¿UNA GUERRA POR DELEGACION EN EL INDOPACIFICO?
¿Por qué y para
quién el gobierno japonés lanza una abierta provocación contra China?
Por Sidney Hey
Tal vez suene
reiterativo y mis amigos quienes a veces me lo recuerdan, nada es casualidad en
los asuntos de la geopolítica. La premura de Donald Trump por cerrar la guerra
en Ucrania y su propuesta de plan de paz -tejido a la sombra en un
apartamento en Miami- en el cual sacrifica al peón askenazi Zelensky no es
sin la expectativa de dar inicio a otro asunto. Es muy posible que la “Operación
Midas” que ha puesto al descubierto la obscena corrupción del régimen de Kiev
haya sido con alguna ayudita del propio Trump. Y no es que le simpatice
Vladimir Putin o (estupidez aparte) sea un agente ruso: Se ha dado cuenta que el
“pequeño führer” no podrá derrotar a la Federación de Rusia.
A propósito, nadie
con dos dedos de frente y un poco de memoria va creerse ese plan de 20 puntos y
en ello incluyo a Putin.
Lo que viene
quitando el sueño a La Casa Blanca y al propio Trump es su disputa
geopolítico-comercial con China que más allá de las últimas conversaciones en
las que se habrían llegado a ciertos acuerdos mutuos, cosas extrañas comenzaron
a suceder en torno a la isla de Taiwán. La intempestiva declaración del primer
ministro del Japón Sanae Takaichi en el marco del parlamento en Tokio sobre una
posible intervención en defensa de Taiwán si China atacaba a la isla, desató una
seguidilla de idas y venidas por los canales diplomáticos muy convenientes para
occidente.
Salvando la
controversia desatada, el episodio se presenta muy extraño y sino ¿Por qué
Takaichi hizo esas declaraciones?, ¿Qué implicancias tendría para Japón los
asuntos de Pekín sobre un asunto soberano?, ¿Acaso se busca resucitar el
militarismo del imperio nipón? Antes de formular una hipotesis, pongamos en
contexto a los protagonistas y sus intereses en la región. Sabemos que Pekín
viene reclamando la soberanía sobre la isla de Taiwán que los portugueses
bautizaron “Formosa”. Tras finalizar la guerra civil entre comunistas y
nacionalistas chinos en 1949, la isla se convirtió en refugió de estos últimos
liderados por Chiang Kai-shek, quien al mismo tiempo, se volvió un actor útil
para el Departamento de Estado norteamericano con la finalidad de contener a la
China Popular. Al mismo tiempo EEUU ocupaba Japón convirtiéndolo con el paso de
los años en su más fiel vasallo en el Mar Meridional. Esto último explica en parte la reacción de
Takaichi que no es otra cosa que, la reacción de Washington.
En los últimos
años las tensiones entre Taipei y Pekín han escalado de forma considerable,
especialmente durante la administración de Joe Biden en la cual las
provocaciones enfriaron las relaciones con China. El interés estadounidense de
fortificar la isla no responde a un apoyo a la soberanía taiwanesa o un
respaldo a la democracia, se trata de un intercambio de intereses estratégicos en
los cuales EEUU por intermedio de sus socios de AUKUS (especialmente Australia),
Corea del sur y Japón buscan consolidar en toda la zona. No dejemos de nombrar
a Singapur que pese a no ser (oficialmente) un miembro de la OTAN opera disimuladamente
bajo directivas ambiguas y nada claras, trabajando a su favor, prestando su territorio
a instalaciones y personal quienes hacen de los ojos y oídos (electrónicos) de
los estadounidenses y de la OTAN en la zona, monitoreando de constante las
comunicaciones no solo del indo-pacifico sino hasta Asia Central.
Pero ¿Por qué
Japón pondría la cara y no Corea del sur?
Su ubicación (en
especial la prefectura de Okinawa) la hace importante para cualquier apoyo estratégico-logístico
inmediato ante una operación china de recuperación de Taiwán, como así también,
para una operación de los estadounidenses para crear un incidente.
Sintetizando, Japón sería la plataforma de operaciones para EEUU y la OTAN.
Corea del sur tiene otra tarea y no menos importante que es la de contener a
Pyongyang con lo cual queda bien claro el reparto de roles en los planes de
EEUU para el indo-pacífico.
Al mismo tiempo
podríamos estar siendo testigos de una cortina de humo que esconde otra
maniobra que podría no involucrar precisamente a China o al menos no
directamente. Si tomamos en cuenta las rencillas históricas entre Rusia y Japón
por las islas Kuriles, el progresivo desarrollo militar nipón tutelado por EEUU
y su posición (en la retaguardia de Rusia) geográfica dan para tener en cuenta
este tipo de especulaciones. Sumado a ello, las acusaciones japonesas de que
Moscú -como una manera de cubrirse las espaldas mientras centra su atención
en Ucrania- estaría permitiendo la chinización de las islas, ponen en contexto
una situación muy compleja. Esto último lo expuso el profesor Yoichi Shimada quien
advierte que ello le daría acceso al ártico -y sus rutas comerciales- con
la construcción de puertos chinos y estaciones científicas en las costas del
pacifico norte.
Quizá sea posible
que aquella idea conmueva los ánimos de los japoneses, que viendo a Moscú
distraído en la guerra en Eurasia le da una oportunidad imperdible o incluso,
el propio Japón tema verse rodeado por China. Obviamente que la PM Takaichi no
habla por ella misma e incluso por el gobierno en Tokio; detrás sin dudas está
el Establishment de Washington DC y súbditos europeos tratando de dar un golpe
seco que haga quebrar las rodillas de la Federación de Rusia.

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