domingo, 8 de noviembre de 2020

 

“RECAMBIO SIN CAMBIOS”

La caída de Trump y el regreso de los demócratas a la Casa Blanca ¿El final de una era o el inicio de nuevos intentos por reabrir las viejas ambiciones globalistas desde Washington?

 

Por Charles H. Slim

En las postrimerías del desenlace electoral en EEUU, los números comenzaron a reafirmar la tendencia inesperada: Biden se imponía sobre Trump. Algo había que hacer mientras el desconcierto y la desesperación campaba en las huestes de los republicanos trumpistas. En la soledad de su despacho, Trump contemplaba azorado su hora más oscura mientras sus partidarios lo convencían de que todo ello era producto de un fraude orquestado por los conspiradores de “Qanon”.

Así entre las reacciones de un imperio que se desgrana vimos algunas tan bizarras que describen hasta donde se halla corroído. Un ejemplo de ello fue ver como la predicadora evangelista sionista Paula White, contratada como asesora espiritual de Trump, mediante un extraño ritual –muy extraño a la tradición cristiana- convocaba a las huestes de ángeles de Latinoamerica y África para socorrer al gobierno de la confabulación de una “Confederación demoniaca” que buscaba arrebatarle el gobierno. Recordando a la verborragia de los charlatanes teleevangelistas de las décadas pasadas, White se desgañitaba recitando una serie de frases inteligibles más parecidas a una formula mágica de una secta satánica, que a una oración divina. Esta predicadora neosionista fue la que junto a otros colegas del ramo evangelista, el presidente y su círculo intimo, festejaron –además de Netanyahu y sus partidarios en Israel- el asesinato del general iraní Qassem Soleimani y ocho ciudadanos iraquíes ejecutado a comienzos del 2020.

Sin lugar a dudas, éste personaje del mesianismo sionista, es otro de los puntos flacos en la personalidad extravagante y notoriamente delirante del multimillonario “Outsider” que  sin lugar a dudas ayudaron a ridiculizar su figura.

Mientras estas estrafalarias sesiones se llevaban a cabo, la sociedad se movilizaba por las calles de las principales ciudades del país en favor y en contra de la continuidad del presidente mientras en los caucos de los principales estamentos financieros, económicos y gubernamentales con intereses propios, deliberaban y especulaban sobre como pararse conforme a quien triunfe.

Los demócratas y sus aliados festejaban la idea de que Trump sea desalojado de la Casa Blanca y si podía ser de forma humillante mejor. Pero 70 millones de votos para Trump no es precisamente una derrota humillante y al mismo tiempo informa que varios aspectos de su administración fueron positivos para una buena parte de su población, incluyendo el manejo de la cuarentena –alentando la actividad económica y productiva- en los estados en los que gano.

Quienes viven y se enriquecen mediante el gran negocio electoral de la “democracia” (indistintamente de demócratas y republicanos), son quienes  respiran profundo por la salida de Trump. Creen que dejarán de escuchar sus molestos puntos de vista y ácidas consideraciones sobre temas centrales para los globalistas pero ¿Significa que han acabado para siempre con el indeseable “Outsider”? Sin dudas que no. Los republicanos aunque les moleste su personalidad no querrán relegar a un mandatario con tantos votos en su haber.

Pero Trump, una vez más  puso en evidencia las contradicciones del sistema y ocurrió en momentos que Donald Trump denunció fraude en las elecciones. Las principales cadenas televisivas ABC, NBC, CBS directamente levantaron el discurso mientras otras lo recortaron (FOX NEWS) o como el caso de CNN lo ridiculizaron alegando que las declaraciones  “carecían de pruebas” ¿Qué significo eso? Sin dudas se trató de una medida inédita para un presidente en funciones y jamás vista en la historia política norteamericana. Para muchos se trató un acto de escadalosa censura inusitada y para los partidarios de Donald Trump, la prueba más reveladora de que hay una conspiración para manipular el resultado electoral.

Sin lugar a dudas, no hay nada novedoso en esto. En otras épocas se habrían cargado a Trump, pero hoy por hoy ello no es conveniente. Durante todo el periodo de la presidencia de Trump, sus opositores de la “elite política”  con la complicidad de estos grandes emporeos del negocio de la “información” no dudaron en burlarse y agredir constantemente su persona. Pero ¿Acaso lo hacían por un interés sincero por  la transparencia y el respeto de la Constitución? Los medios estadounidenses, son grandes corporaciones con intereses económicos que se posicionan a discresión y conveniencia del gobierno que se halla en el poder. Si Trump no se hubiera metido con ellos, lo habría cubierto hasta donde pudieran.  Igualmente no siempre es el gobierno el que detenta el poder real en una nación como EEUU y eso fue lo que Donald Trump desafió durante todo su periodo.

Entonces ¿Por qué no sería posible que se hubieran fraguado las elecciones? Si vemos que millones de votos fueron emitidos por correo (de los cuales, tres cuartas partes votaron por Biden) ¿No sería posible adulterar una buena parte de ellos? Y podríamos decir de las máquinas de votación ¿Acaso creen que no pueden ser manipuladas? Los antecedentes sobre la “adulteración del voto electrónico” en Ohio allá por 2004 y las implicancias de contratistas de la CIA en esto, permiten sospechar estas maniobras. Incluso Mike Connel, implicado en eso y antes de testificar murió en un desafortunado (pero muy conveniente accidente).  

La sola idea de que el público norteamericano atendiera a esta denuncia y de precedentes como el referido, hizo palidecer a los empleados del “sistema” quienes además de estar interesados en que no se cuestione aquel,  son una parte importante del “Establishment”.

Lo cierto es que como lo han señalado varios estudiosos, el levantamiento del discurso del presidente denunciando una maniobra fraudulenta dejo a la vista la violación de la primera enmienda en el capitulo del “Bill of Rights” de la Constitución estadounidense que garantiza “que no hay límites a la libertad de expresión”, impidiendo la censura previa aún cuando las manifestaciones puedan ser injuriosas. De ser así quienes se vean afectados por ellas, podrán acudir a la justicia para hacer valer su derecho y obtener una satisfacción contra las presuntas mentiras. ¿Qué fue lo que movilizó a los medios a censurar las palabras de un presidente en funciones?

En el caso del presidente Trump, la medida de los principales medios fue, levantarlo del aire, otros recortar el contenido de su discurso y algunos como CNN, burlarse con lo cual, podría interpretarse como una maniobra cuando menos sospechosa de parcialidad y de ocultamiento a la opinión pública. Con ello, han avivado aún más las sospechas de que el resultado electoral podría estar amañado; entonces  ¿Qué fue lo que movilizó a los medios a censurar las palabras de un presidente en funciones?

Trump se había venido oponiendo a varias empresas que afectaban a los planes globalistas de los liberales de izquierda y de sus simpatizantes en el resto del mundo. Su visión de “América Primero” corto muchos negocios trasnacionales y cerco las importaciones en favor de los productos elaborados por los trabajadores estadounidenses. Al mismo tiempo, deshizo los negociados políticos que se vinculaban a las intervenciones externas en las que Obama y los demócratas trabajaban hasta su llegada. Las guerras de conquista disfrazadas de intervenciones humanitarias (como las que gestaron Bush y Obama) se detuvieron y con ello, los dispendiosos gastos militares y los contratos para operaciones especiales de inteligencia se vieron seriamente recortados.

Estos argumentos no son poca cosa y tampoco debe crear asombro que los mismos hayan sido secundado por una administración demócrata como la de Obama y Biden que entre algunas de sus incongruencias, se destacó el mantenimiento de la farsa de la “lucha contra el terror” estableciendo con la “Hermandad musulmana” una alianza política que ayudaría a los planes geopolíticos de Washington en los países árabes, incremento de los “asesinatos selectivos” y los “ataques preventivos” con Drones sobre Yemen, Afganistán y Pakistán.

No hay dudas que con Joe Biden y “Cia” en la Casa Blanca, veremos nuevos intentos por reabrir los frentes de guerra que Trump había desactivado y en ese plan, que no queden dudas que reestablecerá plenas relaciones con la OTAN para orquestar una intervención militar contra Venezuela, reimpulsar las operaciones intrusivas contra el la región autónoma del Dombas al este de Ucrania y la Penínusla de Crimea, reforzara las operaciones navales en el Mar de la China, mayor implicancia en Yemen y muy posiblemente reactive el plan por destruir los estados nación árabes y fraccionar al Oriente Medio en regiones pluriconfesionales. En conclusión, todo volverá a recomenzar.

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