VETERANOS DE AYER
“Los
ARCHIVOS
SECRETOS DEL GOLFO”
Implicancias y riesgos documentados de la participación argentina en la primera guerra del Golfo, según informes de inteligencia iraquíes hallados por una fuente confidencial
Por Dany Smith
Cuando el Comité Revolucionario del Partido “Baas” a
instancias del entonces presidente Saddam Hussein decidió escarmentar a Kuwait
por el robo de petróleo que se estaba realizando en los campos de Rumailah,
todas las opciones se hallaban a consideración de Bagdad. Algunos generales
aconsejaron a Hussein que debía realizarse una operación relámpago, enviar
algunas unidades comando para escarmentar a los jeques de la casa real Al
Sabah, destruirle algunos oleoductos, sus lujosos yates amarrados en el muelle
real, pero solo eso. Otros por su parte, llamaron a recuperar la soberanía total
de aquel territorio (incluyendo las islas Bubiyan y Warbah) que había sido arrebatado por los británicos
en 1961 y que se mantenía desde entonces como una espina en el costado de la
nación iraquí.
Pero como ha sucedido en muchas otras oportunidades,
las voces de terceros en discordia se interpusieron –obviamente con deliberada intensión- e hicieron lo suyo para sacar
partido de la situación y de ese modo, Iraq terminara metiéndose en una de las
crisis más complejas y duraderas de la historia contemporánea.
De este modo fue el sector de los más extremistas
del “Baas”, quienes alentados por informes aportados por la CIA, los que se
impusieron para que tomaran el emirato y reclamaran su soberanía ante el foro
de Naciones Unidas. Con ello queda claro que las acciones del 2 de agosto ya eran
esperadas en Washington aunque, solo lo sabían unas cuantas selectas personas
entre ellas, el mismo presidente George H. Bush y evidentemente algún general
de cinco estrellas en el Pentágono, tal como lo informan documentos secretos de
la época –Directiva de Seguridad Nacional n° 45-[1].
Aunque muchos no lo crean, en Bagdad se sospechaba
de la posición de la Casa Blanca y de sus movimientos en la región. En la
intimidad de reuniones del núcleo de los más importantes jefes del partido
nacionalista árabe “Baas”, Saddam intercambiaba puntos de vista con su vice Ibrahim
Izzat Al Duri, quien tras haber sido el representante en las conversaciones de
Jeddah, sobreviviría años después a la invasión y posterior ocupación anglo estadounidense.
Durante las conversaciones en Jeddah, Arabia Saudita
(por mediados de Julio de 1990), los norteamericanos monitorearon de cerca la evolución de las mismas y se
aseguraron de que la delegación iraquí no aceptara condicionamientos
haciéndoles creer que estarían de su lado hasta las últimas consecuencias.
Igualmente tanto Saddam como el círculo más estrecho del partido “Baas”, no
terminaban de asimilar esa condescendencia. Todos coincidían en que los
norteamericanos tenían información pormenorizada de todas las áreas
estratégicas de Iraq y en particular las de Bagdad y era por ello, que el Mutkhabarat (Inteligencia) cambiaba constantemente las
rutas de viaje de Saddam y de los más importantes ministros de gobierno para
evitar intentos de asesinato o sorpresivos atentados. O incluso se cambiaban con regularidad los
asientos de los comandos de operaciones de mando y control de la Guardia
Republicana desde donde se coordinaban los movimientos de tropas en los cuales,
durante la guerra contra Irán habían sido visitados por funcionarios y
militares estadounidenses. Y la explicación era simple, “jamás confiaron en los
estadounidenses”.
Y es que lo iraquíes no estaban errados ya que,
cuando se corrió un rumor de que una fuente iraquí le había dicho a un experto
en petróleo norteamericano que “en una semana Iraq estaría protegiendo a los kuwaitíes”
y este a su vez llevó su preocupación al gobierno federal en Washington, el
Departamento de Estado por intermedio de sus funcionarios le aseguró que no
había de que preocuparse por que “ellos conocían todas las actividades de los iraquíes”;
y ciertamente que las conocían ya que el sistema ELINT (a cargo de la NSA) y la
inteligencia electrónica provista por los aviones AWACS no podían obviar el cuantioso
movimiento de tropas iraquíes.
Cuando la crisis fue llevada ante Naciones Unidas[2],
Bagdad siguió de cerca la evolución de los acontecimientos, tanto los que allí
se desarrollaban como los que al mismo tiempo se estaban produciendo dentro de
la región misma del Golfo del Golfo Pérsico.
Allí mismo, en el terreno desde ese mismo 2 de agosto comenzaron los
cambios y los movimientos se precipitaron especialmente, mediante las
incursiones de reconocimiento tanto de las agencias de inteligencia
occidentales –con EEUU a la cabeza[3]- como la de los
iraquíes y sus grupos aliados. Desde el
estrecho de Ormuz hasta la misma península de “Fao”, se desarrolló una intensa
lucha clandestina por tratar de mantener un control predecible de los
acontecimientos en las poblaciones árabes-islámicas de la región que para esos
momentos se veía seducida por la figura de Saddam.
Según algunos “papers” hallados en la Deep Web,
correspondientes a expedientes secretos de la inteligencia iraquí (IIS) datados de 1990 y que se habrían salvado
del zaqueo realizado por los estadounidenses en la invasión del 2003, detallan
algunas operaciones de sus células que fueron llevadas adelante en puntos
estratégicos del golfo. Esto demostraría que había por aquel entonces una
extensa red de inteligencia del “Baas” trabajando codo con codo con células
aliadas en Arabia Saudita, Qatar e incluso dentro de la misma Bahrein. Lo
particular de estas, es la descripción de una incursión llevada adelante desde
la zona portuaria de “Al Khobar”, en Arabia Saudita, la cual recopiló material
informativo y fotográfico del movimiento naval que se estaba agolpando en el
vecino Bahrein.
La misión tenía el objetivo de tratar de llegar a
las cercanías de “Ghuraifa” en los suburbios de “Juffair” donde se halla la
base estadounidense y desde una locación cercana tomar fotografías, recopilar datos
de los buques, sus características y tipo, nacionalidades y capacidades que
serían enviados por un correo humano quien se desplazaría por agua y luego por
tierra hasta Amman en Jordania y de allí –presumiblemente-
por valija diplomática a Bagdad. En una de las fojas del informe tachado
como clasificado, fechado en noviembre 30 de 1990, informa el incremento del
tráfico de naves de guerra, identificando entre las recientemente llegadas a
dos buques de combate argentinos que estaban maniobrando junto a otras fragatas de bandera española y
australiana aguas adentro.
Hasta ese momento solo había órdenes de recopilar
información y enviarla a la prontitud. Para los iraquíes todos los buques que estaban
plegándose a las fuerzas estadounidenses con su base principal en Bahrein,
serían un blanco legítimo en caso de estallar las hostilidades (G-Day)[4]. Ello se dio inmediatamente en la madrugada
del 16 de enero de 1990 cuando –por la
Directiva de Seguridad Nacional n° 54[5]- comenzó el
bombardeo de la Coalición Aliada. Según el informe, se debía conformar una
célula de ataque eligiendo blancos de oportunidad incluyendo a las mismas
instalaciones portuarias tanto sauditas como de los Emiratos. Hasta ese momento
no había certeza sobre la posición de Buenos Aires dado que –aunque no se crea- muchos en el gabinete
del gobierno con Saddam Hussein a la cabeza, no creían que los argentinos participarían
contra Iraq.
Pero un despacho codificado enviado desde la
legación iraquí en Brasil informo a la embajada iraquí en el distrito de “Pankow”
de la entonces Alemania del este, en la noche del 1° de febrero de 1991que
“Argentina ha decidido aliarse a los EEUU” coincidiendo con el anuncio público
del mismo presidente Menem unos días antes al declarar que “Argentina está en
Guerra”[6],
colocando así al país en el bando enemigo.
En realidad ello no era una sorpresa dado que apenas
ingresaron los buques argentinos dentro de las aguas del Golfo, debieron
ponerse a disposición de las directivas tanto del ARCENT-G-2 y el CENTCOM J-2 (Comandos de Operaciones
estadounidenses), quienes eran las cabezas estratégicas de las operaciones militares
dentro de la zona y más allá. Uno de los primeros pasos de recepción de los
huéspedes fue, ordenar al comandante de la misión “GT.88” (Grupo de Tareas 88)
que permitiera el abordaje de especialistas informáticos para que instalaran
las antenas TACSAC a los fines de unificar las comunicaciones y a su vez
controlar la posición en todo tiempo de la misión naval (GPS System) que bajo
supervisión del Comando central y en la mesa de guerra paso a llamarse “ALFIL
1”.
Ello fue como colgar una medalla identificatoria que
implícitamente significaba “eres de los nuestros” y sin dudas que así se lo
trasmitieron los jefes militares en operaciones a sus mandos en Buenos Aires y
estos inmediatamente al mismo presidente Carlos Menem ¿Qué significó ello? Pues
estuvo claro. Nadie se retiraría sin el conocimiento y autorización del comando
de operaciones en Arabia Saudita, así de simple.
La Casa Rosada no tenía opción. Creyendo que solo
sería un mero acto de presencia ante una crisis que se resolvería por las
presiones político diplomáticas de Washington, debió aceptar con fundado temor
las consecuencias por venir. Recordemos que aquel anuncio del presidente
argentino causó tanto rechazos como sorpresas que como es bien sabido, fue
motivo de extensas columnas y artículos en los medios más influyentes de
EEUU. En Bagdad también se conoció la
noticia por los diarios locales, algo que causó sorpresa y desagrado por una
postura alejada de la histórica prudencia en el campo diplomático que
caracterizó al país sudamericano. Igualmente desde ese momento, Bagdad pasó a
considerar a la Argentina como un agresor más y por ello, un objetivo militar
más en la que Saddam Hussein llamo la “madre de todas las batallas”.
[1]
ARCHIVOS DE LA NSA, Comité de Inteligencia del Senado de los Estados Unidos, 1991,
https://nsarchive2.gwu.edu/NSAEBB/NSAEBB39/document5.pdf
[2] THE GOLF CONFLICT, 1990-1991
DIPLOMACY AND WAR IN THE NEW WORLD ORDER. By Lawrence FREEDMAN & Efraim
KARSH. https://books.google.com.ar/books?id=luM9DwAAQBAJ&pg=PA146&lpg=PA146&dq=tariq+aziz+spoke+in+the+UN+1990&source=bl&ots=Lun92edR4U&sig=ACfU3U0sCH1yjRlp_LQ-f03F6ZK96ryCaA&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwiropX8yILhAhVoIbkGHTxJD3c4ChDoATACegQIBxAB#v=onepage&q=tariq%20aziz%20spoke%20in%20the%20UN%201990&f=false
[3] ANNUAL HYSTORICAL REVIEW (RCS
CSHIS-6 (R3)), Humint Gulf War
Intelligence Secret Reports. https://nsarchive2.gwu.edu/NSAEBB/NSAEBB39/document12.pdf
[4]
Código de la fecha de comienzo de las operaciones digitadas por ARCENT-G-2.
[5]
Orden ejecutiva que fue firmada por el presidente George H. Bush autorizando el
inicio de las hostilidades.
[6]
THE WASHINGTON POST. “La Guerra en el Golfo; America Latina; La vuelta de las
ondulaciones de la guerra en America Latina”. Por James Brooke, Publicado el 4
de febrero de 1991. https://www.nytimes.com/1991/02/04/world/war-in-the-gulf-latin-america-war-s-ripples-lap-at-latin-america.html
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