticos alquilados en Argentina saben de todo esto. Por
lo visto y revisando sus medios la respuesta es negativa. Cuando ves la
realidad en la que se hallan pienso que ni siquiera se acuerdan de lo que les
sucedió a ellos mismos un año antes entonces ¿Por qué se acordarían de esta
clase de temas en los que requiere un alto compromiso político y hasta moral? Hoy
su gobierno se arrastra por promesas vanas de una ayuda financiera que muy
posiblemente no vean, pero igualmente en su mayoría aplauden como simios
adiestrados. Es por eso que ningún argentino del común será informado de estas
inconsecuencias históricas por sus medios masivos y sus periodistas alquilados.
Para muestra alcanza
un botón dice el dicho y solo veamos como el actual gobierno de Milei es el
único que con una entusiasta posición, adula a un criminal como Benjamín
Netanyahu y su administración infanticida tolerando y hasta en algún punto
apoyando el monstruoso genocidio que el estado de Israel sigue cometiendo en
Gaza y que ha ratificado con el escandaloso bloqueo ilegal y abordaje pirata de
los buques de ayuda humanitaria de la “Flotilla Humanitaria Sumud” que estaban
próximos a entregar la carga de alimentos, medicinas y juguetes para los niños
palestinos.
No solo los
ciudadanos estadounidenses deberían detenerse un minuto y reflexionar sobre estas
apestosas incongruencias de sus gobernantes, sino también los ciudadanos de
países con gobernantes y políticos como en Argentina, donde por unos cuantos
dólares están dispuestos a esconder bajo la alfombra la verdad de la historia aun
cuando queden en evidencia que insultan a la inteligencia de sus ciudadanos actuales
y futuros.





