“PRESIDENTE VIEJO, ESTRATEGIAS VIEJAS”
Algunas reflexiones sobre lo que traería la
administración globalista de Biden & Harris en la Casa Blanca
Por
Charles H. Slim
Sin dudas que en los EEUU también se ansían los cambios en la representación política en la cual la juventud entusiasta, preparada y con una visión más amplia, tenga el lugar que se merece. Esto queda mucho más claro en un país que se halla en medio de una crisis de representación imposible de disimular y que para muchos podría desembocar en una guerra civil.
La
elección de Joe Biden, un mandatario de 77 años de edad, que es parte de una
“elite” protagonista de la política de los últimos cincuenta años (aunque se
proclame liberal), no da muchas chances para vislumbrar cambios tangibles en la
vida política de los estadounidenses y la de su país con el resto del mundo.
Aquí
no discutimos de su capacidad mental o si Biden está o no senil. Eso es algo
que los médicos de la Casa Blanca determinaran. Pero si podríamos dudar si éste
mandatario, por su longevidad podrá sobrevivir a una reelección. Lo que queremos dejar en claro que la
transición que se dará en breve es de una visión egocentrista de un mandatario
personalista a uno pragmático que retomará las antiguas ambiciones de convertir
a los EEUU en el líder hegemónico global pero, no todo lo que brilla es oro.
El
viejito simpático tiene una larga historia de inconsecuencias y complicidades
en procesos nada democráticos y descaradamente agresivos contra la soberanía y
los derechos humanos de otros pueblos. Agregado
a ello EEUU se maneja con una plaza bancaria fraudulenta que vive a expensas
del dinero "fiat" y a costa de sus propios ciudadanos que terminan financiando a
esta clase política. A la par de ello no olvidemos que muchos de los recursos y
materias primas (petróleo) que hoy son monopolizadas por inversores en Wall
Street, han sido robados a otras naciones. Biden ha sido parte de varios de los
episodios más cruentos de la historia política de los EEUU y también de los más
bochornosos. Para nada representa la moderación o una visión nueva de la
política norteamericana; para nada. Las exclamaciones públicas realizadas a
posterior de obtener la tan estrecha victoria, demostraron eso.
Y
no solamente las exclamaciones y las declaraciones que han hecho Biden y Harris
sobre cuales serán sus prioridades en política exterior, las que dejan en
evidencia esta agenda. El regreso de personajes de aquella “rancia” crema
innata de la elite de Washington demuestra que habrá más de lo viejo y con
ello, la repetición de estrategias (nada exentas de violencia, embustes e
injusticia) para recuperar la tan ansiada hegemonía global.
Nos
referimos a nada menos que Hillary Clinton que gracias a las innegables
influencias que la cubren, ha podido saltar varios procesos judiciales por
temas tan escabrosos y tétricos como la conveniente muerte del entonces secretario
del gobernador Clinton Vince Foster en Arkansas, el asunto de los correos
electrónicos, sus inexplicadas aún implicancias en los asuntos sucios de la CIA
en Libia entre los cuales se halla las relaciones con grupos como “Al Qaeda” y
el por entonces “Estado Islámico de Iraq”
y el asesinato del embajador Steve Stevens en 2012.
La
reedición de personajes como estos ahondan aún más el descrédito por la
política norteamericana y fomenta el fraccionamiento de su identidad nacional
que hoy por hoy poco les importa a los millones de desgraciados que no tienen
trabajo, salud o un techo donde cobijarse.
Por
su parte, el prontuario de Biden no tiene nada que envidiarle. En 1982 cuando
la Argentina retomó de la ocupación británica las islas Malvinas y archipiélago
del Atlántico sur, el joven senador demócrata Biden no solo apoyó la postura
británica sino que además de desconocer el tratado de asistencia reciproca TIAR
que estaba en vigencia y Washington debió cumplir, negó cualquier derecho de soberanía en cabeza de
la Argentina. Pese a que los “liberales” argentos (hoy autodenominados “republicanos”)
han pretendido patear esto bajo la alfombra, no han podido más que rumiar
alguna que otra excusa baladí que solo convence a su público de culto.
Otro
es el asunto “Ucrania” donde la administración Obama y Biden orquestaron las
revueltas en la Plaza “Maidan” y que termino con el gobierno de Yanukóvich.
Pero Biden tenía una implicación más personal por un asunto que involucro a su
hijo Hunter pero que en realidad puso en el centro de atención al mismo Joe
Biden quien durante la presidencia de Obama habría aprovechado su posición en
la Casa Blanca para establecer contactos y negocios con el corrupto y “títere” gobierno
de Poroshenko.Cuando el abogado de Trump, Rudy Giulliani viajó a Ucrania para
indagar sobre los negocios de Biden obtuvo material que los demócratas y parte
de la inteligencia trataron de desacreditar alegando que las evidencias que el
ex alcalde de New York había hallado, habían sido plantadas por la inteligencia
rusa, muy conveniente ¿No lo cree usted?
También
y como era previsible, Biden y Cia mantendrán y profundizaran su apoyo a Israel
lo que se traduce en un rechazo a las reivindicaciones palestinas y el mantenimiento
(injusto e ilegal) de Jerusalem como capital de estado judío, la continuidad en
las apropiaciones territoriales de Tel Aviv y profundizar los esfuerzos por
frenar las investigaciones de la Corte Penal Internacional (CPI) por crímenes
de guerra y lesa humanidad que se han cometido y se cometen en ese proceso. En
este sentido ello no despierta ninguna sorpresa ya que era sabido que los
demócratas tienen la misma afinidad ideologica y complicidad de los
republicanos con el influyente lobbie sionista local. Solo habría que ver si
Biden va más allá que Trump y concede mayores favores –si es que ello es posible- a este sector de poder que realiza
esfuerzos y gastos siderales por maquillar (ya que hoy díes es imposible
ocultar) las violaciones a los derechos
humanos que comete el estado de Israel.
A
la par de esto, Washington blanqueara su presencia en Siria (disfrazda por el
enviado especial James Jeffrey durante el gobierno de Trump) y tratara de
evitar que sean expulsados de Iraq donde el ánimo general no tolerará más
tropas norteamericanas en su suelo. No hay que olvidar que aún está pendiente
una profunda investigación judicial –ante
una instancia internacional- sobre los crímenes que se cometieron a la
sombra de la ocupación y la violencia fomentada con embustes como el “Estado
Islámico”. Aquí también el papel de la CPI es fundamental para terminar con la
obscena impunidad que solo crea frustración.
Sobre
este tema, podríamos ser testigos de la búsqueda (obviamente secreta) por
cambiar la funcionalidad de ésta instancia judicial tratando de cooptarla
(financiera y políticamente) quitándole el sustento que recibe de la Unión
Europea y con ello, resolver o archivar
situaciones embarazosas como las que actualmente se plantea ante este foro.
Otro
objetivo ineludible será reestablecer la integridad operativa de la OTAN
dejando bien en claro que sus aliados europeos son meros integrantes liderados
por EEUU. Esto al mismo tiempo hará que Eurasia y en particular la Federación
rusa ajusten sus estrategias en previsión de una amplificación de las
operaciones aéreas, terrestres y navales occidentales en el hemisferio oriental.
Otro
escenario que podría recrudecer se ubica en el Mar Meridional de la China donde
EEUU desde hace años ha estado tratando de establecer alianzas estratégicas con
los vecinos de la república popular para establecer bases y llevar adelante
operaciones de control sobre las aguas y los islotes que se hallan en disputa. En
ese sentido Washington se han dado cuenta que sin la estructura de la OTAN y la
participación de sus aliados (Francia, Australia etc) se le complica establecer
una superioridad marítima en esa región.
Al respecto el Pentágono había venido trabajando sin pausa para
establecer nuevas estrategias y la renovación de materiales y sistemas de
armamento para los despliegues de su infantería de marina en escenarios como
los del indo-pacifico.
Como
podrá deducirse de todos estos antecedentes y los planes en danza, no habrá
consultas ni deliberaciones previas, ni pedidos de permiso y mucho menos
explicaciones que, en la teoría, hacen a la tan mencionada y sermoneada por
Washington “democracia”.