jueves, 28 de febrero de 2019


 

EN LA MIRA 



“INDIA Y PAKISTÁN”

Con tres guerras en su haber las dos naciones nacidas del dominio británico no parecen haber logrado limar sus asperezas por el tema de la Cachemira que apenas hace unos días ha pasado a ser el centro de atención de los analistas políticos y militares ¿Habrá una cuarta guerra?



Por Dany Smith
Mientras los medios informativos mantenían la atención centrada en los grandes conflictos geoestratégicos y políticos que conmueven al globo, han dejado pasar uno que además de antiguo (por la peligrosidad del mismo), tiene la potencialidad de obrar como un detonador de una crisis mucho mayor que a su vez, se interconecta con la pulseada global a la que nos referimos.

Los últimos acontecimientos que se habían venido registrando en la región de Cachemira ubicada entre China, La India y Pakistán, ha ido preocupando a dichos gobiernos e inflamando los ánimos de sus pobladores, especialmente por las arbitrariedades cometidas por las fuerzas armadas indias que tras varias operaciones de represión habían causado varios heridos y muertos entre los pobladores musulmanes.

Desde hace años que la región se halla en un estado virtual de guerra por la disputa territorial que existe entre Pakistán y la India. En los hechos tenemos a Cachemira como una región poblada mayormente por musulmanes que en una parte del territorio es administrada por la India, en otro por la república Popular China y otra región por Pakistán. Dicha presencia ha sido rechazada desde siempre por los musulmanes y ello a su vez ha dado lugar a constantes focos de tensión entre Nueva Deli que pretende controlar toda la región y Pakistán un país musulmán que ante las arbitrariedades de su vecino, ha ido en auxilio de sus hermanos oprimidos por una administración extraña.

La historia de este conflicto es larga y cruenta. Fue sin lugar a dudas la presencia británica hasta finales de la segunda guerra mundial lo que ayudo a crear estas fracturas étnico-religiosas que le facilitaban el dominio del subcontinente indio. Tanto en la India como en Pakistán, los académicos conocen muy bien las consecuencias de las políticas maquiabelicas del imperio británico y sus directas implicancias en la actual situación en Cachemira. Tres guerras hay en el haber de esta historia y no es nada fácil entender tratar de articular posiciones políticas que den una solución duradera. Los factores que distorsionan estas posibilidades no solo pasan por cuestiones culturales, religiosas y de nacionalismos exacerbados; hay en medio, la siempre omnipresente actuación de intereses externos que ven en el noroeste del subcontinente indio, un emplazamiento estratégico para controlar ciertos aspectos de la geopolítica regional.

El punto crucial de la disputa pasa por la llamada “línea de control” que separa a las partes. Según algunas estadísticas más de 150 millones de musulmanes se hallan bajo la jurisdicción de la India y Cachemira sería una provincia más de mayoría musulmana, algo que Islamabad no tolera ni acepta. Ello ha llevado que los servicios de inteligencia pakistaníes –aliados centrales de la CIA- infiltren armas, explosivos y guerrilleros al territorio de Cachemira causando episodios de violencia contra las autoridades indias lo que retroalimenta las inquinas entre ambas partes.  

Es en este sentido que si bien las administraciones en Nueva Deli se ven obligadas a mantener buenas relaciones con Washington y con varios de sus aliados –entre ellos Israel- sabe muy bien que sus agencias de inteligencia y militares trabajan estrechamente con Pakistán por lo cual, los auspicios venidos de EEUU por tratar de hallar soluciones al diferendo han sido tomados con bastante escepticismo. Las implicancias siniestras entre el ISI pakistaní y la CIA son tan variadas como graves. Ambas agencias se han encargado de llevar adelante una campaña de asesinatos “selectivos” y desapariciones en la provincia de Beluchistán (con 8 millones de habitantes en su mayoría pobres) donde según la CIA, operan organizaciones como “Al Qaeda”. Cuando académicos paquistaníes como la Dra. en neurociencia Afia Siddiqui comenzaron a denunciar estas atrocidades, fueron desaparecidos o misteriosamente asesinados. La Dra. Saddiqui desapareció de su casa de Karachi para más tarde ser descubierta por casualidad en una de las cárceles especiales de la CIA en Bagram, a las afueras de Kabul y tras salir a la luz pública su ubicación, fue trasladada inmediatamente a EEUU donde se halla recluida.
antes y después de la dra. Sudduqui 

A todo ello, tras el sorprendente y curioso ataque –tres meses después de los ataques en EEUU- del 13 de diciembre de 2001 al parlamento indio, la situación entre ambas partes se tensó aún más. Un dato a tener en cuenta sobre todo esto es que jamás se identificó la procedencia de los atacantes más allá de las alegorías de su pertenencia al “terrorismo islamista” apoyado por Pakistán (y las supuestas advertencias de EEUU), situación que se reiteraría en 2008 con aquel ataque en Bombay donde se descubrieron varias pistas que orientaban a una conexión con la CIA.

Las tensiones ya venían advirtiéndose una semana antes de que se produjeran los roces militares entre ambas naciones. A nadie en Islamabad y Nueva Deli le quedaban dudas de que era cuestión de horas para que alguien reaccionara por una mala movida.

Y fue así. Tras un ataque aéreo indio llevado a cabo el martes sobre un presunto campamento de una organización armada islámica llamada “Jaysh Al Mahoma” (Ejército de Mahoma), desató la furia de los habitantes de la región que inmediatamente,  fue respaldada por el gobierno de Islamabad mediante el envío de una incursión de sus cazas, que tras un combate aéreo culminó con el derribo de dos aparatos indios. Como se ha venido viendo, la situación parece ir en una escalada paulatina lo que puede llevar a una crisis regional por una cuestión puntual: Ambas partes son potencias nucleares.

Tanto la India como Pakistán son países con importantes fuerzas armadas y con estratégicos aliados alrededor del globo e incluso en algunos casos compartiendo los mismos intereses de potencias en pugna como es el caso de EEUU y China.  Aunque si es cierto que la India mantiene una muy buena relación con EEUU no tanto con China,  al mismo tiempo ha venido consolidando una creciente influencia de Rusia con la cual mantiene acuerdos bilaterales de carácter político, económico y de defensa.

Es precisamente en el área de la defensa donde la india ha dado varios pasos importantes en la determinación de establecer un programa propio con la asistencia cercana de materiales militares de la Federación rusa. En este sentido las últimas noticias que llegan de Nueva Deli informan que el gobierno acordó durante la última visita de Vladimir Putin, comprar a Moscú los sistemas de defensa aérea “S-400”, algo que desató una inmediata y sorda reacción de disgusto en Washington.  Pese a ello, el gobierno de Narendra Modi hizo oídos sordos a las quejas estadounidenses demostrando que hay una nueva era en las relaciones entre la India y los EEUU.

No hacía mucho que Nueva Deli había firmado tratados bilaterales de carácter estratégico con Washington en particular en lo referente a las comunicaciones militares y de inteligencia regionales que se denomina COMCASA con claros objetivos de contener a la república Popular China.

Otro de los interesados en colaborar con la India es Israel, que ve desde hace tiempo y con mucha preocupación el desarrollo nuclear de Pakistán, objetivo preponderante después de Irán. Es en este sentido que Tel Aviv siempre ha tratado de mantener el estado de discordia entre ambos países con lo cual, no es de dudarlo, sus injerencias dentro de los asuntos que hacen a la proliferación de células terroristas y sus conexiones con el tráfico para abastecer de armas, financiamiento e información táctica, son innegables.

En el caso de Pakistán, su situación geopolítica lo ha tenido como un actor tan importante como influyente para los intereses tanto de Washington como de China y Rusia, estos últimos viendo con recelo la presencia de la OTAN en Afganistán como un agente amenazante a la estabilidad regional. Washington ha venido teniendo a Islamabad como un aliado en un tema particular como es la “lucha contra el terrorismo” y como un punto estratégico para operar sobre Afganistán y contra Irán sumando innegablemente, a los israelíes. Sin lugar a dudas que un conflicto con la India daría muchos réditos a los intereses de estos actores secundarios quienes como ya lo han hecho en otras regiones, harán valer el dicho que reza “a río revuelto ganancia de pescadores”.

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