EN DEBATE
“LA GRIETA CATÓLICA”
La figura del papa ha ido más allá de lo esperado y su mensaje ya dividió a la misma congregación católica argentina entre liberales y conservadores
Por Charles H. Slim
En la historia
de los países occidentales y católicos es algo común, que cuando ven uno de sus
ciudadanos destacados en altos sitiales del Vaticano, se llenen de orgullo y
hasta en cierto sentido, mal sano engreimiento por la tan elogiada posición
alcanzada. Si revisamos la historia veremos que no hubo jamás en la larga vida
del catolicismo, un solo Papa latinoamericano, incluso americano si abarcamos a
todo el continente. Con ello queremos decir que si uno de estos países se viera
favorecido por semejante situación, nadie dudaría en aseverar que son unos
afortunados por semejante privilegio.
La designación del cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio en febrero
de 2013, rompió todas las lógicas esperadas dentro de un acostumbrado papado en
manos de europeos. Y no fue nada casual que este exponente de la orden jesuita
de un país austral de sud América llegara a la cima de la iglesia católica y
con ello, al gobierno de todos sus asuntos en el Vaticano. Además de la
admiración, despertó una envidia venenosa entre las jerarquías de la iglesia de
la región en especial la chilena y brasilera. El Vaticano y el mundo católico
estaban sumidos en una profunda crisis que sacudía sus basamentos y simplemente
su conservador predecesor Benedicto XVI
al que algunos –pese a sus desatinados puntos de vista- consideran como
un “pensador”, no podía capitanear el barco que estaba a punto de encallar.
Bergoglio le trajo aires renovados a una congregación dispersa y
azotada por la tribulación que sus propias iglesias, cada una de ellas en sus
respectivos países, generaban con sus esquizofrénicas interpretaciones del
evangelio con una cada vez más salvaje realidad. La homosexualidad, la
pederastia que existen entre sus sacerdotes y la crisis en el matrimonio
ocupaban (y siguen ocupando) el centro de los problemas de una congregación
católica harto confundida en el actual y dinámico mundo. En síntesis, el
desafío era mucho y muy sucio para encarar por alguno de los cardenales del
viejo continente. Solo un idealista que aún llevara la marca de la iglesia católica
con carácter y convencimiento podría torcer el curso de colisión de un Vaticano
filtrado por la corrupción financiera, moral y religiosa que se estaban
carcomiendo a la doctrina y a su institucionalidad.
En lo estrictamente político, Bergoglio ha sido muy claro y tajante
y no se ha callado nada al momento de condenar a quienes a costa de la muerte
de muchos, se benefician con sus negocios sucios. Mensajes incisivos para
quienes venden armas y para los gobiernos que propician este negocio con la creación
deliberada de guerras fraticidas para dicho propósito, no necesitan de mucha
traducción para tener que esclarecer a quiénes son dirigidos estos
sermones. Es a ese capitalismo salvaje
al que Bergoglio ataca sin pausa ni misericordia, al que se genera con dineros
de la industria de la muerte que son
inyectados a la banca financiera mundial que a su vez, mientras millones de
personas sufren por la pobreza, sustentan económicamente a pocas familias de la
tierra.
En este sentido y al hablar de lo que ello representa, sin rodeos
en una entrevista para el grupo PRISA el papa aseveró con énfasis que el
“liberalismo económico mata” despertando consternación y desagrado entre la
feligresía de tinte “liberal” que no tardo en revolverse y replicar ante tamaña
ofensa.
Sus señales simbólicas también han sido muy contundentes y ello
seguramente ha causado silenciosos resquemores en algunos sectores que se han
visto aludidos por situaciones ignominiosas e injustas a las que el Papa no
dudo en condenar inteligentemente[1].
Esos mismos sectores son los que vieron en la reunión con el presidente iraní
Hassan Rohani[2],
una macula más sobre éste pontífice inconvenientemente político, que les separa
más aún de su liberalismo político salpicado con otras ideologías mesiánicas.
Con abierta sorna no han dudado en criticar el cordial recibimiento de
personajes como el presidente turco Tiyip Erdogan, Nicolás Maduro o al tan odiado
–por esta casta de intelectuales- Vladimir Putin, villanos a sus ojos que gustan
anteponer para tapar a otros lamentables personajes de la política
internacional como Benjamín Netanyahu y al mismo Donald Trump, con los cuales
Francisco no dudo en poner en caja.
Ni hablemos de lo que sucede dentro de Argentina, su país natal al
cuál, pese a estar cerca y pasar por su espacio aéreo, se abstuvo de visitar
tras su última gira por la región en el mes de enero. Cuando interactúa dentro
de la política nacional, Francisco es tan camaleónico como todos los políticos de
su tierra y puede incursionar con sagacidad y comodidad en un ambiente desvergonzadamente
gatopardista[3]
en donde lo que se dijo ayer cambia convenientemente mañana. A pesar de estas acostumbradas incongruencias
a las que los argentinos se hallan habituados (ya que son ellos mismos sus
creadores), el Papa Francisco sigue siendo leal a su ideario “justicialista”
ese que habla de la tercera posición y que los que actualmente dicen ser
peronistas ni siquiera recuerdan de que se trata. En este sentido, no ha
escondido su desencanto por el actual gobierno de Mauricio Macri al que muchos
intelectuales y periodistas argentinos de hoy consideran como “liberal”,
tratando de diferenciarlo de aquel oprobioso “Menemismo neoliberal” que en los
noventas además de entregar el país, termino por intoxicar a lo que quedaba del
justicialismo.
Para los críticos de su congregación y que hoy se alinean en las
filas de “liberalismo” acusa al papa de
ser como era el Perón real[4],
manipulador y gatopardista que estaba con todos y no estaba con nadie; aquél
que susurraba frases revolucionarias a los crédulos de Montoneros y palabras
patrióticas a la derecha de la JP que se agruparía en la “Triple A” (Alianza
Anticomunista Argentina).
Al papa le cabe como reza el dicho “nadie es profeta en su tierra”
y es por ello que sus homilías y comentarios en las entrevistas que tiene con
altos dignatarios de otras latitudes despiertan el interés y la atención que no
encuentra en su propia tierra.
A los ojos de esta intelectualidad que se dice católica y
“liberal”, ven en estos comportamientos del Papa, rasgos de aquel viejo
“nacionalismo católico” que campeo por las décadas de los cincuentas y sesentas
del siglo pasado y que parió organizaciones militantes como “Tacuara” que
luego, en medio de la agitación marxista que destaco aquella época influida por
el ”Mayo francés de 1968” y la guerra de Vietnam, a comienzos de los setentas degenerarían en
organizaciones armadas como “Montoneros” y “ERP”.
Para algunos periodistas Jorge Bergoglio es un “conservador
popular” que no aspira a ser papa sino “a ser Perón” y
quién no reconoce las bondades del estado bienestar de las democracias
republicanas, olvidando estos, que en argentina el republicanismo ha sido
bastante pisoteado y ausente durante todos los años que lleva instaurada la tan
voceada “democracia”. Claramente, a estos les molesta que Bergoglio sea un
frontal adversario de ese capitalismo maligno que se genera desde los negocios
sucios, ese mismo que genera las plutocracias que a su vez, manejan las
finanzas globales y que en nombre del progresismo, estos sectores, anhelan que
vengan al país “para invertir”. Para estos “católicos pragmáticos”, que se
autodenominan “liberales” el dinero es dinero y no importa de dónde salga,
demostrando que muy poco pueden criticar a circo neoliberal que se instaló en
1990.
Estos intelectuales se atreven a sugerir que el Papa es un
populista no solo por ser marcadamente anti liberal y adversario del
capitalismo salvaje, como señala alguno de ellos sino porque, en sus homilías
ha bajado el cielo a la tierra y ha dejado en claro que el clero, la Iglesia y
el Vaticano está compuesta por hombres y que el ser pecadores “lleva a la
humildad y a acercarse al señor”.
[1] PALESTINA LIBRE.org. “El Papa Francisco
denuncia el muro del Apartheid en Palestina”. http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=50371
[2] LA
NACION. “Junto a Rohani, el papa destaco el papel de Irán en el Medio Oriente”.
Publicado el 27 de enero de 2016. https://www.lanacion.com.ar/1865603-junto-a-rohani-el-papa-destaco-el-rol-de-iran-en-medio-oriente
[3] LA NACION. “La Carta del papa Francisco a
Hebe De Bonafini: No hay que tener miedo a las calumnias”. Política. Publicado
el 1 de febrero de 2018. https://www.lanacion.com.ar/2105835-la-carta-del-papa-francisco-a-hebe-de-bonafini-no-hay-que-tener-miedo-a-las-calumnias
[4]
JORGE FERNANDEZ DIAS-CIEN RADIOS.com. “El Intelectual que pone en jaque a
Bergoglio”. Publicado el 7 de enero de 2018. https://jorgefernandezdiaz.cienradios.com/jaque-a-bergoglio/