“CAUSAS
OCULTAS EN TIBLISI”
Cómo
Israel planeaba atacar a Irán usando el Cáucaso como trampolín. Historia de una
decepción
Por Yossi Tevi
El
verano de 2008 fue bastante caluroso como los que suelen hacer en el Cáucaso
por mediados de julio. En verdad me gusta el paisaje de este país caucásico
pero sus cigarrillos son horribles. Aquel verano en Tiblisi, capital de Georgia
fue particularmente caliente y húmedo como una señal premonitoria de lo que
estaba por venir.
Era una época particular para la región. Me encontraba
de paso por negocios personales en Armenia y aproveche para hacer un poco de
turismo. Todavía preexistían más a norte las tensiones entre grupos independentistas
musulmanes especialmente en Chechenia e Ingushetia que motivaban la presencia
policial y de servicios de inteligencia pululando por toda esta región. Poco a
poco la Federación rusa se estaba reorganizando tras la desastrosa
administración de Boris Yeltsin en los noventas quedando como herencia varias
reclamaciones independentistas aún sin resolver.
Estos problemas eran la guinda para Washington y la
OTAN quienes ya estaban trabajando sin pausa para ir incluyendo dentro de su
organización a todos los países de Europa del este. Pero Bruselas sabía (y aún
lo sabe) que meterse dentro del Cáucaso era el premio mayor y lograr penetrar
allí sería una conquista estratégica sin precio para sus planes globales. Uno
de sus objetivos a conquistar claramente era Georgia.
Al mismo tiempo también había otros actores
secundarios inmiscuidos (pero no menos importantes) con intensiones de meterse
en esta región, particularmente en Georgia. Uno de ellos, era Israel quien ya
venía tratando de forma progresiva y meticulosa con Azerbaiyán desde y Armenia desde
comienzos de la década de los noventas pero para cuestiones meramente
comerciales sin buscar (al menos de forma oficial y directa) establecer relaciones
militares y de inteligencia.
Obviamente que Israel no estaba allí por meros intereses
culturales o para entablar relaciones de amistad. Su solapado involucramiento
en Georgia no era para proteger a la pequeña comunidad judía georgiana o al
país caucásico de alguna amenaza cierta, entonces ¿Cuál era el motivo para esto?
El objetivo de Tel Aviv era golpear a Irán y Georgia
era el punto geográfico en el Cáucaso que mejor se prestaba a estas
aspiraciones. Una vez más y como es su costumbre, Tel Aviv se aprestaba a manipular
y usar a un estado como trampolín de sus propios intereses. El mar Caspio se
proyectaba como una ruta directa y muy discreta para llegar a Teherán y una vez
golpeado, penetrar en el interior y atacar otros blancos. Para la preparación
de estos planes, Tel Aviv conto con la ayuda de Gran Bretaña quién por su
parte, tenía sus propios planes para estar allí y los cuales se dirigían contra
Moscú.
Sintéticamente, los israelíes necesitaban disponer de dos
aeródromos para poder lanzar desde allí ataques furtivos sin que los iraníes
los esperasen. Para ello necesitaban de la cooperación del gobierno georgiano
que por entonces estaba a cargo de Mijeíl Saakashvili quien
interesado en ser bien visto por occidente y en especial por la Unión Europea, no
dudo en darle el visto bueno a esta ayuda.
Saakashvili como partidario de la extensión de la OTAN
hacia el este hizo todo lo posible para agradar a Washington y en ese plan fue
uno de los más leales colaboradores con la ocupación de Iraq enviando tropas de
refuerzo y participando también en la ocupación de Afganistán.
Pero Israel conto con otros apoyos internos como fue
el caso del Ministro de Defensa georgiano Davit
Kezerashvili quien casualmente es un ciudadano israelo-georgiano (doble
nacionalidad) se hizo cargo de que esas pistas estuvieran a disposición de los
cazas y de los equipos israelíes.
Israel pretendía vengarse de los iraníes (entre otras
cuestiones) por su valioso apoyo material a “Hesbollah” que conllevó a la
derrota frente a la resistencia chiita libanesa en 2006 y de paso, destruir sus
instalaciones nucleares de Natanz. Como se puede ver, tan pronto las tropas de
las FDI se retiraron maltrechas del Líbano los cerebros de la inteligencia ya
comenzaban a diseñar el próximo golpe con el cual desquitarse. La
administración de Ehud Olmert estaba seriamente cuestionada y tras la
investigación de la “Comisión Winograd” sabía que no tenía futuro político.
Era la oportunidad para Mijeíl Saakashvili
de matar dos pájaros de un tiro. Por un lado, doblegaría a los rebeldes
abjasios y osetios que son pro rusos y al mismo tiempo podría ganarse un
reconocimiento de occidente con la posible inserción dentro de la OTAN. Ciertamente
que para Bruselas habría sido un fabuloso trofeo, pero se les escapo de las
manos pese a las ambiguas gestiones del entonces jefe de la Unión Europea
Javier Solana.
Fue así como el 7 de agosto de 2008 Saakashvili ordenó
atacar a Osetia del Sur causando un gran número de muertos civiles. Moscú
reaccionó rápido y movilizó a su ejército en defensa de los osetios aunque desde
occidente y sus medios (en especial los anglosajones), se acusaba a Rusia de
inmiscuirse en los asuntos de otro estado. El presidente ruso Dimitri Medvedev
rápidamente se puso al frente de la situación política pero quien era la mente estratega
detrás de todo esto era su primer ministro Vladimir Putin quien rápidamente determinó
los pasos a seguir.
Uno de esos pasos fue ordenar el bombardeo y
destrucción de las bases aéreas georgianas entre las que se hallaban las que Saakashvili había autorizado disponer y que Davit
Kezerashvili había acondicionado para los aviones israelíes.
El golpe para Tel Aviv fue devastador, pero pese a
ello la administración de Omert debió guardar silencio ya que oficialmente no
estaban presentes ni involucrados en Georgia. Otro de tantos fracasos que
fueron hundidos en los sucios archivos de AMAN o el Mossad. Fue así como
decenas de millones de dólares en aviones que estaban estacionados en las
pistas y sus respectivos equipos se hicieron humo por el bombardeo ruso. Tel
Aviv creía que salvo los británicos nadie más sabía de este desastre.
Por el contrario, Moscú si sabía de esta presencia y quien
más informado estaría de ello era el Primer ministro Putin ya que la decisión
de destruir ambos objetivos salió de su propia autoría. Desde entonces se sabe
que Israel hace negocios para la venta de armamento con varios de los estados
caucásicos y Rusia hizo la vista gorda por un tiempo hasta que intentaron
pasarse de la raya. Sin dudas, la aventura de Saakashvili y sus secuaces fue el
punto de inflexión y fue por ello que un tiempo más tarde el mismo Vladimir
Putin denunció la presencia armas de fabricación israelí entre los agresores
georgianos y fue por ello que Israel debió cancelar sus ventas a Tiblisi.
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